John C. Maxwell, en su
libro”Great leaders ask great questions”, que estamos comentando, dedica un capítulo
a plantear cómo podemos tener éxito si trabajamos con un mal líder. Para ello
recomienda que nos hagamos las siguientes preguntas:
I.-
¿CÓMO PUEDO TENER ÉXITO CON UN LÍDER CON EL CUAL ES DIFÍCIL TRABAJAR?
Existen tantos tipos de
malos líderes como tipos de personas y originan distintas clases de
dificultades. Pero el resultado es el mismo: las personas que trabajan con
ellos sufren y la organización se resiente. Maxwell propone el siguiente
proceso para intentar alcanzar una solución positiva:
1.-
Considerar si nosotros somos el problema. Es muy sencillo
señalar las cosas que los demás hacen mal, pero en ocasiones olvidamos,
también, analizar nuestras actuaciones para ver lo que podemos estar haciendo
mal. Por lo que antes de comenzar a mirar lo que nuestro líder hace mal
determinar lo que nosotros podemos estar realizando de forma incorrecta.
2.-
Analizar si tenemos evidencias específicas que apoyen nuestra opinión. Tenemos
que tener claro cuáles han sido sus actuaciones equivocadas. Si no podemos ser
específicos es posible que estemos equivocados en nuestra interpretación de las
situación. Aunque existan estas evidencias debemos examinar las mismas
racionalmente y no emocionalmente.
3.-
Determinar el grado de influencia y credibilidad que tenemos para nuestro
líder. Podemos tener la razón pero si no tenemos ninguna
influencia con nuestro líder, seguramente no llegaremos a ninguna parte. Si
tenemos alguna credibilidad para el líder éste puede estar dispuesto a escuchar
si tenemos cosas complicadas o negativas que decir.
4.-
Pensar en todos los posibles resultados. Cuando la mayor
parte de las personas están descontentas con su líder y su situación laboral se
quejan ante sus compañeros. Lo correcto es transmitir esas quejas al líder,
pero sólo debemos hacerlo si estamos dispuestos a aceptar el resultado. Esto
significa que, previamente, debemos dedicar tiempo a pensar en todas las respuestas que podemos
recibir del líder y determinar que estamos dispuestos a hacer en cada caso.
5.-
Tomar la decisión de actuar. En este punto tenemos
que decidir entre aceptar la situación tal como es o actuar. Si escogemos no
hacer nada debemos seguir adelante y no comentar nada negativo sobre nuestra
situación con otras personas. Nunca debemos quejarnos de aquello que
permitimos, pues si lo hacemos estaremos actuando incorrectamente. Si estamos
en una situación que es mala para nosotros debemos actuar.
6.-
Solicitar una entrevista con el líder en privado. Nunca
hay que criticar en público.
7.-
Reunirnos, exponer nuestra queja y buscar una solución colaborativa. El
objetivo de la reunión es buscar una solución positiva, para lo cual debemos
presentar nuestras evidencias de forma que sean positivas, no amenazantes y sin
acusar a nadie, siempre que sea posible. Explicar la razón por la que
encontramos dificultades para realizar nuestro trabajo y preguntar si hay algo
que podemos hacer junto al líder para resolver la situación y trabajar juntos
de forma más positiva. Si somos honestos, al tiempo que tratamos al líder con
respeto, al finalizar el encuentro saldremos con nuestra integridad intacta,
independientemente del resultado.
8.-
Decidir si la mejor opción es quedarse o es mejor marchar. El
líder puede decir que va a cambiar, pero si nos dice que no lo va a hacer
debemos preguntarnos si podemos seguir en la situación en la que estamos. Es
posible que la conversación que hemos mantenido con él hay dañado aún más la
situación. Al final puede que no podamos cambiar a las personas que nos rodean
pero podemos cambiar de personas con las que nos relacionamos. Si no sabemos
que escoger debemos hacernos la siguiente pregunta: ¿Me gustaría pertenecer a
esta organización si yo no estuviese trabajando aquí, conociendo lo que conozco
ahora? Si la respuesta es negativa es hora de irse, si es afirmativa, hay que
quedarse y aprender a trabajar con el líder y si es dudosa, deberíamos repetir
la pregunta a los seis meses.
9.-
Apoyar públicamente al líder si decidimos quedarnos. Si
pensamos que quedarnos es la mejor opción debemos hacernos las siguientes
preguntas:
a).- ¿Seré capaz de
añadir valor?
b).- ¿Seré capaz de
mantenerme fiel a mi mismo?
Si no podemos responder
afirmativamente a ambas preguntas es mejor que nos vayamos. Pero si son
afirmativas debemos apoyar públicamente al líder y no decir nada negativo sobre
él y si necesitamos discutir un problema debemos hacerlo a “puerta cerrada”. No
debemos hacer nada que comprometa nuestra integridad, pero tenemos que seguir
manifestando nuestra disposición a colaborar.
II.-
¿CÓMO TRABAJAR CON UN LÍDER COMPLICADO AL QUE NO LE GUSTAMOS?
Es difícil trabajar con
alguien al que creemos que no le gustamos, especialmente si es nuestro líder.
En estas situaciones nuestra respuesta suele ser:
a).- Escondernos.
b).- Volvernos
pasivos-agresivos. No hacemos nada directamente destructivo pero nos aseguramos
de no ser muy colaboradores. El problema es que daña el equipo y hace que
perdamos el foco en nuestro trabajo.
c).- Dañar a la persona
o castigarle. Es la peor de todas las respuestas ya que con ella estamos
perdiendo nuestra integridad.
No podemos controlar
cuál va a ser la respuesta del líder ante nosotros pero si podemos hacer todo
lo posible para asegurarnos de que nosotros
no somos el origen del problema y para ello tenemos que:
1.-
Procesar nuestras emociones. Con el tiempo si no
controlamos nuestras emociones negativas se desbordarán en todas las facetas de
nuestra vida, no sólo la laboral. Influirán en nuestra toma de decisiones y contaminarán
nuestra visión de las relaciones. Por tanto, debemos reconocerlas y trabajar
para superar los sentimientos heridos y poder seguir adelante sin
resentimientos.
2.-
Buscar terrenos comunes. Todos vemos el mundo desde nuestra
perspectiva particular. Siempre que sea posible buscar puntos posibles de
acuerdo con el líder y cuando los encontremos debemos centrarnos en las cosas
que tenemos en común, más que en las diferencias.
3.-
Ser agradable de forma constante. Las personas con
frecuencia se ablandan si nos mantenemos amables, aunque ellos no lo sean, y
somos sinceros, bondadosos y agradables independientemente de su
comportamiento.
4.-
Resolver problemas. Una de las mejores formas de conseguir
el respeto del líder es tener la capacidad de solucionar bien los problemas. Es fácil ver y señalar
los problemas. Es mucho más difícil y valioso ofrecer e implementar soluciones.
Añadir valor a los demás siempre va a jugar en nuestro favor.
5.-
Superar las expectativas. Si queremos agradar a alguien
debemos ir más allá de sus expectativas.
En ocasiones no
gustamos a una persona sin una buena razón. Puede ser lo que nos ocurra con
nuestro líder. Lo único que podemos hacer en ese caso es tratar de conectar con
puntos comunes y ser un buen profesional. Si a pesar de todo esto seguimos sin
gustarle probablemente no somos nosotros la causa del problema.
3.-
Desarrollar nuestro propio propósito. El filósofo escocés
Thomas Carlyle decía: “Una persona con un propósito claro progresará aún en los
caminos más difíciles. Una persona sin propósito no progresará ni en el camino
más fácil”. El propósito nos da energía, muestra nuestro destino, pinta una
imagen de nuestro futuro y minimiza la importancia de los obstáculos y
problemas.
Cualquier organización
cuyos líderes carezcan de visión tiene problemas, ya que no serán capaces de
inspirar a los equipos, ni motivar al desempeño ni crear valor sostenible. Si
tenemos un líder sin visión debemos intentar influirle para que la defina.
III.-
¿CÓMO TRABAJAR CON UN LÍDER DIFÍCIL AL QUE LE FALTA VISIÓN?
Es muy complicado tener
un líder sin visión. La ausencia de visión ocasiona mucha insatisfacción y
desánimo. Sin ella los líderes no tienen la habilidad de transmitir motivación
y propósito a sus profesionales.
Si decidimos seguir
trabajando con un líder sin visión Maxwell recomienda:
1.-
Centrarnos en la visión global de la organización. Si
ésta es clara la de cada uno de los departamentos, equipos o líderes de la
misma deberá contribuir a la visión general. Para ayudarnos podemos hacernos
las siguientes preguntas: ¿Cómo puede apoyar nuestro departamento o equipo a la
visión global?, ¿Cómo podemos añadirle valor? ¿Cómo podemos influir en el
propósito de la organización de forma significativa?
2.-
Identificar una visión para la organización y compartirla con el líder. En
los casos en que la organización es pequeña y trabajamos en contacto con el
líder principal podemos intentar definir una visión que ayude a la organización
a tener éxito y compartirla con el líder, siempre procurando que ésta sea
consistente con los valores y metas que tenga éste. Si no lo hacemos de esta
forma es difícil que sea bien recibida.
No podemos permitir que
la falta de visión de nuestro líder impida nuestro progreso. Debemos conectar y
desarrollar nuestro propio propósito ya que siempre que nuestro trabajo sea
consistente con él no nos sentiremos afectados por la falta de visión del
líder. Solo tenemos que estar seguros de que estamos haciendo lo correcto.
Para descubrir cuál es
nuestro propósito Maxwell propone:
a).- Escuchar a nuestra
voz interior. De ella recibiremos nuestra misión.
b).- Escuchar a nuestra
voz infeliz. De ella recibiremos ideas.
c).- Escuchar a nuestra
voz exitosa. De ella recibiremos consejos.
d).- Escuchar a la voz
de nuestros clientes. De ella recibiremos feedback.
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