Eric Mosley y Derek Irvine, ejecutivos en Globoforce, empresa dedicada a la consultoría sobre
implantación de planes de reconocimiento a nivel de las organizaciones, en su
libro “The power o thanks. How social recognition empowers employees and creates a best place to work”plantean que los cimientos de un buen lugar para trabajar
deben basarse en el poder de las gracias y el reconocimiento. Cuando los
profesionales se sienten apreciados no sólo se esfuerzan más sino que se
establecen lazos más fuertes de confianza entre ellos y con sus líderes y crean
relaciones más estrechas y duraderas que trasladan la confianza a todas las
áreas de la organización.
Construir una cultura
de reconocimiento y de positividad es el ingrediente principal para conseguir
que las relaciones florezcan y la confianza sea posible.
La palabra gracias
tiene un poder increíble. Cuando a las personas se les agradece un trabajo bien
hecho siente que éste tiene un propósito y se sienten inspiradas para hacerlo
aún mejor, fomentando su lealtad hacia su líder. Llega a convertirse en una
fuerza unificadora que obtiene resultados, inspira a buenos lugares para
trabajar, crea la cultura adecuada y ayuda a crear una ventaja competitiva.
La cultura es el
corazón y el alma de cualquier organización. En un mundo empresarial en el que
abundan los recursos tecnológicos, el talento y las buenas ideas la cultura
marca la diferencia entre la excelencia y la mediocridad, entre el éxito y el
fracaso. El problema es que con frecuencia es incomprendida y descuidada, para
evitarlo se puede gestionar de forma científica a través de procesos auténticos
y rigurosos. La cultura puede ser
aprendida, estimulada e incorporada a todos los procesos. Utilizada
correctamente la gestión de la cultura por medio de prácticas acreditadas que
los autores llaman de reconocimiento social
se pueden obtener mejoras medibles en los márgenes de operación y en la
satisfacción de los clientes.
El reconocimiento social crea valor en forma de lealtad,
compromiso y sentido. Se va a conseguir a través de un camino de reconocimiento social:
a).- El primer paso
consiste en comenzar con pequeñas iniciativas como el dar las gracias
públicamente por un gran desempeño. Por ejemplo por medio de una placa o una
mención en el boletín mensual.
b).- El siguiente paso
en el viaje de reconocimiento implicaría ya el reconocimiento a nivel de la
organización, lo cual requiere la existencia de una estructura y de unos
recursos para un programa de reconocimiento. Por ejemplo la concesión de
premios y de dinero. Suele ser más eficaz que el primer paso porque se gestiona
de manera más objetiva y cuantificable.
c).- Un paso más es el
del reconocimiento estratégico porque alinea todo el programa completo, desde
la financiación de los premios de reconocimiento, hasta las razones definidas
para el mismo, ligadas a metas estratégicas.
d).- El reconocimiento
social sería la etapa más avanzada y supone la movilización masiva de todos los
profesionales lo que es central para la liberación del poder total del reconocimiento.
Utilizando las nuevas tecnologías sociales concede a éstos la posibilidad de
decir gracias y de decirlo con frecuencia. Canaliza los efectos positivos del
agradecimiento para reforzar continuamente los valores que se encuentran en el
corazón de la cultura. A través de numerosos momentos de feedback positivo el
reconocimiento social fortalece la decisión de la organización de celebrar
aquello que se hace correctamente diariamente y en todo lugar. Origina,
también, un desplazamiento del paradigma de la escuela antigua de management
que pensaba que el reconocimiento y las recompensas debían fluir de arriba abajo al modelo actual
que cree que debe darse en todos los niveles.
Para evaluar la cultura
de nuestra organización podemos hacernos las siguientes preguntas:
1.- ¿La cultura en mi
organización se gestiona eficazmente o se deja que se desarrolle a su aire?
2.- ¿La cultura está
alineada y apoya los valores de mi organización?
3.- ¿La cultura
contribuye diariamente al logro de los objetivos estratégicos o entorpece su
consecución?
4.- ¿Pueden todos los
profesionales, sea cual sea su nivel dentro de mi organización, describir la
auténtica cultura de la misma?
5.- ¿Quiénes piensan
que son los propietarios de la cultura? ¿El departamento de recursos humanos o
todos los profesionales?
6.- La última y más
importante: ¿Puedo demostrar que mis respuestas a todas estas preguntas son
ciertas?
La cultura de una
organización comienza y se apoya en
tener una visión clara, pero ésta en solitario no es capaz de establecer
y sustentar la cultura. Los valores de la visión inspiran emociones que generan
nuevos comportamientos. Los comportamientos adecuados pueden movilizar cambios
y si estos nuevos comportamientos se fomentan reafirmando la visión que dio
inicio al ciclo. Las emociones transmiten energía a este círculo. Cuando un
directivo reconoce personalmente de forma sincera el comportamiento de un
profesional, ambos se sienten orgullosos, gratificados y felices. Se establece
una conexión humana que transciende la cultura inmediata para generar un lazo
compartido. El poder de éste es muy fuerte y es el que mantiene la cultura por
medio de los valores, emociones y relaciones compartidas.
Una cultura sana es el
modo más potente de encontrar, construir y mantener una fuerza laboral comprometida y de alto
rendimiento que a su vez se convierte en la única ventaja competitiva y
sostenible en el mercado global actual.
Herb Kelleher, cofundador de Southwest Airlines creía que “La cultura
es lo que haces cuando las personas no están mirando”. Es el comportamiento de
los profesionales cuando se alejan de las relaciones de poder en su
organización y operan por instinto, basándose en sus propios valores. Cuando
estos coinciden con los de la organización la cultura florece. La cultura es el
resultado de la agregación de miles de interacciones y decisiones diarias. Los
líderes de las organizaciones punteras refuerzan esos valores por medio del
reconocimiento y celebración de los comportamientos que expresan dichos
valores.
Crear una cultura
significa elegir un número limitado de valores que van a definir la
organización del mismo modo que sus productos o servicios o su imagen
corporativa lo hacen, así como fomentar la expresión de esos valores en el
comportamiento cotidiano.
Una cultura
organizacional fuerte es una ventaja competitiva ya que atrae talento, promueve
un espíritu triunfador de optimismos y energía, une a un gran número de
individuos a través de un objetivo, un conjunto de valores y un lenguaje
comunes. Si es auténtica los profesionales la comprenden y se sienten
responsables de la misma. Saben lo que tienen que hacer (las tareas), cómo
hacerlo (comportamientos basados en valores) y por qué deben hacerlo (su impacto
en los objetivos estratégicos de la organización. También se comprometen con
ella con lealtad y energía (emociones).
Existen diversas
estrategias para conseguir que la cultura de una organización impregne las
creencias y comportamientos de todos los integrantes de la misma, entre ellas
destacan:
a).-El director general
y el departamento de recursos humanos dedican todo su tiempo a promover la
cultura de la organización.
b).- La organización va
a seleccionar y contratar exclusivamente a personas que entiendan la cultura de la misma y la
adopten e incorporen instintivamente sin necesidad de efectuar ningún
seguimiento.
c).- La organización
puede adoptar la práctica de la cultura del reconocimiento en la que todos sus
miembros son responsables de decir gracias, reconociendo, celebrando apreciando
y promoviendo los valores culturales deseados.
Las dos primeras
opciones son muy complicadas de seguir, por lo que los autores recomiendan la
tercera.
Otro aspecto
fundamental, para contar con una cultura
de reconocimiento es la empatía o
capacidad para ponernos en el lugar del otro. La verdadera empatía supone la
habilidad de entender y anticipar en un profundo nivel emocional los
pensamientos, sentimientos y percepciones de los demás.
La empatía silenciosa
no moviliza a las personas. Debe ser expresada. Los profesionales deben ver que
sus líderes entienden su trabajo y son conscientes de su esfuerzo. La mejor
manera de manifestarlo es apreciando lo realizado. William James, uno de los fundadores
de la psicología moderna ya dijo en 1896: “El principio más profundo de la
naturaleza humana es el ansia de ser apreciado”.
En el contexto de las
organizaciones modernas el dar y recibir agradecimientos se puede considerar
como una forma sofisticada de comunicación desde las siguientes perspectivas:
1.- El agradecimiento
identifica los comportamientos correctos. Cualquier acción tiene consecuencias
y la acción correcta debe ser reconocida.
2.- El agradecimiento
implica un feedback al transmitir a los profesionales que están en el camino
correcto.
3.- El agradecimiento
atraviesa las barreras sociales y emocionales. Éstas son un producto natural de
las jerarquías. Hasta en las organizaciones más planas alguien tiene la
autoridad última y ese poder distancia al jefe de sus colaboradores. Un agradecimiento sinceramente expresado
atraviesa las barreras sociales que surgen naturalmente en ellas. Cuando estas
barreras caen emociones como la lealtad, confianza y dedicación fluyen más
libremente.
4.- El agradecimiento
origina confianza y lazos sociales entre el que lo da y el que lo recibe.
5.- El agradecimiento
hace que nos sintamos bien.
Leigh Branham, autor de
“The 7 hidden reasons employees leave” , ha identificado las razones
principales por las cuales, aunque parecen evidentes las ventajas del
reconocimiento, los directivos no son capaces de expresarlo. Entre ellas
tenemos la falta de tiempo, la falta de interés por el desempeño de sus
profesionales, el temor de que el reconocimiento pueda parecer innecesario o
insincero, falta de respeto por sus colaboradores o la falta de conocimiento y
comprensión del trabajo de los demás. Branham concluye que los directivos
tienden a confundir la psicología y los mecanismos de reconocimiento, asumen
que los profesionales están motivados por los castigos y recompensas más
básicos y no contemplan el lugar de trabajo como un sistema social
dinámico.
Un ambiente de trabajo
en el que el agradecimiento florezca tiene que dominar la positividad,
entendida como la convicción de que
depende de cada uno de nosotros el hacer las cosas correctas y que todo salga
bien. Si existe los profesionales y sus
directivos se animan entre sí, aprenden de los éxitos y de los errores y
celebran y reconocen los comportamientos que incorporan los valores de la
organización y favorecen el logo de las metas de ésta.
Otros factores
importantes que caracterizan este ambiente de trabajo en el que las personas
son lo primero son la autenticidad y la transparencia.
¡Me ha encantado! Esta claro que el poder del agradecimiento es la mejor vía para la motivación
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