Brian J. Robertson, en su libro “Holacrazy. The revolutionary management system that abolishes hierarchy”, que estamos comentando, plantea que si queremos distribuir la autoridad necesitamos estructurar las organizaciones de forma que se facilite este proceso. La forma tradicional de jerarquía piramidal es una opción pero no es la ideal para posibilitar el reparto de la autoridad. La halocracia ofrece una forma alternativa de estructurar una organización.
Elliot Jaques identifica tres significados distintos de estructura que pueden ser
útiles en cualquier organización:
a).-
Estructura formal: el organigrama y la descripción de puestos. Con frecuencia
está alejada de las necesidades reales cotidianas y la descripción de puestos
se convierte en poco más que en un listado de artefactos burocráticos
formalizados que se van quedando pasados de moda.
b).-
Estructura operacional. Es la realidad implícita de quién está tomando las
decisiones o es propietario de cada proyecto. Suele estar moldeada por las
relaciones personales y por la política de la organización. Al trabajar juntos
de esta forma surgen normas culturales y comenzamos a alinearnos con ellas,
creando una estructura implícita que se convierte en la forma inconsciente en
que las cosas se hacen.
c).-
Estructura requerida. Es aquella que sería la más adecuada para el trabajo que
se tienen que realizar y el propósito de la organización.
Normalmente
existen diferencias entre la estructura operacional (la real) y la requerida (
la que podría y debía ser). Por medio de
la holacracia se procura que la estructura formal evolucione para
aproximarse a la requerida para reflejar el estado ideal y se refine y
modifique continuamente en respuesta a las tensiones detectadas por los profesionales en su trabajo cotidiano
para organizarse de la manera más eficiente para realizar éste. Por lo tanto en
la holacracia la estructura no es rígida o sólida, sino que está en evolución
constante.
El
tipo de estructura que se utiliza para las organizaciones en la holacracia no
es la jerarquía tradicional sino la “holarquía”. Arthur Koestler acuñó este
término en su libro “The ghost in the machine”. Definió un “holón” como un todo
que es parte de un todo mayor” y a una “holarquía” como la conexión entre los
“holones”. Nuestro cuerpo es un ejemplo: cada célula del mismo es un “holón,
una entidad por sí misma y parte de un todo mayor, un órgano, que a su vez es parte de un todo mayor que es
nuestro cuerpo. Este tipo de estructura la encontramos en la forma en que se
organiza la naturaleza: las partículas interactúan para crear átomos que se
unen y originan moléculas que se agrupan en cristales o proteínas, cada una de
ellas siendo un todo y una parte de un todo. Estas “holarquías” son
simultáneamente autónomas y se organizan en distintos niveles.
Si
consideramos una organización desde este punto de vista podemos asumir que las
personas serían los “holones” más básicos
en el sistema organizacional que se unirían para formar “holones”
mayores que serían los equipos o departamentos. Pero los seres humanos no se
pueden considerar “partes de una organización” como las células son “partes de un
órgano”, ya que son entidades individuales autónomas que eligen tomar parte en
las funciones de una organización clasificadas en los distintos roles. Estos
roles si son partes de la organización y son el bloque básico de la
construcción de la estructura de la holacracia. Al distribuir la autoridad no
se asigna ésta a las personas sino a los roles que ocupan. Cada rol va a tener la autoridad para realizar
unas tareas y perseguir unos objetivos específicos. Cuando las
responsabilidades atribuidas a un rol se convierten en excesivas para que un
individuo las asuma él solo, este rol puede ser que se divida en múltiples
subroles.
Al
ocuparse la holacracia fundamentalmente de organizar el trabajo, no a las
personas, deja bastante libertad para que las personas se auto-organicen
alrededor de los roles que ocupan. En lugar de organizarse como simples nodos
en la jerarquía de la organización se deja libertad a los profesionales para
que actúen como agentes independientes
que pueden aceptar encargos en cualquier lugar de la estructura
organizacional, incluso desempeñando varios roles a un tiempo.
En
la holacracia la pregunta que hay que contestar
sobre a quién tiene que responder
un profesional por sus actuaciones
sería: ¿Qué esperan de él cada uno de los grupos de interés? Cada parte
considera que el profesional sea el propietario y se ocupe y sea responsable de
diferentes actividades ( los jefes, compañeros, clientes,…, tienen distintas
expectativas). Si no existe claridad y diferentes profesionales tienen distintas ideas sobre cuáles son sus
responsabilidades surgirán todo tipo de fricciones, tareas importantes no serán
asumidas por nadie y se dejarán de hacer y todos se sentirán frustrados. Se
sentirán decepcionados unos con otros, la desconfianza aparecerá y en ocasiones
para compensar intentarán realizar tareas que corresponden a otros compañeros
originando diversos conflictos de competencias.
Todas
estas situaciones son signos de falta de claridad. El proceso de gobernanza de
la holacracia genera claridad al definir los roles explícitos con su
responsabilidad y autoridad específicas y los va adaptando continuamente estas
definiciones de acuerdo con la realidad cambiante.
Cuando
las cosas se explicitan de forma clara y
concreta puede resultar incómodo al principio pero con el tiempo surge la
confianza y con el tiempo la cultura de la organización se libera cada vez más
de la utilización de la política como forma de influencia.
En
la cultura moderna de las organizaciones los individuos y los roles que ocupan
se fusionan ampliamente y esta fusión puede llegar a limitar a las personas y a
las organizaciones de muchas formas. Por ejemplo, con frecuencia es complicado
separar las emociones que sentimos sobre las personas de los roles que
desempeñan o los conflictos que aparecen
son de roles y no de las personas que los ocupan, llegando a convertirse, en
ocasiones, en conflictos innecesariamente personales, por lo que cuando
intentamos resolverlos nos centramos en los aspectos humanos de las relaciones
en lugar de en los aspectos de la organización que realmente los causaron.
Holacracia
se centra en diferenciar claramente las personas de los roles que ocupan. La
estructura de la organización es definida por los roles que necesita para
alcanzar su propósito. Las personas vienen después para cubrir esos roles,
procurando encajar las competencias de las personas con éstos. Para facilitar la definición clara de
roles la constitución fijada por este modelo plantea que un rol está formado
por tres elementos específicos:
a).-
Un propósito que cumplir. La razón de la existencia del rol.
b).-
Uno o más dominios que controlar. Aquellas facetas que el rol tiene la
exclusiva autoridad para controlar y en las que no pueden interferir otros
roles.
c).-
Unas responsabilidades que abarcar. Las actividades que el rol debe dirigir y
realizar.
Ejemplo:
Rol: marketing
Propósito:
que la compañía sea conocida.
Dominios:
la lista de correo electrónico de la organización y las cuentas de redes
sociales, así como el contenido de la página web.
Responsabilidades:
construir relaciones con posibles clientes, promocionar y destacar los
servicios y productos de la empresa a través de la web y de las redes
sociales,….
Los
roles son dinámicos que van cambiando a lo largo del tiempo. Cuando están
claramente definidos los roles y las relaciones entre ellos se eliminan muchas
de las frustraciones que se presentan cotidianamente, por ejemplo no son
necesarias reuniones en las que se discute cada decisión ya que todos conocen
la autoridad que tienen y cuáles son los roles que tienen que intervenir en
cada ocasión.
El
organigrama en el modelo está organizado en una holarquía de círculos que se
agrupan para formar círculos mayores, hasta crear el círculo mayor que contiene
a toda la organización. Este círculo se llama el “círculo ancla” en la constitución. Cada círculo y rol
mantiene su autonomía y autoridad como una entidad por si mismo y tienen
responsabilidades como parte de uno mayor. Sus decisiones y acciones no pueden
ser totalmente independientes con respecto a los demás, ya que las necesidades
de éstos deben ser tenidas en cuenta. El trabajo de los círculos y su tamaño
puede variar mucho: algunos se encargan de proyectos específicos otros
gestionan un departamento, por ejemplo.
Siempre
que un círculo contiene subcírculos el supercírculo y los subcírculos se
encuentran unidos por dos tipos de roles que se llaman enlaces:
1.- EL ENLACE LÍDER.
Es nombrado por el supercírculo para representar sus necesidades en el
subcírculos. La descripción del rol es la siguiente:
a).-
Propósito: alinear el propósito del subcírculo con el del supercírculo.
b).-
Dominio: signar los roles dentro del círculo.
c).-
Responsabilidades: estructurar la gobernanza del círculo para expresar su
propósito y definir sus responsabilidades, asignar a los partners los roles
dentro del ciclo, distribuir los recursos del ciclo entre los distintos
proyectos y roles, establecer las prioridades y estrategias y definir las
métricas para el círculo.
El
poder de éste enlace se extiende solo a colocar a las personas adecuadas en los
roles y en priorizar el trabajo dentro del círculo.
1.- EL ENLACE REPRESENTANTE. Es el que se va a
encargar de canalizar las tensiones del subcírculo hacia el círculo mayor si se
ve que le están limitando y que no se pueden resolver a nivel local. La
descripción del rol es:
a).-
Propósito: dentro del supercírculo defienden el propósito del subcírculo y
dentro de éste canalizar hacia fuera y resolver las tensiones relevantes a los
procesos en el supercírculo.
b).-
Responsabilidades: eliminar las restricciones que se originan en la
organización que puedan limitar al subcírculo, comprender las tensiones que
surgen entre los miembros del subcírculo y seleccionar aquellas susceptibles de
ser procesadas en el supercírculo, facilitar la visibilidad del subcírculo,…
Otro
tipo de enlaces son los que conectan a círculos paralelos.
Dentro
de cada círculo existen dos tipos de roles el de facilitador y el de secretario
con la finalidad de dirigir reuniones, cubiertos mediante una elección que
tiene lugar en una reunión de gobernanza utilizando el proceso integral de
elección definido con todo detalle en la constitución. Los elegidos
representarán ese rol durante un periodo determinado (con frecuencia un año)
pero los miembros pueden solicitar
nuevas elecciones en cualquier momento.
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