En London Business School Review del pasado 16 de diciembre el decano y profesores de distintas áreas de la escuela de negocios sugieren una serie de actuaciones para que tengamos un espléndido 2017. Entre ellas destacan las siguientes:
1.- DESARROLLAR NUESTRO JUICIO. Debemos centrarnos en mejorar nuestras
habilidades de liderazgo. El buen juicio es clave en la elección de con quién
queremos y vamos a trabajar y en el modo que enfocamos la toma de decisiones.
Cuando nos apoyamos en los miembros de nuestro equipo y en nuestros
colaboradores estamos confiando en la calidad de sus juicios. Mejorar nuestro
propio juicio supone reconocer cuáles son nuestras debilidades, para lo cual
tenemos que ser conscientes y preguntarnos
si:
a).- Absorbemos realmente la información
que recibimos.
b).- Entendemos y comprobamos los
argumentos que nos han presentado.
c).- Conocemos a quién nos está
facilitando la información o el consejo y las razones por las que lo hace.
d).- Podemos relacionar experiencias
relevantes y conocimientos a la situación.
e).- Somos capaces de ver claramente
cuáles son nuestros prejuicios y respuestas emocionales.
f).- Captamos todas las opciones y no
sólo las que nos presentan.
g).- Analizamos los riesgos y apreciamos
la realidad de lo que supone la implementación.
h).- Sacamos conclusiones y emitimos
nuestros juicios con la rapidez necesaria para abordar la situación
considerando el contexto cultural.
2.- CONSTRUIR
AMISTADES SIGNIFICATIVAS. El significado y el compromiso surgen de algo que
podemos crear en común: una gran conversación, una experiencia profunda, un
proyecto para intentar mejorar algo el mundo.
3.- ESTIMULAR NUESTRA
CREATIVIDAD. Los líderes deben ser creativos y estimular la curiosidad de los que les
rodean y tener el coraje de aceptar que los productos y servicios que ofrecen
sus organizaciones pueden ser muy similares a los de otros por lo que deben
seguir innovando siempre.
4.- NO CULPABILIZAR. Como líderes debemos
centrarnos en lograr la colaboración entre todos los profesionales. Aunque tengamos la mejor disposición en
ocasiones no nos entendemos unos con otros. Cuando esto sucede la tendencia
natural nos lleva a culpar a la otra persona por no hacerlo. Pero tenemos que
preguntarnos quién es realmente el responsable ya que pueden ser ellos por no
escucharnos adecuadamente, podemos ser nosotros por no ser suficientemente
claros, pero con más frecuencia el problema radica en la mala coordinación al
no contar una base común necesaria para entendernos. Ninguna parte es
responsable, pero ambas tienen la responsabilidad de crear un entendimiento y
un espacio compartido que permita una comunicación más clara en el futuro.
5.- UTILIZAR NUESTRO
TIEMPO JUICIOSAMENTE. Debemos realizar un inventario de la manera en la que
podemos emplear nuestro tiempo para lograr un incremento máximo en nuestra
satisfacción a largo plazo. Priorizar los asuntos importantes sobre los
urgentes.
6.- SALIR MÁS. Es conocido el hecho
que cuanto más ascendemos en una organización menos tiempo dedicamos al
contacto con los clientes finales. Todo alto ejecutivo debería dedicar tiempo
durante el año a relacionarse con sus clientes y a utilizar sus productos o
servicios para conocer la experiencia del cliente.
7.- APRENDER A VER LAS
DOS CARAS. Como se ha podido comprobar tras el Brexit y las elecciones en Estados Unidos
en el mundo actualmente la mitad de las personas creen firmemente en sus
propias perspectivas mientras la otra mitad cree en las suyas que son
diametralmente opuestas. El próximo año puede resultar muy conflictivo si no
aprendemos a ver las cosas desde el punto de vista de los demás.
8.- ROMPER MALOS
HÁBITOS. Necesitamos por término medio 66 días para crear un hábito pero vencer los
malos hábitos cuesta más. Debemos seleccionar uno de ellos y centrar nuestras
energías durante 10 semanas en superarlo, pidiendo feedback a las personas de
nuestra confianza para conseguirlo.
9.- PREGUNTAR A LOS
DEMÁS CÓMO SE SIENTEN. Las emociones y sentimientos se consideran la parte “blanda”
del trabajo que no recibe mucha atención por parte de los directivos. Los
líderes con frecuencia olvidan comprobar cómo se sienten sus colaboradores por
falta de tiempo o porque les resulta incómodo hacerlo. Pero no tenemos que
olvidar que los equipos que cuentan con un líder que les hace sentirse seguros
y que compartan sus sentimientos entre sí son más creativos y se generan lazos
más fuertes entre sus miembros que aquellos en los que se reprime la
manifestación de los sentimientos.
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