Reid Carpenter y Marvin Mendoza en Strategy+Business del pasado 3 de abril plantean
que en la actualidad se considera que la diversidad y la inclusión son
atributos importantes para el buen funcionamiento de las organizaciones, como destacan
diversas investigaciones, como las del Centro para la Innovación del Talento , fundamentalmente en referencia a la innovación y
generación de buenas ideas.
Los
autores definen la diversidad no sólo en relación con la raza, género o
identidad sexual entre otras diferencias, sino que incluyen también a la
diversidad “adquirida” o las distintas experiencias que aportan los
profesionales que han trabajado en diversos sectores o que han vivido o trabajado en varios países.
La diversidad se puede considerar como diferencia y la inclusión como la
habilidad de aceptar las diferencias. Por tanto, contar con una cultura
organizacional que fomente el respeto, el desarrollo y la participación plena
de personas con diversas diferencias cognitivas y relacionadas con la
identidad, la afectividad o el comportamiento es crítico para apreciar los
beneficios derivados de la diversidad y de la inclusión. Si queremos
conseguirlo debemos contar con VERDADEROS
EQUIPOS. Éstos tal como los definió Jon Katzenbach en su libro “The wisdom of teams: Creating the high-performance organization” se caracterizan por
poseer los siguientes ATRIBUTOS:
1.- UN PROPÓSITO COMÚN.
El
equipo debe responder a la siguiente pregunta para tener claro cuál es éste:
¿Qué es lo que este equipo y sólo este equipo puede conseguir al trabajar todos
sus miembros juntos?
2.- HABILIDADES
COMPLEMENTARIAS. Una vez que se ha definido el objetivo
común el equipo debe analizar cómo puede aprovechar la diversidad de
pensamiento y experiencias que aportan cada uno de sus integrantes. Los equipos
que tienen éxito seleccionan a sus componentes por sus habilidades relevantes
no por su posición en la organización jerárquica. Idealmente esto significa que
cuentan con la mezcla correcta de experiencia técnica y funcional así como con
las competencias adecuadas para la resolución de problemas, toma de decisiones
y habilidades interpersonales. Este imperativo demanda que los líderes con
frecuencia tengan que reclutar a profesionales de otros departamentos y niveles
jerárquicos.
3.- LIDERAZGO
COMPARTIDO. Cuando los miembros de un equipo son
seleccionados basándonos en sus habilidades complementarias para una
determinada tarea el liderazgo puede pasar de un miembro del equipo a otro en
función de la situación. De esta forma se fomenta también la diversidad de
opiniones. Este modelo de liderazgo compartido promueve la inclusión ya que
convierte en hábito la necesidad de qué conocimiento específico, destreza o
experiencia es más útil para liderar en cada ocasión. Asegura, también, que una
voz o perspectiva no domine el equipo.
4.- OBJETIVOS DE
DESEMPEÑO Y RESPONSABILIDAD COMPARTIDA. Esto implica que cada
miembro del equipo es responsable del éxito o fracaso del mismo, está
comprometido con el resto de compañeros y participa plenamente en las
actividades del mismo para alcanzar la meta compartida. Al compartir la
responsabilidad sus integrantes se van a ocupar de que las mejores ideas sean
escuchadas y a que se expresen todas las sugerencias por originales que puedan
parecer ya que no se les va a responsabilizar individualmente si se producen
errores o fracasos a consecuencia de ellas. Permite, también, que sus miembros
se ayuden cuando surgen problemas personales al generarse un ambiente de
seguridad.
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