David B. Yoffie y Michael A. Cusumano en “Strategy Rules. Five timeless lessons from Bill Gates, Andy Grove y Steve Jobs” planean como Gates, Grove y Jobs se convirtieron en unos maestros estrategas al enfocar la estrategia y ejecución en sus compañías de una forma similar centrándose en el seguimiento de 5 reglas:
I.- Mirar hacia delante,
razonar hacia atrás.
II.- Hacer grandes
apuestas, sin arriesgar la organización.
III.- Construir
plataformas y ecosistemas, no sólo productos.
IV.- Explotar la
influencia y el poder. Practicar judo y sumo.
V.- Modelar la
organización alrededor de su anclaje personal.
I.-
MIRAR HACIA DELANTE, RAZONAR HACIA ATRÁS
La mayor parte de las
personas están familiarizadas con la máxima de Edmund Burke: “Aquellos que no
conocen la historia están condenados a repetirla” y la han seguido al pie de la
letra por lo que al enfrentarse a grandes decisiones la primera respuesta
instintiva se centra en mirar hacia atrás a la historia y apoyarse en sus
lecciones mientras piensan en los desafíos que les rodean en la actualidad.
La estrategia, sin
embargo, trata fundamentalmente de mirar hacia delante para planificar el
futuro. Entender y conocer las lecciones del pasado naturalmente es importante pero
desarrollar nuestra estrategia pensando que el futuro va a ser similar al
pasado resulta arriesgado, tal como Andy Grove decía con frecuencia citando a
Einstein: “ Los pensamientos visionarios demanda aprender del pasado
manteniéndose libres de sus limitaciones”.
Los maestros estrategas
eligen un enfoque diferente y en lugar de mirar hacia atrás y razonar hacia
delante miran hacia delante para determinar dónde quieren que se encuentren sus
organizaciones en un momento determinado en el futuro y razonan hacia atrás
para identificar movimientos que les pueden ayudar a llegar al punto deseado.
Gates, Grove y Jobs debían gran parte de su éxito a su habilidad, poco común, de mantenerse por
delante de sus clientes y competidores.
Esta habilidad no debe
confundirse con la clarividencia. Los maestros estrategas no poseen una bola de
cristal, por ejemplo tanto Gates, como Grove o Jobs hicieron predicciones sobre
el futuro que resultaron erróneas. Pero tienen que mantenerse constantemente
centrados en el futuro actualizando sus predicciones al recibir nueva
información o los competidores actúan o revelan sus intenciones. Asimismo,
deben posicionar a sus compañías para que puedan aprovechar las nuevas
oportunidades cuando surjan y ser capaces, no sólo de ver el futuro, sino de
saber cómo llevar a su organización hacia el mismo.
Para cumplir la primera
regla los autores proponen seguir cuatro principios:
1.-
Mirar hacia delante para desarrollar una visión del futuro y razonar hacia atrás para marcar límites y prioridades.
En el mundo de los
negocios y de las organizaciones las grandes estrategias deben comenzar por una
visión del futuro. La receta parece sencilla a primera vista: debe incluir el
sentido hacia dónde debe ir la organización, lo que los clientes están
dispuestos a comprar o pagar por el producto o servicio y cómo la organización
puede ofrecer un producto o servicio único que los consumidores quieran comprar. El problema radica en los
detalles.
Para conseguir que los
detalles sean correctos los líderes que tienen éxito se apoyan tanto en la
extrapolación como en la interpretación. La primera es la parte relativamente
más sencilla: los analistas, empresas de investigación y las investigaciones
académicas pueden ayudar a los líderes a identificar patrones en la industria o
tendencias basadas en los datos ya existentes. Pero luego alguien tiene que
interpretar esa información e identificar las oportunidades y amenazas clave
creadas por esas tendencias. La extrapolación por sí sola puede ser genérica y fácilmente
imitable, es en la interpretación donde los líderes visionarios dejan su
huella.
La visión nunca debe ser un
fin por sí misma. Los líderes deben convertir la visión en una estrategia que
defina el alcance de las actividades de la organización: que es lo que hará y
lo que es más importante, quizás, qué es lo que no hará. Este proceso de ajuste
y recorte que facilita el fundamento para una asignación de recursos coherente,
es un elemento esencial de razonar hacia atrás.
2.-
Mirar hacia delante para anticipar las necesidades de los clientes y razonar
hacia atrás para “casarlas” con las capacidades.
Si queremos comenzar y
mantener cualquier negocio con éxito debemos entender las necesidades de
nuestros clientes e intentar incrementar el valor de lo que les ofrecemos
diariamente. Para ello debemos buscar y recibir feedback sobre nuestros
productos y servicios ya existentes y escuchar a nuestros clientes tratando de
eliminar los aspectos que puedan resultar conflictivos.
Para desarrollar una
estrategia para el futuro debemos hacer lo anteriormente citado y mucho más ya
que tenemos que ir más allá de lo que los consumidores demandan ahora y
averiguar qué es lo que querrán mañana.
El riesgo de mirar hacia
delante es que el futuro es un lugar atractivo y es fácil perderse en sueños de
lo que podría ser. Esto puede ser correcto para un futurólogo pero puede
resultar desastroso para un estratega, por lo que si queremos conducir de forma
segura a nuestra organización desde el presente hacia el futuro y que ésta sea
viable deberemos determinar los pasos que van a transformar la visión actual en la realidad futura.
Lo primero que hay que
hacer es asegurar que la organización tiene o puede llegar a contar con las
capacidades requeridas para dar respuesta a las necesidades futuras de los
consumidores. Éstas pueden incluir aspectos tales como el talento, las
tecnologías, las infraestructuras, los socios, etc. Cualquier elemento que
vayamos a necesitar para conseguir lanzar al mercado los productos y servicios
planificados por delante del mercado. Una compañía, en ocasiones, debe realizar
estas inversiones con muchos años de antelación. Por ejemplo, Bill Gates a
finales de la década de los ochenta del siglo pasado comenzó a invertir en un
sistema operativo que reemplazase a Windows, que en ese momento tenía pocos
años.
Adecuar las capacidades a
las necesidades puede significar, también, que es necesario remodelar la
estructura de la organización para alinearla con la nueva estrategia.
Pero el proceso de
razonar y mirar hacia atrás no debe quedarse en los límites de la empresa. Para
garantizar el éxito los estrategas deben asegurarse de que las capacidades y
objetivos de otras compañías apoyen sus planes para satisfacer las necesidades
de los consumidores. Esto es especialmente importante en industrias o negocios
con complejas cadenas de proveedores. Hasta el más visionario de los líderes se
tambaleará si falla en reconocer no sólo las limitaciones de su organización,
sino, también las de sus proveedores y socios.
Para un líder es fundamental
entender la importancia de mantener dos ideas claves en mente simultáneamente:
el futuro y el presente. No es una cuestión de una de ellas o la otra: de mirar
hacia el horizonte lejano o de centrarse en el día a día. Debe hacer ambas
cosas ya que si dedica exclusivamente a los retos que se plantean en los seis
meses siguientes no sabrá hacia dónde va y si se focaliza sólo en el largo
plazo es posible que nunca consiga llegar a él. Si se unen ambos enfoques con
una serie de planes o ideas revisadas frecuentemente se incrementarán las
posibilidades de navegar con éxito desde el presente hacia el futuro.
3.-
Mirar hacia delante para anticipar los movimientos de los competidores y
razonar hacia atrás para construir barreras de entrada y fidelizar a los
clientes.
Mirar hacia delante y
anticipar las necesidades de los consumidores puede ser divertido,
especialmente en industrias en las que las tecnologías emergentes parece que
van a cambiar el mundo. Es fácil soñar un futuro en el que los productos vuelen
de los estantes, los clientes hacen colas para adquirirlos, las críticas son
maravillosas y nuestros competidores lloran por las esquinas. Pero esos sueños
se pueden tornar en pesadillas si no somos capaces de anticiparnos a los
movimientos de éstos. Los líderes, deben, por tanto forzar a que desde el
equipo directivo, fundamentalmente, al resto de profesionales todos se estén
constantemente anticipando los movimientos futuros de los competidores.
El propósito de pensar de
forma sistemática sobre los movimientos futuros de los competidores es el
volver hacia atrás para analizar lo que nuestra compañía debe hacer hoy. Los
buenos estrategas calculan cuáles van a ser las acciones más probables de los competidores
y diseñan estrategias para neutralizarlas. Un maestro estratega va una paso más
allá y piensa en cómo puede alterar la naturaleza del juego, normalmente
alterando las opciones de la otra parte. Con frecuencia estos movimientos para
cambiar el juego incluyen la creación de barreras de entrada o el fidelizar a
los consumidores y “atraparlos” antes de que los competidores tengan la
oportunidad de actuar. Como explica
Bruce Henderson, el fundador de Boston Consulting Group y uno de los primeros
gurus de la estrategia moderna: “ El objetivo es convencer a los competidores
que no les interesa invertir en aquellos mercados, productos o servicios dónde
tenemos pensado nosotros invertir más. Esta es la regla fundamental de la
estrategia”.
Bill Gates, por ejemplo,
utilizó repetidamente la táctica del precio para secuestrar o fidelizar a los
clientes, así como el agrupar aplicaciones clave como Internet Explorer con
Windows sin ningún coste adicional.
Steven Jobs, por el
contrario, al principio se centraba en ofrecer a los consumidores una
experiencia integrada y amigable para fidelizarles durante años.
4.-
Mirar hacia delante para anticipar los puntos de inflexión de la industria y
razonar hacia atrás para comprometernos con el cambio.
Uno de los problemas más
complicados a los que se enfrenta cualquier estratega consiste en identificar y
prepararse para los movimientos y desplazamientos que pueden alterar la
estructura de la industria, lo que Grove llama un “cambio 10X”. Estos cambios
son las mayores amenazas y oportunidades a las que cualquier industria se
enfrenta. En algunos sectores ocurren cada 20, 30 o hasta 100 años, mientras en
otros pueden surgir cada 5 o 10 años o menos. Por ejemplo, desde 2007 el Smartphone
y las tabletas han introducido vientos huracanados en las industrias de la
comunicación y la informática.
Llamemos a estos” cambios
10X” innovaciones disruptivas como los llama Clay Christensen o puntos de
inflexión estratégicos según Andy Grove, la labor del maestro estratega
consiste en identificar y diseñar estrategias para gestionar estos periodos de transformación.
Como comenta Grove en “Only the paranoid survive” tenemos que actuar “ cuando
todo no se conoce todavía y no tenemos todos los datos. Hasta aquellos que
creen en un enfoque científico del management tienen que apoyarse en su
instinto y en su juicio personal”. Realizar estos juicios resulta muy
complicado, pero el maestro estratega debe fundamentarse en sus juicios e
intuiciones, alimentadas por su experiencia.
Reconocer los puntos de
inflexión estratégica es esencial para el éxito a largo plazo, pero es sólo, el
primer paso. Después hay que dar una respuesta y hacerlo con rapidez. Cuando
creamos que un punto de inflexión está en el horizonte debemos actuar hoy. La
misma estrategia de siempre no tiene por qué seguir sirviendo. Esta tarea puede
constituir un desafío importante porque los puntos de inflexión, por su
naturaleza, implican una gran incertidumbre. Esencialmente tenemos que actuar
hoy para poder neutralizar amenazas futuras o agarrar oportunidades futuras que
otros pueden no ver.
La magnitud del cambio
necesario puede ser tan grande que los primeros pasos de nuestra organización
por el nuevo camino pueden ser temblorosos e inciertos. Las versiones primeras
de un producto o servicio pueden ser cuestionadas por los críticos y
consumidores y hasta nuestros seguidores pueden empezar a preguntarse qué
pretendemos, pero si tenemos fe en nuestra visión debemos mantenernos en
nuestro objetivo y evitar ser derrotados por los golpes que recibamos en el
camino.
Si queremos liderar el
cambio y estamos convencidos de que nuestro camino es el correcto debemos
actuar ahora comprometiéndonos a una visión y mantener dicho compromiso mejorando
de forma incremental los nuevos productos y servicios para conseguir que
nuestra visión funcione. El reto se encuentra en reconocer la diferencia entre
apoyar y reforzar una estrategia bien fundamentada o asumir riesgos no
controlables y arriesgar el futuro.
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