Eric Mc Nulty en strategy+business del pasado 7 de enero plantea que tras haber sido bombardeados con la disrupción durante 2020 los ejecutivos pueden estar mejor preparados para la nueva crisis si consideran nuevas perspectivas. En un estudio reciente realizado por PwC el 69% de las organizaciones que respondieron han experimentado una crisis en los últimos 5 años y el 95% esperaban sufrir una. Por tanto, es imperativo que los líderes estén bien preparados para enfrentarse a disrupciones significativas y para detectar los puntos ciegos.
Existen muchas causas para éstos. Una de ellas es el estado permanente de
negación, bien descrito por un profesional de gestión de emergencias tras el
paso del huracán Katrina: “ Primero: no va a pasar. Segundo: Si pasa, a mí no me va a afectar. Tercero: Si me pasa a mí ,
no va a ser muy malo. Cuarto: Si me pasa a mí y es malo nada le lo que yo pueda
hacer puede pararlo, de todas formas”. A esto podemos añadir una quinta
racionalización: “No va a volver a pasar”. Pero la negación nunca ha sido una
buena estrategia.
Otra causa adicional de puntos ciegos es la confianza excesiva en los datos
disponibles, que pueden tener la limitación de que no pueden detectar “al perro
que nunca ladró” en referencia a un caso de Sherlock Holmes en el que la pista
crucial no es lo que ocurrió sino lo que no ocurrió. Liderar consiste, en
parte, en llevar una organización hacia el futuro, por lo que los altos
directivos deben agudizar su pensamiento para incluir no solo aquello que
pueden ver claramente sino también aquello que no pueden ver.
Una tercera causa son las condiciones que pueden limitar el pensamiento,
como por ejemplo el control de costes, que pueden llevar a los directivos a
justar su percepción de la realidad para encajar en los resultados deseados.
Aunque unas expectativas claras sean recomendables, si son demasiado rígidas
las personas pueden llegar a intentar modificar la realidad para adherirse a
ellas y esto puede ser peligroso.
Mc Nulty propone las siguientes recomendaciones para obtener una visión más
amplia de cara al futuro:
1.- Reconocer las limitaciones de nuestra mente y estar dispuestos a pedir
distintas opiniones para detectar los probables sesgos que pueden tener mis
ideas.
2.- Aceptar
y reconocer lo que no sabemos . El autor y sus colaboradores sugieren seguir
los siguientes pasos que se centran en lo que sabemos y lo que se puede llegar a saber: los hechos
confirmados es lo que sabemos, las preguntas que sabemos que tenemos que hacer
constituyen aquello que sabemos que no sabemos. Luego tenemos que profundizar
mostrando curiosidad para llegar al conocimiento oculto que tienen los expertos
en el tema y finalmente, articular aquello que no se puede saber como, por
ejemplo, la fecha exacta en que se va a lograr la inmunidad de rebaño en relación
con el coronavirus.
3.- Planificar diferentes futuros que generen respuestas a escenarios hipotéticos:
un plan para el futuro deseado que incluya alternativas si las cosas van mejor
de lo esperado, si van peor o si están totalmente descontroladas. De esta forma
surgirán obstáculos no previstos así como oportunidades y preparará a la
organización para poder adaptarse a las situaciones cambiantes.
4.- Buscar fuentes no tradicionales de conocimiento para detectar variables
que pasan inadvertidas.
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