Jacob Morgan en “The future leader. 9
skills and mindsets to succeed in the next decade” plantea que además de los
patrones mentales que hemos comentado en entradas anteriores los líderes del
futuro deben contar con una serie de 5 competencias. Éstas son:
I.-
CAPACIDAD DE MIRAR HACIA EL FUTURO: LÍDER “FUTURISTA”
Los líderes “futuristas”
ayudan a que los individuos y las organizaciones no se sorprendan ante lo que
el futuro puede traer consigo. Pensar hacia el futuro implica mirar a distintos
escenarios y posibilidades, en lugar de seleccionar uno y mantenerse en él. Con
el ritmo tan rápido de cambio que estamos viviendo los líderes deben ser
capaces de responder a los cambios y anticiparse a ellos teniendo planes
preparados. Esto es especialmente importante cuando la organización está en una
situación boyante y tanto el líder como sus equipos pueden caer en la
complacencia.
Los “futuristas”
utilizan una estrategia para ayudarles a pensar en y a visualizar las posibilidades
que se conoce como el “cono de las posibilidades”. Imaginemos que estamos
mirando por el extremo estrecho del cono. Éste representa el horizonte temporal
más cercano que puede ser desde un día hasta, quizás, un año. Cuanto más corto
sea este horizonte, más predecibles son las cosas normalmente, lo cual
significa que tendremos menos escenarios o posibilidades que considerar. Cuando
miramos más profundamente en el cono el
horizonte del tiempo se expande y el cono se hace más grande, lo que implica
que el número de escenarios y posibilidades que tenemos que considerar se
incrementa. Existen diversos tipos de posibilidades a tener en cuenta, el
primer grupo es el formado por los escenarios posibles pero poco probables, el
segundo incluye las posibilidades que seguramente ocurran y el tercero las que
querríamos que ocurriesen.
Estas diferentes
posibilidades pueden ser bastante subjetivas y depender de numerosos factores, incluyendo
nuestra habilidad para identificar patrones, de nuestra disposición a
identificar y seguir nuevas tendencias relevantes, así como para dedicar tiempo
a detectar señales que nos puedan facilitar pistas sobre lo que puede traer el
futuro. Para los líderes esto significa que tienen que estar más conectados que
nunca con sus redes ( por ejemplo, clientes, empleados hasta competidores) y que tienen que pensar en
términos de posibilidades y escenarios en lugar de centrarse en una sola posibilidad
y escenario, que es la situación en la que los líderes actuales parecen
sentirse más cómodos. Como líderes nos debemos centrar en minimizar las
ocasiones en que nos sentimos sorprendidos por lo que el futuro nos puede
traer.
Jacob recomienda a los
líderes que consideren las siguientes preguntas cuando tengan que tomar una
decisión:
1.- ¿Por qué puede pasar
esto o no pasar?
2.- ¿Qué más puede
pasar?
3.- ¿Qué es lo que
quiero que pase y cómo puedo hacer que pase?
4.- ¿Qué factores pueden
intervenir para facilitar o impedir que esto pase?
II.-
CAPACIDAD DE SER EMOCIONALMENTE INTELIGENTE. EL LÍDER “YODA”
Los líderes del futuro
deben ser capaces de canalizar su “yoda” interno lo que implica ser
emocionalmente inteligentes, específicamente practicando la empatía y el
autoconocimiento.
La empatía es algo que
los líderes deben practicar. Según el estudio 2018 State of Workplace Empathy”
el 87% de los altos ejecutivos en Estados Unidos creen que el desempeño
financiero de una compañía está ligado a la empatía en el trabajo.
Los líderes la pueden
demostrar en muchos escenarios tales como al tratar de resolver un conflicto
procurando entender las perspectivas de todos, al procurar crear seguridad
psicológica en un equipo, al fomentar la colaboración o al tomar mejores decisiones al
tener en cuenta tanto las implicaciones para el negocio como para las personas.
Por ejemplo es fácil asumir que en un momento de vulnerabilidad si alguien pide
ayuda en el trabajo, esa persona no tiene las competencias requeridas para el
trabajo. Pero una respuesta empática ante esta situación podría ser: “Entiendo
cómo te sientes. Yo he estado en una situación similar al empezar a trabajar
aquí”.
Además de la empatía el
otro aspecto de la inteligencia emocional que mencionaron con más frecuencia
los directivos entrevistados por Jacob fue el de la autoconsciencia que implica el
ser conscientes de nuestras propias emociones, sentimientos, estado mental,
motivos y deseos. Según Tasha Eurich, autora de “Insight: the surprising truth about how others see us, how we see ourselves and why the answers matter more than we think” la
autoconsciencia tiene dos componentes:
a).- Interna: cómo
vemos nuestros valores, pasiones, pensamientos, sentimientos y emociones.
b).- Externa: conocer y
comprender cómo nos ven los demás.
En sus investigaciones
Eurich y su equipo han encontrado que un 95% de las personas creemos que somos
autoconscientes, pero solo lo son entre un 10 y un 15%. Becky Winkler mantiene que la asociación entre altos
niveles de autoconsciencia y éxito se explica porque los líderes que son
conscientes de sus debilidades son
capaces de seleccionar a personas para que les rodeen que tienen un desempeño mejor
que ellos en las áreas en las que son débiles.
Un estudio de Korn
Ferry realizado en 2017 mostró que los líderes más emocionalmente inteligentes
despliegan una serie de comportamientos comunes entre los que destacan:
1.- Escuchan más que
hablan.
2.- Enfatizan el cómo y
el por qué en lugar de decir sencillamente a sus equipos lo que tienen que
hacer.
3.- Logran el
compromiso de los miembros de sus equipos y reconocen sus contribuciones en
lugar de estar continuamente corrigiendo y criticando sus errores.
4.- Resuelven los
desacuerdos abiertamente y gestionan las emociones de las personas durante los
conflictos.
5.- Entienden qué es lo
que motiva, da energía y compromete a
las personas en sus equipos y crea
entornos que estimulan dicha energía.
6.- Animan a los
miembros de sus equipos a que permanezcan al menos 5 años en la organización
porque se sienten comprometidos y capaces de realizar su trabajo con eficacia.
Si los líderes quieren
desarrollar sus competencias para llegar a ser un líder “Yoda” tienen que tener
en cuenta en relación con:
A).-
LA EMPATÍA
Las recomendaciones de
Brené Brown que tras más de dos décadas dedicadas al estudio de la empatía ha
desarrollado un enfoque de cuatro pasos para practicar y mostrar empatía que
cualquier líder puede practicar. Éstos son:
1.- Ponernos con
perspectiva en el lugar de los otros.
2.- No juzgar y
escuchar.
3.- Reconocer emociones
en otras personas que quizás hemos experimentado también nosotros previamente.
4.- Comunicar y
transmitir que podemos reconocer esa emoción.
El núcleo de la empatía
está en crear una conexión humana emocional con otra persona. Pero, como Brown
advierte el hacerlo, con frecuencia, requiere que pensemos, recordemos o
reflexionemos sobre cosas y emociones que no siempre nos resultan agradables o
cómodas ya que nos pueden hacer vulnerables.
Tenemos también que
tener en cuenta que la empatía es controlada por una parte del cerebro llamada
la circunvolución supramarginal y los investigadores han encontrado que cuando
se tienen que tomar decisiones rápidamente esta región no funciona
correctamente. Por eso es tan importante comenzar por escuchar y dedicar tiempo
para hacer una pausa antes de responder o actuar. Tampoco podremos practicar la
empatía salvo que nos encontremos en un estado neutral o similar al de la otra
persona. Si, por ejemplo, estamos muy emocionados por una promoción y la otra
persona se siente frustrada por haber tenido una mala evaluación resultará
difícil poder establecer una conexión. Debemos ser capaces de ponernos
mentalmente en la situación de esa persona e imaginar una experiencia similar o,
al menos, intentar procurar estar en un estado mental neutral.
B).-
LA CONSCIENCIA DE UNO MISMO
En relación con la
autoconsciencia Tasha Eurich descubrió un hecho inquietante: existe una
relación inversa entre la consciencia de uno mismo y el poder, lo que implica
que cuánto más vamos ascendiendo en nuestra organización menos conscientes de
nosotros vamos siendo. Por esta razón es tan importante que los líderes
practiquen la autoconsciencia. Esto se puede hacer de diferentes formas tanto
para el aspecto interno como el externo. En relación con:
a).- La autoconsciencia
interna. Eurich recomienda dejar de preguntarnos
“por qué” y pasar a cuestionarnos el “qué”. Con frecuencia nos preguntamos a
nosotros mismos por qué nos sentimos de determinada manera o por qué hemos
hecho algo, como por ejemplo ¿Por qué me siento tan mal? o ¿Por qué le dije esto
a mi colaborador?. Nos hacemos este tipo de preguntas en un intento de
practicar la introspección pero desgraciadamente la respuesta a la pregunta “por
qué” se encuentra en nuestro inconsciente, lo cual implica que no sabemos
realmente por qué hacemos algunas cosas o nos sentimos de determinada forma,
pero fabricamos razones que luego utilizamos para justificar nuestros
sentimientos, comportamientos o acciones.
Por tanto, es mejor
centrarse en el “qué”. Por ejemplo: ¿Qué es lo que hace que me sienta tan mal?,
¿Qué es lo que hizo que yo le dijese eso a mi compañero? Al pensar en el “qué”,
como líderes, nos resulta más fácil desarrollar un pal para que podamos empezar
a plantearnos preguntas como: ¿Qué es lo que voy a hacer en el futuro para
asegurarme de que no me siento de esta forma? O ¿Qué puedo hacer para
asegurarme que en el futuro tomo mejores decisiones?
b).- La autoconsciencia
externa. En este caso lo mejor que podemos hacer es buscar feedback sincero de los
demás. Como líderes no debemos querer oír solo cumplidos sobre lo buenos que
somos, sino que tenemos que crear un entorno abierto y seguro en el que los
miembros de nuestro equipo y compañeros puedan dirigirse y ser honestos con
nosotros. El feedback positivo es bueno recibirlo pero es el crítico el que nos
va a ayudar a mejorar.
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