domingo, 11 de junio de 2023

UN NUEVO ENFOQUE PARA LA CONSTRUCCIÓN DE NUESTRA MARCA PERSONAL

 


Jill Avery y Rachel Greenwald en la edición de mayo – junio de Harvard Business Review, plantean que gran parte del éxito personal y profesional depende de persuadir a los demás para que reconozcan nuestro valor. Tenemos que hacer esto cuando, por ejemplo,  buscamos trabajo o  luchamos por posiciones de liderazgo. En la actualidad, para bien o para mal, todos somos una marca y necesitamos desarrollar la nuestra y sentirnos cómodos haciendo marketing con ella.

La marca personal es la forma de definir y expresar nuestra propia proposición de valor. Aunque las personas siempre han cuidado cuidadosamente sus imágenes y reputaciones  públicas, las búsquedas on – line y las redes sociales han ampliado la audiencia potencial, así como los riesgos y recompensas asociados con ella, de dichos esfuerzos.

Desgraciadamente, aunque nos gusta pensar que tenemos el control completo de nuestras marcas personales, éste no suele ser el caso. Jeff Bezos dice, por ejemplo, que. “Nuestra marca es lo que las personas dicen de nosotros cuando no estamos presentes”. Es la amalgama de las asociaciones, creencias, sentimientos, actitudes y expectativas que las personas tienen de forma colectiva sobre nosotros. Nuestra meta debe ser asegurar que la narrativa creada alrededor nuestro sea  exacta, coherente, atractiva y diferenciadora.

Una marca personal bien gestionada nos beneficia de formas diversas: amplia nuestra visibilidad, particularmente entre  aquellas personas que nos importan y en las cosas que esperamos lograr. También, puede ayudarnos a extender nuestra red y atraer nuevas oportunidades. En un nivel más profundo el proceso de construcción de nuestra marca puede ayudarnos a destapar, celebrar y compartir aquellas habilidades únicas y especiales que podemos ofrecer  al mundo.

Las autoras han definido un proceso de creación de marca personal basándose en investigaciones académicas y experiencias durante décadas. Su enfoque implica siete etapas , cada una de las cuales informa a la siguiente mientras pasamos de la estrategia, a la prueba y al cambio como respuesta al feedback. Los pasos son los siguientes:

I.- DEFINIR NUESTRO PROPÓSITO

Primero necesitamos una visión a largo plazo y una misión. Debemos plantearnos que diferencia queremos hacer en las distintas audiencias que son importantes para nosotros, tanto personal como profesionalmente, y que valores queremos personificar al hacerlo.

Podemos comenzar pensando en la línea que vamos a seguir, reflexionando sobre nuestra importancia y significado para los demás, que está reflejado en nuestras experiencias, decisiones y acciones  pasadas. Debemos preguntarnos cómo y por qué hemos vivido la vida como lo hemos hecho y buscar intereses consistentes, competencias o rasgos de carácter que, también  puedan ayudarnos  a avanzar hacia el futuro.

Luego, debemos explorar cómo se conectan con nuestra misión, pasiones y metas escribiendo una proposición de valor personal, una declaración con cuatro componentes:

a).- El grupo al que nos dirigiremos.

b).- Lo que esperamos ofrecer.

c).- Nuestra cohorte competitiva.

d).-  Nuestras capacidades distintivas.

Por ejemplo una plantilla podría ser:

a).- Para (el grupo específico de personas o persona a la que va a ir dirigido).

b).- Marcaré la diferencia ofreciendo ( el valor especial, único, memorable y significativo que queremos ofrecer).

c).- Entre ( las otras personas que también intentan marcar esa diferencia y entre las que queremos encajar o destacar).

e).- Porque ( el conjunto de capacidades, rasgos de personalidad, hábitos y tendencias, experiencias anteriores, capital social y cultural y credenciales que nos permitirán ofrecer algo de forma creíble).

Una propuesta de un profesional de IT podría ser: “Para un posible empleador, soy el mejor manager de ciberseguridad para contratar entre todos los candidatos por las múltiples certificaciones empresariales que he obtenido y el fuerte liderazgo y perseverancia que he demostrado como atleta de primera división en la Universidad”.

II.- AUDITAR EL VALOR DE NUESTRA MARCA PERSONAL

Necesitamos identificar y analizar la marca que somos en la actualidad para poder construir fructíferamente sobre ella o modificarla para mantenernos fieles a nuestra propuesta personal de valor. Debemos pensar en lo que las personas saben de nosotros, en sus asociaciones ( sus pensamientos, sentimientos y actitudes sobre nosotros) y en las historias que conocen y cuentan sobre nosotros.

Primero debemos preparar un catálogo de nuestras credenciales, tales como formación, experiencias personales o profesionales significativas y logros. Luego podemos delinear nuestras conexiones sociales y relaciones dentro de grupos y organizaciones diversas. Esto nos servirá para estimar nuestro nivel actual de capital social. Después tenemos que analizar nuestro capital cultural, considerando las experiencias desarrolladas durante nuestra educación, interacciones, hobbies e intereses que nos permiten operar sin problemas en distintos ámbitos.

Posteriormente, podemos redactar una lista de adjetivos o frases descriptivas que pensamos captan nuestro yo real, incluyendo las facetas positivas y negativas. Debemos ser lo más específicos posible, evitando descripciones simples como graduado de la universidad de …, o analista financiero. Buscar lenguaje descriptivo que nos diferencie tal como, por ejemplo, analista financiero que ve más allá de los números.

Finalmente, evaluar si nuestra autoevaluación está alineada con nuestra identidad de marca deseada. Otro ejercicio importante consiste en hacer algún estudio de mercado para encontrar si la imagen que queremos transmitir resulta veraz para los demás. Comenzar por identificar nuestras audiencias clave, por ejemplo compañeros, jefes, amigos, familia y seleccionar de cada grupo  diversas personas que nos puedan ofrecer un feedback objetivo (tanto personas que nos conozcan como que nos conozcan poco y hasta alguna que nos haya podido rechazar en alguna ocasión). Invitar a cada persona a que pase algún tiempo con nosotros discutiendo abiertamente nuestras fortalezas y debilidades, asegurando que buscamos que sea sincera. Luego hacerles preguntas abiertas tales como: “¿Cómo me describirías a un extraño si no estoy presente? o ¿Qué adjetivos o frases asocias conmigo a nivel personal o profesional?” podemos ser más específicos y pedir que nos valoren en relación a nuestros atributos deseados, comparando, después, sus opiniones con las nuestras para ver si existen discordancias.

También debemos valorarnos en relación con la competencia, analizando sus competencias, credenciales, capital social y cultural y rasgos de personalidad para descubrir cuáles son nuestros atributos diferenciadores.

III.- CONSTRUIR NUESTRA NARRATIVA PERSONAL

Una marca no consiste en una mezcla de descriptores flotando en las mentes de las personas; se construye sobre historias con significado que comunicamos y nuestra audiencia procesa. Necesitamos identificar, desarrollar y refinar las narrativas que ayudan a comunicar nuestra marca.  Por ejemplo cuando un entrevistador nos pida que hablemos sobre nosotros no debemos recitar solo los atributos de nuestra marca o nuestro curriculum, sino que debemos compartir historias ilustrativas sobre nosotros y nuestra experiencia.

IV.- PERSONIFICAR NUESTRA MARCA

Cada interacción social puede acercar o alejar nuestra marca personal de nuestro ideal. En conversaciones casuales, en fiestas, en entrevistas de trabajo, las personas van formando opiniones sobre nosotros nos guste o no y consciente o inconscientemente nos estamos anunciando. Por esto es importante tener en cuenta los mensajes que estamos transmitiendo, especialmente ante las personas que no nos conocen.

V.- COMUNICAR LA HISTORIA DE NUESTRA MARCA

El paso siguiente consiste en crear un plan de utilización de canales de información que especifique los que vamos a usar para transmitir nuestra marca a los demás.  La meta es incrementar nuestra visibilidad y conocimiento entre  nuestra audiencia, para que sean conscientes de todo lo que les podemos ofrecer.

VI.- SOCIALIZAR NUESTRA MARCA

Necesitamos que otras personas compartan nuestras historias, para incrementar nuestra credibilidad y para llegar a nuevas audiencias, por lo que debemos identificar a:

a).- Personas que tienen las llaves de nuestro éxito y sin las cuales nos resultará difícil lograr nuestra misión.

b).- Influencers, que incluyen a los expertos, autoridades o personas con posición social destacada o relaciones personales que les permiten influir sobre otros. Suelen contar con seguidores comprometidos y activos que pueden facilitarnos plataformas adicionales para nuestras historias.

c).- Promotores, que están activamente involucrados en nuestro éxito y ayudan a comunicar nuestra marca personal. Incluyen mentores profesionales, jefes, reclutadores, amigos que van a compartir sus contactos con nosotros y conocidos que pueden proporcionarnos entrevistas informales.

d).- Comunidades de marca personal que son grupos on- line u off – line o clubs a través de los cuales podemos encontrar personas que compartan nuestra misión e intereses especiales o que buscan el valor que podemos ofrecer.

Debemos preguntarnos cómo podemos encontrar aliados en cada una de estas categorías y una vez establecida la conexión explicar cuáles son nuestras metas y que esperamos que puedan ayudarnos mediante una pequeña petición, tal como invitarnos a hablar en un panel de un club de alumnos.

VII.- REEVALUAR O AJUSTAR NUESTRA MARCA

Periódicamente deberemos evaluar cómo nuestra proposición de valor y nuestras narrativas encajan en nuestro contexto actual profesional y personal y cómo están siendo recibidas y adaptarlas si es necesario.

Las autoras recomiendan realizar una auditoría anual para encontrar déficits a rectificar y fortalezas a desarrollar.

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