Friedrike Fabritius en “The brain friendly workplace. Why talented people quit and how to get them to stay”. Plantea
que si queremos entrar en el estado de flujo (flow), que hemos comentado en la
entrada anterior, y alcanzar un desempeño máximo debemos encontrar nuestro
equilibrio neuroquímico. Para ello necesitamos dormir bien, hacer ejercicio y
alimentarnos correctamente.
El ejercicio, por ejemplo,
estimula la liberación de dopamina, que nos ayuda a pensar mejor, aprender
mejor y ser más innovadores. Si, en alguna ocasión, nos sentimos atascados ante
un problema o nos sentimos inquietos mientras trabajamos resulta recomendable
ir a dar un paseo o mejor aún, si es posible, ir al gimnasio. Quince minutos,
por ejemplo, de actividad en una máquina o con pesas favorecerá la liberación
de sustancias en el cerebro que nos van a ayudar a concentrarnos y a entrar en
el estado de flujo, una vez volvamos al trabajo.
Si queremos controlar
nuestra mente podemos utilizar a nuestro cuerpo. La mayor parte de las personas
usan sus mentes para controlar sus mentes. La meditación es una práctica
maravillosa pero lleva tiempo conseguir dominarla. Por el contrario utilizar
nuestro cuerpo para intervenir positivamente en nuestra mente tienen efectos
rápidos.
La mayoría de las
personas pensamos que debemos acudir al gimnasio para ejercitar nuestro cuerpo
y hacer crucigramas para ejercitar nuestras mentes. Esta separación entre mente
y cuerpo está basada en la falsa premisa de que el ejercicio no beneficia
directamente a la mente, pero investigaciones recientes muestran que ocurre lo
contrario.
Por ejemplo, después de
realizar ejercicios aeróbicos varones sedentarios mostraron un incremento
significativo del flujo sanguíneo en el cerebro, asociado con una mejor memoria
y un desempeño cerebral general mejor, según un estudio reciente llevado a cabo
por Jordi P. D. Kleinloog y colaboradores. Están surgiendo, también, evidencias
sobre la existencia de una fuerte relación entre el ejercicio y el desempeño
académico en niños.
A pesar de esta poderosa
relación entre la capacidad de concentración y el ejercicio el “perder “
tiempo, por ejemplo, en el gimnasio de la empresa, está mal visto en algunos
entornos laborales. A los ejecutivos se les anima, por el contrario, a ignorar
las necesidades de ejercicio del cuerpo, de una comida sana y de descanso. Estos
profesionales dedican, por tanto, un tiempo excesivo a su trabajo, con resultados que se
empobrecen porque están agotados y en mala forma física. Este enfoque también
destruye la diversidad de pensamiento en una organización porque las personas
con patrón mental alto en testosterona y dopamina tienden a descuidar su salud
y exigirse demasiado. Otros patrones mentales tenderán a abandonar estos
entornos laborales tan poco saludables.
Richard Thaler, premio
Nobel de Economía en 2017, ha demostrado con sus investigaciones que si queremos
conseguir cambios lo mejor es crear un entorno que estimule a las personas
naturalmente a comportarse de la forma que queremos. Mantiene que si queremos
que alguien haga algo debemos hacer que sea fácil, por ejemplo si queremos que
coman fruta, poner fruta en las cajas de la cafetería de la empresa.
Las compañías que más
se preocupan por las mentes de los empleados entienden que éstos no solo van a
estar más sanos si hacen ejercicio, sino que, también, van a ser más
productivos si lo hacen. Este es el caso de Patagonia que de forma proactiva
anima a sus profesionales a hacer deporte y a divertirse. Su fundador, Yves Chouinard, en su libro “Let my people go surfing: The education of a reluctant businessman”, escribió: El trabajo debe ser divertido. Nuestra política siempre
ha permitido al profesional trabajar con un horario flexible siempre que el
trabajo se haga sin tener impacto negativo en los demás”.
El ejercicio, también,
actúa como un luchador importante
contra la depresión, ya que favorece la liberación de dopamina. Un estudio de
los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) de 150 adultos, mayores de 50 años,
diagnosticados de depresión clínica encontró que después de 16 semanas los grupos
de participantes tratados con
antidepresivos y aquellos que participaban en un programa de ejercicio aeróbico
experimentaban esencialmente las mismas mejoras. El estudio concluía que un
programa de entrenamiento con determinados ejercicios podía ser considerado
como alternativa a los antidepresivos en el tratamiento de la depresión.
Hacer ejercicio es
recomendable en cualquier momento pero hacerlo
antes del trabajo es ideal para preparar a nuestro cerebro para un desempeño
máximo. Al caminar o montar en bicicleta, por ejemplo, para ir al trabajo,
nuestro cerebro recibirá una dosis de dopamina que hará que nos sintamos vivos
y felices y cuando comencemos a trabajar después de hacer ejercicio
apreciaremos que nos resulta más sencillo concentrarnos.
El ejercicio también
libera el factor neurotrófico BDNF que incrementa la neuroplasticidad y
promueve nuestra capacidad de aprender y el crecimiento de nuevas neuronas y de
conexiones entre éstas. Hacer ejercicio con música estimula el cerebro más que
si lo hacemos en silencio.
La autora, por las
razones mencionadas anteriormente, anima a sus clientes a convertir las
reuniones entre dos personas en reuniones para caminar y a andar mientras
asisten a reuniones por ZOOM o Teams. Según un estudio de la universidad de Stanford
caminar incrementa la creatividad en un 60%. Los sujetos que caminan, tanto en
interiores como exteriores, producen el doble de respuestas creativas para la resolución
de problemas que los que estudiaban y trabajaban en el problema permaneciendo
sentados. Los investigadores encontraron que caminar durante 40 minutos tres
veces a la semana incrementa la conectividad cerebral y el desempeño cognitivo.
Hacer ejercicio después
del trabajo es una buena forma de liberar el estrés que se va acumulando a lo
largo del día. La única recomendación es evitar hacerlo muy tarde pues
dificultaría el sueño y el descanso.
El sueño es
imprescindible y necesitamos siete u ocho horas de sueño por noche. Si nos
privamos del sueño tendremos dificultades para alcanzar nuestro desempeño
máximo. Desgraciadamente la tendencia es que los altos ejecutivos se jacten de
lo poco que duermen. Por ejemplo, Marissa Mayer, antigua directora de Yahoo mantiene
que funciona fabulosamente con solo 4 horas de sueño al día o Tim Cook CEO de
Apple dice que va todos los días al gimnasio a las 5 de la mañana.
Si queremos ser el
ejecutivo más inteligente y avispado de la organización debemos dormir adecuadamente.
Gran parte del proceso de aprendizaje y de procesamiento de nueva información
tiene lugar mientras dormimos. Este hecho se ha descubierto recientemente. Los investigadores
no tenían claro el propósito del sueño hasta que en 1991 accidentalmente un
estudio realizado con animales iluminó cómo el sueño es clave para la formación
de la memoria y el aprendizaje. Mathew Wilson, profesor en el MIT estaba
realizando un estudio con ratas en un laberinto. Los investigadores colocaban electrodos
en las cabezas de las ratas para registrar sui actividad cerebral mientras corrían
por laberintos y resolvían problemas.
Un día, Wilson dejó a
las ratas enganchadas al equipo de registro y grabación después de que
terminasen de correr por el laberinto mientras trabajaba en un análisis de
datos. De repente escuchó actividad cerebral como si los animales estuviesen
corriendo por el laberinto pero las ratas estaban dormidas. Wilson y su equipo
se asombraron al descubrir indicios en los registros de que mientras dormían
las ratas estaban reproduciendo los patrones de correr por el laberinto en sus
mentes. Estaban memorizando los patrones del laberinto y aprendiendo mientras dormían.
Dormir menos de 5 horas
al día reduce las expectativas de vida en un 15% según el análisis de diversos
estudios realizado por Harvard Medical School. Otras
investigaciones han mostrado que nuestras memorias experimentan una
consolidación mientras dormimos. Durante el sueño el cerebro se desintoxica de
radicales libres y de hormonas del estrés como el cortisol.
Mathew Walker, neurocientífico
y experto en sueño, en su libro: “Why we sleep: unlocking the power of sleepand dreams" destaca que el sueño enriquece nuestra capacidad de aprender,
recalibra nuestras emociones, reabastece nuestro sistema inmunológico,
reequilibra nuestro metabolismo y regula el apetito.
Si queremos mantener una
mayor diversidad de pensamiento y productividad en el trabajo debemos facilitar
que los profesionales puedan organizar su trabajo de acuerdo con sus ritmos
circadianos, siempre que sea posible. En Patagonia, por ejemplo, los empleados
marcan sus propias agendas. Las “alondras mañaneras” llegan pronto, realizan su
trabajo y si quieren se van a surfear. Los “búhos nocturnos” llegan a trabajar más
tarde y acaban su jornada laboral más tarde.
Todos los patrones
mentales, sean elevados en testosterona, estrógenos, dopamina o serotonina,
obtienen mejores resultados en el trabajo cuando pueden hacer deporte, dormir,
comer sano y estar en contacto con la luz solar, por lo que si queremos incrementar
en las organizaciones la productividad y
contar con neurodiversidad deberemos librarnos de los entornos laborales que adoran
el estrés y el agotamiento y crear entornos que permitan que los profesionales
tengan una buena calidad de vida en todas sus facetas.
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