Michael Bungay Stanier,
en su libro: “How to work with (almost )anyone”, plantea que una vez nos hemos
hecho las preguntas fundamentales, que hemos visto en la entrada anterior, para poder llegar a mantener
un conversación clave y poder crear la “mejor relación posible” (BPR), ha
llegado el momento de tener dicha conversación.
Si queremos hacerlo
correctamente debemos seguir los siguientes pasos:
I.-
INVITACIÓN
Es el primer movimiento
que tenemos que dar. Consiste en:
1.-
Invitar a la otra parte a mantener una conversación clave.
Una de las ventajas de
ser conscientes de que esta conversación será incómoda al principio es que
nunca encontraremos “naturalmente” un buen momento para mantenerla y por tanto,
tampoco un mal momento. Podemos hacerlo antes del primer encuentro, lo que
puede ser una buena jugada cuando estamos comenzando una relación profesional
que nos importa. También, podemos sugerirla en una relación de trabajo que ya ha
comenzado y que va bien, o que se ha estancado y queremos revitalizarla o en
una que parece rota.
Lo que no se debe hacer es proponerla en
situaciones de alto conflicto, en las que lo mejor es intentar bajar el nivel
de la crisis, reparar lo que está roto, buscar el apoyo que pueda ser necesario
e intentar que las cosas vuelvan a su curso normal. Pero puede ser una buena
idea procurar mantener esta conversación cuando hemos arreglado lo roto, como
forma de interrumpir un patrón que puede llegar a repetirse si no actuamos.
2.-
Informar sobre el contenido de la conversación
Debemos explicar en qué
consiste una conversación clave, en persona o por escrito y compartir cómo
vamos a prepararnos nosotros para la misma. Facilitarles las cinco preguntas y
pedirles que preparen las respuestas como vamos a hacer nosotros. También podemos
invitarles a que decidan sobre algunos de los detalles como dónde y cuándo
mantener la conversación.
El autor recomienda
que, en esta etapa, utilicemos algunas de estas frases:
a).- “Me gustaría que
charlemos sobre cómo trabajamos juntos”
b).- “Me encantaría
dedicar algún tiempo contigo para pensar como podemos hacer que nuestra
relación sea la mejor posible”.
c).- “¿Podríamos
mantener una conversación clave sobre cómo trabajar juntos, en lugar de
centrarnos en aquello en lo que vamos a
trabajar?’. Nos va a dar la mejor información sobre lo que funciona, evitar lo
que no lo hace y arreglar lo que está roto. “
d).- Me gustaría hablar
sobre cómo sacamos lo mejor de cada uno, sobre qué cosas debemos evitar y cómo
mantener esta relación bien a pesar de que el trabajo sea complicado”.
II.-
GARANTIZAR LA SEGURIDAD
En su libro “The coaching habit” Bungay introducía el modelo TERA para explicar la neurociencia
del compromiso. Cuatro factores hacen que nuestra mente se sienta segura: a).-
“Tribu”: ¿Estás conmigo o contra mí? ;b).- Expectativas: ¿Conozco el futuro o
no? ;c).- Rango: ¿Eres más o menos importante que yo? y d).- Autonomía: ¿Tengo
algo que decir o no?
Cuanto mayor sea el
cociente TERA de una experiencia, más segura y comprometida se sentirá la persona.
A un nivel inconsciente nuestra mente escanea el entorno cinco veces cada
segundo para contestar a la pregunta de si éste es seguro.
Una conversación clave
al ser inusual puede parecer radical y al invitar a la vulnerabilidad puede
parecer peligrosa al cerebro reptiliano que todos tenemos, que es el que
gestiona la lucha, la huida o el arreglar las cosas, por lo que debemos hacer lo
posible para que la conversación no parezca extraña y sí segura. Para ello
debemos:
1.-
Incrementar el cociente TERA
Para hacerlo debemos
considerar la localización de la conversación: en nuestro espacio, el suyo o en
un lugar neutral. Mostrar curiosidad, preguntando si quieres añadir
algo más tras sus primeras respuestas, nuestro propio nivel de vulnerabilidad y
de compartir, respondiendo a las mismas preguntas que hacemos al otro y
compartiendo lo duro y complicado y no solo lo bueno y el grado en que podemos
co-crear una conversación con la otra persona, preguntándoles si tienen alguna
duda o quieren hacer alguna otra pregunta y comprobando que no queda nada por
decir.
En la etapa de
invitación podemos incrementar inmediatamente el cociente TERA si establecemos
una meta compartida de crear una BPR (tribu), si les decimos lo que nos
gustaría incluir (expectativas), si les aseguramos compartir lo que estaremos
sintiendo (rango) y les damos la opción de cuándo y dónde mantener la
conversación (autonomía).
2.-
Liderar y mantener una actitud de fortaleza
Debido a las neuronas
espejo nuestras mentes están constantemente e inmediatamente influidas por
aquellos con los que interactuamos. Por tanto debemos asumir el liderazgo para
establecer la experiencia emocional en una conversación clave, manteniendo la
vulnerabilidad, curiosidad y una actitud abierta.
El autor recomienda
que, en esta etapa, utilicemos algunas de estas frases:
a).- “Te agradezco que
mantengas esta conversación conmigo. Significa mucho para mí” (tribu).
b).- “¿Qué esperas de
esta conversación? ¿Cómo podría serte más útil? Esto es lo que yo deseo (tribu,
autonomía).
c).- “Me gustaría
hablar sobre 5 cosas: aquellos en lo que individualmente somos mejores,
nuestros patrones normales de trabajo, qué es lo que hace que una relación sea
excelente, qué ocurre cuando las cosas van mal y cómo arreglamos las cosas cuando
sea necesario.” (expectativas)
d).- “¿ Dónde quieres
empezar?” (rango, autonomía)
e).- “Ésta es la
primera pregunta que querría que contestásemos?, ¿Te gustaría contestarla
primero o lo hago yo?” (expectativa, rango).
f).- “¿Qué es lo que ha
sido útil hasta el momento?” ( rango, autonomía).
III.-
DURANTE LA CONVERSACIÓN (PREGUNTAR Y RESPONDER)
Mientras mantenemos la
conversación tenemos que tener claro que estamos compartiendo información que
es útil, sincera y sentida y que
escuchamos atentamente con intención de comprender.
Para ello:
1.-
No evitar los temas conflictivos
Debemos abordar y
hablar de las cinco preguntas: lo que dejemos fuera se pueden convertir en
temas que siempre nos van a resultar difícil abordar. Podemos sentir la
tentación de evitar las dos últimas preguntas porque tratan sobre lo que ha
podido no funcionar o no va a funcionar y creemos que no es necesario sacar los
esqueletos del armario o hablar de lo peor, pero si solo hablamos de lo bueno
no tendremos ni la sabiduría ni la resiliencia cuando lleguen malos tiempos. La
mayoría de las relaciones de trabajo no son desastrosas pero suelen atravesar fases
de malentendidos y frustraciones.
2.-
Preguntar y responder
Si tenemos un mayor
poder puede resultar tentador hacer las
preguntas pero evitar responderlas. Peter Block considera a este intercambio en
una conversación como un “contrato social” , en el que se produce un
intercambio mutuo de valor. Sin los actos de dar y recibir no es un contrato.
El autor recomienda
que, en esta etapa, utilicemos algunas de estas frases:
a).- “Siento curiosidad
por conocer tu respuesta a esto”.
b).- “¿Y qué más?”
c).- “Así es como yo
contestaría a esta pregunta”.
d).- “Ésta es una
pregunta complicada, pero creo que nos resultaría útil si la contestamos”.
e).- “¿Qué tendríamos
que decir que todavía no hemos dicho ni planteado?”
IV.-
EL FINAL. APRECIAR LO BUENO
Una de las características
de nuestra mente es que ama los comienzos y los finales. El efecto de la
primacía: recordamos mejor las primeras cosas y el efecto de lo reciente:
recordamos mejor lo último, son sesgos cognitivos. Muchas conversaciones importantes
finalizan con algo parecido a un gemido o suspiro, pero, aunque la energía haya
sido grande, hayamos sido valientes y directos y hayamos cubierto terreno
importante, es necesario terminar la conversación clave con optimismo lo que incrementará su impacto. Para ello podemos:
1.-
Compartir lo aprendido
Sentar el precedente de
que cualquier conversación con nosotros se convierta en una de aprendizaje. “¿Qué
es lo que te ha resultado más útil?” Al contestar nosotros también esta
pregunta estamos haciendo tres cosas:
a).- Hacemos tangible
lo que más nos ayuda. Al nombrarlo y
decirlo en voz alta estamos reforzando en nuestro cerebro que se conviertan las partes más apreciadas en algo memorable y
valioso.
b).- Ofrecemos feedback
a la otra persona sobre lo que funciona mejor.
c).- Confirmamos que ha
sido una conversación útil, una de las muchas que a continuación se pueden mantener.
2.-
Apreciar la conversación
Hay que celebrar el
hecho de que ambas partes hayan asumido el riesgo de mantener esta conversación
y de adquirir el compromiso de crear una BPR.
El autor recomienda
que, en esta fase final, utilicemos algunas de estas frases:
a).- “Gracias. Ha sido
de mucha ayuda y espero con interés futuros contactos”.
b).- “¿Qué es lo que ha sido más
útil para ti?”
c).- “Esto es lo que
resulta más valioso para mí”.
d).- “¿Qué es lo que
ahora sabes que no conocías antes?”
e).- Me gustaría
celebrar …..
f).- Aprecio, sobre
todo, ……
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