domingo, 6 de octubre de 2024

DES-ESCALAR: CÓMO CALMAR A UNA PERSONA ENFADADA

 


Douglas E.Knoll en “De-escalate.How to calm an angry person in 90 seconds or less”, ofrece claves para navegar con éxito desde el problema familiar más nimio hasta el mayor conflicto político y plantea que todo comienza con la inteligencia emocional y con el arte de escuchar.

Al ir aprendiendo y dominando las habilidades necesarias experimentaremos cinco transformaciones importantes:

1.- La primera tendrá lugar cuando seamos conscientes de que somos seres emocionales, no solo  racionales. Cuando nos liberemos de la idea de que los humanos somos seres racionales, las acciones y actitudes de los que nos rodean comenzarán a tener sentido y seremos menos críticos y sentenciosos, mientras, al tiempo, vamos siendo más compasivos y empáticos.

2.- La segunda transformación ocurrirá cuando aprendamos sobre la invalidación emocional a la que el autor considera el primer pecado mortal, ya que nos lleva a invalidar las emociones de aquellos que nos rodean como forma de gestionar nuestra ansiedad. Cuando somos conscientes de ella podremos dejar de hacerlo.

3.- La tercera transformación tendrá lugar cuando comprendamos y empecemos a practicar el “etiquetado emocional” o habilidad de escuchar a las emociones de  los demás.

4.- La cuarta transformación surgirá en algún momento después de que hayamos practicado el etiquetado emocional de los demás. Entonces empezaremos a ver cómo etiquetamos nuestras propias experiencias emocionales y cómo nos vamos serenando, centrando y  mostrándonos menos reactivos, independientemente de la provocación.

5.- La quinta transformación se producirá cuando experimentemos la disolución del ego mientras estamos etiquetando las emociones de otra persona, con lo que seremos capaces de experimentar nuestra esencia como verdaderamente es.

Lograr dominar y practicar las habilidades de de-escalar conflictos nos va a permitir: minimizar los argumentos, incrementar la comprensión y la empatía, transformar relaciones importantes, permitir que las personas sean escuchadas de una forma profunda,  crear un nuevo espacio para la cortesía y amabilidad y facilitar un mecanismo para hablar sobre temas complicados con las personas con creencias radicalmente distintas.

En la historia de la filosofía, religiones y psicología occidentales las emociones con frecuencia han sido desechadas y juzgadas como poco fiables , peligrosas y hasta malvadas cuando se comparaban con el pensamiento racional. Concedemos mucha atención a las palabras que las personas dicen y casi ninguna a sus experiencias emocionales. Si alguien está experimentando un momento emocional puede ser tachado de irracional o de algo peor. Platón difundió la idea de que las emociones son irracionales y de que el intelecto o la razón debe tener precedencia sobre las reacciones emocionales. Esta creencia ha permeado el pensamiento occidental durante miles de años y , por tanto, se piensa que la emoción interfiere en la razón, de forma poco positiva. La cultura nos enseña desde tempranas edades que la emoción interfiere en el pensamiento claro, lógico y basado en la realidad. Las emociones sin controlar distorsionan la percepción y la memoria y pueden meternos en problemas si controlan nuestra mente. Por tanto, deben ser controladas y moderadas. Al contrario que lo que ocurre con la racionalidad deben ser tratadas como experiencias peligrosas que deben ser evitadas siempre que sea posible.

La cultura occidental con su énfasis excesivo en la razón y en la racionalidad nos ha privado de la capacidad de gestionar nuestras emociones de forma competente y de desarrollar nuestra inteligencia emocional. Asumimos que las habilidades emocionales las iremos aprendiendo al ir creciendo , pero salvo el aprendizaje de habilidades sociales básicas no existe una formación formal en competencias emocionales.

El coste de esta incompetencia emocional se puede medir por la enfermedad y muerte, ya que si vivimos una vida llena de argumentos, luchas y conflictos en los entornos familiares y laborales nos estamos matando a nosotros mismos. Investigadores daneses, liderados por Rikke Lund,  han encontrado que las personas que siempre están luchando y argumentando sufren diez veces más procesos como cáncer, diabetes y enfermedades cardiacas y tienen más posibilidades de morir jóvenes, que los que no lo hacen.

En contradicción directa con las teorías de Platón, de los neoplatonistas, de la iglesia cristiana en sus orígenes y de Descartes, entre otros,  en el momento actual se ha encontrado que la salud humana y la vitalidad dependen absolutamente de un entorno emocionalmente saludable. Como el estudio danés ha mostrado los argumentos crónicos, los conflictos y las disputas acortan la vida. Además hallazgos recientes de la neurociencia establecen que el razonamiento y la racionalidad dependen de las emociones. Por ejemplo en el marco de las funciones emocionales de Pfister y Böhms las emociones juegan un papel central en la toma de decisiones racional:

a).- Ofreciendo información a través del placer y la falta de él.

b).- Mejorando la velocidad. Por ejemplo, el hambre, la ira y el miedo pueden inducir decisiones rápidas.

c).- Evaluando la relevancia. Por ejemplo, el lamento o la decepción pueden ayudar a la persona que toma la decisión  en su selecciones.

d).- Incrementando el compromiso. Por ejemplo, las emociones morales como la vergüenza, culpa o amor ayudan a los que toman las decisiones a comprometerse con decisiones que afectan a otros en lugar de centrarse solo en su interés.

Sin emociones no podemos razonar, sin emociones no podemos ser humanos.

Al desarrollar nuestra inteligencia emocional aprendemos un importante secreto sobre cómo des-escalar una situación o persona complicada en segundos. El secreto consiste en hacer dos cosas:

I.- Ignorar las palabras

II.- Averiguar y reflejar las emociones

Antes de aprender cómo hacerlo tenemos que considerar una serie de conceptos:

1.- Etiquetado de  las emociones

Consiste en el proceso de escuchar las experiencias emocionales de otra persona y reflejarlas en breves afirmaciones “tú”, como por ejemplo decir: “Tú estás enfadado”. A diferencia de lo que hacemos en otras formas de escucha reflexiva cuando queremos calmar a alguien debemos ignorar las palabras y prestar atención a las emociones. Nos resulta complicado porque nos educan para prestar atención a lo que se dice, escribe o leemos, pero no aprendemos a escuchar a las emociones. Podemos reconocer cuando alguien está molesto o enfadado , pero no estamos escuchando realmente a sus emociones y, el secreto para des - escalar a una persona emocional en 90 segundos está en aprender a saber cómo ignorar las palabras y prestar atención solo  a las emociones.

2.- Identificación de la parte física de las emociones

Una emoción es un conjunto de atributos físicos, cognitivos y mentales que atribuimos a determinadas experiencias. La parte física de la emoción está compuesta de dos partes. Lo que está pasando en la mente y lo que está pasando en el cuerpo. Lo que ocurre en la mente puede ser positivo o negativo o neutro. Silvan Tomkins ofrecía un modelo de nueve efectos:

a).- Positivos: interés-entusiasmo, disfrute –alegría.

b).- Neutrales: sorpresa- sobresalto

c).- Negativos: miedo-terror, angustia- aflicción, disgusto, vergüenza-humillación, ira-rabia y percepciones olfativas desagradables.

El autor plantea eliminar el efecto relacionado con los malos olores y añadir remordimiento – pena- humillación y abandono- falta de cariño. Su experiencia le ha enseñado que debajo de la ira y el miedo las persona con frecuencia están sufriendo penas no resueltas. Muchas personas, también, se sienten poco queridas o abandonadas, por lo que Noll añade estas emociones a la lista.

Cada uno de estos efectos se asocia con sistemas en el cerebro que responden a señales ambientales y memorias. Por ejemplo el miedo está profundamente asociado a la amígdala cerebral. Algunos son bien conocidos y otros todavía no se comprenden todavía completamente, pero lo importante es saber que estos sistemas cerebrales reaccionan fuera de nuestra consciencia como respuesta a lo que se encuentra en nuestro entorno inmediato.

El otro aspecto físico de la emoción es lo que conocemos como sensibilidad. Por ejemplo cuando nos frustramos, puede ser que nuestra cara se enrojezca.

3.- Categorización de las emociones

Las emociones tienen , también, aspectos mentales o cognitivos. Para que para nosotros tenga sentido lo que nos está pasando, tenemos que crear un sistema mental de categorías emocionales, por el que, por ejemplo, podremos coger los efectos físicos y mentales de la ira y categorizarlos en la emoción de ira. Esto requiere que desarrollemos un proceso de valoración. Básicamente nuestra mente y cuerpo se excitan ante algo, lo valoramos y encontramos una categoría y etiquetamos. La categorización emocional se ha convertido en una parte importante del desarrollo humano. Se aprende por experiencia y está muy influida por la cultura que nos rodea. Esta parte de la emoción , por tanto, tiene una base social y al aprenderse se van desarrollando las capacidades para la empatía y comunicación.

4.- Granularidad emocional

Describe el detalle con el que podemos etiquetar una experiencia emocional. Las personas difieren en el nivel que alcanzan. Por ejemplo, si es bajo significa que José puede experimentar el efecto de la ira, pero no sabe cómo comunicar su experiencia y sentirá deseos de golpear algo porque no sabe cómo expresar a sí mismo o a los demás lo que está ocurriendo dentro de él. Si su nivel fuese medio sería capacidad de categorizar su ira y de comunicar de forma grosera que está enfadado. Si es alto experimentaría el efecto de la ira, lo categorizaría como una emoción de ira y posteriormente como una molestia muy intensa.

Las personas con elevados niveles de granularidad emocional tienden a tener mayores niveles de inteligencia emocional, mejor autocontrol y son capaces de realizar mejores elecciones mientras están en los momentos más álgidos de las emociones, lo contrario de lo que le ocurre a las personas con baja granularidad que tienen menos inteligencia emocional, menor autocontrol  y hacen elecciones peores cuando están  molestos.

5.- Alexitimia

Es la incapacidad de identificar, reconocer, nombrar o describir las emociones o los sentimientos propios, con especial dificultad para hallar palabras para describirlos. Las personas que la padecen no tienen granularidad emocional y, por tanto, tienden a mostrarse reactivas cuando experimentan las emociones y recurren a respuestas inconscientes y automáticas.

La conclusión más importante es que categorizar un efecto central en una emoción la convierte en una experiencia discreta,  que consigue que lo que está pasando en nuestra mente y nuestro cuerpo se torne consciente y tenga un significado. Sin una categorización emocional no podemos entender lo que estamos experimentando y no podemos comunicar nuestra experiencia a los demás ni podemos actuar sobre ella y calmarnos, si es necesario.

 

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