Shelley Reciniello, psicóloga, coach y consultora, en su libro “El líder consciente”
plantea que hoy en día tenemos que aprender a movernos por terrenos
psicológicos soterrados de las personas de la empresa ( egos exagerados que
anteponen su éxito personal al de la organización, maltrato, miedo,…) y que
sólo lo podremos lograr si entendemos y manejamos diariamente los principios
psicológicos fundamentales que mueven a las personas en el trabajo. Éstos,
según la autora son:
I.-
Los seres humanos no son racionales y todos los días entran en sus oficinas con
sus cabezas ilógicas y sus objetivos ocultos.
II:-
El autoengaño es la mayor trampa para un líder.
III.-
No todo el mundo puede ser como yo.
IV.-
Las organizaciones reproducen dinámicas familiares.
V.-
En grupo las personas experimentan una regresión.
VI.-
Todo el mundo tiene ideas preconcebidas de los demás que en su mayoría son
inconscientes,
VII.-
La discordia, la ira y el autoritarismo son fuerzas en cuyo dominio debes
esforzarte o ellos te dominarán a ti.
VIII.-
El cambio es una constante en cualquier entorno laboral.
IX.-
Una mala higiene mental destruye las ideas, la productividad, la creatividad y
tu capacidad de aplicar los otros ocho principios.
I.- LOS SERES HUMANOS NO SON
RACIONALES Y TODOS LOS DÍAS ENTRAN EN SUS OFICINAS CON SUS CABEZAS ILÓGICAS Y
SUS OBJETIVOS OCULTOS.
Esto
significa que las organizaciones tienen una vida inconsciente y que el antídoto
para mitigar su impacto en la misma es hacer lo inconsciente consciente y
construir una cultura de conocimiento consciente. Para empezar a hacerlo la
autora propone:
1.-
Aceptar que nuestra organización tiene una vida inconsciente. Es crucial ser
consciente y comprender el poder de la mente inconsciente, la nuestra y la del
resto de profesionales que trabajan con nosotros ya que las motivaciones,
ambiciones, deseos, necesidades, miedos y sentimientos ocultos de cada uno de
ellos, junto con los nuestros son los que van a dar forma a la organización.
2.-
Mantenerse bien despierto y alerta para observar lo que ocurre entre bastidores,
utilizando todos nuestros sentidos para absorber información. Recordar que las cosas no son lo que parecen.
3.-
Aprender a escuchar atentamente, no sólo las palabras o el contenido, sino
también las emociones y el verdadero significado que se esconde tras las
palabras.
4.-
Pensar antes de actuar.
5.-
Aprender a sentirse cómodo con el no saber y dedicar el tiempo necesario para
comprender los elementos conscientes y no conscientes de cada situación, así
como las motivaciones de todos los
implicados incluidos nosotros.
6.-
Preguntar por qué aunque nos haga sentir vulnerables.
7.-
Dejar que los demás pregunten por qué sin tomar represalias.
8.-
Hacer que la retroalimentación sea un diálogo sincero, sin represalias y que la
comunicación sea bidireccional y fluida tanto vertical como horizontalmente.
II:- EL AUTOENGAÑO ES LA MAYOR
TRAMPA PARA UN LÍDER
Para
evitar caer en fantasías o engaños la autora plantea que un líder debe estar abierto
al autoconocimiento y a entender cómo le ven los demás realmente. Tiene que
empezar por bucear a fondo en su historia, en sus experiencias personales y
profesionales, que suelen ser las responsables de su forma de ser en casi todos
los aspectos y responder con sinceridad a diversas preguntas sobre sí mismo,
como:
a).-
¿En qué tipo de conflictos caigo? El líder tiene que saber cuáles son los que
tiene con más frecuencia y aprender a gestionarlos. En los momentos de estrés
los viejos hábitos, miedos y ansiedades resucitan y tiene que saber cómo
se pueden apaciguar.
b).-
¿Quién lidera mi ejército: el falso yo o el verdadero?
c).-
¿Me siento inseguro y necesito la reafirmación de mi equipo constantemente?
d).-
¿Cuáles son mis flaquezas?
e).-
¿Qué opiniones recibo sobre mí mismo?
f).-
¿Qué tipo de historias cuenta la gente sobre mí?
g).-
¿Planteo a mis colaboradores una visión de la organización que gira
exclusivamente sobre mí mismo?
h).-
¿Mis colaboradores me profesan lealtad porque les inspiro o porque me temen?
i).-
¿Qué hábitos tengo?
j).-
¿Cuáles son mis secretos? Si el líder tiene algún secreto que sea motivo de
vergüenza debe hacer consciente ese motivo y pensar en los pasos que debe dar
para remediar el problema.
Cuanto
más aprenda el líder sobre lo irracional que hay en él, sus conflictos y
secretos inconscientes, más fortalecerá su yo racional y se desarrollará y
crecerá de forma armoniosa. Llegar a ser consciente y mantenerse despierto son
pasos necesarios para poder lograr ejercer un liderazgo auténtico.
III.- NO TODO EL MUNDO PUEDE SER
COMO YO
Los
directivos deben mejorar su inteligencia emocional si quieren ejercer
adecuadamente su liderazgo. Es necesario que cuenten con un ancho de banda de
emociones y empatía, pero también es necesario que entiendan que existen dos
terrenos de juego: consciente e inconsciente, en los que se producen
interacciones emocionales. Tienen que ser capaces de detectar los mecanismos de
defensa y los conflictos que deben abordar, tanto en sí mismos como en los demás
y su posible impacto. De esta forma podrán aumentar de forma considerable su
nivel de conciencia y comprensión, lo que les llevará a gestionar a las
personas y a las situaciones de una forma más integral y eficaz. El principal
objetivo es que comiencen a pensar de modo consciente sobre cómo ellos mismos y
las personas que les rodean operan a nivel psicológico, para poder ajustar su
estilo cuando lo consideren adecuado y aprender cómo no activar mecanismos y
cómo afrontar y desactivar determinadas situaciones.
Los
mecanismos de defensa son la herramienta a la que recurrimos para intentar
hurtar a nuestra conciencia todas aquellas emociones y pensamientos que nos
parecen cuestionables, manteniéndoles a buen recaudo en nuestra mente
inconsciente. Si utilizamos nuestras
defensas con moderación podemos operar sin vernos perturbados por esas
emociones o pensamientos, pero si nos dependemos excesivamente de nuestras
defensas hasta convertirlas en elementos definitorios de nuestra personalidad
tenemos un problema y lo tendrán, también, aquellas personas con las que nos
relacionemos. Cuando determinados pensamientos o emociones que nos negamos a aceptar
amenazan a irrumpir en nuestro nivel consciente, es cuando nuestro uso de las
defensas se torna más excesivo y como esto ocurre de manera inconsciente
solemos ser los últimos en darnos cuenta de lo que estamos haciendo, mientras
es evidente para los demás.
Entre
los principales mecanismos de defensa tenemos:
1.- Negación. Es
el más básico. Se da cuando nos negamos a aceptar ver algo evidente. Si hago
como si no lo veo u oigo, no existe ( infidelidades, consumo abusivo de
sustancias,…).
2.- Represión. Es
un mecanismo de defensa parecido a la negación pero que ataja las cosas de
forma que no haya nada que negar. Las personas “olvidan” lo que les ocurre,
como hacen por ejemplo las víctimas de cualquier tipo de abuso o trauma.
3.- Proyección. Si
alguien presenta un rasgo, deseo o miedo que considera nocivo o perturbador
necesita deshacerse de él, así que lanza a otra persona “la patata caliente” y
ya no tiene el problema. Lo tiene otro.
4.- Identificación con el
agresor. Se
produce por ejemplo, en niños cuando están indefensos y dependen de una persona
que abusa de ellos, la identificación es una de las pocas defensas a las que
pueden recurrir para disminuir su miedo y ansiedad.
5.- Desplazamiento. Es
el comportamiento que se manifiesta por ejemplo cuando un hombre da una patada
a su perro cuando en realidad a quien quiere dársela es a su jefe.
6.-Intelectualización.
7.- Formación de reacción. Las
emociones no aceptables se encubren a nivel superficial con una versión
exagerada de la emoción contraria.
Además
de los mecanismos de defensa más generalizados prácticamente toda conducta
puede utilizarse de forma defensiva para evitar el contacto con información
inconsciente. A veces toda la personalidad puede convertirse en un monolítico
mecanismo d defensa. Esto es lo que ocurre con las personas que padecen un
trastorno obsesivo-compulsivo. Un caso famoso que destaca la autora es el del
ex presidente Richard Nixon. Las defensas que Nixon utilizaba en los primeros
años de su vida para afrontar su falta de popularidad y aceptación eran los
mecanismos de identificación proyectiva y de hipervigilancia. Creía que debía
mantenerse permanentemente en guardia y alerta ante posibles ataques a sus
aspiraciones. Era negativo y envidiaba el éxito y la popularidad que lograban
otros. Proyectaba ira y agresividad en sus supuestos enemigos que pasaba a ser
para él, los iracundos y agresivos. Finalmente su impulso inconsciente de
destruir al enemigo como fuera le llevo
a infringir la ley lo que ocasionó el caso Watergate y su caída. Este caso muestra
cómo individuos inteligentes y preparados pueden perder la batalla por sus
conflictos personales no resueltos y los resultados negativos que pueden tener
para las organizaciones.
IV.- LAS ORGANIZACIONES REPRODUCEN
DINÁMICAS FAMILIARES
La
idea de que la historia se repite es aceptada sin problemas, pero si se trata
de la historia personal pensar que lo
que hacemos, en gran medida de forma inconsciente, o lo que nos pasa puede
resucitar con facilidad nuestro pasado no nos resulta tan atractivo. Pero la
realidad nos muestra que nos vamos a encontrar en situaciones similares una y
otra vez, vamos a mantener relaciones repetitivas y volveremos a obtener los
mismos resultados y a reaccionar siempre de forma parecida. Si no actuamos de
forma consciente, con conocimiento de la influencia de las relaciones pasadas,
especialmente de las relaciones con nuestra familia o con otras personas de
autoridad en nuestras vidas, nuestro comportamiento en nuestro trabajo se puede
ver afectado negativamente.
El
“deja vu” en el lugar de trabajo es un fenómeno que se presenta porque las
organizaciones tienen estructuras similares a las de la familia. Existen
figuras de autoridad que se convierten en los padres y nuestros compañeros
pueden ser nuestros hermanos.
Al
igual que las familias las organizaciones, necesitan que nos sintamos parte de
ellas, piden lealtad y obediencia y las recompensan. Los profesionales desean,
a su vez, formar parte de ellas y encajar para acceder a esas recompensas.
Una
razón importante para ser conscientes y crear un entorno de trabajo consciente
es la de eliminar las costosas reproducciones de los lazos familiares.
La
transferencia está presente en el liderazgo. Las personas admiran a aquellas que tienen autoridad para
resolver problemas, hacer promesas y abrir horizontes. Pero si esa transferencia
es excesiva, si la necesidad es demasiado grande puede ser peligrosa. Esto es
lo que ocurre cuando alguien sigue a un líder que le anima a violar sus valores
o cuando el narcisismo del líder crea un narcisismo secundario en sus
colaboradores que piensan que comparten la grandeza de su idealizado
“soberano”. Es necesario que el líder sea claro sobre cuál es la relación que
mantiene con sus profesionales para no alimentar su imaginación. Es fácil
aprovecharse de otras personas en el trabajo, por lo que es vital mantener unos
límites bien definidos y promover una cultura en la que se esté alerta ante la
emisión de mensajes confusos. Si albergamos expectativas sobre los demás que en
realidad tienen que ver más con nuestra propia vida que con ellos, creamos y
fomentamos proyecciones no deseadas. Harry Levinson defendía la importancia del
contrato psicológico que existe entre los profesionales y la organización y que
también existe entre cada uno de ellos y su líder. Éste tiene que establecer
políticas y procedimientos para comunicar los mecanismos de promoción y
desarrollo profesional que sean imparciales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario