Al Pittampalli, autor de “Persuadable:How Great Leaders Change Their Minds to Change the World”, en
HBR.org del 3 de marzo, plantea que cuando pensamos en los grandes líderes
vienen a nuestra cabeza determinadas características: tienen confianza en sí
mismos y están convencidos de sus creencias, se fían de su instinto y no les
importa demostrar que los demás están equivocados. Pero este arquetipo está
pasado de moda, según Pittampalli, tras pasar tres años estudiando a muchos de
los grandes líderes para el libro anteriormente mencionado, ya que éstos,
sorprendentemente, tienen algo en común: la disposición a ser persuadidos. En
un mundo crecientemente complejo estos líderes han sido conscientes de que la
capacidad de considerar las evidencias que puedan ir surgiendo y de cambiar sus
puntos de vista consecuentemente ofrece ventajas extraordinarias.
Una de
las ventajas de ser persuadido es la mejora en la exactitud a la hora de prever
el futuro. Cuando Philip Tetlock, de la Universidad de Pensilvania, dirigió un
estudio en el que se analizaron 82.361 predicciones de más de 284 expertos
encontró que el grado de acierto tenía más que ver con cómo pensaban éstos que
con sus conocimientos. Los acertantes estaban más dispuestos a escuchar y
buscar nueva información para ir ajustando sus predicciones.
Otro de
los beneficios es el crecimiento acelerado. Cuando el psicólogo K. Anders Ericsson estudió lo que diferencia
a los maestros de los mediocres en una amplia gama de complejas habilidades
cognitivas ( desde jugar a l ajedrez a tocar el violín), encontró que la calidad de la práctica
determinaba el desempeño. Los maestros se mostraban obsesivos a la hora de
identificar y mejorar sus debilidades,
lo que significaba que eran capaces de vencer la tendencia natural humana hacia
la superioridad ficticia (sobrestimar nuestras fortalezas y subestimar nuestros
fallos) al mantenerse abiertos hacia el feedback crítico de otros.
Evidentemente
los líderes no se deben dejar persuadir en todo. En un momento determinado hay
que dejar de tener en cuenta la nueva información y las opiniones y tomar
decisiones. Si el líder tiene poco tiempo o el asunto no es muy trascendente
puede ser adecuado confiar en los instintos y elegir un camino basado en
convicciones previas. Pero si la decisión es más importante es conveniente
adoptar una actitud más abierta a la persuasión. El autor recomienda para lograr
esto último:
1.- Recordar un momento de opacidad. Todos sabemos lo que es un momento de claridad: la
experiencia de finalmente comprender una situación y de saber qué se tiene que
hacer. Un momento de opacidad es lo contrario: en él no podemos contemplar la
situación claramente o nos encontramos en el caso de que lo que estábamos
seguros que era lo correcto vemos que no lo es. Los líderes que se dejan
persuadir se aseguran de recordar estos instantes cada vez que sienten que
están experimentando un exceso de confianza o de seguridad para buscar consejo
externo y considerar otros puntos de vista, aunque no tengan la inclinación
natural para hacerlo.
2.- Mantener la mente receptiva. No existe mejor manera de acercarnos a la verdad que
el discutir con las personas que no están de acuerdo con nosotros. Pero
normalmente cuando lo hacemos nos centramos más en defender nuestra postura
como si fuese una competición. Esto ocurre porque tendemos al pensamiento
blanco o negro: las posiciones y decisiones son o 100% correctas o 100%
erróneas. Pero las discusiones no deben tener este enfoque del “ganador se
lleva todo”, de hecho las mejores con frecuencia terminan con un compromiso.
Por tanto cuando nuestro compañero de debate tenga razón debemos concederla.
3.- Matar a nuestras “preferencias”. Una vez hemos abierto la puerta al feedback y al
debate podemos encontrar que la
evidencia se acumula en contra de nuestras ideas previas. El siguiente paso
será tener la disposición de cambiar de opinión. Esto puede resultar complicado
cuando nos encontramos ante creencias a las que estamos muy ligados, pero
cuanto antes reconozcamos que una idea (aunque sea muy querida) no funciona e
incorporemos las que si pueden ser correctas será mejor para el líder.
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