miércoles, 24 de febrero de 2021

EL LIDERAZGO MORAL ES HOY MÁS IMPORTANTE QUE NUNCA

 


Dov Seidman en weforum.org del pasado 19 de febrero plantea que a diferencia de la autoridad formal la autoridad moral debe ganarse a través de quiénes somos y de cómo lideramos.

Los sistemas humanos no pueden funcionar sin una autoridad formal pero lo que hace que una organización funcione adecuadamente es cuando los líderes que ocupan estas posiciones formales tienen también autoridad moral.

En un mundo en cambio la autoridad formal tiene menos fuerza. Solo la autoridad moral puede generar confianza, inspirar a los compañeros, crear un significado y ayudar  alas personas a imaginar un futuro mejor.

El nuevo informe sobre el estado del Liderazgo Moral (State of Moral Leadership Report) que incluye datos de más de 1500 profesionales,  sugiere que:

1.- Existe una gran demanda de éste pero en realidad existe escasamente.

2.- La autoridad moral al contrario que la formal puede intervenir mejorando el desempeño de los profesionales y organizaciones.

3.- Los directivos que demuestran tener niveles más elevados de liderazgo moral tienen, también, conexiones más fuertes con sus compañeros y tienden a mantener sus comportamientos éticos durante las crisis.

4.- Las oportunidades de desarrollo profesional no están haciendo lo suficiente para promover el liderazgo moral.

El informe facilita evidencias de la necesidad imperiosa de un liderazgo moral. Los líderes ya no pueden esperar incrementar el valor para los accionistas sin incrementar los valores compartidos. La misión y los márgenes, el beneficio y los principios, el éxito y el propósito están unidos de forma inextricable.

La investigación señala la necesidad de actuar: las organizaciones deben y pueden invertir en fomentar una cultura de liderazgo moral. Esta necesidad se ha incrementado con la pandemia de COVID- 19,  ya que en tiempos de crisis las personas de forma natural miran hacia las personas que ocupan puestos de autoridad para que les den respuestas, guía, acciones y esperanza.

Los datos del informe indican que una crisis moral está infiltrando todos los aspectos de nuestras vidas y nuestros entornos de trabajo no son inmunes a esta turbulencia. Para que las organizaciones sean capaces de gestionar unas dinámicas en el entorno laboral cada vez más complejas necesitan tener una visión moral. A nivel organizacional un 79% de los encuestados estaban de acuerdo en que sus organizaciones tomarían mejores decisiones de negocio si siguieran esta regla de oro: tratar a los demás como te gustaría que te tratasen. Para lograr esto necesitan contar con líderes morales al mando. En un tiempo de incertidumbre y agitación política y social el liderazgo moral ofrece el sentido de una misión y de conexión humana que las personas en todas las organizaciones y niveles desean.

Un líder moral es aquel que no solo se comporta bien sino que estimula la acción al centrar su trabajo diario y el de los que le rodean en una visión de lo que es bueno para el mundo. Respeta la humanidad y la ve en cada persona y dedica tiempo a construir relaciones profundas y únicas. Considera a las personas no como un medio sino como un fin en sí misma y escucha y aprende de aquellos a los que lidera.

Desgraciadamente el liderazgo moral no es frecuente. Casi la mitad de los líderes en los puestos más altos de las organizaciones no muestran de forma habitual los comportamientos ligados al liderazgo moral y solo en estos niveles lo muestra un 8%. En el caso del resto de niveles directivos solo el 7%  muestran de forma consistente conductas ligadas al liderazgo moral. Estos datos son sorprendentes ya que el 46% de los participantes en el estudio manifestaron que estarían dispuestos a disminuir sus salarios si pudiesen trabajar con un líder moral.

En tiempos de crisis las siguientes prácticas suelen ser predictivas de si el directivo va a ser considerado eficaz:

1.- Cultivar un sentimiento de esperanza por el futuro.

2.- Explicar las decisiones en el contexto del propósito de la organización.

3.- Escuchar y aprender de perspectivas que cuestionen sus presunciones.

Es natural asumir que el liderazgo moral trata de cómo se comportan las personas que ocupan los niveles más altos de autoridad formal, pero en realidad debe ser ejercido por todos en la organización. Conseguir crear esta cultura puede empezar por los niveles más elevados pero debe impregnar todos los procesos y sistemas que gobiernan el modo en que ésta opera.

El camino hacia el liderazgo moral a nivel organizacional es el camino que va de la obediencia ciega al consentimiento informado y finalmente al autogobierno.

   

 

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