Marcus Buckingham en la edición de mayo – junio de
Harvard Business Review plantea que los profesionales están abandonando los
trabajos y las organizaciones intentan cubrir las vacantes tomando todo tipo de
medidas que van desde subidas de sueldo a beneficios múltiples y diversos. Pero
estas intervenciones no están teniendo los resultados esperados porque no se
está abordando el verdadero problema.
Según investigaciones realizadas por el autor y
sus colaboradores en ADP Research Institute (ADPRI) antes de la pandemia, solo
el 18 % de los encuestados se sentían totalmente comprometidos con su trabajo y
solo el 14% confiaban en sus líderes y jefes inmediatos. El Centro para el
Control de Enfermedades informaba en 2018 que el 71% de los adultos padecía al
menos un síntoma de estrés en el trabajo, como por ejemplo, dolores de cabeza o
ansiedad.
La pandemia ha añadido más presión a esta
situación. El compromiso y la resiliencia se encuentran en niveles aún bajos y
una cuarta parte de la fuerza laboral estadounidense abandonó sus trabajos en
2021. Todo esto apunta al problema de que no son suficientes medidas como el
incremento del salario o de los beneficios, pero pone de manifiesto que otros
esfuerzos si pueden mejorar la calidad de vida del profesional.
Las últimas encuestas realizadas por ADPRI entre
50.000 profesionales en todo el mundo muestran que los predictores más
poderosos de retención, desempeño, compromiso, resiliencia e inclusión no
incluían el salario, estar a gusto con los compañeros, localización del trabajo
o la alineación con la misión de la organización. Todos éstos factores influyen
pero ninguno tiene tanta importancia como la respuesta afirmativa a estas tres
preguntas:
a).- ¿Me gustó trabajar todos los días la semana
pasada?
b).- ¿Tuve la oportunidad de utilizar mis
fortalezas todos los días?
c).- ¿tengo la oportunidad en el trabajo de hacer
aquello en lo que soy bueno y aquello que me gusta?
Estos resultados, junto a las últimas investigaciones de la
neurociencia y la experiencia del autor sugieren que solo cuando una organización
es capaz de ligar de forma inteligente lo que le gusta a los profesionales con
sus actividades, podrá lograr un mejor desempeño, mayor compromiso y
resiliencia y menor rotación.
Por tanto, para controlar la situación y atraer y
retener a los mejores, debemos rediseñar los trabajos alrededor de un concepto
sencillo pero poderosos: el amor por el contenido del trabajo en sí, ya que la
afinidad de las personas por su trabajo puede y debe alcanzar este nivel y
cuando lo hace cosas sorprendentes pueden ocurrir.
Crear un entorno en el que todos puedan encontrar
amor por su trabajo implica incorporar tres principios a todo lo que la
organización hace:
I.- Los profesionales son el centro. Éstos, en
lugar de los clientes o accionistas son los principales agentes de
interés en la organización.
II.- Los profesionales son únicos. Cada uno de ellos es una persona distinta con
diferentes gustos, intereses y habilidades.
III.- La confianza es la clave. Para que los profesionales descubran y
contribuyan con sus pasiones en el trabajo, lo líderes deben mostrar explícitamente
que la confianza es el fundamento de todas las prácticas y políticas.
El amor es importante porque las investigaciones realizadas por
neurobiólogos han puesto de manifiesto que los “elementos químicos del amor”
disminuyen la función regulatoria del neocortex ampliando nuestra perspectiva
sobre nosotros mismos y liberando a nuestra mente para aceptar nuevos
pensamientos y sentimientos, por ejemplo registrando las emociones de los demás
de forma más intensa, recordando los detalles de forma más vívida, desempeñando
las tareas cognitivas mejor y más rápidamente y mostrándonos más optimistas,
leales, dispuestos a perdonar y abiertos a nuevas informaciones y experiencias.
Por tanto, si amamos nuestro trabajo, éste no
tiene que ser un estresor sino una fuente de energía y resiliencia. Los datos
de las encuestas realizadas por ADPRI sobre el tema ponen de manifiesto que las
personas que aman su trabajo cotidiano suelen ser más productivas, permanecen
más tiempo en las organizaciones y son capaces de superar los retos inevitables
de la vida. Esto no quiere decir que el trabajo debe consistir exclusivamente
en aquello que amemos. No existen datos que prueben que las personas más
productivas y comprometidas con el trabajo amen todo lo que hacen. Lo que
implica es que, si lo líderes desean que sus profesionales mantengan un alto
desempeño, se queden en la organización y se muestren comprometidos y
resilientes deben procurar ayudarles activamente a que encuentren algo que amen
en el trabajo que realizan diariamente.
Datos procedentes de la Clínica Mayo refuerzan
este hallazgo y sugieren que un 20% es un umbral adecuado. Sus investigaciones
sobre burnout en médicos y enfermeras muestran que si menos del 20% del trabajo
consiste en actividades que nos gusta hacer, tendremos más posibilidades de
experimentar burnout físico y psicológico.
Para la mayoría de las personas el encontrar ese
mínimo nivel de amor por nuestro trabajo resulta complicado, ya que muchos
directivos no han dado importancia a este tema y han diseñado entornos
laborales y trabajos faltos de amor, en los que el trabajo se define por pasos
estandarizados o competencias definidas y el éxito se mide por el grado en el
que el profesional se acerca a esos requisitos. Ejemplos son los trabajos de
distribución y de entrega de productos.
No es justo ni realista poner la responsabilidad
de sentir amor por su trabajo en los
trabajadores de estos sectores, ya que no están diseñados pensando en ellos.
Las organizaciones deben comenzar a diseñar trabajos con el amor en mente, para
conseguir que los profesionales comprometidos y resilientes se sientan
inspirados y no agotados por sus trabajos. Como resultado ofrecerán mejores servicios
y productos a sus clientes y realizarán compromisos más sostenibles a sus
comunidades. Para alcanzar el ideal de Amor + Trabajo las organizaciones están
comenzando a implementar aspectos de los tres principios centrales mencionados:
I.- LOS PROFESIONALES SON EL CENTRO
Una organización centrada en el Amor + Trabajo se
construye basándose en el reconocimiento y compromiso con cada persona que
acude a trabajar en ella y considera a sus profesionales como el punto integrador
con el resto de agentes de interés, en
lugar de uno de ellos exclusivamente. Son, evidentemente, los responsables de
que el trabajo se realice y los que crean el valor para los productos o clientes.
Esto requiere que cada empleado sea considerado un ser humano y no una pieza de
una maquinaria.
Estas organizaciones se caracterizan por:
1.- Reclutar seres humanos no trabajadores
Con un enfoque más humano estas organizaciones
son rigurosas y explican con gran detalle las razones por las que cada
candidato se ha seleccionado y qué fortalezas y “amores” específicos han visto
en el mismo, incluyendo, pero yendo más allá, de cómo, por esta razón puede
aportar valor para el logro de la misión de la organización.
2.- Comprometerse con el aprendizaje permanente
Una organización Amor+ Trabajo invierte en la
formación continua de cada empleado. Puede ser en forma de pago directo de las
tasas académicas para la obtención de títulos universitarios como hacen Amazon,
Walmart y otras empresas o concediendo a sus profesionales una cierta cantidad
de tiempo discrecional para perseguir sus propios proyectos como Google. Todas
estas iniciativas transmiten al trabajador de forma explícita que su desarrollo
y crecimiento tienen un valor intrínseco, aunque no sea de momento evidente,
para la organización.
3.- Apoyar a los profesionales que abandonan la organización
Una organización Amor + Trabajo cuenta con un
programa formal de gestión de la salida de los empleados, que refuerza el
mensaje de que la importancia delas personas
como seres humanos se extiende más allá de su tiempo de trabajo en la
organización. Muchas compañías, como por ejemplo Accenture y McKinsey han
encontrado que mantenerse cercanos a una comunidad fuerte de antiguos trabajadores
ofrece beneficios prácticos y es una forma de mostrar su compromiso con cada
empleado como persona.
II.- CADA PROFESIONAL ES ÚNICO
La neurociencia ha mostrado que existen múltiples
conexiones sinápticas en cada cerebro humano lo que produce innumerables
variaciones en la forma en que pensamos y sentimos. Por tanto, no resulta
sorprendente que las personas realizando los mismos trabajos amen y hagan su
trabajo de forma diferente unas de otras. Una organización diseñada alrededor
del concepto de amor al trabajo construye las prácticas de sus profesionales teniendo
en cuenta este hecho y fomenta el que los líderes de los equipos aprovechen las
características especiales de cada miembro de los mismos. Para ello recomienda:
1.- Evitar
herramientas que estandaricen
En una organización Amor + Trabajo cada rol
profesional se define por unos pocos resultados medibles en lugar de por
un modelo competencial, tales como
niveles de ocupación y de satisfacción de los clientes en el caso de los
directores de hotel o volumen de ventas y crecimiento del número de clientes en
el caso de vendedores. Cuando los resultados se han identificado y calibrado
cuidadosamente los profesionales pueden precisar las actividades que aman y
recibir ayuda para encontrar su propio camino hacia esos resultados.
En estas organizaciones se evitan también las herramientas
de feedback que valoren a cada persona en relación a una lista estandarizada de
competencias. Organizar la compañía alrededor del amor al trabajo implica que las
carreras no se definen por una serie de competencias rígidas requeridas en cada
nivel. Los modelos de competencias no tienen en cuenta que las personas en cada
rol disfrutan con distintas actividades y aspectos del mismo y, por tanto,
sobresalen en el rol utilizando distintos métodos.
2.-
Organizar la actividad alrededor de los equipos
En un equipo las preferencias y aversiones de cada
persona se pueden combinar con las de otros miembros del equipo para conseguir
algo más valioso que lo que cada uno puede conseguir por sí solo.
Una organización centrada en las personas instaura
programas formales de incorporación al equipo para que cada miembro sepa las
razones por las que fueron elegidos. Esta introducción incluye descripciones
detalladas de las habilidades y talentos que aportan a sus equipos y en qué se
pueden apoyar, a su vez, con cada miembro del equipo. Con el incremento del
trabajo en remoto las organizaciones deben incidir todavía más en la
importancia de estos programas de incorporación.
III.- LA CONFIANZA ES LA CLAVE
La parte más importante de formar un equipo es
desarrollar la confianza con y entre los miembros que los constituyen. Ésta
impulsa la capacidad de los profesionales para descubrir y hacer aquello que
aman. Para generar confianza en las organizaciones debemos eliminar
determinados rituales y crear otros:
1.- Descartar rituales que erosionan la confianza
Una organización Amor + Trabajo confían en sus profesionales
para que fijen ellos sus propios objetivos que son discutidos y ajustados en
caso necesario a lo largo del año, en lugar de imponerlos desde arriba lo que evita
que los empleados piensen en cómo hacer que el trabajo les guste realmente y en
cómo pueden contribuir al mismo.
Utilizar ratios de desempeño no es fiable ya que
si se reduce a todas las personas a números la organización no va a ver a la persona
en su totalidad y los profesionales van a sentir que están siendo monitorizados
pero sin tener en consideración ni conocimiento de lo que se necesita para
hacer su trabajo.
2.- Prestar atención
Una organización Amor + Trabajo construye un entorno
de confianza prestando atención a su profesionales a través de los líderes de
sus equipos, lo cual requiere empoderar a dichos líderes y reducir su ámbito de
responsabilidad para facilitar la atención frecuente e individualizada. En ella
se contempla las reuniones semanales entre el líder y cada uno de los miembros
del equipo se consideran un ritual clave. Durante la charla el líder indaga
sobre el pasado y futuro inmediatos
preguntando:
a).- ¿Qué te gustó de la semana pasada?
b).- ¿Qué es lo que no te gustó?
c).- ¿Cuáles son tus prioridades la próxima semana?
d).- ¿Cómo puedo ayudarte mejor?
Hacer estas preguntas semanalmente durante un año
asegura que los profesionales confíen en sus líderes de equipo. No importa que
estos encuentros sean presenciales, telefónicos, por correo electrónico o
mediante una app, lo importante es que se produzcan.
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