jueves, 5 de enero de 2023

CÓMO LIBERARNOS DE LA MENTALIDAD DE REBAÑO

 


Manfred Kets de Vries en INSEAD Knowledge del pasado 20 de diciembre plantea que el fomento del pensamiento independiente puede ayudarnos a superar peligrosos comportamientos de rebaño y al pensamiento grupal.

Todos hemos vivido situaciones en las que resulta más sencillo seguir a la masa que ir contra ella. Cambiamos nuestra forma de pensar y sucumbimos a la presión del grupo solo con que nos digan que la mayor parte de las personas piensan de una forma determinada en relación con un tema. Al internalizar inconscientemente las opiniones, sentimientos y estados de ánimo de los demás podemos terminar pensando que sus ideas son las nuestras.

Aunque valoramos nuestra individualidad y nos gusta imaginar que controlamos nuestras vidas, estamos programados para imitar a los demás y a seguir al rebaño. Y, cuando surgen situaciones de crisis estamos mucho más dispuestos a aceptar las sugerencias de otras personas, sin mostrarnos críticos. Lo preocupante es que nuestra mente mantiene la ilusión de que lo que hacemos está basado en nuestro juicio independiente.

La mentalidad de rebaño se encuentra en todas partes desde el sector financiero hasta los estallidos de violencia de las masas, movimientos religiosos o políticos, eventos deportivos, etc. En cada una de estas situaciones los individuos adoptan opiniones basándose en lo que otras personas dicen, sin considerar las evidencias.  

Muchas situaciones amenazantes, reales o imaginarias, pueden provocar este comportamiento. Son circunstancias no solo de riesgo físico, sino también ocasionadas por el temor a ser considerados diferentes, dubitativos o los “raros”. Por ejemplo, las personas pueden tomar decisiones irracionales o no óptimas y comportarse como un rebaño cuando desean encajar, lo que puede ocasionar pensamiento grupal.

Sin el instinto de rebaño nuestros antepasados no se habrían unido para luchar contra los animales salvajes o no se habrían ayudado para recolectar comida. Aunque existen muchos beneficios derivados de vivir y trabajar de forma cooperativa en grupos, el comportamiento de rebaño puede hacernos muy susceptibles ante la manipulación. Este es el caso particular, por ejemplo, en el contexto del liderazgo, de los líderes neo-autoritarios que explotan la mentalidad de rebaño para lograr el poder.

El lado oscuro de esta conducta se manifiesta cuando el juicio individual y los proceso de formación de opiniones se cierran. Esencialmente tiene lugar un proceso de contagio social, lo que implica que surge la tendencia a automáticamente imitar y sincronizar las expresiones, palabras, posturas y movimientos con otras personas lo que contribuye a la convergencia en los comportamientos.  

Solo se necesitan un 5% de lo que los científicos llaman “individuos informados” para influir en la dirección de una masa de personas, movilizando al 95% a que les sigan sin que sean conscientes de ello.

Esta programación de “rebaño” en nuestras mentes explica por qué personas sanas y sensibles pueden llegar a rechazar el sentido común, por  lo que no nos debe sorprender que en momentos de incertidumbre miremos hacia los líderes que muestran fortaleza para que guíen nuestro comportamiento.

De Vries recomienda para no caer en esta mentalidad que:

1.- Identifiquemos e indaguemos sobre nuestras creencias personales. Fomentar la reflexión y el pensamiento independiente puede reducir el riesgo de caer en comportamientos de rebaño. Necesitamos hacer preguntas, considerar nuestras opciones y educarnos para poder tomar decisiones bien informadas, aunque signifique correr el riesgo de parecer ingenuos.

Sólo por el hecho de que los demás estén tomando una decisión rápida no quiere decir que ésta sea acertada. Siempre va a ser la opción más cómoda el seguir al rebaño en lugar de realizar juicios independientes. Por tanto, al hacer una elección debemos examinar nuestros prejuicios y cuestionar sus fuentes.

2.-Evaluemos y justifiquemos nuestras opciones. Aceptar la necesidad de justificar nuestras opciones hará que nuestra tendencia ciega a imitar a otras personas sea menor y a analizar las ideas antes de adoptarlas. Es tarea nuestra el evaluar nuestras creencias personales cuando contradicen lo que los demás están haciendo. Debemos dar la bienvenida a opiniones diferentes, pero al mismo tiempo intentar comprender las razones por las que son tan diferentes,

Independientemente de la postura que adoptemos siempre existirá una gran presión ( consciente o inconsciente) para pertenecer a un grupo y será difícil oponerse a la opinión de la mayoría. Siempre tendremos que luchar con la creencia, por muy irracional que sea, de que un gran número de personas no pueden estar equivocadas.

Es nuestro desafío oponernos a esta idea. No debemos asumir nunca que algo es correcto porque la mayoría de las personas están de acuerdo con ello y si debemos preguntarnos si las opciones que elegimos son realmente las nuestras o si hemos caído en un patrón de rebaño.

3.- Reflexionemos y demoremos la acción. Tenemos que ser conscientes, también, de hasta qué grado el estrés está afectando nuestra capacidad de  toma de decisiones. Una toma de decisiones reflexiva es fundamental cuando sentimos la presión de tener que actuar con rapidez. Es aconsejable que demoremos el actuar hasta que hayamos valorado la situación y seamos plenamente conscientes de lo que está ocurriendo.

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