Rosa Montero en "El País semanal" del pasado 16 de
diciembre titulaba su artículo de esa semana "Enorme María Santos". En él
recordaba la figura de María Santos Gorrostieza ex-alcalde mexicana que el pasado
12 de noviembre cuando llevaba a su hija pequeña al colegio fue secuestrada en presencia de ésta. Ocho días después, apareció su cuerpo de apuñalado, quemado, golpeado y con las
muñecas atadas a los talones.
María Santos
Gorrostieta era considerada una heroína del siglo XXI, un
símbolo del desafío a los cárteles de la droga, una superviviente de dos
intentos de asesinato previos, en uno de los cuales murió su primer marido y en
el segundo quedó con graves secuelas. Era médico de profesión, pero desde 2008
a 2011 fue alcaldesa de Tiquicheo, en territorio dominado por los narcos y se
enfrentó a ellos. En el año 2011 en una entrevista dijo: "A pesar de mi
propia seguridad y la de mi familia, tengo una responsabilidad con mi pueblo,
con los niños, las mujeres y los hombres que se parten el alma todos los días.
No es posible que yo claudique cuando tengo tres hijos a los que tengo que
educar con el ejemplo". Dejó la alcaldía en 2011 al no ser elegida y le
retiraron la escolta, a pesar de las amenazas, que tristemente se cumplieron el
pasado mes de noviembre.
María, representa un
liderazgo ejemplar, admirable y valiente
al ser capaz de dar la vida por unos ideales éticos, venciendo sus temores y es un modelo de esperanza de que, aunque a
veces parezca que, como en este caso, los valores primordiales del ser humano han
sido derrotados su ejemplo queda como demostración de que hay que seguir intentándolo y de que no podemos, ni debemos rendirnos.
Como finaliza Rosa
Montero su artículo: "Déjame que repita su nombre: María Santos
Gorrostieza Salazar. Sin ella, y sin todas esas mujeres asombrosas que hay como
ella, este planeta sería un lugar inhabitable".
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