miércoles, 17 de abril de 2013

LOS MOTORES DE LA AMBICIÓN






El  boletín “Leading Effectively” del Center for Creative Leadership del mes de abril incluye un artículo, “What Drives Ambition — and Are You Going Too Far?”, en el que los editores plantean que aunque necesitamos ser ambiciosos para tener éxito, esa ambición nos puede ocasionar problemas.

Las investigaciones que han llevado a cabo en el centro muestran que los líderes que no manejan adecuadamente su ambición pueden dañar no sólo sus carreras, sino el éxito de su organización.

Un exceso de ambición nos puede llevar a:

a).-  Tomar decisiones estratégicas pobres y sesgadas.

b).- Mantener relaciones interpersonales con dificultad.

c).- Carecer de la confianza de los demás.

Existen tres necesidades básicas que mueven la ambición:

1.- LA NECESIDAD DE COMPETENCIA. Queremos ser competentes y que los demás nos consideren así. Tener la razón, tomar las decisiones correctas, hacer las cosas adecuadas nos hace sentirnos capaces y tener confianza en nosotros mismos. Pero debemos tener cuidado y no caer en el error de tener la necesidad de hacer siempre todo bien desde la primera ocasión. Si nuestro deseo de competencia es exagerado nuestro sentido de superioridad, competitividad y orgullo se lleva a extremos excesivos. El deseo de tener siempre razón, vencer una batalla y lograr nuestras metas personales  puede afectar nuestra habilidad de hacer las cosas con los demás y a la larga actuar negativamente en nuestro desarrollo profesional.

2.- LA NECESIDAD DE LOGRO. Valoramos el trabajo duro y el desempeño de alto nivel. La necesidad de logro hace que podamos ejercer una presión intensa hacia nosotros mismos y los demás para obtener un desempeño determinado. Si esta necesidad es excesiva puede hacer que presionemos demasiado y logremos el agotamiento, tanto personal, como de los que nos rodean. Nos lleva a comportarnos de manera unilateral y con aspereza. La sensación de poder y de tener el control nos motiva. Llevada al extremo la necesidad de logro puede tener un efecto negativo en los compañeros, equipos y la organización, así como en la familia, amigos y la salud personal a largo plazo.

3.- LA NECESIDAD DE RECOMPENSA. Deseamos tener éxito, sentir que tenemos éxito y ser vistos como personas que triunfan. Esto incluye los privilegios, beneficios y honores que acompañan al éxito. Si nos preocupamos en exceso de nuestro perfil personal corremos el riesgo de perder de vista el contexto real de nuestro trabajo. Cuando nuestro deseo de status es exagerado dedicamos demasiados esfuerzos para proteger nuestro nivel y sus privilegios. Al promocionarnos excesivamente los demás se pueden resentir y disminuirán nuestras posibilidades de motivarles  y  de  lograr su colaboración.

Manejar correctamente la intensidad de estos tres motores de la ambición requiere un profundo autoconocimiento, así como una comprensión profunda del contexto en el que nos movemos. Una ambición moderada y equilibrada es normalmente la mejor solución.

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