Olivia Fox plantea, en su libro “El mito del carisma” del que hemos hablado en entradas anteriores, que del mismo modo que existen distintos estilos de personalidad nos podemos encontrar con diferentes estilos de carisma. Entre ellos destaca:
Se basa principalmente
en la sensación de presencia. Transmite a los demás la sensación de que estamos
plenamente presentes, con ellos, escuchándoles y absorbiendo lo que dicen. Este
carisma hace que los demás se sientan oídos, escuchados y comprendidos. Otro
componente fundamental es la capacidad de comunicar respeto por las personas.
Puede tener una fuerza sorprendente.
Este tipo de carisma se
valora a través de la conducta. La presencia es clave y cualquier lenguaje
corporal distraído y poco atento lo socavarán. Exige la capacidad de centrarse
y estar auténticamente presente. Unas buenas aptitudes para la escucha son
imprescindibles, junto a un cierto grado de paciencia. Se puede desarrollar
cultivando la capacidad de estar presente con técnicas como las que vimos en
una entrada anterior.
Tiene dos riesgos:
1.- Si parece que
tenemos poco poder se puede interpretar como una actitud servil.
2.- Si no va acompañado
de cordialidad la interacción puede empezar a parecer una entrevista o un
interrogatorio.
El carisma de
focalización requiere, pues, ir acompañado de un mínimo de confianza y
cordialidad. Es particularmente útil cuando necesitamos que los demás se abran
y compartan información y en situaciones difíciles como las negociaciones o
para distender conversaciones hostiles. Se debe evitar cuando es necesario
parecer que tenemos un alto nivel de autoridad o durante las emergencias,
cuando sea preciso asegurarse una obediencia inmediata.
Este tipo de carisma
hace que los demás crean y se sientan inspirados. Puede ser extraordinariamente
efectivo aunque no haga, necesariamente, que gustemos a los demás (Steven
Jobs poseía este estilo de carisma), ya
que por nuestra incomodidad natural con la incertidumbre, en un mundo en
constante cambio, anhelamos algo sólido a lo que agarrarnos.
Transmitir un carisma
de visión requiere la capacidad de proyectar una convicción y una confianza
completas en una causa. Se basa en el poder, pero también en la cordialidad. Los
visionarios carismáticos no son, necesariamente personas cordiales, pero
sienten su visión con fuerza, incluso apasionadamente. Y para que esa visión
pueda ser considerada de verdad carismática debe incluir un cierto grado de
nobleza y altruismo.
Se valora
fundamentalmente a través de la conducta, especialmente consideramos el
lenguaje corporal y la actitud. Si parecemos inspirados los demás tenderán a
dar por sentado que hay algo que nos inspira, por lo que el mensaje importa.
Tenemos, por tanto, que saber elaborar una visión audaz y transmitirla de forma
carismática, con una convicción profunda y sin dudas.
Puede tener el matiz negativo de llegar a inspirar ideas fanáticas
con consecuencias desastrosas (los suicidios en masa de seguidores de sectas.
Es importante
utilizarlo cuando necesitamos inspirar a alguien o desarrollar la creatividad
de nuestros colaboradores.
Se caracteriza por la
cordialidad. Conecta con el corazón de las personas y hace que nos sintamos bienvenidos, apreciados
y sobre todo aceptados. Igual que en los dos tipos descritos anteriormente
juega un papel fundamental el lenguaje corporal, específicamente de la cara,
especialmente a través de los ojos.
Para aprender a
desarrollarlo debemos intentar conseguir un estadio mental del que emane cordialidad,
utilizando herramientas internas tales como la gratitud, la benevolencia, la
compasión o la indulgencia de las que hemos hablado en entradas anteriores. Es
fundamental evitar cualquier lenguaje corporal que transmita tensión, crítica o
frialdad.
Debe acompañarse de
sensación de fuerza para evitar dar la impresión de que se está demasiado
deseoso de complacer, manifestando un mínimo de poder.
Puede presentar el
inconveniente de que al cautivar a las personas estas puedan sentirse
defraudadas, heridas o resentidas cuando no se les da cabida en nuestras vidas
o si lo hacemos fomentar la adulación y el apego excesivo.
Es conveniente
utilizarlo cuando se quiere crear un vínculo emocional o hacer que alguien se
sienta seguro o cómodo. Puede ser muy valioso en algunas situaciones como al dar malas noticias o si tenemos que
tratar con personas difíciles.
Se debe evitar si
necesitamos mostrar autoridad o si existe el riesgo de que alguien se sienta
demasiado cómodo y nos quiera involucrar demasiado en su vida.
Es el tipo de carisma en
el que el poder juega un papel más importante. Los que lo poseen no gustan
necesariamente.
Se basa, especialmente,
en la percepción de poder y en la convicción de que la persona que lo posee
tiene el poder de influir en nuestras vidas. Este carisma se evalúa por medio
de cuatro indicadores:
1.- El lenguaje
corporal. Valoramos si emana seguridad en su poder de influir en los demás. es
el factor más importante, ya que cualquier signo de inseguridad eliminará la
posibilidad de que exista un carisma de autoridad y viceversa.
2.- La apariencia.
Sirve para determinar el estatus de la persona, siendo la ropa un factor clave.
3.- El título o puesto
que ocupa en la sociedad.
4.- La forma en que los
demás reaccionan ante la persona. Alguien que ocupe un alto cargo pero recibe
poco respeto tiene menos poder real que otra persona con un título inferior,
pero que es muy admirada.
Para desarrollar
carisma de autoridad debemos ser capaces
de proyectar poder exhibiendo signos de estatus y confianza.
Como éste se ve
afectado con tanta fuerza por el lenguaje corporal va a depender de lo seguros
de nosotros mismos que nos sintamos en ese momento determinado. Se pueden
utilizar herramientas como la visualización para intentar entrar en un estado
mental lleno de seguridad en nosotros mismos. También se debe aprender a
"ocupar espacio" con nuestra postura, reducir gestos no verbales
(como asentir con la cabeza en exceso), hablar menos y hacerlo más lentamente,
sabiendo cuando hacer una pausa y modulando la entonación.
La apariencia hemos
visto que es muy importante por lo que se debe elegir la ropa adecuada, que en
numerosas ocasiones deberá ser cara o parecer de alto nivel.
Este tipo de carisma
tiene la ventaja de que escuchan y con frecuencia obedecen al que lo posee,
pero tiene varias desventajas:
1.- Puede inhibir el
pensamiento crítico en los demás.
2.- No invita a que nos
respondan por lo que nos arriesgamos a no recibir la información que podemos
necesitar realmente.
3.- Puede hacernos
parecer arrogantes. Para evitarlo debemos aprender a emanar cordialidad que va
a ser más valorada ya que consideran que tenemos un alto estatus.
Es útil en cualquier
situación en la que queramos que nos escuchen y obedezcan, especialmente en
situaciones de crisis y siempre que necesitemos la conformidad inmediata de los
demás.
Se debe evitar en
ambientes sociales, en situaciones de negocios delicadas ( dar malas noticias
por ejemplo) y si queremos estimular la creatividad o las reacciones
constructivas, ya que como hemos visto, puede inhibir el pensamiento crítico de
los demás.
No existe, según la
autora, ningún estilo de carisma que dé
resultado en cualquier situación. Depende de las circunstancias y de la
persona. Para decidir qué elementos del carisma debemos poner de manifiesto se
pueden valorar tres indicadores:
a).- La personalidad.
Elegir los estilos, herramientas y
técnicas que encajen mejor con nuestras cualidades y con nuestros estados
emocionales ( por ejemplo no tratar de lograr un carisma de autoridad si nos
sentimos inseguros).
b).- Las metas que se
pretenden alcanzar: obediencia, confianza, compartir,...
c).- La situación del
contexto en el que se quiere intervenir. Desde la perspectiva:
1c).- Emocional:
valorando cómo se sienten las personas que nos rodean y cuáles son sus
necesidades en ese momento.
2c).- Social: una
conducta puede ser interpretada como carismática en una determinada sociedad
pero no en otra. Fox pone como ejemplo como el mismo grado de contacto visual puede
ser recibido como una mirada sincera y directa en la mayor parte de
Norteamérica y como una mirada agresiva e
inaceptable en algunas partes de Asia.
Se trata de acceder a
distintos aspectos de nuestra personalidad y sentirnos cómodos al expresarlos
ya que todos tenemos en nuestro interior un cierto grado de bondad y un mínimo
de autoridad. Según se practique cada estilo éste se irá haciendo gradualmente
más natural.
Los distintos tipos de
carisma se pueden también combinar, añadiendo, por ejemplo algo de benevolencia
al carisma de autoridad o de autoridad al carisma de focalización.
Carisma de autoridad
|
Carisma de visión
|
Carisma de focalización
|
Carisma de bondad
|
|
Fundamento
|
Confianza
|
Convicción
|
Presencia
|
Afecto
|
Ejemplos
|
Winston Churchill
|
Steven Jobs
Martin Luther
King
|
Gandhi
Bill Gates
|
Dalai Lama
Madre Teresa
|
Hace
que los demás se sientan
|
Impresionados
Intimidados
Acobardados
|
Inspirados
Seguros
|
Oídos
Escuchados
Comprendidos
|
Aceptados
Incluidos
Valorados
|
Cómo
conseguirlo
|
Proyectar un estatus
alto y una gran confianza en nuestra capacidad para impactar e influir en los
demás
|
Proyectar una
convicción absoluta en una causa o visión noble
|
Proyectar
atención, focalización y presencia
|
Proyectar cordialidad,
afecto y aceptación
|
Qué
ven los demás
|
Comportamiento:
Expresión facial,
lenguaje corporal, modo de actuar
Apariencia: Símbolos
de estatus, vestimenta
Reacciones de los
demás, títulos
|
Comportamiento:
Expresión facial,
lenguaje corporal, en particular la voz
|
Comportamiento:
Expresión facial,
lenguaje corporal, en especial los ojos
|
Comportamiento:
Lenguaje corporal
expresado en los ojos y en la voz
|
Ventajas
|
Lo escucharán y
lo obedecerán
Útil en
situaciones de crisis
|
Inspira una
convicción ferviente
Inspira
creatividad y trabajo en equipo
|
Fácil de acceder
Asombrosamente
poderoso
|
Crea un vínculo
emocional y un espacio seguro
Hace que gustemos
a los demás
|
Inconvenientes
|
Inhibe el
pensamiento crítico
Desalienta la
respuesta
Puede parecer
arrogante
|
Puede inspirar
una fe fanática
Puede parecer excesivamente
ferviente
Muy dependiente
del contexto
|
Puede parecer
ansioso por gustar o servir
Puede parecer
vehemente o interrogador
|
Puede llevar a un
apego y un compartir excesivos
Puede ser
inapropiado en el mundo de la empresa.
|
Forma
de equilibrarlo
|
Aumentar la
cordialidad
|
Mostrar
vulnerabilidad
|
Aumentar la confianza
Aumentar la
cordialidad
|
Aumentar la confianza
|
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