Andrew Blackman, escritor y colaborador del Wall Street Journal, en la
edición del 27 de abril de la citada publicación, planteaba que investigaciones
recientes muestran que las mejores mentes de negocios toman decisiones de una
forma muy distinta a como pensamos que lo hacen.
A través de las técnicas de neuroimagen los científicos están analizando
lo que ocurre en el interior del cerebro ante diversas situaciones como cuando
las personas trabajamos o resolvemos problemas. Algunos de los últimos
descubrimientos son:
1.-
DESCONFIAR DE LAS FECHAS LÍMITES SI QUEREMOS INNOVAR.
Con frecuencia pensamos que el tener una fecha límite nos puede servir
para que abandonemos nuestras inercias y hagamos nuestro trabajo, pero las
investigaciones sobre el funcionamiento del cerebro sugieren que lo contrario
es lo acertado. Una fecha tope frecuentemente limita nuestro pensamiento y nos
puede llevar a tomar peores decisiones.
Richard Boyatzis, junto a su colaborador Anthony Jack y
otros expertos, ha encontrado que tener una fecha límite muy ajustada
incrementa los niveles de estrés. Los estudios muestran que se activa
preferentemente la zona de nuestro cerebro que se ocupa de la realización de
las tareas y que utilizamos para resolver problemas, pero que no coincide con
la que produce ideas originales. Cuanto menor sea el plazo, menos abiertos
estamos a buscar formas alternativas de solucionar los problemas. Boyatzis
mantiene que: “En los momentos en los que las organizaciones necesitan
profesionales que piensen de forma distinta, se salgan de lo establecido y sean creativos, es cuando ni siquiera son
capaces de ver lo que tienen delante”. Como las fechas límite son imposibles de
eliminar Srini Pillay, professor en la facultad de medicina de Harvard y fundador de la empresa de coaching NeuroBusiness Group, sugiere que las
organizaciones deben ayudar a sus profesionales a reducir su ansiedad y a
acceder a las partes creativas de su cerebro aunque estén sometidos a situaciones
de presión.
Una de las técnicas que recomienda el autor es dejar que la
mente vague, con ejercicios como la meditación, que nos puede ayudar a pensar
de forma diferente.
2.- LAS
GRANDES INCERTIDUMBRES CONDUCEN A MALAS DECISIONES.
Pillay , en este sentido, cita un estudio en el que se
descubrió que los sentimientos de incertidumbre activan zonas del cerebro
asociadas con la ansiedad y el malestar, lo que va a influir a la hora de tomar
decisiones. Dicho estudio, también mostró que el 75% de las personas en
situaciones de incertidumbre predijeron, de forma errónea, que ocurrirían cosas
malas, por lo que las reacciones y decisiones tomadas en situaciones de miedo y
ansiedad podían ser equivocadas. La actitud a adoptar, ya que vivir con
incertidumbre parece ser un rasgo común en las organizaciones actuales, puede
ser la de no evitarla sino aprender a aceptarla. Pillay mantiene que es
importante que seamos conscientes de que nuestras respuestas con frecuencia
pueden ser exageradas y de que
normalmente ninguna decisión es totalmente definitiva, por lo que si las
circunstancias cambian se pueden modificar.
3.- LOS
BUENOS PENSADORES MIRAN MÁS ALLÁ DE LOS HECHOS.
Las investigaciones parecen demostrar que los mejores
líderes se apoyan más en las emociones que en la lógica.
Roderick Gilkey, profesor de management y profesor asociado de psiquiatría en la
Universidad de Emory, realizó un estudio
para observar que ocurre cuando los ejecutivos están tomando decisiones
estratégicas. Encontraron que en la
corteza prefrontal, el área del cerebro conocida por su importancia para tareas
tales como planificación o pensamiento lógico, tenía actividad, pero ésta era
menor que en las áreas del cerebro que se ocupan del pensamiento social y
emocional. David Rock, director del centro de investigación NeuroLeadership Institute plantea en relación con este estudio que: “La
conclusión potencial es que las personas que son buenos estrategas, no sólo
confían en la lógica y la razón, sino que también se apoyan en los sentimientos
y emociones”. Tener la capacidad de mirar los problemas a través de los ojos de
los demás es tan importante, normalmente, como analizar los hechos. El autor
pone el ejemplo de un líder que intente ejecutar una nueva y controvertida
estrategia puede asumir que es suficiente con decir a su equipo lo que tienen
que hacer, sin reconocer que éstos pueden sentir que su estatus se resiente al
quedar fuera de las decisiones. Un líder excepcional instintivamente reconoce
la necesidad de involucrar a todos para alcanzar los objetivos.
El problema surge porque la mayoría de las personas no somos
capaces de pasar de forma efectiva de una forma de pensar analítica a una social.
Matthew Lieberman, profesor de psicología en la Universidad de California
mantiene que nuestra mente es capaz de alternar ambas maneras de pensar, pero
que no intentamos hacerlo porque cuando nos encontramos en una de ellas lo que
hacemos es reforzarla, en lugar de buscar las otras alternativas. Recomienda
estar alerta para evitar que esto se produzca y por ejemplo si nos encontramos
en una reunión en la que solemos centrarnos en los datos, debemos poner
recordatorios en nuestras anotaciones de que debemos ser conscientes de medir
la temperatura social de la misma de vez en cuando.
4.- LOS
LÍDERES DEBEN MANTENER UNA ACTITUD POSITIVA.
Boyatzis y otros investigadores han analizado lo que ocurre
en el cerebro cuando las personas recuerdan sus interacciones con un buen
líder. Los patrones son muy similares a los encontrados en otro estudio en el
que se observaba lo que ocurría al recibir coaching positivo. La áreas del
cerebro implicadas en el pensamiento social se activaban al tiempo que lo
hacían las asociadas con emociones positivas. Los mejores líderes, parece que
son eficaces motivando a sus
colaboradores mediante el reconocimiento y recompensas, creando, de esta forma,
un fuerte lazo emocional y el compromiso de éstos.
David Waldman, profesor de management en la Universidad
Estatal de Arizona ha trabajado junto a Pierre Balthazard y otros colaboradores para
realizar estudios para encontrar cómo el funcionamiento de las conexiones
internas en el cerebro no es el mismo en los líderes efectivos y en los que no
lo son. Uno de sus hallazgos tiene que
ver con el liderazgo inspirador (la habilidad de articular una visión que
inspire a las personas y les haga identificarse con nuestra estrategia). Se ha comprobado que
esta habilidad está fuertemente relacionada
con conexiones entre determinadas áreas del cerebro. Los buenos líderes parece
que realizan estas conexiones de manera natural, mientras los menos efectivos
no lo hacen. Waldman y sus colaboradores están intentando corregir esta
limitación enseñando a las personas a accede a esas zonas de su cerebro.
Utilizan el neurofeedback, que es una técnica que entrena al cerebro para
aprender nuevos procesos. Un ordenador monitoriza los patrones del cerebro
mientras las personas observan una actividad en una pantalla, como si fuese una
película y les da un refuerzo positivo o negativo. Si la persona no está
mostrando el patrón cerebral deseado la pantalla por ejemplo puede ponerse
borrosa y cuando tiene el adecuado vuelve a la normalidad. Gradualmente las
personas aprenden a seguir los patrones que tienen un refuerzo positivo. La
hipótesis es que al finalizar el entrenamiento las personas podrán acceder a
estas áreas de forma natural y así inspirar a sus profesionales con mayor
facilidad.
Tan solo agradecer.Disfrute mucho su trabajo.Gracias.
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