En el boletín del 15 de diciembre del Center for Creative Leadership se
plantea que el dolor afecta a todas las personas, nadie está exento de
experimentar situaciones adversas y duras, pero que éstas nos pueden ofrecer
posibilidades de aprendizaje y enseñarnos lecciones de liderazgo que no
olvidaremos nunca.
El Centro para el Liderazgo Creativo lleva muchos años estudiando las
historias de liderazgo que se presentan
a las personas en estas circunstancias y cómo los afectados aprenden de ellas.
El estudio llamado “Lecciones desde la experiencia” se ha realizado durante cuatro
décadas en 40 países.
En esta investigación se ha comprobado que la mayor parte de las
dificultades se pueden agrupar en cuatro categorías:
1.-
Contratiempos en la carrera profesional. Se
producen cuando sufrimos bloqueos inesperados o indeseados en nuestro
desarrollo profesional causados por otras personas o eventos, tales como ser
despedido, no ser promocionado o ser destinado a un puesto poco apetecible.
2.- Crisis. Surgen cuando experimentamos un suceso inesperado y traumático, que no
podemos controlar en su totalidad y que nos produce sentimientos de confusión o
pérdida. Como ejemplos tenemos un desastre natural, una epidemia, un escándalo
personal,…
3.- Dilemas
éticos. Aparecen, por ejemplo, cuando observamos
comportamientos poco éticos, inmorales o ilegales por parte de algún directivo
dirigido hacia nosotros u otro compañero.
4.- Errores.
Se producen cuando experimentamos un error de
juicio procedente de un directivo o de compañeros que se traduce en el fracaso del equipo o de la organización
para alcanzar sus metas. Pueden ser técnicos, profesionales, éticos o
estratégicos, por ejemplo el mal funcionamiento de un producto o servicio, una
mala decisión de contratación, la pérdida de credibilidad.
Con las dificultades el aprendizaje viene de los fracasos que pueden
ofrecernos unas lecciones que nos pueden traer una serie de regalos
inesperados:
PRIMER
REGALO: Mayor conocimiento sobre quiénes somos realmente. Las adversidades nos obligan a enfrentarnos a cómo somos, al revelarnos limitaciones,
patrones, creencias y habilidades que no veíamos o apreciábamos previamente.
Este nuevo conocimiento nos va a permitir hacer nuevas elecciones basadas en lo
que realmente importa, en cómo pensamos y actuamos y en lo que podemos o no
podemos hacer.
SEGUNDO REGALO:
Incremento de la compasión que sentimos por los demás. Una dosis importante de humildad acompaña siempre a la adversidad. Nunca
es fácil aceptar que no somos perfectos, ni invencibles o inmunes ante las
situaciones duras o terribles. El enfrentarnos a las dificultades podemos abrir
los ojos y ser conscientes de las que afectan a los demás. Recibir apoyo y
ayuda de los otros puede motivarnos para que a su vez lo hagamos con los que
nos puedan necesitar. Nuestra empatía puede crecer.
TERCER
REGALO: Resiliencia. Sobrevivir a la adversidad y estar dispuestos a
seguir adelante nos da fuerzas para abordar nuevos retos y encarar futuras
dificultades posibles. La resiliencia nos permite ser flexibles ante los
cambios. Nos enseña a ser abiertos y ágiles mientras pensamos que hacer.
Cuando estamos atravesando épocas difíciles estos regalos pueden parecer
irrelevantes o lejanos, pero son valiosos. Algunas recomendaciones para ayudar a vencer la
adversidad son:
1.- No dejar
que las dificultades ocupen toda nuestra atención. Descansar, hacer ejercicio y cuidarnos lo mejor posible. Dedicar tiempo
a estar con personas que nos hagan reír y hacer cosas que nos distraigan. El
tiempo de recuperación, aunque sea en periodos cortos, es esencial para el
aprendizaje.
2.- No
avergonzarnos de nuestros errores o fracasos.
Para aprender tenemos que reflexionar sobre nuestras experiencias y hablar con
los demás sobre las mismas nos puede ayudar.
3.- Evitar
las reacciones de defensa. Debemos procurar no
reaccionar a la defensiva cuando otras personas nos den feedback sobre lo que
estamos o no estamos haciendo. Negar los problemas o intentar desviar las
culpas no sirve a largo plazo.
4.- Hacer
preguntas. Podemos hacernos las siguientes preguntas: ¿Cómo
esta adversidad se puede convertir en un nuevo reto?, ¿Qué puedo aprender de
ella?, ¿Qué me pueden enseñar experiencias pasadas?, ¿Cómo me siento? , ¿Qué es
lo que me dice la intuición?, ¿Qué me están mostrando mis acciones sobre lo que
funciona y lo que no funciona?, ¿Qué puedo aprender de lo que los demás han
hecho en situaciones similares?, ¿Qué feedback necesito buscar de los demás? O
¿Cómo esta situación me puede servir para avanzar?
5.- Mirar
hacia atrás para encontrar lecciones de nuestra experiencia. Las dificultades no son la principal vía de aprendizaje, pero la
experiencia si lo es, por lo que hay que dedicar tiempo para reflexionar sobre
lo que hemos podido aprender de experiencias pasadas.
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