miércoles, 18 de octubre de 2017

¿POR QUÉ IGNORAMOS EL FEEDBACK EN EL TRABAJO?


Jesse Sostrin, autor de “The manager´s Dilemma”, en Strategy + Business del pasado 17 de octubre plantea que para ser un líder eficaz debemos estar continuamente evolucionando y cuestionando nuestras creencias para evitar los puntos ciegos. Debemos ampliar nuestro pensamiento para incrementar nuestra agilidad e invertir en nuestros colaboradores para ayudarles a desarrollar su pleno potencial. Pero en muchas ocasiones existe un desafío específico que impide el progreso de los líderes. Lo más sorprendente es que seguramente sabemos cuál es el nuestro. Si en alguna ocasión hemos dicho las siguientes palabras: “ He recibido este feedback antes”, seguramente estemos jugando con fuego y minando nuestras posibilidades de éxito al no reconocer esta situación.

Sostrin llama a estos ejemplos personales de “legado de feedback” como “gigantes durmientes” porque están ocultos a plena vista y suponen un potencial enorme si despiertan si no actuamos para controlarlos. El problema es que tendemos a ignorarlos utilizando una de estas tácticas que probablemente actúan entorpeciendo nuestro desarrollo en el ámbito laboral:

Táctica
Definición
Causas por las que se adopta
Ruta de escape
Decidir una línea de actuación  con una ruta de salida obvia para evitar un seguimiento
Representa lo mejor de dos mundos: planificamos hacerlo y luego no tenemos que hacerlo todo al mismo tiempo
El círculo sin fin
Un ciclo interminable de decisión pero nunca comprometiéndonos con la decisión
Nunca tenemos que comprometernos y así evitamos el sentimiento de culpa por no hacerlo
La estantería elevada
Buscamos una estantería mental en la que colocamos todas las posibles alternativas para así justificarnos porque todas se encuentran en un lugar excesivamente inaccesible
Permite contemplar nuestras opciones desde la distancia, separándonos de las presiones y compromisos
Las orejeras
Elegimos no decidir siendo plenamente conscientes de lo que está en juego
Supone adoptar un tipo de modo de supervivencia que nos parece que justifica el que evitemos cualquier decisión

Como ejemplos de estas tácticas el autor propone:

1.- Ruta de escape: hemos recibido feedback  sobre nuestra incapacidad para mantener conversaciones difíciles pero necesarias con colaboradores por lo que nos decimos a nosotros mismos que al día siguiente por la tarde vamos a hablar con uno de ellos sobre un proyecto que tienen atascado salvo que otros clientes nos mantengan ocupados todo el día, ya que entonces tendremos que buscar otro momento. Si estamos previamente seguros de que el cliente nos va a mantener ocupados ya hemos buscado una ruta de escape para evitar la conversación complicada.

2.-  El círculo sin fin: hemos escuchado continuamente que tenemos que lograr un mayor impacto en las reuniones por lo que decidimos intervenir en ellas para hacernos oír, pero reunión tras reunión nos agarramos a la intención sin un plan específico de acción. Este enfoque parcial, sin acción concreta, puede ayudarnos a que sintamos que nos estamos moviendo hacia la meta pero sin ir realmente a ninguna parte.

3.-  La estantería elevada: tanto nuestro jefe como nosotros estamos convencidos de que ya estoy preparado para asumir nuevos retos profesionales,  pero  tenemos claro que no los podemos alcanzar en nuestro puesto actual, pero no buscamos activamente oportunidades para cambios dentro de la organización al magnificar los riesgos de una búsqueda de un nuevo trabajo hasta que conseguimos que nos parezca imposible. Nos sentimos infelices pero los pasos que tenemos que dar para colocarnos en una mejor situación parecen que están fuera de nuestro alcance por lo que no hacemos nada.

4.- Las orejeras: nos han dicho repetidamente que debemos hacer un mejor seguimiento de nuestros clientes y equipo para responder a sus expectativas y generar una mayor confianza. Siempre hemos sabido que las tareas administrativas  no son nuestro fuerte por lo que ignoramos las pequeñas mejoras que podemos acometer para mejorar nuestra eficacia operativa y ciegamente esperamos que nuestras fortalezas resulten suficientes para compensar.


Una vez que hemos identificado la naturaleza de nuestra evitación podemos tomar las medidas que sabemos tenemos que adoptar. Si dejamos que nuestras justificaciones nos enlentezcan corremos el riesgo de estancar nuestro desarrollo al ignorar el feedback.

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