Rebecca Knight en hbr.org
del pasado 20 de marzo plantea que como directivos queremos ayudar a nuestros
profesionales en las épocas de intenso trabajo para evitar que se “quemen”,
pero que esto puede ser un enorme reto cuando nos sentimos, también, sometidos
a un gran estrés y, por tanto, tenemos que saber cómo cuidarnos para poder
disponer del tiempo y de la energía para apoyar a nuestro equipo.
Resulta complicado
encontrar la fuerza para ayudar a los demás cuando sentimos que estamos al
límite nosotros. El “burnout” puede hacer que nos sintamos totalmente vacíos
mantiene Susan David llegando a permear todos los aspectos de nuestra vida y
favorecer la desconexión con los demás. El problema añadido que se plantea en
el caso de los directivos es que no son solo ellos los que sufren sino que,
también, sus equipos están captando el estrés de sus jefes y padecen a su vez.
La autora recomienda para
evitar llegar a estas situaciones:
1.-
CONVERTIR LA SALUD EN UNA PRIORIDAD
Antes de ayudar a los
miembros del equipo a gestionar su estrés debemos gestionar el propio. Una
forma adecuada consiste en cuidar nuestra salud física y mental lo cual no es
un lujo sino una cuestión de auto preservación (la meditación, el ejercicio, el
adecuado descanso nocturno,…son actividades recomendables).
2.-
ABORDAR EL PROBLEMA EN EQUIPO
Reconociendo la
existencia de la situación y sugerir que se adopten medidas de autocuidado en
el equipo, por ejemplo realizando ejercicios de meditación en grupo o
compartiendo experiencias sobre prácticas para combatir el estrés. Hay que
procurar no forzar a ningún miembro a que participe en estas actividades ya que
el sentimiento de autonomía puede ayudar a contrarrestar los síntomas del “burnout”
por lo que debemos permitir que los demás decidan por sí mismos.
3.-
MOSTRAR EMPATÍA
No mostrarnos duros con
nosotros mismos ni con nuestro equipo. El “burnout” con frecuencia se puede
considerar como un fracaso personal y no es cierto. Todos somos susceptibles de
padecerlo ya que es el entorno el que precipita su aparición. Muchas
organizaciones alimentan el estrés ya que la ambigüedad, la complejidad y la
tecnología hacen que muchas personas experimenten niveles altos de tensión. En
estos caso hay que adoptar actitudes empáticas y reconocer públicamente que
todos están haciendo las cosas lo mejor que pueden con los recursos que tienen.
No significa desidia sino que estamos creando un lugar psicológicamente seguro
para nosotros y para los demás.
4.-
SER UN BUEN EJEMPLO
Debemos pensar, también,
en los comportamientos que estamos modelando para el equipo. Si por ejemplo
corremos de un lado a otro durante la jornada laboral de reunión en reunión sin
tiempo para respirar el ejemplo que estamos transmitiendo no es el adecuado.
Hay que adoptar una actitud humana en el entorno laboral y animar a los
colaboradores a que hagan pausas de forma regular ya que es necesaria la
desconexión del trabajo y marcar límites en relación al trabajo más allá de una
hora sensata, nunca por las noches ni en fin de semana, salvo situaciones muy
excepcionales por lo que hay que evitar las llamadas y correos fuera de la
jornada habitual.
5.-
CENTRARSE EN EL PROPÓSITO
Un síntoma común del “burnout”
ligado al trabajo es la falta de conexión entre los valores de la persona y el
trabajo que realiza. Como líderes debemos ser capaces de desarrollar un propósito
compartido y de recordar al equipo las razones por las que éste es importante
para la organización y los clientes. Cuando las personas tienen valores
compartidos y se sienten conectadas con su trabajo suelen adoptar una actitud
más positiva sobre el mismo.
6.-
ABOGAR POR EL EQUIPO
Si el líder y su equipo
sienten que están sufriendo por una carga laboral excesiva puede ser el momento
de pedir al jefe inmediato que alivie ésta informando de los efectos que el
estrés están teniendo sobre la moral del equipo y sobre su desempeño, sobre cómo
puede repercutir en la calidad y en la aparición de errores y del riesgo de
perder a personas valiosas que puedan buscar otros trabajos.
7.-
MOSTRARSE COMO UNA FUENTE DE OPTIMISMO
El líder cuando el ritmo
del trabajo es frenético y enloquecido debe realizar un esfuerzo consciente de
promover la positividad, lo cual puede ser complicado cuando él mismo está
estresado pero debe buscar los aspectos buenos, sonreír, ser amable y reconocer
y agradecer los esfuerzos de los demás, cultivando un sentido de comunidad y de
apoyo social, celebrando los pequeños logros que se van consiguiendo a nivel personal
y del equipo.
Knight como principios
para recordar propone:
HACER:
a).- Animar a l equipo a
tener pausas de forma regular y a buscar oportunidades para “rejuvenecerse”.
b).- Apoyar al equipo con
mensajes y lenguaje inspiradores. La idea a transmitir es que estamos en esto
todos juntos.
c).- Defender al equipo.
Si la carga de trabajo es demasiado pesada pedir a su superior inmediato que
reasigne tareas o que fije fechas límite más razonables.
NO
HACER:
a).- Descuidar nuestra
salud y bienestar. Cuidarnos y compartir nuestras estrategias antiestrés más
exitosas con nuestro equipo.
b).- Considerar el “burnout”
como un fracaso personal. Reconocer internamente y públicamente que las
personas están haciendo todo lo que pueden con los recursos de que disponen.
c).- Caer en una actitud negativa.
Hay que ser una fuente de optimismo y procurar cultivar la positividad entre
los colaboradores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario