Roy Lilley en “Dealing with difficult people. Fast, effective strategies for handling problem people”,
que estamos comentando, plantea una serie de estrategias para gestionar las
quejas y los conflictos. Éstas son:
I.-
QUEJAS
El autor sugiere utilizar
la siguiente técnica para hacer frente y
solucionar las quejas. Consta de seis pasos:
1.-
ESCUCHAR Y QUE SEA EVIDENTE QUE LO HACEMOS. No cuesta nada escuchar
y cuanto más atentos nos mostremos más iremos rebajando la tensión en la
situación. Debemos prestar atención a lo que nos dicen, concentrarnos y hacer
preguntas para pedir que nos repitan lo que podemos no haber entendido bien o
para profundizar en el tema. También, tenemos que utilizar el lenguaje no
verbal para demostrar que estamos escuchando.
2.-
SIMPATIZAR. No es lo mismo que estar de acuerdo, ni implica que aceptamos lo que nos dicen y nos “rendimos”. Lo que si hace es “quitar
hierro” a la situación. Unas pocas palabras bien escogidas reafirman que
estamos escuchando y que no estamos intentando escabullirnos. Lilley propone,
por ejemplo:
a).- “Lamento de verdad
escuchar lo que me estás contando”.
b).- “Me parece horrible”.
c).- “Esto ha debido ser muy
difícil para ti”.
3.-
NO JUSTIFICARNOS. La persona enfadada que está delante de
nosotros no quiere escuchar las razones que pueden justificar su queja. Más tarde
cuando haya pasado algo de tiempo se pueden explicar las razones por las que
las cosas aparentemente han ido mal. Nunca debemos decir cosas como:” No puedo creerlo”, “Me
estás tomando el pelo”, “Esto no puede ser verdad”, “Estás bromeando” o “¡ ¿Cómo?
No, seguramente no es posible¡”
Aunque no creamos lo que
nos dicen no tenemos que empeorar una situación mostrando que creemos que el
que nos está transmitiendo la queja es un mentiroso o quejica. El objetivo es
aliviar la situación, gestionar la queja con el mínimo daño colateral y poder
seguir adelante.
4.-
TOMAR NOTAS. Resulta siempre tranquilizador el ver que
alguien escribe nuestra queja ya que parece que refuerza la escucha y permite
revisar la queja posteriormente y evitar que se añadan nuevos puntos.
5.-
ACORDAR UN PLAN DE ACCIÓN. Para ello podemos hacer preguntas
para ver cómo seguir adelante, como por ejemplo: “¿Cómo piensas que podemos
actuar a partir de ahora? O “¿Cómo piensas que podemos resolver la situación?”.
Por medio de este tipo de
preguntas podemos ir haciéndonos una idea de cómo abordar la situación y si lo
que pide el que formula la queja es razonable se puede aceptar. En caso de que
no lo sea podemos plantear que vamos a necesitar tiempo para solucionar la
queja y la colaboración de expertos para hacerlo.
6.-
HACER EL SEGUIMIENTO. Implica cumplir lo prometido y si
pensamos que no vamos a poder hacerlo comunicarlo a la persona con la que nos
hemos comprometido.
II.-
CONFLICTO
La definición precisa de
conflicto es: un desacuerdo entre ideas o intereses, una lucha o la existencia
de antagonismo u oposición entre una o más partes. Las dinámicas del mismo
fundamentales en el trabajo son:
a).- La presencia de
diferencias objetivas entre los participantes.
b).- Las emociones y
percepciones que les acompañan.
Las personas reaccionamos
ante los conflictos de 5 formas diferentes:
1.- Evitarlo y pretender
que no existe con lo que no tenemos que abordarlo.
2.- Aguantarlo y dejar
que la otra parte se salga con la suya.
3.- Llegar a un
compromiso y buscar una solución ganar-ganar en la que cada aparte cede algo
para alcanzar una conclusión acordada.
4.- Continuar luchando y
no ceder hasta que una de las partes se rinda.
5.- Colaborar y conseguir
una solución mutuamente acordada y todos tienen sus necesidades reconocidas y
si es posible cubiertas. Es la mejor opción, pero es la más difícil de alcanzar
y necesita paciencia y persistencia.
Debemos tener siempre en
cuenta que un conflicto no se va a resolver de forma eficaz si no existe la
posibilidad de liberar las emocione y tensiones.
Lilley propone seguir 10 pasos para intentar
aligerar las situaciones conflictivas. Éstos son:
PASO
PRIMERO: GESTIONAR LA AGRESIÓN CARA A CARA. Mandar mensajes o
recurrir al teléfono puede crear un caldo de cultivo en el que el resentimiento
y la hostilidad pueden crecer.
PASO
SEGUNDO: DEMOSTRAR QUE COMPRENDEMOS. Decir la frase: “te
entiendo” con cuidado para no provocar una respuesta agresiva. Mejor utilizar:
“veo que estás muy molesto, hace algún tiempo tuve un encontronazo con un
compañero y estaba furioso y me parece que tú te estás sintiendo como yo me
sentí por lo que creo que entiendo lo que debes estar sintiendo”. Decir “te
entiendo” puede parecer condescendiente o que te sientes superior lo que puede
empeorar la situación. En cambio mostrar que puedes tener una idea de lo
molesto o enfadado que puede estar alguien ayuda a que la tensión disminuya.
PASO
TERCERO: RESISTIR LA TENTACIÓN DE HUIR DEL CONFLICTO. Especialmente
si nos sentimos amenazados. No se resuelve una situación “congelándola”, es
mejor intentar mantener las líneas de comunicación abiertas.
PASO
CUARTO: NO ENFADARSE. Debemos centrarnos en el asunto que ha
desencadenado el problema y encontrar una pregunta que hacer, como por ejemplo,
si un compañero nos ha fallado en un plazo decirle: “Puedo pedirte que el
trabajo esté sobre mi mesa mañana, por favor?” Por medio de esta petición por
un lado hemos rebajado la tensión y no hemos “encendido el fuego” y evitamos
convertir el fallo en un conflicto mayor.
PASO
QUINTO: CONVERTIRNOS EN UN ESPEJO O EN UNA GRABADORA.
Si alguien se está dirigiendo a nosotros de una forma agresiva y amenazadora
podemos repetir las palabras exactas que nos han dicho para molestarnos. Suele
ocurrir que cuando la persona escucha lo que ha dicho es consciente de lo
inapropiado o dañino que ha sido y se calma.
PASO
SEXTO: ACEPTAR LA RESPONSABILIDAD POR NUESTRAS EMOCIONES.
No debemos trasladar la responsabilidad a otros. Es nuestro enfado y somos
responsables de él. Por ejemplo podemos intentar decir: “ Juan , me siento muy
enfadado cuando me entregas un proyecto tarde y no me avisas previamente de que
vas con retraso”, en lugar de “¡ Haces que me ponga furioso cuando te
retrasas en tus entregas¡” En el primer caso no hay transferencia de
culpa y Juan sólo tiene que explicar los motivos de su retraso y no lidiar con
nuestra ira también.
PASO
SÉPTIMO: VISUALIZARNOS EN EL OTRO LADO DEL CONFLICTO.
Esto nos permite convertirnos en jueces e intentar ser justos con las dos
partes al contemplar las dos caras de un argumento.
PASO
OCTAVO: CONTROLAR NUESTRAS EMOCIONES. Debemos sentir orgullo
por controlar nuestro temperamento y mostrar autocontrol. Cuanto más
practiquemos mantener la serenidad mejor lo haremos. Cuando un conflicto
estalle delante de nosotros decirnos a nosotros mismos que es una oportunidad
para mantenernos relajados y controlados.
PASO
NOVENO: HACER UNA PAUSA. No hacer nada si pensamos que vamos
a estallar, procurar apartarnos y que pase un tiempo entre el incidente nuestra
respuesta. Si alguien ha comprometido todo lo que hemos estado haciendo debemos
concentrarnos en lo que podemos hacer para salvarlo. Decir al responsable cómo
nos sentimos puede hacer que momentáneamente nos sintamos mejor pero no va a
solucionar el problema. Poner distancia entre nosotros y la persona que ha
ocasionado el daño facilitará que decrezca la intensidad de la emoción y que
podamos ver más claramente cuál es la verdad y llegar al fondo del desastre.
PASO
DÉCIMO: CONCEDERNOS PERMISO PARA MOSTRAR NUESTRAS EMOCIONES. Debemos
hacerlo con dignidad, no arrojando objetos o cerrando una puerta con un golpe.
Con esto sólo conseguimos asustar a los demás o que se rían de nosotros y sobre
todo que los demás recuerden siempre el día en que perdimos el control, con lo
que seremos considerados como impredecibles y poco de fiar. Si queremos mostrar
nuestras emociones escoger bien las palabras para que seamos recordados como
inteligentes e ingeniosos.
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