Kelli Harding, profesora
de psiquiatría en el Centro Médico de la Universidad de Columbia, en una entrevista publicada en Knowledge Wharton el pasado 26 de septiembre, habla de su libro “The rabbit effect: live longer, happier and healthier with the groundbreaking science of kindness”,
donde expone los hallazgos más recientes
sobre el sorprendente efecto de la amabilidad sobre nuestra salud.
Décadas de investigaciones
evidencian que parece que el factor cuya contribución es más importante para nuestra
salud es la calidad de nuestras relaciones y que, aunque la calidad de la asistencia
médica es totalmente fundamental sólo representa entre el 10% y el 20% de los
resultados que garanticen el bienestar. El estilo de vida es importante pero
especialmente en la faceta que tiene que ver con nuestras relaciones. Esto es
con cómo somos tratados diariamente en todas las áreas de nuestra vida, desde
nuestra vida personal, como profesional, académica o comunitaria.
Por tanto aunque la
asistencia médica sea muy importante debemos pensar cómo se apoya a las
personas en la vida comunitaria y en sus interacciones cotidianas. Por ejemplo
numerosos estudios han mostrado que el predictor más fuerte de la muerte de un
hombre por una enfermedad cardíaca no son los niveles altos de colesterol o de
tensión arterial, sino su trabajo; es fundamental para evitarlo tener un buen
jefe y facilitar a los jefes la adquisición de las competencias necesarias para
serlo.
Investigaciones recientes
sobre epigenética y sobre los telómeros
muestra que las acciones cariñosas pueden modificar nuestra fisiología. El “estudio
sobre los conejos” fue la punta del iceberg que ha marcado el comienzo de la
investigación sobre el tema: Robert Nerem al final de la década de los años 70
del pasado siglo realizó un experimento con conejos genéticamente idénticos a
los que se les suministraba una dieta alta en grasas para ver si ésta afectaba
a la salud del corazón. Observó que un grupo de los conejos estaba obteniendo
unos resultados muy buenos y no podía explicar las razones, llegando a pensar
que algo se estaba haciendo mal. Al analizar lo que diferenciaba a este grupo
en relación a los demás vieron que era que una de las investigadora no se
limitaba a darles la comida sino que les cogía, les hablaba y acariciaba. Les estaba
ofreciendo cariño y amabilidad. Ante estos resultados tan sorprendentes
replicaron el estudio y los hallazgos fueron similares publicando los mismos en
Science.
Otro factor que se
analiza en el libro es el de la soledad, que tiene dos aspectos:
a).- El número de
contactos o relaciones que tenemos.
b).- El nivel o grado de
conexión que sintamos con los demás.
La soledad es otro de los
factores que está demostrado que supone un grave riesgo para la salud, igual
que el tabaquismo, el exceso de alcohol, la obesidad o la hipertensión. El
conocimiento de su influencia sobre nuestra salud permite que diseñemos
actuaciones dentro de nuestras posibilidades para ayudar a los demás. Ser
amable es complicado y duro en ocasiones, requiere aprender a navegar a través
de los conflictos y éstos surgen varias veces al día.
La equidad y la justicia
son otros elementos que influyen en nuestro estado de salud. Las “microagresiones”
que sufrimos todos los días tienen un efecto acumulativo negativo sobre nuestra
salud. Para evitarlas debemos ser todos conscientes de nuestros prejuicios y
tratar de ser más amables con los demás para no ocasionarles ningún daño. Por
ejemplo, los estudiantes de medicina de la facultad de Columbia realizan un
test online que les permite encontrar cuáles son sus prejuicios con la idea de
que reflexionen sobre posibles creencias
y actuaciones que no son conscientes que tienen y que ejecutan.
Harding finaliza la
entrevista respondiendo a la pregunta de qué es lo que nos falta en medicina
destacando la importancia de la amabilidad y que tenemos que centrarnos y
reflexionar sobre cómo nos estamos tratando unos a otros, tanto a nivel
individual y como miembros de la
sociedad. Estas son las dimensiones sociales de la salud de las que no se habla
en las organizaciones sanitarias. No tenemos que olvidar, pues, ser amables en
todos los entornos de nuestra vida.
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