IsabelleLaporte en INSEAD Knowledge del pasado 29 de julio plantea que la crisis del
coronavirus ha facilitado el ascenso de líderes autocráticos y narcisistas
justo cuando menos los necesitamos.
En un webinar
reciente Manfred Kets de Vries compartía sus pensamientos sobre lo que la
crisis actual significa para los líderes. Recordando las enseñanzas de los
filósofos griegos señalaba que la inscripción en el templo de Apolo en Delfos:
”Conócete a ti mismo” se mantiene como extremadamente relevante en la época
actual y especialmente para los líderes.
ҬLa mayor
parte de las personas son extraños para sí mismos” dijo en su charla,
resaltando el hecho de que la mayor parte recurrimos a una “defensa maníaca”
llenando nuestros días de gran cantidad de actividades para evitar tener tiempo
para reflexionar, corriendo de un lado para otro sin saber hacia dónde vamos.
Kets de
Vries promueve lo que llama “el paradigma clínico” como un canal de
autoreflexión para los líderes que implica una orientación
psicodinámica-sistémica hacia el análisis organizacional. Mantiene que gran
parte de lo que nos ocurre se encuentra en un nivel subconsciente y que las
fantasías, los sueños y los simbolismos son formas de acceder a este tipo de
autoconocimiento y de revelar nuestros puntos ciegos. Otra manera consiste en
reflexionar sobre nuestro propio pasado que puede formar una lente a través de
la cual podemos entender el presente y modelar el futuro.
Desafortunadamente,
no existe una píldora mágica para convertirnos en un lider auto-reflexivo ya
que conseguirlo requiere un viaje y un
poco de trabajo detectivesco que necesita tiempo para procesar la nueva
información, descifrar lo que ocurre en nuestro interior y proceder al cambio.
Conocernos a
sí mismos es fundamental para los líderes porque, esencialmente, el mundo ha
alcanzado un nivel sin precedentes de complejidad y el ritmo del cambio es
vertiginoso. La crisis del COVID-19 es la última de una interminable corriente
de disrupciones y en este estado de cosas es crítico que los líderes sean
conscientes de que no pueden ser buenos en todo y que hay que abandonar el mito
del líder como el héroe.
El liderazgo
es un deporte de equipo, mantiene de Vries, y los líderes deben conocer cuáles
son sus fortalezas para poder utilizarlas mejor. Al mismo tiempo, deben
reconocer, humildemente, sus debilidades para que sean capaces de crear un
equipo que llene esos vacíos.
La humildad
que surge con el autoconocimiento es también crítica para luchar contra el
ascenso de los líderes autocráticos que solo piensan en sus egos y que se
convierten en destructivos.
Keats de
Vrties recuerda, también, que con las crisis con frecuencia se produce
regresión social y las personas de repente se vuelven más dependientes y
empiezan a buscar mesías. Los ejemplos más evidentes de este hecho los podemos
ver en el ámbito político, pero también se observa en organizaciones en las que
existe una tendencia natural a que las personas digan a sus superiores qué es
lo que quieren oír y se rechaza a los
que dicen la verdad. Al final esta combinación de narcisismo y comportamiento
servil y adulador conduce a la caída de gigantes, como ha ocurrido con Nokia.
La pandemia
supone un punto de inflexión. Para convertirla en una oportunidad los
directivos deben ofrecer un significado a sus profesionales. Éste como de Vries
explica está formado por:
a).- Un
propósito o concepto para mirar hacia delante.
b).- Un
sentido de pertenencia ya que somos animales sociales.
c).- Unas competencias
o aquello en lo que somos buenos.
d).- Un
sentido de control ya que las personas queremos tener voz.
e).- Una
trascendencia para ir más allá de nosotros mismos.
La organización
ideal para Kets de Vries sería, pues, una que estuviese basad en la confianza
en la que las personas encontrasen un sentido y se sintieran cautivadas por su
trabajo, así como seguras para expresar sus ideas. No debemos olvidar que en la
actualidad como ponen de manifiesto las encuestas Gallup sobre la fuerza
laboral mundial, el 85% de los trabajadores no se sienten comprometidos con su
trabajo, pero les gustaría acudir a sus trabajos para marcar una diferencia,
pero nadie les ha pedido que utilicen sus fortalezas para que la organización
sea mejor.
Aunque la
pandemia es una tragedia, es también una oportunidad para que el mundo se
replantee su futuro. La actitud de los profesionales, especialmente los que se
encuentran en puestos directivos determina cuál va a ser el desempeño de una organización.
Según de Vries el buen liderazgo implica un delicado equilibrio entre
disposición y posición, por ejemplo la capacidad para resistir los efectos
intoxicantes del poder. Siempre va a requerir comprobaciones y evaluaciones y equilibrios
y sobre todo necesita líderes que se conozcan y sean vulnerables que, como
decía Napoleón, sean transmisores de esperanza.
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