Jacob Morgan en
“The future leader. 9 skills and mindsets to succeed in the next decade”, plantea que CEO,s de
todo el mundo han identificado cuatro patrones mentales como los más
importantes para su labor. El primero: el explorador lo hemos comentado en la entrada anterior. Los otros tres son: el chef, el sirviente y el ciudadano
global.
II.- EL CHEF
Los líderes deben ser
capaces de equilibrar el lado humano y el tecnológico de su trabajo. Deben ser,
pues, chefs que equilibren estos dos ingredientes fundamentales en cualquier
tipo de organización.
La humanidad o lado
humano del trabajo se refiere principalmente al propósito y al cuidado de los
profesionales que trabajan con nosotros. Puede incluir la construcción de
relaciones, de amistades en el trabajo, la experiencia del empleado y la
seguridad psicológica.
El lado tecnológico del
trabajo se refiere a la tecnología en términos de herramientas, software,
hardware, apps, aparatos y artefactos e inteligencia artificial y automatización
para poder realizar nuestro trabajo.
Si nos apoyamos
exclusivamente en la tecnología y eliminamos cualquier aspecto humano crearemos
una organización donde los profesionales no querrán trabajar y con la que los clientes no querrán relacionarse. Por otro
lado, confiar solo en la faceta humana sin el apoyo de mucha tecnología moderna
generará una organización con movimientos lentos, que toma decisiones
deficientes y que no será todo lo productiva que puede llegar a ser. Ninguno de
los dos escenarios es bueno, por lo que los líderes deben responsabilizarse de
encontrar un equilibrio. Para ello deben recordar que la tecnología es solo una
herramienta y que la forma en que se utiliza es lo que importa. Es fundamental
que consideren a la tecnología como un complemento a los humanos y no como un
sustituto de ellos.
El líder debe pensar
como un chef y considerar que los equipos y la organización son los platos que
queremos que sean preciosos y sepan maravillosamente bien, por lo que el
equilibrio entre los ingredientes debe ser el adecuado.
Un artículo reciente: “Collaborative intelligence, humans and AI are joining forces” plantea que en una
investigación realizada en 1500 organizaciones aquellas que presentaban más
mejoras en el desempeño eran aquellas en las que las personas y la tecnología
trabajaban juntas. Si pensamos en cómo construiríamos un equipo en la
actualidad idealmente juntaríamos a personas que complementasen entre sí sus
fortalezas. Lo mismo ocurre cuando trabajamos con tecnología ya que, por
ejemplo, las personas destacan en cosas como la creatividad, el establecimiento
de relaciones humanas y el liderazgo, pero la tecnología dominará en áreas como
el análisis de datos, la rapidez y la toma de decisiones.
En relación con el lado
humano, el autor, de sus observaciones de líderes movidos por un propósito y
preocupados por las personas ha identificado una serie de aspectos comunes. Éstos
son:
a).- Son accesibles. Se
mueven constantemente fuera de sus despachos para hablar con los clientes,
comunidades y profesionales de cualquier nivel.
b).- Muestran un alto
grado de empatía en sus relaciones.
c).- Tienen un
propósito o una razón por la que luchar y a la que defender más allá de su
organización: cambio climático, diversidad, etc.
d).- Consideran que sus
trabajadores son seres humanos, no solo números.
e).- Son conscientes de
que estar motivados por un propósito y preocuparse por los demás es una
elección que solo ellos pueden hacer.
Como líderes debemos
entender que las personas están primero y luego, en un segundo lugar, la
tecnología.
Las mismas técnicas que
utilizan los chefs se pueden aplicar al liderazgo. Primero. Probar con
frecuencia, lo que implica que debemos estar prestando constantemente atención
a lo que está ocurriendo en nuestra organización y buscando formas en que
podamos ayudar a nuestra fuerza laboral con
el apoyo de la tecnología.
Como líder solo
podremos probar los platos si estamos en la cocina con el resto del equipo. No
podemos mantenernos aislados de todos y luego comentar cómo sabe un plato. Tenemos
que estar presentes con nuestro delantal y cuchara a mano.
Lo segundo que hay que
hacer es prestar atención al feedback que recibimos de aquellos que nos rodean,
especialmente de los grupos de interés, para, posteriormente, actuar teniendo
en cuenta la información recibida.
III.- EL CIUDADANO GLOBAL
Ser un ciudadano global
no consiste en vivir en distintos países o en estar viajando continuamente,
sino en tener un patrón mental global. Para ello hay que estar abierto a las
demás personas y a sus ideas y respetar la diversidad de culturas, religiones,
razas, etnias, pensamientos y orientaciones. Esto es esencial para el líder del
futuro. Los líderes deben ser conectores curiosos y entender las perspectivas
de aquellos que no son como ellos, utilizar dichas perspectivas y adaptarse a
las distintas formas de hacer las cosas.
Los líderes que cuentan
con el patrón mental del ciudadano global son capaces de pensar globalmente, de
liderar un equipo con diversidad entre sus componentes, de extender ideas y
mensajes a lo largo de todo el mundo y de encontrar y atraer el talento
independientemente de dónde se pueda encontrar éste. En el mundo actual
conectado y rápidamente cambiante es casi imposible pensar local, regional o
nacionalmente. En lugar de ello debemos pensar globalmente.
Las organizaciones no
necesitan actualmente abrir grandes sedes en nuevos lugares para poder entrar en ese
mercado. En lugar de eso pequeños equipos pueden trabajar desde sus domicilios
o de desde locales de coworking para que una compañía tenga “presencia” en un
determinado punto del mundo. Los líderes no solo deben saber cómo entrar en
esos mercados , sino también cómo difundir sus ideas y mensajes y encontrar
talento en cualquier parte del mundo.
Esto implica pensar en
la cultura, tanto como en la distancia,. Por ejemplo L´Orèal es una compañía
llena de ciudadanos globales, en la que tras una investigación interna llegaron
a la conclusión de que los líderes con antecedentes multiculturales destacaban
en una serie de áreas como el reconocimiento de nuevas oportunidades de productos
o la integración de perspectivas e ideas externas, entre otras. Después de este
descubrimiento en la década de los 90 del siglo pasado la empresa comenzó a
reclutar individuo con antecedentes culturales mixtos para ocupar puestos
directivos, con lo que han conseguido transforma a L´Orèal de una compañía
francesa a una global que vende sus productos en todo el mundo.
No tener un patrón mental
global puede ser costoso. Tenemos, por ejemplo, el caso de Disney cuando
decidió abrir un parque temático en Paris. Sus directivos pensaron que lo que
funcionaba en los parques temáticos estadounidenses iba a funcionar también en
Europa, pero se equivocaron. La elección del nombre fue uno de sus primeros
fallos. Eligieron llamarlo Euro Disney olvidando que la moneda francesa es el
euro, con lo que al parque se le llamaba coloquialmente Dólar Disney. No
tuvieron en cuenta que Paris es una capital culinaria y que a sus ciudadanos no
les gusta comer con cubiertos de plástico y que les gusta comer con vino. En
los dos primeros meses desde su apertura el 10% de sus empleados abandonaron el
trabajo porque no estaban de acuerdo con las normas de trabajo, ya que los
líderes habían asumido que el enfoque de trabajo en equipo que utilizaban en
Estados Unidos iba a ser útil en Francia, pero la realidad les demostró que no
era así y se convocaron muchas huelgas. Posteriormente y tras muchos errores y
refinanciaciones el parque cambio de nombre a Disneyland Paris y se ha
recuperado.
Hace algunas décadas
líderes globales como Jack Welch no necesitaban ser ciudadanos globales ya que
eran capaces de crear organizaciones con éxito con unos enfoques y perspectivas
más limitados. En la actualidad todos vivimos y trabajamos en un mundo nuevo,
global, conectado y dinámico que necesita líderes que asuman e incorporen el
patrón mental de ciudadano global.
Para desarrollar este
patrón mental los líderes necesitan una forma distinta de pensar y de actuar,
que pasa por preguntarse si se sentirían perdidos y confundidos si de repente
se encontrasen fuera de su entorno actual en uno extraño para ellos o si serían
capaces de adaptarse y terminar teniendo éxito en lo que acometiesen.
Algunos de los patrones
mentales que se han mencionado como imprescindibles pueden ayudar a convertirnos
en ciudadanos globales. Por ejemplo, pensar como un explorador y practicar la
inteligencia emocional contribuyen de forma potente. Pero hay otras cosas que
podemos hacer si nuestra situación lo permite: aprender a liderar desde
diversas perspectivas experimentando dichas perspectivas. Esto implica trabajar
o vivir en distintas partes del mundo o liderar equipos de distintos
departamentos. Un estudio realizado por Korn Ferry en 2014 encontró que los
líderes que están expuestos a culturas muy diferentes a las suyas desarrollan
capacidades de pensamiento superiores.
Es importante, también,
buscar activamente a otros que sean distintos a nosotros, ya que, por ejemplo,
si somos hombres blancos que vestimos normalmente trajes y corbata y estamos
rodeados de otros similares tendremos dificultades para adquirir el patrón
mental de un ciudadano global. Si queremos activamente formar parte o crear
equipos compuestos por individuos con diversidad física y cognitiva, que
procedan de distintos ambientes y culturas, que tengan una diversidad de
perspectivas, competencias, religiones y orientaciones sexuales y que no vayan
a estar de acuerdo con todo lo que digamos podremos desarrollar este
patrón mental.
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