Curtis L. Odom y Charn P. McAllister en MIT SloanManagement Review del pasado 24 de junio plantean que al mismo tiempo que los
espacios físicos laborales tienen que revisarse y adaptarse para un entorno
post – pandemia lo tienen que hacer las competencias de los profesionales.
Los líderes deben pensar en las personas que
retornan a los nuevos entornos de trabajo. Centrarse exclusivamente en
rediseñar los espacios físicos o en ofrecer opciones de trabajo flexibles tales
como en remoto o híbridas sin considerar a los trabajadores puede paralizar a las organizaciones y dejar a sus
profesionales dando tumbos. Por tanto, los líderes deben ocuparse de que éstos
adquieran la formación necesaria para que puedan realizar su trabajo en la
dirección estratégica de la organización.
Con la recuperación económica tras la pandemia ganando fuerza han surgido nuevos
trabajos creados explícitamente para apoyar las direcciones estratégicas revisadas
de las organizaciones. En este marco existen muchas razones por las que resulta
importante priorizar la retención de los
empleados y su formación en lugar de reclutar nuevos talentos para estos puestos.
El coste de la contratación puede ser prohibitivo y al mismo tiempo el
conocimiento institucional es difícil de transmitir a los nuevos empleados por
la vía tradicional. También, resulta fundamental el mostrar lealtad hacia los
profesionales con lo que incrementaremos su compromiso.
Pero, antes de reentrenar a sus profesionales los
líderes deben entender y definir claramente cuál es la nueva senda de la
organización, para lo cual deben responder a una serie de preguntas:
1.- ¿Cuál es el nuevo rumbo de mi organización?
Es importante recordar que no hay dos
organizaciones iguales, por lo que no hay que hacer mucho caso a las
recomendaciones de publicaciones y expertos sobre hacia dónde hay que ir.
2.- ¿La organización cuenta con los líderes
adecuados para dirigir el cambio?
Los líderes deberán ser comunicadores competentes
y con capacidad para tomar decisiones, preparados para identificar las lagunas
en el plan y en las personas. La fuerza laboral deberá cambiar (calidad,
cantidad y localización) para alinearse con el nuevo rumbo estratégico de la
organización. Para hacerlo el líder necesitará cinco competencias clave para
movilizar a la organización hacia el futuro. Éstas son las capacidades
para:
a).-
Análisis estructural. Los líderes
deben mantener los ojos abiertos para recomendar cambios en la estructura de la
organización para obtener mayores eficiencias.
b).-
Contextualizar el cambio. Para
centrarse en el por qué del mismo, en su propósito y no solo en la comunicación
del cómo para que los profesionales se sientan comprometidos con el mismo.
c).- Construir relaciones a todos los niveles de
la organización para generar confianza y entendimiento mutuo.
d).- Mostrar empatía, dedicando tiempo para
escuchar las preocupaciones de los profesionales ante los cambios venideros.
e).-
Ser resilientes. Los líderes deben cuidarse a
sí mismos y mantener una agenda equilibrada a pesar del incremento de reuniones
virtuales, gestionando su tiempo marcando límites entre su vida personal y
profesional. De esta forma estarán en disposición de ayudar a los profesionales
a los que sirven.
2.- ¿La organización cuenta con los profesionales adecuados para hacer
realidad su visión?
Para ello es importante comprobar si éstos
cuentan con las competencias necesarias en los roles críticos, no solo en el momento
presente sino en los próximos 5 años.
3.- ¿En qué aspectos hay que centrar los esfuerzos para mantener el compromiso
de los profesionales mientras la organización cambia?
Los empleados están interesados en la respuesta a
estas dos preguntas.
a).- ¿Voy a tener un trabajo? Cualquier cambio en
la estrategia que implique modificaciones en el entorno laboral hará que los
trabajadores se cuestionen si va a existir un lugar para ellos, por lo que es
conveniente que se les aclare esta duda lo antes posible.
b).- ¿Me va a gustar el trabajo que voy a tener?
4.- ¿Cómo comunicar los cambios a los profesionales?
La clave para mantener el compromiso está en una
comunicación constante y bidireccional. Hacer preguntas, escuchar las respuestas,
facilitar información, escuchar las preocupaciones, adelantarse a los rumores,
explicar los motivos y buscar feedback de aquellos que van a tener una parte activa
en los cambios resulta imprescindible para para que todos sepan no solo lo que
están haciendo sino hacia dónde va la organización.
No hay comentarios:
Publicar un comentario