Ron A. Carrucci en “To be honest. Lead
with the power of truth, justice and purpose”, ofrece a los líderes una guía
para ayudar a crear organizaciones con culturas sanas y que tengan un propósito
significativo.
El autor ha dirigido
durante 15 años un estudio longitudinal para explorar los factores que
contribuyen a crear una cultura de honestidad en el trabajo y ha extraído
patrones de las entrevistas realizadas con más de 3200 profesionales en todos
los niveles de las organizaciones.
La honestidad, la
podemos definir como:
a).- Sinceridad (decir la
verdad).
b).- Justicia (hacer lo
correcto).
c).- Propósito (decir y
hacer lo correcto por las razones correctas).
Las organizaciones que
se mueven por un propósito superan en su desempeño a sus competidores en
distintos niveles y los profesionales, como demuestran diversos estudios, están dispuestos hasta a reducir sus ingresos
por trabajar en estas compañías. También los consumidores sienten una mayor lealtad
hacia este tipo de empresas ( el 77% de ellos se sienten más conectados a ellas
y el 66% se mostrarían dispuestos a cambiar de un producto que utilizan
habitualmente a otro nuevo si éste viene de una compañía con un propósito más
social.
Sin un auténtico deseo
de servir, sin la sincera creencia de que servir al propósito de una
organización realza el suyo propio, el profesional no tendrá motivaciones para contribuir
a un entorno laboral más equitativo y justo y las personas continuarán
sirviendo a sus propios intereses.
Los 4 factores claves
son:
1.- Identidad clara:
ser quienes decimos que somos y que nuestras acciones y palabras concuerden.
Cuando no sabemos
quiénes somos podemos inventarnos la realidad. Cuando las organizaciones dicen
una cosa sobre ellas mismas pero sus acciones no están de acuerdo con lo que
dicen o cuando marcan objetivos elevados pero no los conectan con el trabajo
cotidiano de sus empleados, la identidad
de las compañías se torna confusa. Una falta de alineamiento entre la misión,
la visión, los valores, el propósito y las promesas es un aviso ( “bandera roja”)
para los directivos y profesionales. Las investigaciones del autor muestran que
los trabajadores de compañías cuyas declaraciones sobre su identidad no son
claras o inconsistentes con lo que los empleados experimentan diariamente
tienen tres veces más posibilidades de distorsionar la verdad y de actuar de
forma injusta.
2.- Responsabilidad: tratar
con dignidad las contribuciones de los demás y asegurar justicia para todos.
Cuando los
profesionales creen que están siendo injustamente valorados exageran sus
contribuciones para protegerse y como mecanismo de defensa para asegurarse de
que reciben el crédito que merecen utilizarán los medios que consideren
necesarios.
Los líderes en lugar de
infligir dolorosas y estresantes revisiones de desempeño a aquellos a quienes
lideran pueden aprender a crear relaciones honestas y de confianza con ellos por
medio la generación de entornos en los que puedan hablar abiertamente de cuándo
sus contribuciones han sido excepcionales y de cuándo se han quedado cortas. Los
trabajadores van a mostrarse más sinceros sobre sus logros y resultados y
justos con los de los demás si sienten que en su organización pueden pedir
ayuda sin temor a ser juzgados y que se
fomenta el que consideren los errores como medio de aprendizaje.
3.- Gobernanza:
garantizar que la toma de decisiones y la asignación de recursos sea
transparente y recibir bien las voces discordantes.
Si no existen foros “sanos”
en los que se pueda decir la verdad, los rumores, cotilleos y confabulaciones
toman su lugar.
La forma en que se
toman las decisiones o no se toman en las organizaciones es una fuente común de
confusión. Cuando los trabajadores no conocen o confían en cómo se distribuyen
los recursos, cómo se marcan las prioridades es más frecuente que tiendan a
mentir o a distorsionar la verdad. En el núcleo de una buena gobernanza (la
forma en la que las organizaciones toman las decisiones) están las reuniones
eficaces donde las decisiones son transparentes y los temas complicados se
pueden discutir abiertamente.
4.- Relaciones interfuncionales:
conseguir que todos los profesionales de la organización estén alineados y se
sientan parte de un equipo común en lugar de que piensen solo en ellos y en su unidad
o departamento, promoviendo la colaboración y la inclusión.
Si fragmentamos una
organización creamos verdades en conflicto. Si dejamos sin control a los
conflictos interdepartamentales favorecemos el que los empleados mientan o
distorsionen la verdad o actúen injustamente, ya que se originan silos en los
que defender “mi verdad” contra “tu verdad”.
Cuando estos cuatro
factores están presentes y bien gestionados la organización tiene más
posibilidades de contar con personas que son sinceras, actúen justamente y
trabajen por un bien mayor.
Carucci considera que
entre sus hallazgos sobre el tema el más revelador ha sido que la honestidad es
como un “músculo” y como tal para fortalecerlo hay que trabajar con él. Cuando
declaramos que nosotros y nuestra organización desea trabajar para servir a un
propósito que tenga un significado digno tenemos que eliminar las distracciones
y las contradicciones que puedan interferir. Este proceso requiere percepción y
conocimiento, feedback mantenido y creatividad y exige determinación para
neutralizar a los opositores y valor para eliminar a los obstáculos.
Cuando el líder decide
crear una organización más justa se enfrentará a prejuicios institucionales
fuertemente arraigados que puede que inconscientemente hayan privilegiado a
algunas personas sobre otras. Deberá estar dispuesto a cuestionar la forma en
que mide los resultados, en que reconoce las contribuciones y en que crea
oportunidades para los demás para que progresen y brillen y la forma para asegurarse de que
todos tienen las mismas posibilidades de tener éxito, independientemente de
quiénes sean. Esto puede implicar decepcionar a algunas personas que se han
beneficiado de los prejuicios en el antiguo sistema y ayudar a crear uno nuevo
basado en la dignidad y justicia para todos. También, significa mostrarse
vulnerable con aquellos que lidera y construir un sentimiento de confianza en
ellos, al reconocer sus fallos y sus intentos de mejora.
El autor como
recomendaciones para conseguir que la honestidad pueda ejercer de fuerza transformadora
en la organización propone que:
a).- Cuando hacemos una
promesa en relación a una identidad a nuestras organizaciones y a nosotros
mismos hacemos que surja la esperanza y avivamos el propósito, pero para
hacerlo debemos ser sinceros sobre quiénes somos y quiénes no somos.
b).- Las personas acuden
al trabajo normalmente deseando de marcar una diferencia y creyendo que pueden
hacerlo y aquellas compañías honestas que crean las oportunidades para hacerlo
a través de acciones con propósito, sinceras y justas suelen obtener mejores
resultados que aquellas que no lo hacen.
c).- Nuestras mentes
están programadas para ser honestas, pero si están expuestas a comportamientos
deshonestos con el tiempo nuestros estándares éticos se desensibilizan aunque
no tengamos intención de que esto ocurra.
d).- No basta con ser
sincero. Necesitamos ser vistos como personas con buenas intenciones (justicia)
y preocupados por algo que va más allá de nuestros intereses personales
(propósito).
e).- El viaje hacia la
honestidad total demanda altas y sólidas dosis de esperanza y de coraje
organizacional.
La esperanza es un
ingrediente clave para las organizaciones
y para los líderes que quieren convertirse en lo que han prometido ser. La
esperanza se crea por la intersección de.
1.- Pasión o el deseo
de algo más importante y con más significado.
2.- Perseverancia o la
necesidad de prevalecer a pesar de los obstáculos.
3.- Fe o la creencia
que hay algo que trasciende a dichos obstáculos.
En los momentos de
transiciones organizacionales los profesionales deben tener la confianza de que
sus esperanzas no se van a ver aplastadas por promesas incumplidas. Las
investigadoras Suzanne Peterson y Kristen Byron que han estudiado el papel de
la esperanza en las organizaciones destacan que los individuos que tienen mayor
capacidad de esperanza se muestran más orientados a resultados y motivados para
alcanzar las metas que sus compañeros menos esperanzados.
Investigadores de la
Universidad de Florida ( Ambrose, Schminke y Seabright) en su estudio sobre
injusticia organizacional han encontrado que la pérdida de la esperanza puede
ser destructiva y que existe una alta correlación entre empleados enojados y
sabotajes. Cuando los profesionales sienten que se ha buscado su compromiso de
forma injusta, como por ejemplo a través de promesas que luego no se han
cumplido) van a buscar formas para igualar la situación, como puede ser por
medio de la venganza
La esperanza requiere
que pongamos nuestra confianza en un esfuerzo sin que necesariamente tengamos
evidencias tangibles que lo apoyen. Pero cuando las cosas empiezan a fallar y
la esperanza se aplasta es cuando los trabajadores con más talento desconectan
y abandonan la organización y los que tienen menos talento desconectan y se
quedan.
Me encantó el tema
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