domingo, 18 de febrero de 2024

REINVENTAR EL LIDERAZGO

 


Céline Schillinger, en “Dare to un-lead. The art of relational leadership in a fragmented world”, plantea que observa que en la actualidad existe una necesidad global de adaptar los modelos tradicionales de liderazgo a otros que nos impulsen hacia el futuro con nuevas prácticas colectivas de trabajo que respeten a las personas y promuevan el crecimiento económico.

Desgraciadamente muchas de las prácticas de liderazgo dominantes que se siguen utilizando ahora en el mundo son herederas de la teoría de la gestión científica del trabajo y de sus derivados. Pero, al acelerarse el ritmo de la globalización y de la tecnología, así como nuestros valores y normas sociales, especialmente las relacionadas con las jerarquías tradicionales y la autoridad que van evolucionando,  el mundo de las organizaciones tiene que actualizarse. Un nuevo modelo de liderazgo va a ser necesario para ponerse al frente  de los cambios, si se quiere que éstos sean sostenibles y tengan un impacto positivo en la sociedad.

La autora cree que este nuevo modelo es posible si se apoya en tres valores universales, que facilitan el camino para reinventar el liderazgo. Éstos son:

1.- LIBERTAD

La libertad actúa como un acelerante en lugar de como un obstáculo en el funcionamiento de las organizaciones. Permite que las personas puedan ejercitar su juicio, escapar de los inconvenientes de la arbitrariedad y desarrollar sus agendas. La libertad colectiva comienza con la emancipación del individuo, una experiencia transformadora que sufre cualquiera que aspira a un cambio. Para extender la libertad  se necesita un tipo de liderazgo distinto del tradicional, que aporte nuevos y en ocasiones contradictorios principios a las prácticas directivas.

2.- IGUALDAD

Las desigualdades en el estatus y en el acceso a la información, así como las relaciones de dominancia y obediencia se han convertido en obstáculos para el desempeño de las organizaciones. Una apariencia de igualdad no puede enmascarar las dificultades a las que se enfrentan las organizaciones ante la diversidad de sus profesionales. Pero existe una magnífica oportunidad delante de nosotros en forma de redes y de la tecnología y relaciones humanas que las permiten. Las redes como principios de diseño organizacionales permiten muchas formas de trabajo colectivo, reemplazando la dominación con el liderazgo colectivo que tiene la capacidad de inspirar agilidad e innovación.

3.- FRATERNIDAD

La fraternidad constituye un reto en nuestra sociedad contemporánea marcada por el individualismo, la desconfianza y la competencia. La verdadera fraternidad surge de un compromiso compartido a una causa común.

En su libro. An integrative theory of leadership”, Martin Chemers ofrece la siguiente definición de liderazgo: el liderazgo es un proceso de influencia social por el que una persona consigue reclutar la ayuda y apoyo de otros para cumplimentar una tarea común”. El liderazgo, entonces, tiene varias consecuencias ya que las vidas de las personas se van a ver afectadas y van a ser moldeadas por los efectos del liderazgo.

Al pasar de una sociedad fundamentalmente industrial a una del conocimiento el futurólogo canadiense Michel Cartier ha identificado cinco crisis relacionadas con la economía, la geopolítica, la ecología, las generaciones humanas y la energía que se están produciendo de forma simultánea. A ellas hay que añadir desde 2020 una sexta correspondiente a la pandemia del COVID. La autora piensa que si existe un denominador común en todas estas crisis es el liderazgo, ya que si hemos llegado a este estado de multicrisis es porque hemos estado anclados en un cierto tipo de liderazgo que es profundamente negativo en el mundo actual.

Necesitamos líderes que comprendan mejor el mundo que nos rodea , que faciliten conexiones entre los distintos dominios  y áreas de conocimiento y de pericia y que nos permitan y fomenten cambiar lo que no funciona.

Quizás, el liderazgo no ha sido capaz de mantenerse al ritmo de los cambios dramáticos que nuestras sociedad ha experimentado en el último siglo y que han ido transformando la forma en la que nos comportamos, así como lo que valoramos. Los principales han sido:

A).- Cambios humanos

Colectivamente estamos experimentando más fricciones y fragmentaciones que generaciones previas. Nuestras vidas se han transformado bajo los efectos de la tecnología y las ansiedades creadas por las incertidumbres contemporáneas, que han servido para modificar el contexto en el que la toma de decisiones y el liderazgo tienen lugar.

Nunca ha sido fácil que las personas se pongan de acuerdo en algo. Esta es la razón por la que se han establecido normas, reglas e instituciones: al canalizar las disensiones y  al posibilitar un consenso han organizado nuestra existencia. Pero es un proceso que cada vez se está convirtiendo en más arduo. Entre las razones que dificultan la coexistencia tenemos:

a).- El incremento demográfico y la mayor longevidad.  

b).- El incremento de la movilidad. Cada vez un mayor número de personas abandonan sus comunidades locales debido al trabajo, estudios, pobreza, guerras o desastres ecológicos y climáticos.

c).- El declinar de las religiones en Europa y América implica que una gran parte de los jóvenes se han alejado de las prácticas normativas que han moldeado las vidas de sus padres y abuelos.

d).- los efectos de la globalización que generan una serie de interdependencias que pueden producir que surjan antagonismos.

B).- Cambios tecnológicos

La revolución tecnológica está avanzando a pasos agigantados. James Susskind en su libro “FuturePolitics” considera que nuestro futuro estará en un modo de vida  digital, esto es un sistema que ligará a los seres humanos, las máquinas y los datos. Conocemos ya que la forma en que la información es procesada, modificada y presentada afecta en la forma en que nos comportamos, en lo que compramos y hasta a quién votamos, por ejemplo.

Pero Michel Cartier va más allá y mantiene que cada disrupción tecnológica cambia la manera en la que nuestra mente trabaja. Esto implica que somos ya diferentes de nuestros padres y nuestros hijos son distintos a nosotros.

C).- Valores sociales en evolución

Según los sociólogos Michael Haralambos y Michael Holborn los valores sociales representan nuestra creencia de que algo es bueno y deseable. Aunque están profundamente arraigados en nuestro comportamiento colectivo, en nuestras tradiciones y en nuestras instituciones evolucionan bajo el efecto de los cambios en las interacciones y relaciones humanas.

Existen otros cambios además de los asociados con los valores sociales que influyen en la forma en la que lideramos, tomamos decisiones y trabajamos juntos. Algunos están relacionados con la forma en que trabajamos, dónde lo hacemos y con quién, con cómo nos organizamos y cómo estamos orientados hacia los resultados. Todos han tenido un impacto en el paisaje de las organizaciones, estando el liderazgo particularmente afectado por el cambio en nuestra consideración de la creación de valor y por la evolución de las expectativas de los clientes.

Uno de los cambios más visibles en relación con la creación de valor y con consecuencias para el liderazgo ha sido el paso a una economía del conocimiento. Ésta consiste en un sistema de producción y consumo que se basa en el capital intelectual, lo que ha supuesto que el uso de la mano de obra manual se ha desplazado en gran parte hacia la utilización del intelecto y los conocimientos digitales.

Thomas Davenport, por ejemplo, mantiene que los trabajadores del conocimiento son muy diferentes de otro tipo de trabajadores en sus motivaciones, actitudes y necesidad de autonomía, por lo que requieren técnicas diferentes de management para mejorar su desempeño y productividad, produciéndose el hecho que con frecuencia los directivos y jefes de este tipo de trabajadores saben menos sobre el.campo de conocimiento que aquellos a los que lideran.

En relación con los clientes tenemos que los nuevos “consumidores” esperan libertad de elección, respeto hacia quiénes son  y confían en que las organizaciones en las que se gastan su dinero demuestren responsabilidad social y ambiental.

Desde una perspectiva demográfica el mundo laboral actual es muy diferente del de hace treinta años. Múltiples generaciones coexisten en los entornos laborales: los baby boomers todavía están presentes, en muchos casos en las posiciones más elevadas de la jerarquía, relacionadas con la toma de decisiones. Las generaciones más jóvenes están introduciendo nuevos puntos de vista y expectativas al trabajo. Tienen estilos diferentes, formas distintas de aprender y de compartir el conocimiento. La tensión intergeneracional que se está convirtiendo en una preocupación cada vez mayor  puede afectar negativamente tanto al compromiso como a la productividad.

Las personas van a tener que convertirse en multidisciplinares y tener una capacidad de adaptación rápida si quieren mantener cierta relevancia en el mercado laboral ya que van a necesitar nuevas habilidades al ir evolucionando la tecnología y las necesidades de los consumidores.

Por tanto, para un entorno laboral que está cambiando constantemente, la organización tradicional ya no sirve, ya que se construyó bajo los principios de la organización científica del trabajo y solo se ha adaptado marginalmente desde entonces.

 

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