Karin Hurt y David Dye
en letsgrowleaders.com del pasado 18 de octubre plantean que el conflicto entre
las personas es inevitable, pero que siempre existe una oportunidad de
liderazgo cuando un miembro del equipo viene con una queja. Dependiendo del la
circunstancia, puede ser una oportunidad para que esa persona crezca, para que
nosotros mejoremos nuestro liderazgo o un momento para conectar, construir un
equipo más fuerte o un proceso mejor.
Los autores proponen 8
formas de gestionar el conflicto en los equipos de trabajo, generar relaciones
profesionales sanas y ayudar al equipo a mantenerse centrado en lo que es más
importante. Éstas son las siguientes:
1.-
SELECCIONAR A PROFESIONALES CON HABILIDADES PARA LA COMUNICACIÓN EN SITUACIONES
DE CONFLICTO.
Como líderes tenemos
dos opciones para crear equipos que sean buenos para resolver conflictos:
contratar a profesionales con estas habilidades o enseñarlas. Lo que no
funciona es esperar que las posean si no lo hemos comprobado o enseñado.
Para seleccionar a
personas con esta competencia se pueden utilizar una serie de preguntas durante
la entrevista de selección, como: “Háblame de un momento en el que:
a).- Un compañero está
muy irritado contigo: ¿Qué hiciste?, ¿Qué había pasado? ¿Cuál fue el resultado?
b).- Estabas en
completo desacuerdo con tu jefe: ¿Cómo lo gestionaste?
c).- No pudiste hacer
correctamente tu trabajo debido al comportamiento de otra persona: ¿Cómo
abordaste la situación?
Mientras muchos
candidatos describirían cómo se mantuvieron callados, se sintieron frustrados y
se fueron, estamos buscando a aquellos que no se retrajeron, compartieron sus
preocupaciones e intentaron resolver la
situación de forma elegante.
2.-
DE-ESCALAR UN CONFLICTO DE EQUIPO ACALORADO EN EL MOMENTO
Muchos jefes responden
a discusiones y a momentos de conflicto acalorado entre compañeros de equipo
incorporándose al mismo o intentando ignorarlo, con lo que en ambos casos la
situación no va a mejorar. Cunado las emociones se disparan la primera labor
del líder consiste en restablecer un entorno de trabajo seguro para todo el
equipo. Esto implica asegurarnos de que estamos calmados y serenos y que no
vamos a reaccionar ante el drama. Luego, si las personas implicadas están en un
espacio público o con el resto del equipo, apartarles y trasladarles a un
espacio más privado en el que poder hablar y, en lugar de comentarles
directamente su comportamiento poco profesional, comenzar la conversación procurando
determinar los hechos, preguntando qué es lo que ha pasado. Al escuchar su
versión, comprobar si la hemos comprendido bien, diciendo, por ejemplo: “Así
que lo que estás diciendo es que había muchas personas en tu entorno y no has
podido hacer el trabajo. ¿Lo he entendido bien? Si la persona está muy afectada
y dice, por ejemplo, que no le entendemos, debemos des - escalar la
conversación diciendo con calma y serenidad: “Es verdad, no lo entiendo y me
gustaría hacerlo, por lo que me gustaría que me contases qué ha pasado”:
Al ir confirmando los
hechos, podemos aliviar la situación reconociendo los sentimientos y las
emociones, diciendo (considerando el ejemplo anterior): “Parece que tener a tantas personas
a tu alrededor ha sido muy frustrante para ti”: Una vez que hemos escuchado la perspectiva
de la otra persona y reconocido sus sentimientos podemos guiar la conversación
hacia la búsqueda de posibles soluciones, lo que va a depender de las
circunstancias específicas, de lo que ha ocurrido y de si puede volver con
seguridad al trabajo. Una disculpa puede ser necesaria, así como alguna sesión
de coaching para ayuda a gestionar la frustración de forma productiva. Los
siguientes pasos pueden ayudarnos a saber qué dirección tomar.
3.-
REFLEJAR PARA CONECTAR
Cuando un miembro del
equipo acude a nosotros con una queja por una frustración o con un problema
(aunque no se trate de una situación explosiva), lo más eficaz que podemos
hacer para construir una conversación productiva es reconocer sus emociones.
Cuando sabe que le hemos escuchado se suaviza la tensión emocional y se genera
una conexión que nos permite movernos hacia nuevos pasos constructivos.
Este proceso de
reconocer la emoción lo llaman los autores de “ reflejar para conectar” porque
estamos reflejando la emoción que hemos observado y asegurándonos de que
entendemos lo que está en su mente. Por ejemplo, podemos decir: “Parece que
estás verdaderamente frustrado con la falta de respuesta de marketing y que eso
está minando tu motivación. ¿estoy en lo cierto?” de esta forma no le estamos
diciendo que sus sentimientos son correctos o equivocados, al reflejar estamos
comprobando para entender y para crear un punto de inicio común para la
conversación.
4.-
RECOGER INFORMACIÓN MEDIANTE TRES PREGUNTAS RÁPIDAS
Una vez que hemos reconocido
los sentimientos de la persona, nuestro siguiente paso debe ser obtener más
información. Las acciones que debemos tomar más adelante van a depender de las
circunstancias específicas por lo que es vital conocer lo que está pasando. Existen
tres preguntas que podemos hacer para valorar rápidamente la situación:
a).- ¿Qué es lo que
quieres que sepa?
b).- ¿Cómo te puedo
ayudar en esta situación? El poder de esta pregunta radica en que revela con
rapidez si la persona solo quiere liberar tensiones o tiene un problema y, en
ese caso, cómo percibe el problema.
c).- ¿Debemos los tres
o más afectados reunirnos para hablar? Esta pregunta resulta útil en la situaciones
en las que sospechamos que la persona tiene otras motivaciones ajenas a
solucionar el problema (como por ejemplo criticar a un compañero). Para las
personas que se quejan y quieren que nosotros carguemos con sus problemas ayuda
para mantener la responsabilidad mutua.
5.-
DIAGNOSTICAR LA SITUACIÓN
Una vez que hayamos
hecho las tres preguntas anteriores tendremos seguramente suficiente
información como para diagnosticar cuál es la situación. Entre las causas más
frecuentes de conflicto en los equipos tenemos:
a).- La persona
necesita aliviar tensiones y manifestar sus frustraciones.
b).- Existen malentendidos.
c).- Una parte no
responde o considera las cosas de manera diferente.
d).- Las personas están
trabajando buscando metas diferentes.
e).- Existe un conflicto de estilo o de
personalidades.
f).- Presencia de comportamientos tóxicos.
g).- Existen causas
estructurales en el proceso o sistema que ocasiona el conflicto.
6.-
DISCUTIR Y ESCOGER UNA SOLUCIÓN APROPIADA AL PROBLEMA
Si la persona no
necesita que se haga nada ya que lo único que quería era aliviar tensiones, la
fase de reflejar y conectar le servirá
para poder volver al trabajo. Si existen problemas, sin embargo, la solución va
a depender de la situación específica. Por ejemplo:
a).- Si identificamos
un malentendido, preparar a la persona para mantener una conversación y aclarar
lo que está pasando, puede ser conveniente.
b).- Si nosotros somos
el problema porque, por ejemplo, nuestra declaración sobre las metas es poco
clara o no hemos explicado correctamente cómo los valores pueden ayudar a
resolver el conflicto, el mejor camino a seguir es reunir a las partes
interesadas y aclarar todo lo que necesiten.
c).- En casos de
compañeros indiferentes, conflictos de estilo o personalidad u otras
situaciones en las que una discusión puede ayudar, debemos juntar a las
personas y discutir la situación para que se llegue a un entendimiento
mutuo sobre el camino a seguir.
d).- Si lo que se
descubren son comportamientos tóxicos debemos intervenir , así como, también. el
departamento de recursos humanos de manera formal.
e).- En el caso de que
existan problemas estructurales debemos arreglarlos si podemos y si no podemos
solucionarlos de manera inmediata comunicar al equipo cómo les vamos a defender
y apoyar para que superen el reto específico.
7.-
PROGRAMAR EL FINAL
Independientemente de
los siguientes pasos que decidamos nosotros y las personas implicadas debemos
asegurarnos de programar un momento en el futuro en el que todos revisemos lo
que ha ocurrido y nos aseguremos que todos han cumplido con sus compromisos y responsabilidades.
De esta forma esteremos previniendo que se vuelva a repetir el mismo conflicto.
8.- EQUIPAR AL EQUIPO CON HERRAMIENTAS QUE
AYUDEN A RESOLVER JUNTOS EL CONFLICTO
Una de las formas más
eficaces para ayudar al equipo a resolver los conflictos consiste en
facilitarles herramientas para que puedan mantener conversaciones
significativas unos con otros. Los mejores equipos no evitan el conflicto, lo
asumen y entienden que cada desacuerdo es una oportunidad para construir
relaciones y mejorar los resultados.
Cuando existe una falta
de claridad podemos fomentar que los miembros del equipo se hagan preguntas
unos a otros de este tipo:
a).- “¿Qué es lo que
obtendrías de un resultado favorable?”
b).- “¿Qué te parece esto
desde tu perspectiva?”
c).- “Esto es lo que he
entendido……¿Lo has interpretado tu de otra forma?”
También se puede
utilizar el método I.N.S.P.I. R.E. para mantener conversaciones de feedback, que
va a permitir a los miembros del equipo construir sus relaciones mientras
obtienen resultados. Y, en los casos en los que los miembros del equipo no pueden
resolver la situación porque el problema es la falta de claridad a un nivel más elevado de la organización serán
capaces de detectar que esa es la causa y acudir al jefe requiriendo una
solución y no presentando una queja vaga.
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