Kim Scott en “Radical respect. How
to work together better”, que estamos comentando, plantea que cuando somos
dañados tenemos derecho a “elegir nuestras batallas”. Viktor Frankl escribió
que al ser humano pueden quitarle todo , salvo una cosa: la última de las
libertades humanas, que consiste en la elección de nuestra actitud ante un
determinado conjunto de circunstancias: de elegir nuestro camino.
En ocasiones podemos
decidir escoger una respuesta proactiva (existe una gran diferencia entre
elegir mantenernos en silencio y ser silenciados). Otras veces podemos decidir
que merece la pena responder y, en esos momentos, puede que no sepamos qué decir. Si somos la persona dañada no es nuestra responsabilidad educar a la
persona que nos ha dañado, pero podemos elegir hacerlo porque esa persona nos
importa o queremos que no le hagan lo mismo a otros.
La autora propone una
serie de sugerencias sobre cómo actuar dependiendo del tipo de situación a la
que nos enfrentemos, entre las que destacan.
I.-
SESGOS
Si somos las víctimas
de algún sesgo podemos elegir ayudar a la persona a que sea consciente de su error
o podemos elegir no hacerlo. Es nuestra prerrogativa. Si decidimos desmontar el
sesgo tenemos que recordar que estamos invitando a la otra persona a que
comprenda nuestra perspectiva, no intentando afirmar nuestra autoridad moral o
avergonzarle. Evidentemente, aunque procuremos ser lo más amables posible, no es
nuestro trabajo y en ocasiones puede no ser posible evitar que la otra persona
se ponga a la defensiva.
Aunque no sepamos
exactamente que decir, en estos casos, debemos empezar con una afirmación “yo”.
Por ejemplo: “Yo no creo que quieras decir realmente lo que has dicho”.
Una afirmación de este
tipo es una respuesta generosa a los sesgos inconscientes de los demás. El
objetivo está en señalar un error para evitar que la persona lo repita,
evitando que se sienta avergonzada. Avergonzar a alguien ataca a sus atributos
de personalidad, que no puede cambiar, en lugar de a su comportamiento que sí
puede modificar.
Si consideramos los
beneficios de responder ante los sesgos que otras personas pueden tener con
respecto a nosotros tenemos que:
a).- Al responder nos
estamos afirmando. Si no lo hacemos cada vez nos vamos a sentir más indefensos.
b).- Al afirmar que el
sesgo es un error y no la verdad puede evitar que se interiorice el sesgo.
c).- Al ayudar a
alguien a que sea consciente y cambie sus sesgos podemos mejorar las cosas no solo para
nosotros, sino para otros.
d).- Al comentar los
sesgos, es posible que otras personas se sientan dispuestas a hacer lo mismo y
que, hasta nos señalen los nuestros. Si los ignoramos permitimos que se repitan
y se refuercen. Cuando los corregimos, en cuanto surgen, vamos creando un ciclo
que nos ayuda a crecer juntos.
e).- Nuestra relación
con nuestro compañero puede mejorar porque puede apreciar que nos hemos
arriesgado a ayudarle y, además, es más fácil llevarse bien con alguien que no
esté haciendo continuamente comentarios sesgados que nos molesten.
Finalmente los
resultados del equipo pueden mejorar porque los sesgos complican la
colaboración y un equipo que no colabora bien no puede obtener buenos
resultados.
II.-
PREJUICIOS
Es complicado responder
ante los prejuicios, sobre todo cuando alguien hace algún comentario que
refleja un estereotipo injusto dirigido a destacar que somos inferiores o incapaces,
como por ejemplo en referencia al sexo, género, raza, etc,…
La razón por la que hay
que enfrentarse a los prejuicios es que hay que trazar una línea clara entre el
derecho que tiene una persona a creer lo
que quiera y el derecho que tienen los demás de que esa creencia no se les
imponga.
En el caso de los
prejuicios las personas no van a disculparse por sus creencias cargadas de
prejuicios solo porque se señalen éstos, ya que saben lo que piensan y están
convencidos, por lo que no van a discutir sobre ello.
La utilización de
afirmaciones que comiencen por “esto es o es ” puede ser una forma adecuada de
marcar los límites. Por ejemplo: “Es una falta de respeto/cruel/ ridículo el
decir ……”El objetivo es protegernos de la intrusión de la otra persona y aunque
no consigamos acercar posturas, ni cambiar sus creencias, al menos puede servir
para prevenir conflictos innecesarios.
III.-
BULLYING
Cuando alguien nos está
sometiendo a bullying su meta es molestarnos o dejarnos fuera de juego.
Utilizar una afirmación “Yo” como por ejemplo: “me siento X cuando tu haces o
dices Y” simplemente les informa de que han tenido éxito. Ignorarles tampoco
funciona porque aunque no reaccionemos con frecuencia obtienen algún placer de
su comportamiento. La única forma de detenerlo es crear consecuencias
negativas.
Una forma de reaccionar
es la confrontación con una afirmación “tú” o con una pregunta, como, por
ejemplo: “¿Qué es lo que sacas tú de todo esto?” o “¿ Tu tienes que dejar de
hablarme así”. Es efectivo porque el bully está tratando de ponernos es un rol
sumiso, pero al responder con una afirmación “tu” estamos adoptando un rol más
activo, pidiéndoles que respondan a preguntas, que puede que no les dejen en
buen lugar.
Evidentemente si
tenemos un desacuerdo o mantenemos un conflicto sano no necesitamos una
afirmación “tu”, ya que queremos llegar a un acuerdo no alejar a la persona.
PACER (National Bullying Prevention Center), organización sin ánimo de lucro para la prevención de bullying , establece la siguiente distinción entre conflicto
y bullying:
CONFLICTO |
BULLYING |
Desacuerdo
en el que ambas partes expresan sus opiniones |
Una
persona intenta dañar o humillar a otra |
No
existe diferencia de estatus entre los implicados |
El
bully suele tener mayor estatus dentro del grupo |
La
persona que puede estar ocasionando daño generalmente deja de hacerlo y
cambia su comportamiento cuando se da cuenta de que está dañando a alguien |
La
persona que causa el daño continua haciéndolo cuando se da cuenta de está
dañando a otra persona |
Cuando
estemos siendo dañados por los sesgos, prejuicios o bullying o no sabemos qué está
pasando pero sentimos que algo no va bien, debemos recordar la necesidad de:
1).-
Resistir la tentación de considerar el silencio como la única opción
Si decidimos no
responder puede ser porque el riesgo de hacerlo supera a las posibles ventajas.
En este caso no quiere decir que no tengamos valor o confianza sino que
actuamos racionalmente, ya que puede ser que deseemos guardar nuestra energía o
que ya hayamos estado intentando desmontar sesgos varias veces en el día y
queramos dedicarnos a hacer otras cosas. También puede ser que estemos seguros
de que existe el riesgo de represalias. Pero la razón por la que elegimos el
silencio siempre debe ser nuestra, no debe ser la decisión de otras personas,
ya que, con frecuencia existen presiones externas para que nos mantengamos en
silencio, pero debemos reconocerlas y resistirnos.
Entre las excusas que
utilizamos para permanecer en silencio tenemos: el deseo de ser amables, la
consideración de que el que nos está dañando es buena persona y realmente no
nos quiere perjudicar, no querer estropear una relación, pensar que solo
empeorará las cosas si respondemos, el miedo a las posibles represalias o el
creer que nuestra reputación se va a ver
afectada negativamente si hablamos.
2).-
Romper el silencio el ciclo de la ira.
Cuando optamos por el
silencio ante los sesgos, prejuicios o bullying
dirigidos contra nosotros podemos caer en un ciclo de ira y en un
silencio viciosos. Alguien hace o dice algo ofensivo y me callo. Al no responder
me siento indefenso y como no he respondido la otra persona seguramente volverá
a ir repitiendo la ofensa y cada vez me sentiré más enfadado. Pero cada vez
seguiré en silencio y más enfadado e indefenso, cayendo en un ciclo vicioso.
3).-
Buscar y cultivar defensores
Es más útil dedicar nuestro tiempo y atención a nuestros amigos y no a nuestros enemigos. Scott sugiere las siguientes recomendaciones para intentar tener más defensores y menos personas intentando causarnos daños en nuestra carrera profesional:
a).-
Buscar personas que nos apoyen. También debemos
conocer quiénes son nuestros detractores, pero sin emplear mucha energía en ellos. Debemos utilizar nuestra
energía para construir solidaridad con las personas que pueden ayudarnos,
personas que nos vayan a defender si es necesario.
b).-
Pedir feedback. Debemos centrarnos en hacer bien
nuestro trabajo, siendo fieles a nosotros mismos y creando relaciones
verdaderas y sólidas. Si lo hacemos tendremos buena reputación y, para
lograrlo, el feedback es esencial. Debemos pedir que sea crítico y no evitarlo
porque en el pasado hayamos recibido muchas opiniones sesgadas o prejuiciosas o
bullying disfrazadas de feedback.
c).-
Permitir la curiosidad torpe. Cuando confiamos en
los demás,, nuestra buena fe suele verse recompensada, por lo que debemos
atribuir buenas intenciones y curiosidad sana en lugar de hostilidad ante
algunos comentarios desafortunados.
d).-
Utilizar el humor. Éste puede ser un gran valor para
generar solidaridad y obtener defensores. Siempre debemos recordar que el humor
debe tratar de hacer las cosas mejor y
no peor.
e).-
Imitar el comportamiento ofensivo no es jugar limpio.
La mejor forma de luchar contra los sesgos, prejuicios y bullying es
enfrentarnos a ellos, no imitarlos. Es tentador luchar contra los sesgos con
sesgos, contra los prejuicios con prejuicios y contra el bullying con bullying.
En el momento nos puede parecer que es un comportamiento justo, pero el
problema es que no es eficaz., ya que solo refuerza y refleja las
actitudes y comportamientos de los que
nos queremos librar.
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