En el informe sobre "Crisis Communication: How to Avoid Being Held
Hostage by Crisis Negotiations" del Programa de Negociación de
la Escuela de Derecho de Harvard plantean
como, en situaciones en
las que una negociación entra en crisis, es importante considerar tres lecciones
derivadas de la experiencia de los negociadores en situaciones en las que
existen rehenes.
1.- CONTROLAR LA SITUACIÓN.
Los responsables de la policía en casos en los que existen delitos con rehenes
no dialogan con los delincuentes hasta que no han conseguido controlar la
situación. Esto implica cerrar cualquier ruta de escape y minimizar las
posibilidades de contacto de éstos con terceras partes. Si se recibe
información exterior se pueden disminuir tanto el poder del negociador como la
influencia de su mensaje. Al mismo tiempo al restringir las interacciones a una
negociación entre dos partes exclusivamente se contribuye a crear la necesidad
de un ambiente de colaboración y confianza.
Cuando la situación
está bajo control los negociadores suelen comenzar la comunicación con los
secuestradores sentando unas bases de negociación. Una de las más importantes
es la de la honestidad, si se percibe que el negociador está siendo sincero es
más fácil que el delincuente acepte un no como respuesta.
En las negociaciones
cotidianas no siempre es aconsejable negociar exclusivamente con una parte,
pero existen ocasiones en las que las distintas partes en conflicto sólo pueden
progresar si están de acuerdo en negociar de esta forma.
2.- RECONOCER LAS
EMOCIONES QUE ESTÁN DETRÁS DEL DESARROLLO DE UNA
NEGOCIACIÓN ANTES DE ABORDAR LAS CUESTIONES TRASCENDENTALES.
De esta forma podremos considerarlas y
neutralizarlas si es necesario.
Distintas
investigaciones sugieren que las situaciones en las que existen rehenes están
dominadas por las emociones o por problemas en las relaciones interpersonales.
En muchos casos tras las demandas económicas o materiales se esconde el deseo
de respeto o atención. Por esta razón los expertos en manejar estas situaciones
insisten en la importancia de escuchar cuidadosamente las demandas de los
secuestradores con el objetivo de identificar cuál es el problema primario o su
motivación. Antes de intentar enganchar a éstos en un debate racional sobre sus
sentimientos los negociadores buscan intentar calmar sus ansiedades. Demuestran
su preocupación utilizando técnicas de escucha activa tales como comentarios de
apoyo, parafrasear,...
La lección que podemos
aprender para las negociaciones cotidianas es que el tiempo que empleamos en explorar
las emociones que se ocultan bajo las posiciones de nuestros interlocutores
nunca es un tiempo perdido.
3.- CONSTRUIR UNA
RELACIÓN.
Cuando un negociador de la policía dice a un secuestrador que están
juntos en esa situación está intentando crear el tiempo de lazo que los
psicólogos desarrollan con sus pacientes, para intentar encontrar una solución
a la crisis juntos. Los negociadores animan a los secuestradores a colaborar
con ellos, de nuevo, fundamentalmente a través de la escucha activa. Ésta juega
un papel central a la hora de comunicarse tanto con el delincuente como con los
miembros de su equipo.
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