Greg Mc Keown, en su
libro “Essentialism. The disciplined pursuit of less”, que estamos comentando plantea que existen tres presunciones que tenemos que vencer si queremos vivir
como “esencialistas”. Estas son:
1.- “Tengo que”.
2.- “Todo es
importante”.
3.- “Puedo hacer ambas
cosas”.
Estas suposiciones son
peligrosas, porque son seductoras, nos
atraen y pueden conseguir que nos hundamos.
Si queremos abrazar la
esencia del “Esencialismo” debemos sustituirlas por tres verdades que nos van a
permitir perseguir lo que es realmente trascendente:
1.- “Elijo esto”
2.- “Sólo unas pocas
cosas importan”.
3.- “Puedo hacer
cualquier cosa, pero no todo”.
El autor analiza el
significado de cada una de estas verdades en la segunda parte del libro:
I.-
EL INVENCIBLE PODER DE ELEGIR ELEGIR.
Durante demasiado
tiempo hemos enfatizado en exceso los aspectos externos de nuestras elecciones
(nuestras opciones) en detrimento de nuestra capacidad interna de escoger
(nuestras acciones). Las opciones (las cosas) pueden ser arrebatadas, pero
nuestra capacidad de elegir (libre albedrío) no.
En muchas ocasiones,
hemos olvidado que tenemos la posibilidad de elegir. Martin Seligman y Steve Maier, en sus investigaciones con pastores alemanes descubrieron lo que
llamaron: “indefensión aprendida”. Distribuyeron a los perros en tres grupos.
En el primero se les colocaba un arnés y recibían una descarga eléctrica, pero
tenían una palanca con la que podían interrumpir la descarga. Al segundo grupo se le ponía
idéntico arnés y se les facilitaba la palanca, pero está no funcionaba y no
podían hacer nada para interrumpir la descarga. Al tercer grupo se le colocaba
el arnés, pero no recibían ninguna
descarga. Posteriormente se introducía a cada perro en una caja grande con una
separación en el centro. En un lado de la misma se recibían descargas y en el
otro no. Ocurrió algo curioso. Los perros del primer y tercer grupo que o bien
no habían experimentado la corriente o podían interrumpir las descargas en
seguida aprendieron a pasar a la zona segura, mientras que los del segundo
grupo permanecían en la parte peligrosa, sin hacer nada para escapar. No sabían
que tenían otra elección, habían aprendido a sentirse indefensos.
a).- Dejamos de
intentarlo y de esforzarnos.
b).- Hacemos lo
contrario y nos volvemos hiperactivos, aceptando cualquier reto y oportunidad
que se presente. Tratamos de hacer todo y de llegar a todo. Aunque este
comportamiento no parece que sea un signo de indefensión, en realidad es una
cortina de humo. Creemos que no tenemos ninguna posibilidad de elección y que
tenemos que aceptar todo.
Elegir es duro, pues
siempre supone tener que decir no a algo, que vamos por tanto a sentir que perdemos, pero forma parte de lo que
es el núcleo central de ser un “esencialista”. Para llegar a serlo debemos
reconocer que tenemos la capacidad de elegir y que esto supone que tenemos un
poder invencible dentro de nosotros, si lo olvidamos nos sentiremos indefensos
ante la vida y otros estarán eligiendo por nosotros.
II.-
DISCERNIR. LA POCA IMPORTANCIA DE CASI TODO.
Trabajar duro es
importante, pero el dedicar más esfuerzo no siempre va a significar que
obtendremos más resultados ya que puede llegar un momento en que nos podemos
atascar. En muchas ocasiones “menos pero mejor” es lo adecuado. El Principio de
Pareto nos dice que el 20% de los esfuerzos produce el 80% de resultados.
Posteriormente en 1951 Joseph Moses Juran , uno de los “padres” de la calidad, en su “Quality – Control Handbook” profundizó
en la idea y la llamó la “Ley de los pocos vitales”. Su planteamiento defendía
que se puede incrementar enormemente la calidad de un producto resolviendo una
mínima parte de los problemas, los que eran realmente vitales. La “ley del
poder” que dice que ciertos esfuerzos producen resultados exponencialmente
superiores a otros avala, también, esta idea.
Un “esencialista”
piensa que casi todas las cosas no son esenciales y sabe distinguir lo que es
vital de lo que es trivial.
Herb Kelleher,
presidente de Southwest Airlines y responsable de los sorprendentemente buenos
resultados que logró que obtuviese la compañía, dice: ”Tenemos que analizar todas
las oportunidades y decir que lo sentimos mucho pero que no vamos a hacer las
miles de cosas que realmente no contribuyen mucho para la obtención de los
resultados finales que pretendemos alcanzar”.
Con frecuencia nos
encontramos con situaciones en las que tenemos que elegir entre dos cosas que
queremos. Nuestra respuesta preferida es la de seleccionar las dos, pero por
mucho que lo deseemos no podemos tener todo. Un “no-esencialista” aborda
cualquier elección preguntándose: “¿Cómo puedo hacer todo?”, el “esencialista
se cuestiona:”¿Qué problema es el que prefiero?”. Jim Collins, autor entre otros
libros de gestión de empresa del clásico “Good to great”, recibió el consejo, en una ocasión, de Peter
Drucker en el sentido de que podía construir una gran compañía o generar
grandes ideas, pero no ambas cosas. Siguió sus recomendaciones, eligió, y en la
actualidad tiene una empresa con tres profesionales a tiempo completo, pero sus
ideas han llegado a millones de personas a través de sus escritos.
Aunque resulten
dolorosas las elecciones y renuncias subsiguientes, representan una oportunidad
significativa. Al forzarnos a valorar las opciones y seleccionar
estratégicamente la que va a ser mejor para nosotros, incrementa de forma
significativa la posibilidad de alcanzar el resultado que buscamos. Un
“esencialista” contempla las elecciones como una parte inherente de la vida que
no tiene por qué ser negativa y en lugar de preguntarse: “¿A qué tengo que
renunciar?”, se plantean “¿En qué quiero obtener resultados excelentes?”
Una paradoja del
“esencialismo” es que los “esencialistas” tienen que explorar más opciones que
los que no lo son. Éstos últimos, como se deslumbran prácticamente por todo y
reaccionan ante todo, están tan ocupados persiguiendo cada oportunidad e idea
que exploran menos. La forma de actuar del “esencialista”, por el contrario,
consiste en explorar y evaluar una amplia variedad de opciones antes de
comprometerse con alguna. Se cerciora previamente para garantizar que la
elegida es la mejor. Dedica el mayor tiempo posible a explorar, escuchar,
debatir, cuestionar y pensar, con el objetivo de discernir entre lo vital y lo
trivial.
1.- Espacio para pensar.
3.- Permiso para jugar.
4.- Sabiduría para
dormir.
5.- Disciplina para
aplicar criterios altamente selectivos a las elecciones que hacemos.
En culturas
caracterizadas por no ser “Esencialistas” estas actividades pueden ser vistas como distracciones triviales, en el mejor de
los casos ser consideradas como agradables y en el peor como evidencia de
debilidad o derroche. Una persona ambiciosa pude decir que naturalmente le
gustaría dedicar tiempo a pensar pero que es un lujo que no puede permitirse en
ese momento.
1.-
ESPACIO PARA PENSAR. Los “esencialistas” buscan crear
espacios en los que puedan explorar y reflexionar sobre todas las posibilidades
y preguntas. Lugares y momentos en los que se puedan concentrar y aislar de las
distracciones externas. Cuando le preguntaron a Newton cómo había llegado a
descubrir la Ley de la Gravedad su respuesta fue que pensando continuamente. Al
generar un espacio de alta concentración, sin interrupciones, pudo dedicar el
tiempo a explorar los elementos esenciales del universo.
Independientemente de
lo ocupados que sintamos que estamos podemos encontrar tiempo o espacio para
pensar. Jeff Weiner, el CEO de LinkedIn, por ejemplo, deja dos horas libres
diariamente en su agenda de compromisos. Comenzó con esta práctica tras
observar que las reuniones continuas no le dejaban tiempo para procesar lo que
estaba pasando alrededor suyo. Al principio pensaba que era una pérdida de
tiempo, pero eventualmente ha llegado a la conclusión que es la herramienta
productiva más valiosa con la que cuenta: es la forma de asegurarse que tiene
el control de su día y de que no va a
estar a merced de él. En este espacio se puede dedicar a pensar en la
estrategia de la compañía, a recuperar su energía emocional,…
Bill Gates también
dedica con regularidad una semana exclusivamente a pensar y a leer.
Independientemente del momento, debemos procurar dedicar todos los días
momentos para crear espacios de reflexión.
2.-
MIRAR. VER LO QUE REALMENTE IMPORTA. Sabemos,
instintivamente que no podemos analizar individualmente todas las informaciones
que recibimos diariamente. Discernir qué es lo que es importante explorar
requiere que seamos disciplinados en la forma en la que escaneamos y filtramos todos
los hechos, opciones y opiniones que constantemente compiten entre sí para
captar nuestra atención. Los “esencialistas” destacan por su capacidad de
escuchar y observar. Leen entre líneas, prestan atención a las señales que se
encuentran tras lo aparente, están atentos
para escuchar lo que no se dice de forma explícita y analizan para
encontrar la esencia de las informaciones.
Los “no esencialistas”
escuchan también, pero lo hacen mientras
se preparan para decir algo. Se distraen con los ruidos externos, se concentran
en los detalles inconsecuentes y escuchan a la voz más alta, captando el
mensaje equivocado. En su ansia de reaccionar se despistan y descentran y
pierden el rumbo.
En el caos de los
modernos lugares de trabajo, con tantas voces elevadas a nuestro alrededor,
tirando de nosotros en distintas direcciones, es cada vez más importante que
seamos capaces de resistirnos a los cantos de sirena de las distracciones y
mantengamos la concentración en lo importante. Mc Keown plantea, para ello, las
siguientes sugerencias:
a).- Escribir un
diario, recordando el principio de que “menos es mejor”.
b).- Analizar los
problemas en el lugar donde se producen, para conocer los detalles que influyen
y son verdaderamente importantes para encontrar las soluciones.
d).- Aclarar las
preguntas. Los políticos están entrenados, en muchos casos, para, cuando son
entrevistados, no contestar las preguntas que se les hacen. Evadir las
preguntas complicadas es una tentación que todos tenemos, ya que con frecuencia
resulta más sencillo dar respuestas evasivas que sintetizar la información
requerida para dar una respuesta informada y reflexionada. La consecuencia es
que esta actitud evasiva nos conduce a una espiral “no esencialista” de
desinformación y confusión. Siempre tenemos que preguntarnos cuál es la
respuesta que realmente tenemos que contestar y hacerlo de forma clara.
Puedes pasarme el libro en PDF ? A mi correo es guillermofiru@gmail.com
ResponderEliminarHola Guillermo, si lo tienes en PDF, podrias enviarme a mi correo jmejiacivil@gmail.com.
EliminarGracias