W. Graig Reed, en “The 7 secrets of Neuron Leadership”, que estamos comentando, plantea que existen 7 principios, basado en las distintas formas de “amor” que describían los antiguos griegos, que pueden ayudar a que los líderes sean “amados" y respetados por sus colaboradores.
PRIMER
SECRETO: EL PRINCIPIO DE PROSPERIDAD
“Para
prosperar debemos amarnos a nosotros mismos, siendo humildes y estando
dispuestos a aprender”
Este principio trata del
amor hacia nosotros mismos tal como lo definían los antiguos griegos con la
palabra “philautia”. Ellos distinguían dos categorías en este “amor”:
a).- Egoísta, que
correspondería al tipo insano de auto-amor narcisista.
b).- Desinteresado,
reflejaría el intentar ser lo mejor posible y abrazaría el concepto de “philautia”.
Los griegos creían que
nuestra capacidad de amarnos a nosotros mismos intervenía en nuestra capacidad de
amar a los demás. Estaban convencidos de que era imposible mostrar amos y
amabilidad hacia los demás si antes la personas no se quiere a sí misma y que
la única forma de amarnos era a través de la humildad y la disposición para
aprender a ser mejores.
El amor “philautia”
implica dejar atrás nuestros egos, ser honestos con nosotros mismos y cuidarnos
mejor para que podamos ser mejores líderes que otros puedan emular.
Constantemente nuestros equipos observan lo que hacemos, lo que no hacemos y
cómo lideramos. Si marcamos un buen ejemplo tendremos un gran equipo.
Aristóteles decía: “Somos lo que hacemos repetidamente. La excelencia, pues, no
es una acción sino un hábito”.
Conseguir “philautia”
requiere crear una atmósfera de “eudaimonia” que es la palabra griega que se
refiere a un estado caracterizado por ser feliz, estar sano y ser próspero.
SEGUNDO
SECRETO: EL SECRETO DE LA FAMILIARIDAD
“Jugar
a ganar tratando a cada uno como si fuese de la familia”
Como líderes debemos
aprender a tratar a todos, incluso a los que no nos gustan, con cariño y
respeto independientemente de cómo nos traten ellos. Para hacerlo debemos crear
un vínculo emocional que nos conecte con los demás de una forma significativa
con lo que conseguiremos generar equipos efectivos que trabajen duro y se
diviertan con un fin común.
Los griegos llamaban a
este tipo emocional de amor “ludus”. Los altos mandos militares, especialmente
los que lideran pequeños equipos, promueven el juego y la diversión para suavizar
las tensiones, generar lazos que unan a la unidad y fomentar la lealtad y
flexibilidad.
Los líderes deben
encarnar y promover este tipo de “amor”, para crear un entorno en el que los
miembros de los equipos sientan esa familiaridad afectuosa entre ellos y se preocupen
por conseguir un desempeño individual excelente para no defraudar al resto del
equipo.
Para conseguirlo no
tienen que olvidar que:
1.- Es conveniente evitar
el uso de la palabra “yo” y pensar más en términos nosotros. Es el equipo el
que alcanza las metas y no el líder.
2.- Es recomendable
ofrecer oportunidades para que el equipo fortalezca los lazos entre sus
miembros y se desahoguen, ya que si se preocupan unos por otros se sentirán más
motivados para dar lo mejor de sí mismos para no defraudar al resto de
compañeros.
3.- El líder debe ser un
ejemplo de “ludus” en todas las facetas de su ejercicio cotidiano.
TERCER
SECRETO: EL PRINCIPIO DE GENEROSIDAD
“Dar
no para recibir sino para llenar nuestro corazón de alegría”
Adoptar este principio
requiere el entender y el deseo de mostrar la forma de amor que los griegos
llamaban “agape”.
“Agape” es un tipo de
amor que se ofrece de forma incondicional, sin tener ninguna expectativa de
respuesta. Debemos querer a las personas a las que lideramos y servimos como un
ejemplo de cómo se deben amar entre ellas.
La neurociencia ha
mostrado que cuando somos generosos y agradecidos incrementamos la producción
de dopamina y oxitocina en nuestros cerebros y en los de los demás, con lo que
éstos se sentirán mejor y desearán tratarnos bien en reciprocidad.
Los equipos pueden
aprender de algunas unidades militares muy unidas en las que se ha fomentado la
confianza total para que cada miembro sienta que puede apoyarse en los demás de
forma incondicional.
Nuestra misión como
líderes requiere conocimientos, coraje, dedicación y sobre todo un cariño incondicional
y generoso. Debemos tratar a los miembros del equipo como si fuesen una familia
que con nosotros comparten objetivos y arriesgan sus carreras y reputaciones.
Algunas grandes empresas
consideran al amor “agape” como algo prioritario en sus culturas en forma de
compasión (considerada como la empatía y la acción) mutua. Estudios realizados por
Google, por ejemplo, muestran que los líderes que obtienen mejores resultados
se preocupan e interesan por el éxito y el bienestar de sus colaboradores.
CUARTO
SECRETO. EL PRINCIPIO DE LA PASIÓN
“Sin
pasión y propósito somos como veleros sin timón”
Adoptar este principio
requiere el entendimiento y el deseo de vivir la forma de amor que los griegos
llamaban “eros” y que se refiere a la pasión y el amor por la vida y el
trabajo.
Este principio nos enseña
que la atracción es un elemento muy poderoso y que conlleva un alto grado de
curiosidad. “Eros” nos enseña a ser apasionados y curiosos pero al tiempo equilibrados
y moderados. Como líderes si queremos motivar a nuestro equipo para seguirnos o
introducir cambios deben sentir una atracción positiva hacia nosotros y para
ello deben conocernos y debemos conseguir que seamos atractivos para ellos y
que se interesen por conocer nuestra visión y que confíen en nosotros y en el
propósito que marquemos que debe ser claro y debe estar cargado de pasión y con el objetivo de
alcanzar un bien mayor.
El movimiento del “Capitalismo consciente” define cuatro claves que pueden ayudar a las organizaciones y a sus
líderes a trabajar en ese sentido:
a).- Contar con un
propósito significativo, más allá de conseguir beneficios o dominar el mercado.
Si es convincente puede generar un gran compromiso en todos los grupos de
interés y una gran energía en toda la organización.
b).- Mostrar una clara
orientación hacia todos los grupos de interés para crear valor para todos:
clientes, accionistas, trabajadores, proveedores, sociedad,…
c).- Ejerce un liderazgo “consciente”.
Los directivos se centran y movilizan para el servicio al propósito y en proveer
valor para todos los grupos de interés.
d).- Contar con unas
cultura “consciente” caracterizada por la confianza, la autenticidad, la
preocupación por los demás, la transparencia, la integridad, el aprendizaje y
el desarrollo de los profesionales.
QUINTO
SECRETO: EL PRINCIPIO DEL CORAJE
“
Se necesita coraje para tener integridad y ser responsable “
Este principio está
relacionado con la forma de amor que los griegos llamaban “philia” que consiste
en la amistad duradera que existe entre hermanos, compañeros y amigos. Requiere el coraje para hablar libremente cuando
se estime oportuno sin temor al ridículo o a las reprimendas. Para que se
manifieste debe existir un nivel de integridad y confianza entre todos los
miembros del equipo.
Los líderes para mostrar
este tipo de amor deben escuchar en lugar de ser ellos los que hablen siempre,
inspirar sencillez y humildad, fomentar la participación equitativa de todos y
promover un entorno de integridad y de responsabilidad por los propios actos.
Deben recordar, además, a
todos los miembros del equipo que todos son iguales y que ninguno debe pedir
que los demás hagan lo que puede hacer él mismo y que todos tienen que respetar
unos límites claros y respetuosos entre sí y entre sus roles.
Los líderes necesitan
coraje para llegar a ser un ejemplo de compasión y paciencia, pero tienen que
ser conscientes de las consecuencias de actuar como “bullies” o sin
consideración. Deben liderar con el ejemplo, comenzando por no pedir a los
demás que hagan algo que ellos no estarían dispuestos a hacer.
SEXTO
SECRETO. EL PRINCIPIO DE AUTORIDAD
“Los
líderes que aman son mentores, conocedores y expertos no dictadores autoritarios”
Los antiguos griegos
practicaban una forma de amor que llamaban “storge”, que se encuentra fundamentalmente
en la relación que se establece entre padres e hijos. Bajo su punto de vista un
padre muestra lo contrario a amor si le protege del dolor y el esfuerzo., ya
que estos dos elementos de la vida nos endurecen y nos enseñan las lecciones
necesarias para aprender a enfrentarnos a nuestro complicado mundo.
Como líderes, en
ocasiones, deberemos actuar como “padres” de los que lideramos ya que nos
conceden la autoridad para contratar, despedir o dirigir. El practicar este
tipo de amor es necesario para ayudar a los demás a aprender y crecer, teniendo
en cuenta que no debemos hacer por los demás lo que pueden hacer por sí mismos.
Los líderes que
incorporan este principio en sus actuaciones tienen el coraje de delegar, “empoderar”
y aconsejar en lugar de microgestionar, para que el equipo logre actuar con
pasión para conseguir un propósito elevado, con la autonomía necesaria pero
conociendo los límites.
El amor tipo “storge”
aconseja sentar buenos ejemplos para que los demás los sigan y para ganar su
respeto. Éste se debe conseguir no demandar. También, requiere una comunicación
clara, firme y educada. Por tanto, como líderes para sentar un buen ejemplo y
exhibir esta forma de amor tenemos que dirigir respetuosamente en lugar de
pedir tímidamente, lo que implica utilizar un tono firme de voz, pero no
dictatorial y brusco. La mejor manera para hacerlo sin parecer un tirano consiste
en formular el mensaje de la forma correcta indicando cuáles son las
expectativas en relación con la visión de la organización y la necesidad de que
el subordinado ayudar para superarlas. Por ejemplo podemos decir: “Necesito tu
ayuda para completar este proyecto antes del viernes para que podamos salvar
otra vida. ¿Qué apoyo necesitas mío o del resto del equipo para lograrlo?
De esta forma le hemos
transmitido al profesional lo que se tienen que hacer enmarcado en el contexto
de no defraudar a la equipo o al líder. Luego le ofrecemos ayuda y cuando
expresen sus necesidades podemos aprovechar para dejarles saber que confiamos
en ellos y en su capacidad de vencer el desafío.
SÉPTIMO
SECRETO: EL PRINCIPIO DE LA SABIDURÍA
“La
paciencia y la fiabilidad son los pilares de un gran liderazgo”
Los antiguos griegos
llamaban “pragma” a un tipo de amor maduro y a largo plazo que se da entre
personas que mantienen una relación durante mucho tiempo.
Implica ganar sabiduría
lo que requiere paciencia, experiencia y el deseo de escuchar a los demás.
En el caso de los líderes
esta forma de “amor” se apoya en la confianza en el reconocimiento y en la
conciencia de su dependencia del resto del equipo, así como en la necesidad de
que éstos conozcan su compromiso hacia ellos y que a su vez el líder espera que
éste sea recíproco.
Esta forma racional de amor
atrae a nuestra mente lógica. Los miembros del equipo guiados por los ejemplos
constantes exhibidos por sus líderes pueden ser conscientes de este tipo de
amor y respeto de unos por otros sólo si están dispuestos a llegar a compromisos,
apartar a sus egos y demostrar un alto nivel de tolerancia, comprensión y
paciencia a largo plazo. El amor “pragma” es, por tanto un amor práctico basado
en la razón lógica, sentido del deber, compromiso y en la alineación con
intereses mutuos a largo plazo. En las relaciones personales la atracción
física es menos importante que las cualidades individuales y las
compatibilidades compartidas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario