Hellmut Schütte en INSEAD Knowlewdge del 26 de mayo plantea
que algunos gobiernos, especialmente los liderados por mujeres están
gestionando la pandemia mejor que otros.
Los datos
que se ofrecen sobre la evolución de la pandemia sufren de la falta de
estandarización. Por ejemplo, en el Reino Unido en los primeros meses del brote
solo se incluían en los datos de mortalidad aquellos pacientes que fallecían en
los centros hospitalarios y no los que lo hacían en sus domicilios o en
residencias. Por otro lado determinar cuál es la causa real es complicado ya
que la mayoría de las personas fallecidas presentaban patologías previas.
Otros
factores dificultan la interpretación de los datos ya que la disposición a
efectuar test de detección, la capacidad para hacerlo y los criterios varía
entre los distintos países. La limitación en su realización lleva a que se
descubran menos casos, lo que puede explicar el hecho de que países con una
renta baja con pocas pruebas realizadas y sistemas sanitarios mal
equipados muestres niveles muy bajos de infección
en relación con los países más desarrollados.
Independientemente
de los posibles errores en los datos merece la pena examinar las razones para
la gran variabilidad en los resultados utilizando las estadísticas sobre casos
confirmados y mortalidad por millón de habitantes. Muchos factores pueden ser
considerados y entre ellos el autor destaca:
1.- Tipo de gobierno. El gobierno autoritario chino fue
capaz de manejar la crisis rápidamente con un cierre draconiano. Similarmente
los datos de Vietnam, Turquía, Irán y Arabia Saudí parecen ser bastante buenos
en comparación con países con gobiernos más liberales como Italia, España,
Francia o Reino Unido. Esto no quiere decir que los gobiernos de corte
autoritario son más eficientes a la hora de gestionar este tipo de cirisi ya
que tenemos ejemplos como Corea del Sur, Australia o Japón que no están
teniendo cifras malas.
2.- La confianza en el gobierno y en la sociedad: “Estamos en esto todos juntos”. Los
países del sudeste asiático parece que están controlando el brote
adecuadamente. El impacto del confucianismo en esta parte del mundo puede ser
responsable de la buena disposición de los ciudadanos para aceptar limitaciones
en muchos aspectos de sus vidas. En otros lugares con sociedades más
individualistas como Nueva Zelanda o Los países nórdicos europeos ha sido la confianza
en sus gobiernos y líderes políticos lo que ha contribuido a una colaboración
amplia y a la aceptación d elas medidas de confinamiento y protección
implantadas en cada caso.
China fue el
primer país afectado por el virus y en seguida se impusieron medidas
restrictivas para su control. Rápidamente otros países asiáticos siguieron el
ejemplo. Mientras tanto en Europa y Estados Unidos se perdió la oportunidad de
aprender y actuar con rapidez cuando el virus apareció dentro de sus fronteras.
Cualquier epidemia o pandemia se extiende exponencialmente lo que significa que
cualquier día perdido contribuye a dificultar el control de su dispersión. La rapidez es un importante
factor para el éxito y requiere contar con un sistema de información eficiente
y de confianza, una firme capacidad para tomar decisiones y contar con la ayuda
técnica y experta adecuada. Europa y Estados Unidos perdieron el tiempo con el
resultado de una mayor afectación d esu población y un número mayor de
fallecidos.
3.- Liderazgo masculino o femenino. Hasta el momento actual 5 gobiernos destacan por su
gestión de la crisis del coronavirus: Nueva Zelanda, Taiwan, Hong Kong, Alemania
y Noruega. Los 5, hasta el 21 de mayo, habían registrado en us países menos de
100 muertes por millón de habitantes y lo que tienen en común es que los cinco
son liderados por una mujer.
Noruega,
como Dinamarca, Finlandia, Islandia y Suecia pertenecen al grupo de países
nórdicos. Cuatro de los cinco han registrado un número de muertes bastante
inferiores a 100 por millón de habitantes. Suecia, utilizando la arriesgada
estrategia de buscar la inmunidad de
grupo o “rebaño” tienen casi 6 veces más el número de muertes en relación con
su tamaño poblacional. Es el único país nórdico
liderado por un hombre.
Si
observamos países que tienen los mayores números de casos confirmados y de
muertes por millón de habitantes: Estados Unidos, Reino Unido, Rusia y Brasil
están liderados por “machos alfa”, que según las ideas de Manfred Kets de Vries, se caracterizan por ser cabezotas, tercos y agresivos.
Pero las
investigaciones sobre el liderazgo masculino y el femenino no han encontrado
que existan diferencias consistentes. Solo existen expectativas basadas en
estereotipos que a su vez pueden influir en los estilos de liderazgo. Los
estudios sobre estilos de liderazgo evitan etiquetar determinados
comportamientos como de uno u otro género. El individualismo agresivo, por
ejemplo, se diferencia del respeto y cuidado social pero no está ligado,
necesariamente, a un género específicamente. En términos de toma de decisiones
arriesgadas, sin embargo, las mujeres suelen ser percibidas como más cautelosas
que los hombres. Los cuatro líderes “machos alfa” de los países mencionados han
proclamado en alguna ocasión, al menos, que el virus era irrelevante o que se
podía eliminar con facilidad. Estas bravuconerías puede que tal vez sean eficaces en tiempos de guerra o de desastres pero
no en momentos como el actual en la que,
como hacen los líderes que se muestran más prudentes ante los riesgos, hay que
explorar la situación cuidadosamente, buscar consejo de los expertos y
construir el consenso dentro del gobierno y de la sociedad.
Como
conclusión Schütte destaca que la respuesta ante la presente crisis, la mayor
amenaza contra la que se enfrentan los
humanos en nuestro tiempo requiere una compleja coordinación y acciones
multidimensionales. Los datos muestran que las líderes femeninas están haciendo
un mejor trabajo o al menos que el estilo que se asocia con los “machos alfa” los hace inapropiados para las
tareas que demanda el liderazgo actual para responder ante la pandemia.
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