Erica
Ariel Fox plantea en su libro “Más allá del sí. Un método para superar el autosabotaje y negociar con éxito”, que estamos comentando, que mientras que el
Soñador anhela, el Pensador analiza y el Amante conecta, es el Guerrero el que
consigue que el acuerdo se firme, selle y envíe.
IV.- RENDIMIENTO: EL GUERRERO.
El
Guerrero se ocupa fundamentalmente de reclamar el poder que poseemos para
usarlo de forma cuidadosa, consciente y ética.
Si
contamos con un Guerrero equilibrado no pisotearemos a otras personas, ni nos
someteremos ciegamente a ellas. Tampoco pelearemos sin motivo y actuaremos al servicio
de los valores y visiones de nuestro Soñador, luchando por defender principios
éticos y los valores humanos esenciales. Nos permite, también, decir aquello que debemos decir, como por ejemplo
cancelar compromisos sociales si estamos cansados o decir a los colaboradores lo que necesitamos
de ellos, informando de manera directa y clara y sin retroceder si nos
encontramos ante una difícil verdad. De esta forma podremos decir: “sé que ha
trabajado mucho, pero la tarea sigue sin estar acabada”, “lo siento, pero esta
relación no funciona”,…
Ninguno
de nuestros “4 magníficos” puede hacer que mantener conversaciones como esas
sea fácil ni que nos sintamos del todo cómodos en momentos así, pero nuestro
Guerrero nos permite dejar de evitarlas, cesar de dar evasivas cuando nos
preguntan qué está pasando y tomar la iniciativa cuando llega el momento. Un
reto que se le plantea habitualmente al Guerrero es encontrar la manera de
decir no. Nuestro Guerrero nos ayuda a poner los límites entre lo que queremos
y lo que no queremos y atenernos a ellos.
La fuente de poder
del Guerrero es la fuerza de voluntad y su punto
más fuerte es el valor. Si está equilibrado ofrece protección y se
especializa en las capacidades que necesitamos para la consecución de nuestros
logros.
Los
recursos internos del Guerrero son: firmeza, resolución, principios y
responsabilidad.
Los puntos óptimos del Guerrero
nos permiten:
1.- Decir verdades como puños.
Tenemos que tener cuidado de mantener un equilibrio pues un Guerrero enérgico
puede ser dominador e intimidar, convertir la legítima ira en cólera y los
desacuerdos en combates y por tanto cerrar las posibilidades de negociación, mientras uno blando puede tender a evitar el problema y no solucionarlo. Un Guerrero equilibrado se afirma a sí mismo sin cruzar la
línea de la agresión.
2.- Mantener nuestra postura. Nuestro
Guerrero interior cobra particular importancia cuando alguien cruza nuestros
límites éticos y tenemos que defender nuestros principios y valores.
3.- Pasar a la acción. Consiste
en conseguir que se hagan las cosas. Tener una gran visión de futuro y planear
los medios para lograrla no producirán ningún impacto hasta que no entre en
acción el Guerrero. Es éste el que marca la dirección, la reflexión y la
conexión de nuestro equipo interno y apoya a sus miembros mediante la
protección.
Si
nuestro Guerrero es blando puede ser que tengamos que luchar para lograr la
fuerza de voluntad que necesitamos para levantarnos y seguir adelante. Los
Guerreros blandos no son muy aficionados a terminar las cosas porque no
explotan a fondo sus recursos internos que les ayudarían a terminarlo todo y a tiempo.
Si,
por el contrario, es enérgico corremos
el riesgo de vernos atrapados en nuestro propio exceso de velocidad y pasamos
de una tarea a otra sin descanso, quedando atrapados en una actividad
constante. Pueden terminar quemándonos nosotros y nuestros equipos.
La
autora sugiere estas preguntas para que reflexionemos sobre nuestro Guerrero:
b).-
¿Qué relación tengo yo con el coraje, la firmeza, la resolución, los principios
básicos y la responsabilidad?
c).-
¿Cómo utilizo la fuerza de voluntad de mi Guerrero?
d).-
¿Cuándo he permitido a mi Guerrero comportarse con audacia y luchar por mis
valores? ¿Cuándo le he impedido que lo haga? ¿Qué he aprendido de estas
experiencias?
e).-
¿Qué conversaciones le gustaría tener actualmente a mi Guerrero en el caso de
que le diese permiso para plantear cuestiones delicadas con el mayor tacto
posible? ¿Qué negocio no terminado le gustaría cerrar a mi Guerrero con mi
consentimiento en el caso de que pudiera hacerse con seguridad y desde un punto de vista ético?
g).-
¿Cómo puedo fomentar un mejor equilibrio entre mis “4 magníficos”?
En
la tercera parte del libro Erica Ariel Fox analiza en profundidad a los TRANSFORMADORES, que como hemos visto
en una entrada anterior, son los miembros de nuestra junta directiva interna:
el Centinela, el Capitán y el Viajero.
1.
El
CENTINELA:
Un
centinela es una persona que observa las cosas importantes que suceden en un
lugar. Si ve algo interesante se lo comunica a otra persona, la cual hará algo
al respecto. Los Centinelas no toman medidas respecto a los problemas que
detectan, sino que transmiten el mensaje y dejan que sea otro el que arregle
las cosas.
a).-
¿Qué ocurre con mis Cuatro Magníficos?
b).-
¿Estoy conectado con mi centro de bienestar? El Centinela nos permite saber si
estamos centrados o no para poder reaccionar adecuadamente.
Según
cómo responda a esas preguntas decidirá qué clase de mensaje instantáneo
mandan. Si se ha presentado una situación complicada, por ejemplo, pueden
hacernos llegar un mensaje cuando todavía estamos a tiempo de hacer las cosas
bien y evitar que actuemos de forma equivocada.
Cuando
la vida nos plantea una situación nuestro Centinela mira a ver en qué dirección
nos estamos encaminando y antes de que hagamos o digamos algo nos pone al
corriente. Facilita el que observemos nuestras reacciones antes de ponerlas en
práctica. Con esta información podremos elegir, o no, cambiar de rumbo. Si lo
hacemos obtendremos un resultado diferente a lo que hemos conseguido antes.
En
ocasiones nuestro centinela nos avisará exclusivamente con un nudo en el
estómago o con una sensación instantánea de que algo no va bien. Esto es todo
lo que necesitamos para inspirar profundamente y pensar en nuestro próximo
movimiento en lugar de proceder, como de costumbre, con el piloto automático.
Los
Centinelas no sólo nos ayudan a mantenernos apartados de los problemas, sino
que también nos hacen señales para que aprovechemos las grandes oportunidades
que se nos pueden presentar.
2.- EL CAPITÁN.
Mientras
que nuestro Centinela vigila lo que está pasando dentro de nosotros, el Capitán
controla lo que ocurre en nuestro entorno y aprovechando ésta información y la que le transmite el
Centinela decide qué camino seguir.
Los
centinelas son neutros respecto a los valores. Nos hacen llegar un mensaje
diciéndonos lo que está ocurriendo. Observan sin juzgar y pasan los datos
actualizados. Por su parte el Capitán está orientado a los valores y quiere
actuar con integridad.
Para
cerrar nuestro Desfase en el desempeño y crear un cambio duradero necesitamos
conceder poder al Capitán para pilotar nuestro barco.
Cada
uno de los Cuatro Magníficos hablará siempre por sí mismo y verá el mundo a
través de su respectiva lente y sus acciones estarán constreñidas por las
capacidades que sabe manejar. Si actúan solos, por ejemplo, los Guerreros no
van a mostrar compasión, de la misma forma que los soñadores no se esforzarán
por poner límites estrictos. Cada uno de los Cuatro Magníficos, como hemos
visto, tiene funciones, capacidades y competencias específicas. Nuestro Capitán
es el único que puede apelar a cada uno de ellos, aprovechar todas sus
capacidades y hacer uso de todas sus competencias, ya que tienen una visión
completa de cada situación.
Liderar
sabiamente y vivir bien requiere la gama completa de nuestros recursos internos
y la habilidad para poner en juego a nuestro negociador interno mejor preparado
para alcanzar nuestro objetivo en una situación determinada. Es la tarea de
nuestro Capitán que determina cuál tiene que ser nuestra reacción óptima en un
momento dado y nos dirige para que actuemos de la mejor manera posible.
Nuestro
Capitán puede convocar a cada negociador interior por el motivo adecuado.
Recurre al Soñador para dibujar el futuro tal y como lo vemos, al Pensador para
ofrecer percepciones desde diferentes perspectivas, al Amante para compartir lo
que sentimos y al Guerrero para proteger nuestros valores.
El
papel que ejerce el Capitán es esencial para filtrar los mensajes instantáneos
que recibe del Centinela e impedir que sigamos nuestro propio camino. De no ser
así el Centinela pasaría información sobre un deseo nuestro y el Capitán se
limitaría a implementarlo sin discernimiento. El Capitán se encarga de nuestra
seguridad, lo que significa estar al tanto de nuestro contexto y esforzarnos en
evitar que nos hagamos daño a nosotros mismos o a nuestras relaciones o
trabajo. El Capitán nos cubre las espaldas y busca el equilibrio entre los
Cuatro Magníficos. Por ejemplo si decide que hable nuestro Guerrero, intentará
que participe también nuestro Amante para que podamos decir la verdad sin
enturbiar nuestras relaciones. Igualmente al Capitán no le gusta que dejemos en
casa a nuestro Pensador y a nuestro Soñador mientras los otros dicen lo que
piensan. Desea que digamos lo que queramos, al tiempo que consideramos las
consecuencias. De esta forma evitaremos decir, sin una reflexión previa, frases
como: “¡Dimito¡”, “¡Se acabó¡”, “Lo toma o
lo deja”,…
La
seguridad es especialmente importante en tres situaciones:
a).-
Afiliación. La relación es una cuestión muy importante para nosotros. No
queremos decir cosas que más tarde no podamos retirar.
b).-
Relaciones de poder en el trabajo. Decirle a un superior lo que no debemos o
decir torpemente lo correcto puede dañar nuestra reputación o poner en peligro nuestro puesto de trabajo.
c).-
Riesgo literal para nuestra seguridad. Nuestra seguridad real o nuestro
bienestar están en juego. En algunos casos decir lo que no se debe o lo que se
debe sin la adecuada preparación puede suponer para nosotros un riesgo emocional,
financiero, físico o espiritual. En estas circunstancias no debemos improvisar
y sí plantearnos si debemos solicitar la ayuda de expertos.
Otra
característica del Capitán es la presencia, lo que significa que está
sintonizando con su entorno, absorbiendo toda clase de información y sacando conclusiones. Es importante porque
no sólo nos dice lo que está pasando a nuestro alrededor, sino que nos ofrece
pistas de lo que podemos hacer a continuación y nos indica los pasos que
podemos dar para mejorar nuestra situación.
El
Capitán nos ayuda desde un núcleo de fortaleza personal, con firmeza y
confianza. A través de él conectamos con algo que es más grande que nosotros y
nos permite realizar acciones a favor del bien común.
3.- EL VIAJERO.
Un
Viajero ve la vida como una aventura. Como una serie de exploraciones que dan
la oportunidad de aprender una cosa detrás de otra. Los Viajeros buscan nuevas
experiencias porque saben que pueden aumentar su sabiduría mientras viajan por
la vida. El “viaje” es un motivo intemporal para el autodescubrimiento y
realización del potencial propio, como persona y como líder. En tanto que
viajeros, vivimos una paradoja ya que necesitamos audacia y humildad. El hambre
de crecer y la aceptación del lugar donde estamos ahora.
En numerosas
organizaciones los profesionales siguen este camino: de jefe de proyecto que
requiere la fortaleza principalmente del Pensador y del Guerrero, a jefe de
servicio que requiere también la importante participación del Amante y de ahí a alto directivo que se tiene que
apoyar en la fuerza del Soñador. Quien, a lo largo del tiempo, nos va a
ayudando a evolucionar nuestro perfil y nuestras estrategias favoritas es el
Viajero, de forma que podamos conectarnos con cada conjunto de oportunidades y
retos con el miembro del equipo interior que nos resulta más útil en cada
momento.
Tengo tantas preguntas que hacer que mejor me leo el libro.
ResponderEliminarLa conferencia del vídeo me ha encantado.
Gracias a Martín García por descubrirme este tipo de cosas tan interesantes.