miércoles, 25 de abril de 2018

CÓMO DESARROLLAR EMPATÍA HACIA ALGUIEN QUE NOS ENOJA


Rebecca Knight en hbr.org del pasado 23 de abril plantea que cuando alguien en el trabajo nos molesta sentimos la tentación de evitar a esa persona todo lo que podamos, pero en ocasiones esto no es posible y con frecuencia lo único que conseguimos es empeorar la situación. Lo más recomendable es procurar cultivar cierta empatía hacia ese compañero.

Annie Mc Kee, autora de “Howto be happy at work”, mantiene la idea de que en un momento como el actual en que el trabajo cada vez está más orientado a trabajar en equipo y los proyectos a veces requieren una colaboración intensa tenemos que encontrar formas de conectar y construir puentes hasta con las personas que más nos irritan.

Los expertos proponen una serie de recomendaciones para lograrlo:

1.- Reflexionar. Para empezar tenemos que ser conscientes de que, seguramente, nuestro compañero no pretende molestarnos a propósito y que esté reaccionando a hechos que esté experimentando en su vida, por lo que es conveniente despersonalizar la situación. McKee sugiere, además, mirar dentro de nosotros y preguntarnos, si pensamos que alguien nos está volviendo locos,  por qué estamos reaccionando de esa forma. Nuestra frustración puede no ser debida a esa persona sino a algo referente nosotros mismos, como, por ejemplo que nos está recordando a otro que no nos gusta. Tener conciencia de nosotros mismos fortalece nuestra capacidad para sentir empatía.

2.- Mantener la calma. Apoyarnos en nuestro autocontrol y voluntad para no reaccionar, por ejemplo cuando nuestro compañero llega tarde, nos interrumpe o se muestra ofensivo y odioso. Detectar los signos fisiológicos de alarma como la respiración acelerada, las palmas de las manos sudorosas y controlar nuestra respiración para mantener la serenidad.

3.- Mostrar curiosidad. Existen dos tipos de empatía:

a).- Cognitiva o la habilidad de entender la perspectiva de la otra persona.

b).- Emocional o la habilidad de sentir lo que la otra persona siente.

Ambas se cierran cuando nos sentimos enojados o frustrados, por lo que debemos luchar contra ello.
McKee recomienda para experimentar  empatía cognitiva hacia un compañero molesto que intentemos generar teorías sobre las razones por las que esa persona piensa, dice y actúa de la forma en que lo hace y que nos preguntemos que le motiva o inspira. Debemos ir más allá de nuestra visión del mundo para reflexionar si sus antecedentes culturales, familiares, educativos o las presiones cotidianas intervienen en sus actuaciones. La meta es entender la perspectiva del otro, lo que no implica que tengamos que adoptarla, validarla o estar de acuerdo con ella.

Si queremos desarrollar empatía emocional hacia ese compañero irritante debemos intentar encontrar en él algo que nos guste.

4.- Centrarnos en las similitudes. Utilizando ambos tipos de empatía debemos, también, que procurar llegar a conocer a esa persona y profundizar en la comprensión de su perspectiva y en lugar de pensar en nuestras diferencias buscar puntos comunes. McKee sugiere empezar poco a poco, por ejemplo intentar conversar con ella hablando de los hijos si son de edades similares o del lugar de residencia si es cercano o lo conocemos bien. Si esto falla hablar de algún asunto del trabajo en el que se compartan los puntos de vista.

5.- Ser amables. Es más fácil mostrar  empatía hacia las personas que nos gustan porque les concedemos el beneficio de la duda. Cuando nos relacionamos con alguien que nos disgusta con frecuencia asumimos lo peor  y este patrón mental se manifiesta en nuestro comportamiento hacia ellas. Debemos tratar de cortocircuitar esa reacción y hacer o decir algo agradable, sin que sea forzado. Tiene que ser algo que sintamos de verdad. Por ejemplo si un compañero vuelve a llegar tarde a una reunión no nos quejemos y hagamos un comentario del tipo “que honor que por fin hayas decidido venir ”, que sería la respuesta instintiva. McKee  propone decir algo parecido a: “Bienvenido, coge un café antes de sentarte y te ponemos al día de lo tratado hasta el momento”. Este tipo de generosidad de espíritu es bueno para nosotros y para nuestro compañero.

6.- Mantener una conversación (complicada). Si a pesar de todo no aguantamos a nuestro compañero puede ser recomendable mantener una conversación para analizar la forma en que trabajamos juntos intentando enfocarla a través de la lente de la empatía. Tenemos que ser conscientes de que es posible que al igual que nos está volviendo loco lo mismo puede estar ocurriéndole a él. 

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