Nicole Soames en “The negotiation book. Practical Steps to becoming a master negotiator" ofrece una guía práctica de cómo llegar a dominar el arte de la negociación.
La autora define la
negociación como la comunicación entre dos partes para encontrar posiciones
comunes. Cuando se enfoca y concluye con maestría finaliza cuando al menos una
de las partes gana y la otra acepta un compromiso. Es por tanto, una
conversación bidireccional que permite encontrar terrenos comunes, por lo que
los buenos negociadores trabajan duro para que las conversaciones vayan
dirigidas a encontrar un resultado que beneficie a ambas partes.
Soames propone seguir una
serie de pasos para convertirse en un maestro negociador. Estos son:
I.-
PRIMER PASO: DESARROLLAR UN PATRÓN MENTAL NEGOCIADOR
Éste debe ser de ganador.
La habilidad para situar nuestra mente
en el lugar adecuado antes de una negociación
es clave para el éxito, no hay que olvidar las palabras de Henry Ford: “tanto
si crees que puedes como si crees que no puedes estás en lo cierto”. Esto es
especialmente verdad en el caso de una negociación. Como seres humanos estamos
más predispuestos a centrarnos en lo negativo en lugar de en lo positivo, lo
que significa que dedicamos más tiempo a negociar con nosotros mismos que con
los demás, por lo que debemos asegurarnos de silenciar esas voces negativas y
pensar que podemos obtener un buen acuerdo.
Antes de comenzar a
desarrollar nuestro patrón negociador debemos dedicar algunos momentos a
comprender el rol que el autoconocimiento juega en nuestro desarrollo personal,
ya que nos va a permitir entender y reconocer nuestras emociones y el efecto
que tienen sobre los demás. La autora sugiere cuatro formas para conocernos
mejor:
a).- Estar presentes y
centrados en el momento.
b).- Realizar algún test
de personalidad tipo DISC o Myers- Briggs para entender mejor nuestro estilo de
comunicación y los de los demás.
c).- Pedir feedback tanto
formal e informal en el trabajo o a los amigos.
d).- Identificar nuestras
prioridades y ambiciones.
Una vez que hemos
dedicado tiempo a conocernos mejor y a ser conscientes de lo que realmente nos
mueve podemos utilizar este conocimiento para desarrollar nuestras habilidades
de negociación.
Un aspecto importante es
ser capaces de salir de nuestra zona de confort o espacio en el que nos
sentimos seguros ya que si permanecemos en ella podemos estar perdiendo
oportunidades de negociación en lugar de abordarlas y volvernos complacientes y
pensar que no necesitamos prepararnos para una negociación en concreto puesto
que ya lo hemos hecho con anterioridad para otras negociaciones.
En cualquiera de estos
escenarios el quedarnos en la zona de confort va a evitar que consigamos el
mejor resultado. Sólo forzando los límites y moviéndonos hacia la zona de
tensión aprenderemos y nos desarrollaremos. Esta habilidad para elevar
constantemente el listón es lo que diferencia a los grandes negociadores del
resto.
Cinco señales de que
estamos atascados en el fondo de nuestra zona de confort son las siguientes:
1.- Nos sentimos
aburridos.
2.- Nos mostramos
autocríticos.
3.- Estamos desmotivados.
4.- Tenemos la autoestima
en niveles bajos.
5.- Nos distraemos con
facilidad.
Para salir de esta zona
la autora recomienda seguir los siguientes pasos:
a).- Enfrentarnos a
nuestros temores. Por ejemplo podemos escribir un listado con nuestras
principales preocupaciones, como “nunca van a aceptar mis términos” y luego
pensar en argumentos que las rebatan.
b).- Preparar un plan. Pensando
en todos los diferentes escenarios posibles de negociación y en los distintos
resultados que pueden surgir de ellos.
c).- Buscar ayuda. Encontrar
un mentor, coach o compañero para hacer brainstorming de ideas y escenarios.
d).- Visualizar el éxito.
Imaginarnos firmando un acuerdo.
e).- Dividir la
negociación en distintos apartados. No hay que centrarnos exclusivamente en
conseguir un acuerdo que abarque todos los puntos a la vez.
f).- Inspirarnos en algún
maestro negociador que conozcamos y pensar qué haría en nuestro lugar.
Un riesgo que corremos al
salir de nuestra zona de confort es que caigamos en la zona de pánico lo que puede ocurrir si
vemos que:
1.- Nos sentimos
desbordados y no podemos pensar juiciosamente.
2.- Tenemos dificultades
para tomar decisiones.
3.- No dormimos bien o
nos despertamos por las preocupaciones.
4.- Sufrimos cefaleas de
tensión o dolores abdominales.
5.- Consideramos el
feedback constructivo como una crítica personal.
Otro aspecto que hay que
considerar en esta fase es conocer cuál va a ser el equilibrio de poder, sin
olvidar que en negociaciones con una gran carga emocional tendemos a pensar que
estamos en situación de desventaja lo que debilita nuestra capacidad
negociadora.
Los expertos negociadores,
por el contrario entienden que el secreto del éxito en una negociación radica
en el equilibrio de poder. Las mejores negociaciones son aquellas que tienen un
resultado beneficioso para ambas partes, por lo que abandonan la mesa de
negociación pensando que han obtenido algo positivo del acuerdo.
En muchos escenarios de
negociación el equilibrio de poder percibido no coincide con la realidad y con frecuencia
una de las partes piensa que la otra tiene todas las cartas y termina pagando
este error. Esto ocurre frecuentemente cuando la negociación es interna o con
la familia ya que en ambos casos la otra parte sabe perfectamente qué es lo que
nos motiva y cuáles son nuestras debilidades y puede sentirse tentada a
utilizarlo en su favor.
Sea cual sea nuestro rol
debemos recordar que tenemos que evitar una relación amo-sirviente. Si tratemos
a alguien como si fuese nuestro criado con frecuencia responderán actuando de
esa forma. Si nos mostramos arrogantes querrán bajarnos los humos o nos evitarán
buscando rutas alternativas para no tener que tratar nada con nosotros. Si
ceden a nuestras demandas podrán sentir que han sido estafados lo que
enrarecerá las relaciones a largo plazo.
Por el contrario si
abordamos la negociación buscando un equilibrio de poder para que todas las
partes se sientan iguales será más sencillo construir una relación basada en la
confianza y en el respeto que fácilmente generará el éxito para ambas partes a
largo plazo.
Antes de comenzar una
negociación, por tanto, debemos preguntarnos como podemos sentirnos en una
situación de equilibrio de fuerzas, reequilibrando nuestra mente al identificar
qué es lo que aportamos realmente a la negociación, sin olvidar que si creemos
que la negociación no va a estar equilibrada no tenemos por qué afrontarla ya
que nuestro objetivo no es ganar una batalla y perder a largo plazo.
Como ya hemos mencionado
un factor importante a considerar es el de las voces interiores que surgen
cuando la tensión comienza a aflorar que pueden intervenir para minar el
equilibrio de poder. En estos casos debemos silenciar los pensamientos
negativos centrándonos en los aspectos positivos de nuestra organización, de nuestro
sector y de nuestra relación con la otra parte. Al hacerlo enfocaremos la
negociación con un patrón mental ganador y tendremos más posibilidades de
obtener lo que deseamos.
La capacidad de
centrarnos en los aspectos positivos es crucial para dominar el arte de la
negociación. Las personas optimistas suelen estar más orientadas a la búsqueda
de soluciones lo cual ayuda a que las negociaciones avancen. Como decía Winston
Churchill: “Un pesimista ve dificultades ante cada oportunidad mientras que el
optimista ve una oportunidad en cada dificultad”.
Como seres humanos, ya
hemos comentado, que estamos más programados para ser más negativos que positivos
ya que este hecho nos ha ayudado a sobrevivir ante las amenazas y a gestionar
los riesgos, pero también facilita el que cuando las cosas no salen como
esperamos nos sumerjamos en una espiral de pensamientos negativos y en casos
extremos pensemos en los peores
escenarios.
Las personas
emocionalmente resilientes, por el contrario, tienen la capacidad de reformular
los pensamientos negativos en otros positivos, siendo optimistas realistas,
evitando el pensamiento blanco o negro y aceptando que existen grises que
también pueden ser positivos.
La autora sugiere una
serie de recomendaciones para procurar ser más optimistas. Son las siguientes:
1.- Convertir lo negativo
en positivo. Para ello debemos intentar silenciar nuestro parloteo interior y
en lugar de pensar, por ejemplo, que va a
ser imposible reconducir las demandas de la parte contraria decirnos a nosotros
mismos que tenemos las habilidades y experiencia necesarias para influir en el
resultado y que eso es lo que vamos a hacer.
2.- No ser
perfeccionistas y darnos permiso para cometer errores de vez en cuando, procurando
no juzgarnos con más dureza que como juzgamos a los demás y cuando alguien nos
haga un cumplido aceptarlo con gentileza.
3.- Sentirnos orgullosos
de nuestros logros y no considerar que son fruto de la suerte o de estar en el
lugar correcto en el momento adecuado. Estar orgullosos de nosotros mismos, de nuestro
equipo y de nuestro trabajo son ingredientes poderosos para alcanzar el éxito.
4.- Utilizar un lenguaje
corporal positivo. Resulta complicado tanto decir algo negativo con una sonrisa
como lo contrario. Para generar un patrón mental ganador nuestro lenguaje
corporal, nuestro tono de voz y nuestro parloteo interior deben ser positivos.
5.- Creer en nuestras
capacidades. Todos podemos estar llenos de dudas en algún momento, pero cuando
sintamos que nuestra autoestima se tambalea debemos recordar cuáles son
nuestras competencias y fortalezas clave y situaciones en las que hemos sido
capaces de cambiar la marcha de una negociación cuando parecía imposible.
Es importante mantener el
optimismo antes, durante y después de las negociaciones.
Como conclusión de este
apartado Soames recuerda que el secreto para desarrollar un patrón mental
ganador radica en:
a).- Dedicar tiempo para identificar
nuestras fortalezas para negociar y las áreas que debemos desarrollar.
b).- Ir subiendo el
listón ya que lo que no supone un reto no nos hace cambiar.
c).- Tener la ambición y
la fuerza para salir de nuestra zona de confort para ir a la de tensión pero
sin caer en la del pánico.
d).- Reflexionar sobre el
equilibrio de poder en la negociación antes de comenzarla y no caer en la
tentación de pagar por las relaciones.
e).- No negociar con
nosotros mismos. Silenciar el parloteo interior y centrarnos en lo que es bueno
de nosotros mismos, de nuestro trabajo y de nuestra organización.
f).- Ser un optimista
realista para poder convertir lo negativo en positivo y creer en nuestra
habilidad para negociar con éxito.
No he encontrado un artículo mejor al respecto. Muy interesante cada una de las reseñas o historias. Sin duda, fuentes de gran inspiración para emprendedores con garra como los que encontré en Ufounders una web que se dedica a favorecer el ecosistema emprendedor.
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