Eric J. Mc Nulty en strategy+business blogs del pasado 30 de enero plantea que es esencial conocer quiénes son las personas más valiosas para la organización. Normalmente se considera que son:
a).- Los altos directivos
ya que son los que reciben las compensaciones más elevadas. El problema de
utilizar este criterio como guía es que con frecuencia está mediatizado por
medidas competitivas ya que ninguna compañía quiere ofrecer a sus ejecutivos
más senior retribuciones por debajo de la media del mercado para no correr el
riesgo de atraer o retener talento. Al final lo que ocurre es que las
compensaciones suben cada vez más sin tener un efecto claro sobre el valor que
aportan los directivos.
b).- Los profesionales
considerados de alto potencial que se considera que son el futuro de la
organización y que se reclutan y tratan cuidadosamente para que respondan a esa
expectativa. Si juzgamos por la inversión que se realiza en ellos podemos creer
que son los más valiosos, pero este enfoque tiene sus defectos ya que en
ocasiones se les ha identificado en función de criterios superficiales como el
de la universidad o escuela de negocios en que han estudiado o si tienen una
personalidad extrovertida. Salvo que la objetividad a la hora del reclutamiento
se efectúe de forma rigurosa el potencial percibido puede que nunca se plasme
en el desempeño adecuado y el prejuicio de confirmación va a hacer que los
líderes no quieran reconocer su error de estimación al escoger a los
profesionales de posible alto potencial.
El autor propone para
detectar a los trabajadores verdaderamente importantes aplicar un concepto de
la naturaleza que se basa en lo que ocurre en la misma: los científicos que estudian
los entornos naturales han identificado ciertas especies cuyo comportamiento
sirve para satisfacer las necesidades de otras especies y por lo tanto aportan
un gran valor al bienestar de toda la comunidad. Las llaman especies clave ya
que sin los vínculos que mantienen con otras especies la salud del sistema se
puede degradar e incluso colapsar. Por ejemplo tenemos el caso de los elefantes
en determinadas zonas de África ya que derriban árboles cuando buscan
alimentos, perpetuando la sabana en la que viven muchos animales, sus patas
dejan huellas en la tierra que capturan agua imprescindible para apoyar a otras
formas de vida y las sendas que establecen actúan como cortafuegos.
De forma similar a como
un ecosistema natural se apoya en una compleja red de interrelaciones para
sobrevivir y florecer así lo hacen los ecosistemas corporativos. Los
clientes, los trabajadores, los proveedores, los competidores, las comunidades,
los inversores y muchos otros juegan un papel en el que determinadas relaciones
tienen un mayor impacto que otras. Para encontrar las personas clave en nuestra
organización tenemos que ir más allá de la jerarquía y retribuciones y considerar cuáles de las
relaciones entre los grupos de interés son más significativas. Aquellos que
promueven y fortalecen dichas relaciones son los más valiosos.
Con frecuencia estos
profesionales clave son líderes aunque no tengan un rol formal de liderazgo. Se
identifican plenamente con la misión de la organización y saben que no pueden
actuar en solitario por lo que trabajan para inspirar a sus compañeros para
alcanzar la misión. Detectan las contribuciones potenciales que los demás
pueden ofrecer y les animan a hacerlo y como resultado éstos les siguen
voluntariamente por lo que se convierten en líderes.
Algunos de estos
empleados clave transmiten la esencia de la marca o del servicio a los
clientes. Estos trabajadores de primera línea son capaces de asumir y expresar
los valores de la marca o servicio de formas que trascienden la estrategia y los
competidores tienen muchas dificultades para imitarles.
Otros hacen viva la
misión ayudando a sus compañeros a que vean la conexión que existe entre lo que
hacen y las razones para hacerlo identificando el propósito y el significado de
su trabajo.
Mc Nulty se pregunta como
conclusión cuales pueden ser las razones por las que en las organizaciones no
se reconoce e identifica a estos profesionales clave que son esenciales para
las mismas. Cree que en parte esto ocurre porque tras décadas de pensamiento
lineal en el que las personas se encuadran en un organigrama en cajas sin
pensar en las cualidades humanas dinámicas de éstas. Propone para evitarlo el
abandonar las cajas y contemplar el ecosistema para detectar, escuchar y
desarrollar a estos profesionales valiosos si queremos que nuestra organización
prospere.
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