Esta semana se ha estrenado en las salas de cine españolas "El ejercicio del Poder", película en la que a través de las odiseas de un ministro de transporte francés vemos como la falsa sensación de poder puede hacer que una persona sea capaz de perder, si los tuvo,o ignorar todo tipo de valores éticos y como la ambición, mal entendida conduce a la mezquindad y a la corrupción personal para hacer frente a las servidumbres de una aparente carrera profesional, en este caso política, brillante.
domingo, 28 de abril de 2013
"EL EJERCICIO DEL PODER". EL FRACASO DE LA INTEGRIDAD
¿CÓMO TRATAR CON PERSONAS A LAS QUE NO SOPORTAMOS? V
Rick Brinkman y Rick Kirschner continúan describiendo en su libro “Dealing with people you can´t stand” los siguientes patrones de conducta patológicos:
Este tipo de personas,
como ya hemos comentado, se suelen comprometer en exceso al tratar de vivir su
vida basándose en cumplir los deseos de los demás. En ocasiones no tienen una
idea clara de cómo hacer las cosas que han dicho que harían porque no
analizaron previamente la tarea antes de prestarse a hacerla. Con frecuencia no
son conscientes de las consecuencias negativas de decir una cosa y hacer otra.
Sólo piensan que una persona necesita algo y que no le pueden decir que no van
a ayudar. Movidos por sus deseos de encajar y llevarse bien con los demás se
suelen comprometer en exceso por sus ansias de agradar.
Al ser personas
agradables esperan que todo salga bien y cuando no lo hace se sienten mal, pero
no se sienten responsables del incumplimiento de sus promesas porque siempre ha
surgido una circunstancia que escapa a su control y que es la causante del
problema. Buscan excusas con la esperanza de que contrarresten su incapacidad
de mantener sus compromisos.
No quieren ofender a
nadie, ni siquiera a los que están enfadados con ellos y aunque puedan
disculparse y prometer actuar de forma distinta en ocasiones posteriores, no
existe ninguna garantía de que vayan a cumplir lo que han dicho.
Con frecuencia nos
pueden dejar con la sensación de haber sido saboteados y con deseos de
enfrentarnos a ellos, cuando vemos que nos han dejado en la estacada. Pero al
culparles y hacerles sentir se avergonzados lo que estamos consiguiendo es
perpetuar su comportamiento, puesto que se sentirán forzados a hacer nuevas
promesas, cada vez más irreales, para intentar aplacarnos. Si la confrontación
logra enfadarles no suelen expresar sus pensamientos defensivos en voz alta y
recurren a comportamientos pasivo – agresivos. Hay que mostrar paciencia en nuestra relación con ellos y ser
conscientes de que carecen de las habilidades para organizarse, no siendo
conscientes de ello, por lo que debemos ayudarles a desarrollar esta habilidad.
Nuestro objetivo al
tratar con ellos debe ser, pues, lograr compromisos razonables enseñándoles las
estrategias de gestión y organización de su tiempo y fortaleciendo la relación. EL PLAN DE ACCIÓN puede ser el
siguiente:
1.-
Crear un entorno en el que sea seguro ser honesto. La
comunicación con este tipo de personas tiene que ser sincera para que podamos
honestamente si las promesas que se hacen para el futuro se cumplirán. Crear un
ambiente agradable en el que cualquier sentimiento de miedo o rabia pueda
comentarse con calma y conocer sus verdaderos pensamientos y sentimientos. Si les tratamos como si fuesen compañeros de
equipo o amigos y hablando sobre el posible futuro de la relación vamos
incrementando el nivel de confort y suavemente podemos ir introduciendo el
pasado en la conversación.
2.-
Conversar abiertamente y honestamente. Dejar que expresen
libremente sus sentimientos o excusas, justificadas o no según nuestro punto de
vista. Escucharles sin contradecirles, juzgarles u ofendernos. Posteriormente,
repetir sus palabras y aclararlas. Asegurarnos de que les reconocemos su
honestidad y decirles lo mucho que apreciamos esta actitud.
3.-
Ayudar a que aprendan a planificar. Una vez que hemos
escuchado el punto de vista de este tipo de personas se ponen en evidencia las
razones por las que no podemos aceptar un "si" por respuesta. Es el
momento de crear una oportunidad de aprendizaje. Utilizando la experiencia
pasada podemos retroceder juntos y ver cómo la enfocaríamos en el futuro,
analizando qué factor motivador faltaba, lo que podríamos haber hecho de forma
diferente, cómo habríamos podido enfocar la situación desde otra perspectiva, etc.
de esta forma conseguimos que dediquen el tiempo necesario, para sin prisas,
definir las acciones y procesos
específicos que son necesarios para acometer correctamente una tarea.
No hay que olvidar
desmontar y neutralizar todas las excusas que han utilizado para justificar el
no haber cumplido sus promesas.
4.-
Asegurar su compromiso. Al finalizar la conversación
debemos agradecer a la persona
conflictiva el que haya hablado del problema con nosotros y aprovechar para
preguntarle: "¿Qué harás de forma diferente la próxima vez que me hagas
una promesa y sientas que no vas a poder cumplirla? Posteriormente tenemos que
intentar asegurarnos que se comprometen a intentar llevar a cabo lo aprendido. Con este
fin podemos utilizar una de estas estrategias.
a).- Solicitar que nos den su palabra de honor, con lo que se
genera un compromiso mayor.
b).- Pedir que resuman el compromiso. De esta
manera tienen que detallar todas las obligaciones que han adquirido y que
deberán cumplir y comprobaremos que las entienden y tienen claro qué tienen que
hacer y cuándo.
c).- Poner por escrito
sus compromisos, pidiéndoles que los redacten antes de finalizar la
conversación.
d).- Fijar plazos
sorprendentes para que no se olviden. Por ejemplo: “Quiero el informe en mi mesa
a las 19 horas y 13 minutos en punto”.
e).- Describir
concienzudamente las consecuencias negativas del incumplimiento del compromiso.
Esta descripción será más efectiva si la centramos en términos que tengan que
ver con las personas y las relaciones: “Imaginemos que el proyecto que has
acordado presentarme a las 19h 13 minutos no está finalizado a esa hora. ¿Cómo
se sentirán todos los que dependían de que lo estuviese?”.
5.-
Fortalecer el compromiso. Considerar toda interacción con
ellos como un medio para estrechar las relaciones, reconociendo las ocasiones
en las que han sido honestos con nosotros exponiendo sus dudas y
preocupaciones, destacando especialmente todos los compromisos cumplidos y
siendo cuidadosos en la forma en que abordamos las promesas rotas.
Corregir a los demás de
forma efectiva es una forma poderosa de reforzar las relaciones. Los autores
recomiendan:
a).- Exponer lo que hicieron, describiendo lo que ocurrió
de la forma más exhaustiva posible. No dar nuestra opinión, pero sí los hechos,
con sinceridad y cuidado.
b).- Señalar cómo se
han visto afectadas otras personas por los hechos.
c).- Describir cómo nos
hemos sentido: desilusionados, enfadados, frustrados,…No exagerar, pero ser
honesto.
d).- Buscar intenciones
positivas. Decirles, por ejemplo; “Tú no eres así”, aunque no sea totalmente
cierto el comentario las personas en lugar de negar proyecciones positivas van
a intentar cumplirlas.
e).- Preguntar qué es
lo que han aprendido de la experiencia o qué harían de forma diferente si tuviesen
la ocasión de repetirla. Es el llamado “momento del aprendizaje” y transforma memorias negativas en experiencias
útiles.
Esta misma estrategia
se puede emplear cuando las personas hacen las cosas bien, como medio de
reforzar estos comportamientos:
a).- Exponer lo que
hicieron bien, de la forma más específica posible. No dar nuestra opinión,
exclusivamente relatar los hechos.
b).- Destacar los
efectos beneficiosos para los demás.
c).- Describir cómo nos
hemos sentido: satisfechos, impresionados, agradecidos,…
d).- Señalar aspectos
positivos de la persona: “Esto es lo que realmente me gusta de ti, cuando haces
algo lo haces bien”, por ejemplo.
e).- Plantear que se
espera seguir teniendo estos resultados en el futuro: “Ha sido un placer
trabajar contigo en este proyecto, espero que podamos repetir la experiencia en
un futuro.
Las personas decididas
saben que toda decisión tiene una cara positiva y una negativa. Desarrollan el
hábito de tomar buenas decisiones
basándose en la información disponible y solucionando los resultados
negativos cuando aparecen. Cuando las personas se convierten en personas
“quizás” no pueden tomar una decisión
porque los aspectos negativos de cada opción les ciegan. Encuentran
numerosas razones para no buscar ayuda para tomar decisiones, desde el no
querer molestar a nadie hasta no querer ser la causa de que las cosas vayan
mal. De este modo procrastinan esperando que surja una mejor alternativa.
Desafortunadamente llega un momento en que ya es demasiado tarde para decidir y
tenemos una decisión que no controlamos.
Enfadarnos con este
tipo de personas es entendible pero completamente ineficaz. Si intentamos
forzarles a que tomen una decisión, lo único que conseguiremos será atascarles
aún más. Necesitamos paciencia, sensibilidad hacia sus sentimientos y deseo de
ayudar.
El verdadero problema
al que se enfrentan este tipo de personas es la ausencia de un método que les
ayude a elegir entre soluciones imperfectas. Nuestro objetivo al tratar con
ellas es el facilitarles una estrategia para la toma de decisiones y la
motivación para utilizarla.
El PLAN DE ACCIÓN puede ser:
1.-
Establecer y mantener una zona de confort.
Dedicar tiempo y consideración para lograr crear un
ambiente favorable a la comunicación abierta. Por ejemplo podemos decir: “Sé
que si nos has tomado aún una decisión será por una buena razón. Si estás
preocupado por mis sentimientos u opiniones, relájate, te aseguro que tu deseo
de ser honesto conmigo es lo más importante”.
2.-
Facilitar que afloren los conflictos
aclarar las opciones. Explorar, desde la
perspectiva de la persona “quizás” todas las opciones y los obstáculos que
interfieren en la toma de decisiones. Estar a alerta ante palabras que expresen
duda como “probablemente”, “eso creo” o “puede ser verdad” entre otras como
señales para profundizar más.
3.-
Utilizar una metodología para la toma de
decisiones. La mejor forma de tomar decisiones es
utilizando alguna de las técnicas existentes y enseñándosela a la persona
“quizás”. Una metodología útil es por ejemplo el método de Ben Franklin que
consiste en dividir una hoja en dos columnas y poner en una de ellas las
ventajas de la opción y en otra las desventajas e ir repitiendo el proceso para
cada opción. Una vez elaboradas las listas de las distintas posibilidades se
comparan y se puede elegir la que parezca más adecuada o la que tenga menos
efectos negativos.
4.-
Reforzar su decisión y asegurar un seguimiento. Una
vez que la decisión se ha tomado hay que apoyar a la persona “quizás” y hacerle
ver que no existen decisiones perfectas y que la que ha tomado es buena.
Debemos mantener el contacto hasta que la decisión se implemente, para
garantizar un seguimiento.
5.-
Fortalecer la relación. Los momentos de la verdad que
compartimos con este tipo de personas son una oportunidad para estrechar la
relación y favorecer que afloren los conflictos que puedan experimentar en el
futuro. Es beneficioso promover la idea
de un futuro mejor para ambas partes como resultado de su actitud honesta hacia
nosotros. Debemos estar dispuestos a dedicar un tiempo a escuchar sus
preocupaciones y dilemas y para ayudarles a aprender cómo tomar decisiones
siempre que surja la oportunidad. De esta forma intentarán no fallarnos y
llegarán a ser capaces de tomar decisiones eficaces.
Este tipo de personas
se caracterizan por no aportar nada y mirar a través de nosotros como si no
existiésemos. Si los miramos a través de la" lente del entendimiento", de la que hemos hablado en una entrada anterior, podemos empezar a comprender su comportamiento. Son personas pasivas,
pero pueden ser capaces de centrarse en la tarea o las personas, pero si su
intento de llevarse bien es amenazado o frustrado tienden a retraerse y a
volverse más pasivas y al ser personas que buscan la perfección, consideran que
nada está a la altura y que a los demás no les importar evitar los errores
tanto como a ellos y que nada de lo que digan en este sentido va a ser tenido
en cuenta por lo que se frustran y se callan, pensando: "Bien, hazlo como
quieras, pero no vengas llorando cuando fracases".
Aunque externamente
parece que evitan el conflicto, por dentro pueden estar engendrando un alto
grado de hostilidad que ocasionalmente puede surgir en forma de conductas
agresivas hacia las cosas que están a su alrededor: cerrar violentamente
cajones o puertas, arrojar o romper objetos,.. Si en ese momento les
preguntamos que les ocurren nos contestarán que nada, que todo va bien ya que aunque
estén furiosos con lo que está sucediendo son lo suficientemente considerados
como para intentar evitar que su hostilidad emocional dañe a alguien más y prefieren
descargarla en objetos inanimados.
La actitud a mantener
ante este tipo de personas cuando tenemos la urgencia de hacer algo y ellos quieren hacer las cosas con más
cautela y lentitud es intentar calmarnos e ir un poco más despacio, ya que la
impaciencia lo único que va a conseguir es que se retiren aún más a su mundo.
Tenemos que aparentar que tenemos todo el tiempo del mundo e intentar
relajarnos para intentar persuadirles para que hablen. El PLAN DE ACCIÓN que recomiendan los autores es el siguiente:
1.-
Reservar tiempo suficiente para hablar con ellos con
frecuencia.
2.-
Hacer preguntas abiertas. Hay que evitar las palabras que
pueden ser respondidas con un monosílabo. Se pueden utilizar preguntas que
comiencen con: qué, quién, dónde, cuándo y cómo porque tienden a abrir un
espacio para la discusión, con la petición de que nos faciliten información
específica sobre sus opiniones al respecto." ¿Qué es lo que piensas
sobre...?, ¿Cómo te gustaría proceder en relación con....?, ¿Qué podemos hacer
a partir de ahora?", son preguntas,
por ejemplo, que pueden tener más
éxito con este tipo de personas que si preguntamos: "Te gusta?, ¿Vamos a
tener tu información pronto? o ¿Me puedes decir?"
de todas formas lo que
es más importante es cómo lo decimos. Al hacer la pregunta debemos asegurarnos
que nuestra comunicación no verbal está también pidiendo una respuesta, para lo
que podemos poner una mirada expectante: alzar las cejas, abrir ligeramente la
boca, inclinar la cabeza a un lado y el cuerpo un poco hacia delante.
Si la persona
"nada" nos responde con "nada", podemos preguntarle:
"¿Y qué más?" o si nos contesta con "no lo sé" podemos
contraatacar con " ¡Inventa algo¡ o ¿Si lo supieses qué piensas que
sería?" acompañada de la mirada expectante.
3.-
Aligerar la situación. cuando nada funciona un poco de
humor bien utilizado puede ser útil. si planteamos causas absurdas, exageradas
o imposibles para explicar su silencio podemos conseguir que sonrían y cambiar
el clima de la reunión. Se tiene que emplear con cuidado para procurar que en
ningún momento se sienta que le estamos ridiculizando u ofendiendo.
4.-
Adivinar. Si sigue manteniendo el silencio debemos intentar
ponernos en su lugar y pensar en la secuencia de hechos tal como los
entendemos: ¿cuál era ésta y cómo la podemos interpretar para que tenga sentido
el silencio?. Cuando tengamos una idea se la podemos plantear a la persona
"nada" y ver cómo reacciona. Siempre debemos comenzar diciendo:
" No sé lo que estás sintiendo" o " Sólo estoy intentando
acertar en esto, pero,,,". Las
personas odian que se les diga que sabemos lo que están sintiendo pero les
gusta si lo acertamos correctamente. si averiguamos la razón de su silencio
podemos conseguir que cambien su actitud y comiencen a hablar.
5.-
Mostrar el futuro. De esta forma conseguimos que sean
conscientes de las posibles consecuencias de su silencio y a lo mejor cambian
de actitud y encuentran la perspectiva adecuada para abrirse. Podemos utilizar
las siguientes palabras dependiendo del tipo de persona:
a).- Para las que
quieren hacerlo bien podemos decir: "Bien, no hables. Sólo quiero que imagines
todas las cosas que pueden ir mal y cuánto tiempo vamos a perder en este
proyecto por no tener tus ideas".
b).- Para las que
quieren llevarse bien la estrategia puede ser: "De acuerdo, no tienes por
qué hablar, pero a largo plazo no veo cómo vamos a poder mantener la relación
si no empezamos a comunicarnos", o si es en el trabajo : " De acuerdo
no tenemos que hablar pero seguro que no va a ser nada divertido trabajar aquí
si cada uno de nosotros nos mantenemos en nuestros mundos privados. Esta actitud
sólo va a eliminar cualquier espíritu de equipo y conducir a malos sentimientos
y malentendidos.
miércoles, 24 de abril de 2013
LAS MENTIRAS DE LA INNOVACIÓN
El pasado 18 de abril se celebró la decima edición de "Hoy es marketing" organizada por ESIC. Juan Carrión, Socio-Director de BeUp, profesor de ESIC y de la UCM y autor de diversos libros, entre ellos ""Organizaciones Idiotas vs. Organizaciones Inteligentes, del que hemos hablado anteriormente, dedicó su intervención a la creatividad e innovación, destacando la necesidad de salir de las recetas de siempre para poner en valor las ideas, productos y procesos, e innovar en concepto de negocio y en la gestión de las estructuras, en el liderazgo, en los paradigmas mentales,...
Se centró en lo que llamó las MENTIRAS DE LA INNOVACIÓN:
1.- La innovación es un proceso absolutamente racional, lineal, ingenieril.
2.- La innovación consiste exclusivamente en hacer I+D. Hay que tener un contexto especial para la innovación, facilitado por una gestión de personas adecuada, ya que como decía Steven Jobs, no tiene sentido contratar a personas inteligentes para decirles lo que tienen que hacer.
3.- La innovación se basa en la compra de tecnologías. Realmente podemos considerar que se debe centrar en cómo se utiliza esa tecnología.
4.- Se innova a través de escuchar al cliente normal. Las nuevas ideas las suelen aportar los clientes especiales.
5.- Innovación es gestión de calidad. Utilizar normas como la ISO no es innovación.
6.- Innovación es igual a benchmarking. es raro copiar y sacar mejor nota que la persona a la que has copiado. Lo que puede resultar útil es hacer benchmarking colaborativo entre empresas de distintos sectores.
7.- Hay que innovar hasta llegar a ser el nº 1. El riesgo que se corre es el de estancamiento una vez que has logrado ocupar esa posición o de frustración por no alcanzar este puesto.
8.- La innovación viene de arriba. La innovación si queremos que aflore es tarea de todos.
Juan Carrión planteó que debemos romper los paradigmas organizativos clásicos y dejar de ser prisioneros de nuestros miedos. Como TENDENCIAS destacó:
I.- Trabajar en modelos de innovación abierta, poniendo en valor la inteligencia colectiva por medio de grupos y equipos colaborativos.
II.- Sacar la innovación fuera de las organizaciones por medio de alianzas con universidades, empresas de otros sectores,...
III.- Apostar por la innovación en la gestión y en el selfmanagement, facilitando como los propone Gary Hamel la flexibilidad, diversidad, colaboración, co-creación, participación, transparencia y autogestión.
Finalizó su ponencia con una reflexión en la que volvió a destacar la necesidad de pensar en el futuro de la innovación para que sea el trabajo de cada día y conseguir que la innovación esté en la mente de todos para facilitar el que nos cuestionemos lo que nos rodea a nivel organizativo desde las estructuras, al liderazgo o al modelo de negocio.
Otro de los ponentes fué Marcos de Quinto, presidente de Coca-Cola Iberia, que pronunció la conferencia inaugural en la que destacó la importancia que va adquiriendo el marketing emocional, no sólo para transmitir información sobre una marca, sino como vehículo de transmisión de ideas y valores éticos. Entre los ejemplos que puso tenemos los siguientes, que también son un ejemplo de creatividad:
Otro de los ponentes fué Marcos de Quinto, presidente de Coca-Cola Iberia, que pronunció la conferencia inaugural en la que destacó la importancia que va adquiriendo el marketing emocional, no sólo para transmitir información sobre una marca, sino como vehículo de transmisión de ideas y valores éticos. Entre los ejemplos que puso tenemos los siguientes, que también son un ejemplo de creatividad:
domingo, 21 de abril de 2013
¿CÓMO TRATAR CON PERSONAS A LAS QUE NO SOPORTAMOS? IV
En una entrada anterior
vimos dos de las tipologías de personas difíciles, “el tanque” y el
“francotirador”, que describen Rick Brinkman y Rick Kirschner en su libro
“Dealing with people we can´t stand”. Las siguientes son:
III.-
EL “SABELOTODO”:
Son personas con alto
nivel de conocimientos, extremadamente competentes y muy asertivas y francas a
la hora de manifestar sus opiniones. Su
intención es hacer las cosas de la forma que ellos determinan que es la mejor. Pueden
ser, pues, muy controladores y tener un nivel bajo de tolerancia para las
correcciones y contradicciones. La presentación de nuevas ideas o de enfoques
alternativos los pueden considerar como desafíos a su autoridad y conocimiento,
independientemente de los méritos de estas ideas o enfoques. Si sus decisiones
u opiniones son cuestionadas plantean cuáles son los motivos ocultos de la
persona que no está totalmente de acuerdo con él.
Creen que equivocarse
es humillante. Consideran que su destino es dominar, manipular y controlar. No
sienten ningún escrúpulo para robar el tiempo de los demás para exponer sus
ideas, pero no tienen tiempo para perder en escuchar a las ideas “inferiores”
de los demás.
Al enfrentarnos a un
sabelotodo debemos vencer la tentación de:
a).- Convertirnos en
otro sabelotodo, con la rigidez mental que conlleva y los problemas que puede
acarrear.
b).- Generar un alto
nivel de resentimiento hacia la actitud arrogante del sabelotodo y hacia su
negativa de valorar una segunda opinión.
La actitud más
recomendable es procurar ser paciente, flexible
y listo a la hora de presentar las ideas. Debemos ponernos en su lugar y
comprender que su actitud es fruto del temor a la incertidumbre y que pueden
ser por dentro personas muy desgraciadas e inseguras. Es recomendable, también,
que recordemos pasadas experiencias con personas que presentan estas
características y los errores que cometimos y pensemos cómo podríamos haber
actuado para obtener resultados más positivos. Otra posibilidad es observar a
personas que saben cómo manejarles para aprender de ellos.
El obietivo al
relacionarnos con un sabelotodo se debe centrar en lograr que éste sea capaz de abrirse nuevas ideas. Los autores recomiendan el
siguiente PLAN DE ACCIÓN:
1.-
Estar preparado. El sabelotodo detecta rápidamente cualquier
tipo de error en la información que le transmitimos. Si existe cualquier fallo en nuestro
argumento o nuestras ideas no son claras en algún aspecto, por nimio que éste
sea, los va a utilizar para desacreditar nuestras ideas en su totalidad. Como
el sabelotodo tiene poca paciencia para escuchar las ideas de los demás hay que
preparar bien nuestra presentación, sabiendo claramente lo que queremos decir y
cómo lo vamos a hacer de forma clara, breve y concisa.
2.-
Reproducir sus palabras con respeto para que sientan que
hemos escuchado y captado la brillantez de su punto de vista antes de
redirigirles al nuestro. Si el sabelotodo dice algo y no lo repetimos corremos
el riesgo de tener que volver a escuchar como lo repiten una y otra vez hasta
que nos sometemos a su opinión.
No basta con repetir
sus palabras, debemos hacerlo con respeto y apariencia de sinceridad. No puede
haber un resquicio de contradicción, condescendencia o desacuerdo. Tenemos que
aparentar que su punto de vista es el correcto. Hay que hacerlo sin apresurarse para que
parezca sincero y no que lo estamos haciendo con prisas para pasar rápidamente
a lo que nos importa que es exponer nuestras ideas.
3.-
Sintonizar con sus dudas y deseos. Si un sabelotodo cree
realmente en una idea puede ser porque
existen criterios específicos que hacen que sea importante. Si queremos
que acepte nuestra ideas debemos reconocerlos e incorporarlos antes de
presentarlas, mostrando posteriormente como nuestra propuesta los tiene en
cuenta.
4.-
Presentar nuestras opiniones de forma indirecta.
Hay que proceder con rapidez pero con cautela es este paso. Con los anteriores
le hemos neutralizado temporalmente su sitema defensivo y ha llegado el momento
de redirigirles hacia nuestra idea o información. mientras lo hacemos debemos
evitar que alcen de nuevo barreras siguiendo las siguientes recomendaciones:
a).- Usar palabras
suaves como "quizás", "tal vez"," estaba preguntándome
en este momento si,...." o "¿qué es lo que supones que puede pasar
si.....?", para parecer que planteamos hipótesis indirectas, en lugar de desafiantes
o directas.
b).- Utilizar
pronombres en plural tales como nosotros o vosotros, antes que yo o tú:
"¿Qué es lo que piensas que puede suceder si nosotros,....?" o
"¿Cuál puede ser el resultado si nosotros hacemos,....?", por
ejemplo. Este tipo de frases sirven para recordar al sabelotodo que no somos el
enemigo y que no están sufriendo un ataque por nuestra parte. le concede,
también, una parte de autoría sobre la idea mientras la considera.
c).- Hacer preguntas en
lugar de declaraciones. Cuando las personas actúan como sabelotodos creen que
deben conocer las respuestas a las preguntas, lo que significa que deben
considerar la pregunta para poder responderla. Por ejemplo: "¿Me estaba
preguntando que es lo que supones que puede pasar si probásemos (nuestras ideas
e informaciones) de esta forma específica?".
d).- Incluir, al hacer
nuestra pregunta, la aclaración de que todas sus dudas y deseos se verán
contemplados si actúa con nuestras ideas.
Todos estos pasos
requieren una paciencia extrema por nuestra parte y debemos plantearlos si el
fin merece el esfuerzo.
6.-
Designar al sabelotodo como nuestro mentor
en un área específica de conocimiento. Al mostrarle
que le reconocemos como experto y que queremos aprender de él nos convertimos
en una amenaza menor para él y dedicará más tiempo a instruirnos que a
obstaculizarnos. Pasamos a la categoría de personas a las que resulta seguro
escuchar y nuestras ideas serán escuchadas con menor resistencia por su parte y
pueden llegar a ser valoradas con lo que nos ganaremos su respeto.
IV.-
EL QUE PIENSA QUE LO SABE TODO:
Este comportamiento
surge de la necesidad de ser apreciado y
reconocido. Si se siente menospreciado de alguna forma intentará atraer la atención,
con más fuerza, en su dirección. Es asertivo y participará en las
conversaciones aunque no sea bien recibido. tiene un fuerte enfoque hacia las
personas porque éstas son la fuente de la atención y apreciación que anhelan.
Tiene al menos una
habilidad única: sabe cómo aprender de
un tema el mínimo necesario para poder conversar sobre él y tiene un mal hábito
que destaca: es adicto a la exageración como mecanismo para llamar la atención. No siente que es un
mentiroso, cree en lo que dice y cuánto más se ponga a la defensiva más se
repetirá. Cada vez que escucha sus palabras piensa que los demás se están
mostrando de acuerdo con él y crea un consenso de opiniones aunque sólo exista
en su mente.
En un principio puede
resultar hasta divertido escuchar toda la desinformación que transmite, pero en
tiempos de crisis o de cambio puede resultar irritante y hasta peligroso.
Después de un tiempo las personas dejan de escucharle y en su desesperación
puede intentar más intensamente atraer la atención lo que les lleva a un mayor
aislamiento y rechazo. Al final no recibe nada de nadie. las personas suelen
empezar a decir: "¡No le animéis'" , con lo que al final hasta sus
buenas ideas se pueden desperdiciar y
reforzará su conducta dirigida a captar la atención.
Si tenemos baja
tolerancia hacia las personas que exageran hasta llegar a mentir o que trafican
con la desinformación sentiremos tentaciones de hacer estallar su burbuja, pero
tenemos que ser conscientes de que lo que conseguiremos es que reacciones, normalmente,
reforzando sus ideas, con lo que pueden convencer a los desinformados con
desastrosas consecuencias ya que puede liderar a las personas por caminos
ilusorios.
No debemos pensar que
nosotros nunca actuamos así. Es probable que nosotros en ocasiones hayamos
exagerado, defendido ideas que no conocíamos en profundidad o que luego hemos
visto que no eran acertadas.
Los autores recomiendan
adoptar una actitud más tolerante y considerar sus interrupciones como
molestias menores. Una actitud compasiva, en lugar de buscar humillarles, nos va a ayudar a tratar con ellos de forma
más efectiva, para ayudarles a encontrar salidas dignas. La vida es dura para
las personas que tienen este tipo de personalidad ya que piensan que tienen que
mantener siempre una imagen que oculte la inseguridad que siempre sienten. Otro recurso necesario es tener paciencia
puesto que en ocasiones son capaces de enganchar a la audiencia y hay que
esperar el momento oportuno para intervenir, sin precipitación.
El objetivo al tratar con
este tipo de personas se debe centrar en dar una vuelta a sus malas ideas y
convertirlas en aceptables o eliminarlas
de manera discreta.
EL
PLAN DE ACCIÓN puede ser el siguiente:
1.- Concederles un poco
de atención. Existen dos formas de hacerlo:
a).- Referirnos a sus
comentarios con entusiasmo, para demostrarles que les estamos escuchando y
dedicando tiempo.
b).- Reconocer la
intención positiva de sus comentarios en lugar de perder el tiempo con sus contenidos. Por ejemplo, en una reunión si este tipo de persona
empieza a hacer sugerencias ridículas o a ofrecer información inútil o
equivocada podemos decir: “Te agradezco que quieras contribuir a la discusión”.
No estamos expresando
que estamos de acuerdo sobre el contenido de sus palabras, sólo estamos
reconociendo sus buenas intenciones, con lo cual les estamos concediendo
atención y puede ser suficiente para que se sientan satisfechos y no
intervengan más.
2.- Buscar aclarar sus
intervenciones. Si estamos seguros de que no saben de qué están hablando y
nosotros sí lo estamos se les puede preguntar preguntas específicas para
intentar clarificar sus comentarios.
Como suelen utilizar generalizaciones, podemos hacer preguntas del tipo:
“¿Quién concretamente?, ¿Cuándo específicamente? o ¿Significativo, de qué modo específico?
Al hacerles estas
preguntas tenemos que cuidar mucho nuestro lenguaje no verbal y hacerlo con
inocencia o mostrando curiosidad pero no demostrando en ningún momento la
intención de avergonzarles, porque como no van a pode responder de forma
coherente, por desconocer las respuestas podemos logra que adopten una actitud
defensiva.
3.- Decir las cosas
como son. Este puede ser el momento para
dirigir la conversación de vuelta a la realidad. Podemos hacerlo como si fuera
nuestro punto de vista, para que parezca menos amenazador, comenzando las
frases por: “Lo que he oído es que,….”, “Lo que he leído es que,….,” o “Lo que he visto es que,….”. Para añadir
evidencias irrefutables podemos aprovechar y documentar nuestra información y
mostrársela mientras hablamos. Como saben que no pueden refutar pruebas
escritas no lo intentarán.
4.- Concederles un
respiro. En este momento este tipo de personas se encuentran ante un momento de
la verdad. Se ha evidenciado que nosotros sabemos de los que estamos hablando y
ellos no. Hay que resistir la tentación de avergonzarles y en lugar de ello
buscar la forma de convertirles en aliados dándoles una vía de salida y
minimizando las posibilidades de lograr que se pongan a la defensiva. Por
ejemplo si hemos mencionado un artículo podemos decir: “¿Es posible que no te
haya dado tiempo a leerlo todavía?” o “Te agradezco que hayas sacado el tema.
Me ha servido para recordar la existencia de esos artículos”.
La clave está en que el
“que cree que todo lo sabe” no está tan aferrado a sus ideas como el “que todo
lo sabe” y si les damos la oportunidad de que incorporen nuestras ideas es posible que lo hagan. Si
constantemente ven que sabemos de lo que
estamos hablando sentirán una menor inclinación hacia desafiarnos, estando
otras personas presentes. Incluso pueden intentar convertirse en nuestros
“colegas”, ya que si no puedes ser el ganador lo mejor es ser visto con uno.
5.- Romper el círculo.
Los que “creen que todo lo saben” con su comportamiento crean un círculo
negativo, del que ya hemos hablado: cuando estas personas son percibidas como
irritantes personas ignorantes, se verán obligadas a intentar captar la
atención con mayor intensidad y conseguirán que hasta sus buenas ideas se
desechen lo que causará que sigan reforzando su comportamiento negativo. Se
puede romper este círculo haciendo dos cosas:
a).- Utilizar una
confrontación suave para decirles las consecuencias reales de su comportamiento
negativo.
b).- Buscar activamente
qué es lo que estas personas están haciendo bien y darles el crédito que se
merecen. Para algunas personas esto es suficiente y moderan o eliminan el
comportamiento nocivo. Para otros les sirve para que vean cómo pueden lograr
reconocimiento y reconducirles a una conducta más productiva.
V.-
LA “GRANADA”.
Cuando los esfuerzos de
las personas para ser apreciados se encuentran ante el muro de la indiferencia
pueden actuar como “granadas”. La pérdida del control emocional es una
estrategia de último recurso ante el sentimiento de nula importancia. Si este comportamiento se tolera
puede llegar a convertirse en la primera línea de defensa.
Cualquier motivo puede
ser el desencadenante para la reacción explosiva: un tono de voz, una mirada,
un comentario. A los pocos segundos de empezar, normalmente, cualquier intento
nuestro de decir o hacer algo sólo puede empeorar las cosas y convertirse en una reacción en cadena de
agravios e improperios que es difícil detener.
Esta situación, si se produce delante de testigos
deja una sensación humillante para el que la protagoniza. La “granada” se odia
por su comportamiento mientras lo están haciendo, una vez finalizado y cuando
temen que van a volver a repetirlo. Este círculo sin fin de odio es el que
desencadena la explosión. Con frecuencia las “granadas” abandonan el escenario
de su explosión, tan pronto como son conscientes de lo que han hecho, con la
esperanza de que el tiempo cure las heridas que han ocasionado y que los
testigos olvidarán lo ocurrido. una
forma de romper el círculo consiste en perdonarles sus momentos de locura
transitoria,, para que ello a su vez puedan empezar a perdonarse por ellos.
Para poder perdonar lo
que podemos considerar imperdonable debemos respirar profundamente y con cada
espiración dejar salir alguna de las reacciones dolorosas que estamos
experimentando o escribir una carta, que no enviaremos, en las que expondremos
todas nuestras frustraciones y desilusiones. Posteriormente debemos intentar ver a la
"granada" con otros ojos. El objetivo al tratar con este tipo de
personas se centra en tomar y mantener el control de la situación cuando las
"granadas" lo pierden.
El
PLAN DE ACCIÓN que recomiendan los autores es el
siguiente:
1.-
Captar su atención. Para hacerlo en los momentos en que
están perdiendo el control podemos llamarlos por su nombre, alzar la voz de
forma que puedan oírnos a través de sus comentarios explosivos y agitar las manos lentamente delante del cuerpo. Hacerlo
con un tono amistoso que no se pueda
confundir con una actitud agresiva.
2.-
Dirigirnos al corazón. Debemos demostrar nuestra genuina preocupación
por estas personas problemáticas diciendo lo que quieren oír. Escuchando
atentamente podemos descubrir la causa de la explosión y mostrar que les
entendemos y nos preocupamos por ellos.
3.-
Reducir la intensidad. Si hemos acertado con nuestras
observaciones la "granada" intentará que su ira desaparezca y
empezará a valorar los posibles daños ocasionados. Es el momento de reducir el
volumen de nuestra voz para procurar llevarles hacia una conversación normal.
4.-
Dejar enfriar. No tiene ningún sentido intentar
mantener una conversación razonable sobre la causa de la explosión mientras la "granada" tiene altos
niveles de adrenalina circulando por su organismo. Es mejor dejar que pase un
tiempo antes de abordar el tema.
5.- Prevenir. Si
conseguimos averiguar el factor o
factores que desencadenan estas
reacciones descontroladas podemos actuar para procurar prevenirlos. Una forma
de descubrirlo es preguntarle directamente que es lo que le enfureció tanto en la última ocasión en que explotó y
cómo cree que se podría evitar y cómo deberían actuar los demás para que no le
provoquen esa reacción. de esta forma la "granada" tiene que analizar
su comportamiento y puede ser que sea consciente de lo irrazonable de la misma.
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