Francesca Gino y Katherine Coffman en la edición
de septiembre – octubre de Harvard Business Review plantean que para garantizar
la diversidad, inclusión y equidad muchas organizaciones están recurriendo a la
formación para detectar y controlar los prejuicios inconscientes.
En todo el mundo, como respuesta a la protesta pública ante incidentes racistas en el trabajo y a las
crecientes evidencias sobre el impacto de tener empleados que se sienten
excluidos, los líderes de las organizaciones están luchando para lograr que éstas sean más diversas, inclusivas
y justas. La formación relacionada con la gestión de los prejuicios inconscientes ha sido una de
las herramientas más utilizadas ya que busca incrementar la identificación de
los cortocircuitos mentales que nos conducen a juicios instantáneos, con
frecuencia basados en la raza y en el género, sobre los talentos o carácter de
las personas. Su objetivo es reducir los prejuicios en las actitudes y comportamientos en el
trabajo.
Investigaciones sugieren que la formación convencional en estos temas no
está funcionando. En 2019 un meta- análisis, de más de 490 estudios, realizado
por Patrick Forscher y sus colaboradores encontró que este tipo de formación no
modificaba los prejuicios. Otros estudios revelaron que incluso podía producir
efectos indeseados: mandar el mensaje de que los prejuicios son involuntarios y
están muy extendidos puede hacer creer a las personas que éstos son
inmanejables y pueden conducir a mayor discriminación, no a menor nivel de la misma.
La formación más eficaz debe ir más allá de
incrementar la conciencia de los prejuicios y su impacto. Para ello:
a).- Debe enseñar a gestionar los prejuicios,
cambiar los comportamientos y a hacer seguimiento de los progresos.
b).- Tiene que facilitar información que
contradiga a los estereotipos y permita a los profesionales conectar con otros
compañeros cuyas experiencias son distintas a las suyas.
c).- Debe apoyarse no solo en una sesión
educativa aislada, sino que implica un camino más largo y cambios estructurales
en las políticas y operaciones, tales como la estandarización de los procesos
de contratación o la incorporación de incentivos para mejorar la diversidad.
d).- Tiene que ir ligada a un compromiso real y a
largo plazo de las organizaciones, al pensar éstas que es un aspecto que merece
la pena y es importante.
Diversos estudios demuestran que tras este estilo
de formación no solo los profesionales mostraban
menos prejuicios sino que comenzaban a considerar a su entorno laboral más
inclusivo, un lugar en el que las diferencias eran apreciadas y no solo
toleradas. Las personas de color, las mujeres y las personas con discapacidades
comentaban que experimentaban un mayor sentimiento
de pertenencia y un mayor respeto a sus contribuciones.
Las autoras, para conocer qué es lo que moviliza
a estos cambios positivos han entrevistado a docenas de líderes de compañías, de
diversos sectores, que han implementado programas rigurosos de formación en
relación con los prejuicios y han encontrado que:
I.- LOS ENFOQUES TRADICIONALES FALLAN PORQUE:
1.- La formación suele ser voluntaria con lo que
los que asisten a ella suelen ser los profesionales que ya están familiarizados
con los prejuicios y están interesados en reducirlo.
2.- Las organizaciones no suelen hacer un
seguimiento de las métricas que les pueden mostrar la realidad de aspectos
tales como la raza y género de los nuevos contratados, de los profesionales
promocionados o de los que han recibido algún tipo de reconocimiento o premio.
3.- En la mayor parte de los casos la formación
no va más allá de la presentación de la ciencia que está detrás de los
prejuicios y de los costes que la discriminación tienen para las organizaciones.
Solo en un porcentaje muy reducido los programas de formación incluyen
estrategias para reducir los prejuicios.
II.- UN MODELO MÁS EFICAZ SE CARACTERIZA POR:
a).- Facilitar a las personas herramientas
concretas para modificar su
comportamiento.
b).- Ayudar a que los profesionales comprendan
mejor las experiencias de los demás.
c).- Conseguir que los empleados se sientan más
motivados para ser inclusivos.
Patricia Devine y sus colaboradores han desarrollado
un enfoque al que llaman: “eliminador de prejuicios” que enseña lo que son los
prejuicios implícitos, cómo se pueden medir y cómo pueden dañar a las personas
de color. Tras la formación los alumnos realizan un “test de asociación implícita”
para demostrar que todos somos víctimas de los prejuicios inconscientes en un
cierto grado y para que los participantes reciban información y feedback sobre
su nivel personal de prejuicios. Posteriormente aprenden cómo superar los
prejuicios a través de una combinación de estrategias, que incluyen decir
cuáles son nuestras opiniones estereotipadas, recoger información más
individualizada sobre las personas, adoptar las perspectivas de los demás o
incrementar las interacciones con distintos tipos de personas. Una vez que han
aprendido en qué consiste cada estrategia los alumnos deben presentar ejemplos
de cómo las usarían en sus propias vidas. Se les enseña que las estrategias se
refuerzan entre sí y que cuanto más se practican más eficaces son. Este enfoque
se ha utilizado también para disminuir, por ejemplo, los prejuicios de género
en los patrones de contratación de profesionales en la Universidad de
Wisconsin, con resultados muy positivos.
Las organizaciones que obtienen buenos resultados
con este tipo de entrenamiento adoptan un enfoque similar al de Devine y además
procuran que tanto a nivel individual como organizacional se realice el
seguimiento y la reflexión sobre los progresos realizados y se identifique
dónde son necesarios mayores cambios.
III.- LOS ELEMENTOS DEL PROGRAMA FORMATIVO DEBEN CENTRARSE EN:
1.- Enfatizar que la persona “tiene el poder”
La formación debe ir dirigida a que los empleados
actúen para ser más conscientes de sus prejuicios. La idea es facilitarles los
medios para el cambio mientras se les cierra la vía de escape, esa voz interior
que nos dice que hemos nacido de esa forma y que no podemos hacer nada para
cambiar. Para ello existen diversas formas de hacerlo. Entre ellas destacan.
a).- Superar la negación. Aunque seamos conscientes de nuestros prejuicios con
frecuencia somos ignorantes de su extensión y consecuencias. La negación está
muy extendida pero si las personas no admiten la existencia de los prejuicios
no pueden hacer nada para evitarlos.
Uno de los argumentos más
frecuentes es que la formación tradicional se centra en casos extremos de abuso
y acoso, lo que da a los profesionales la excusa para decir: “Yo nunca haría eso”
y por tanto desinteresarse. Mientras es importante tratar los extremos la
formación debe enfocarse en los escenarios en los que los líderes y empleados
sutilmente excluyen a otros o valoran poco sus contribuciones, que constituyen
una de las formas más insidiosas de una conducta llena de prejuicios.
Microsoft en su formación sobre el tema incluye
vídeos que muestran diversos escenarios cotidianos en el entorno laboral. En
uno de ellos la única mujer en un equipo intenta exponer sus ideas y es
interrumpida continuamente hasta que otro miembro del equipo se da cuenta y le
pide que hable.
b).- Centrarse en el potencial de cambio. Los alumnos
deben aprender que mientras los prejuicios son frecuentes, no son aceptables y
se pueden evitar.
c).-
Facilitar ejemplos sobre cómo modificar los comportamientos. La formación en Microsoft incluye
en cada una de sus secciones una mejor práctica para superar los prejuicios,
tal como examinar nuestras creencias y presunciones. A los participantes se les
dice que la siguiente vez en que sean conscientes de que están haciendo un
juicio sobre los antecedentes de alguien cuestionarse si éstos pueden ser un
activo. Esta es una forma sencilla de reformular la forma de pensar en una
persona o en una situación. La formación también enseña a los profesionales que
pueden contrarrestar los prejuicios que
pueden surgir al contratar a alguien o al asignar un proyecto si identifican
los requisitos de un rol antes de evaluar a los candidatos potenciales.
d).-
Romper
estereotipos. Los estereotipos que tenemos sobre nosotros o sobre otros
influyen profundamente en nuestros comportamientos. Por ejemplo Cofman ha
encontrado que la falta de confianza en sus propios talentos lleva a que las
mujeres en campos considerados tradicionalmente como masculinos, como la
tecnología, se comporten de forma que compromete sus éxitos, tales como
sugiriendo menos ideas, particularmente cuando trabajan con hombres o no
buscando ocupar roles para los que si están cualificadas. El hecho de pedir a
los alumnos que presenten ejemplos que desafíen a los estereotipos puede
reducir los prejuicios.
2.- Generar empatía
Diversas investigaciones muestran que sentimos
menos empatía hacia las personas que parecen distintas a nosotros y como
resultado tendemos a tratarlas peor. Esta es la razón por la que conectar con
los demás a través de la empatía puede mejorar nuestras interacciones con otras
razas, géneros u otras diferencias.
Podemos nutrir la empatía:
a).- Ofrecer oportunidades para tomar la
perspectiva de otros. Muchos estudios han encontrado que naturalmente no nos
ponemos en el lugar de los demás, pero que si lo hacemos mostraremos un mayor
interés en el bienestar de los demás y mantendremos relaciones más positivas.
b).- Mantener discusiones en grupos pequeños. De esta
forma se facilita el que las personas conozcan las perspectivas y experiencias de los demás. Estas discusiones también se
pueden realizar de forma virtual, por ejemplo a través de foros con un
moderador para poder responder a preguntas y ofrecer los recursos.
3.- Fomentar las interacciones entre
personas de distintos grupos
Éstas son un
potente antídoto contra los prejuicios. Investigaciones muestran que las
personas de raza blanca tienen pocos encuentros interraciales experimentan
ansiedad al interactuar con personas de raza negra o tienden a evitarlas
totalmente. Pero establecer relaciones con miembros de otros grupos puede
ampliar nuestras redes sociales, disminuir nuestro estrés al juntarnos con
personas diferentes a nosotros y reducir nuestros prejuicios. Algunas formas
eficaces de lograrlo son:
a).- Ampliar nuestra red. Las sesiones de formación pueden server
para ayudar a que los profesionales conozcan a otros distintos a ellos, aunque
sea por vía virtual.
b).- Fomentar la curiosidad. El deseo
natural de adquirir nuevos conocimientos e información puede reducir los prejuicios
y los comportamientos discriminatorios. La curiosidad nos lleva a querer
conocer a nuestros compañeros mejor en lugar de hacer presunciones. La formación
puede ayudar al procurar que los alumnos trabajen juntos formando equipos.
c).- Incentivar
que los profesionales realicen un seguimiento y valoración de sus
interacciones. La formación debe promover el que las personas reflexionen sobre
cómo pasan tu tiempo en el trabajo y con quién, así como si al asignar trabajos
sus elecciones muestran algún prejuicio o con quiénes tienden a mantener
conversaciones espontáneas, por ejemplo.
4.- Fomentar las buenas prácticas y
el aprendizaje continuo.
Si los
líderes quieren que sus organizaciones sean más justas y diversas deben ayudar
a que sus profesionales implementen las lecciones aprendidas con la formación
para disminuir los prejuicios. Algunas medidas que pueden adoptar las personas
son:
a).- Comprometerse a mejorar. La formación debe ofrecer a los líderes y a los
empleados tiempo para que consideren reflexivamente sus motivaciones para
reducir sus prejuicios. Pueden, por ejemplo, ser el deseo de tener la
reputación de intentar siempre inclusivo o de atender mejor a unos clientes
diversos creando una fuerza laboral caracterizada también por su diversidad.
Independientemente de la meta el hecho de seleccionar una razón específica es
un primer paso para la mejora. Este compromiso es más fácil cuando los
participantes ven las evidencias de cómo los prejuicios inconscientes afectan a
su trabajo.
b).-
Encontrar un mentor y pedir feedback. Con frecuencia carecemos de una visión
clara de cuáles son nuestros prejuicios y de cómo afectan a los demás. Durante la
formación los alumnos pueden identificar a un mentor que puede observar su
comportamiento para detectar prejuicios o aconsejarles cómo solicitar feedback
de los demás. Los miembros del equipo pueden sentirse más cómodos si aportan
sus opiniones de forma anónima o pueden seleccionar a una persona para que
monitorice las reuniones para encontrar señales de prejuicios. Aceptar que
tenemos prejuicios no es fácil pero aprender del feedback es clave para ser más
inclusivos.
c).- Hacer un seguimiento de
las mejoras. Es crucial
que las personas se responsabilicen de que sus comportamientos cambien
verdaderamente a lo largo del tiempo.
5.- Establecer estrategias amplias
para alcanzar un mayor impacto
Cuando
las organizaciones asumen un amplio compromiso para promover la diversidad, la
justicia y la inclusión el de los profesionales se incrementa. Para lograrlo
deben:
a).- Construir las bases. El primer paso
consiste en recoger datos sobre la representación y dispersión de las personas
de distintos grupos en la organización, de las percepciones de los empleados
sobre la inclusión y sobre dónde pueden estar fallando los procesos
relacionados con la diversidad. Estos datos sugerirán cuáles son los temas
formativos que podrán tener un mayor impacto en los profesionales. Los líderes
pueden, también, establecer un comité para supervisar e informar de los progresos
en relación con las metas de inclusión, diversidad y justicia. Estas acciones
necesitarán contar con la financiación adecuada.
b).- Medir la efectividad de
la formación. Es muy
importante para mejorar ésta en el tiempo. Implica recoger datos sobre el
compromiso con la formación. Microsoft, por ejemplo, lo hace con la
cumplimentación de cuestionarios por parte de los participantes y estudiando
qué es lo que hace que los equipos, unidades y empleados consuman contenidos
formativos sobre el tema. También las organizaciones deben hacer un seguimiento
de los resultados que esperan conseguir y asegurarse que se han producido los
cambios deseados. En este sentido compañías como Microsoft o Corning publican los
datos demográficos de sus empleados en sus informes públicos anuales. Pedir que
los profesionales directamente afectados por los prejuicios compartan su
experiencias antes y después de la formación puede ayudar, asimismo, a los
líderes a comprobar si se han producido cambios significativos.
c).- Alentar a que los profesionales
tomen mejores decisiones. Después de la formación las organizaciones pueden
establecer medidas que animen a las personas a adoptar nuevas estrategias. Por ejemplo
a los encargados de la selección de los profesionales se les puede pedir que
reflexionen sobre los requisitos clave de un puesto antes de valorar a los
candidatos.
d).- Revisar y repensar las
políticas.