Deborah Grayson Riegel y Sophie Riegel en, “Go to help. 31 strategies to offer, ask for and accepthelp” presentan una serie de estrategias concretas para mejorar nuestra forma
de pedir y ofrecer ayuda. Cuando npos enfrentamos, como en la actualidad, a un
futuro incierto y en continuo cambio, hacerlo en solitario no es una opción.
Ofrecer , pedir y aceptar ayuda de los demás es vital para nuestra
supervivencia física y emocional.
Ronald A. Heifetz y Marty Linsky, profesores en
Harvard Business School, en su libro “Leadership on the line. Staying
alive through the dangers of change” identifican los desafíos adaptativos como
problemas, asuntos u oportunidades en las que nuestros conocimientos,
experiencias y habilidades no van a ser
útiles para manejarlas. No se pueden identificar claramente y todos nosotros
necesitamos aprender y experimentar cuál es nuestra vía hacia una solución que
todavía no existe, ya que requiere desarrollar nuevas herramientas, hábitos, creencias, valores, roles y relaciones. Y, todo este aprendizaje y
experimentación requiere pruebas y errores y mucha paciencia.
Los problemas técnicos
son más fáciles de identificar y reconocer, así como de seguramente saber los
pasos a dar para resolverlos o puede ser que conozcamos a alguien que sabe cómo hacerlo. Sus
soluciones son, con frecuencia, rápidas, directas y hasta sencillas. No
requieren cambios organizacionales ni emocionales grandes normalmente.
Frecuentemente nos
encontramos ante una combinación de los dos desafíos, como por ejemplo cuando
los niños tuvieron que aprender a asistir al colegio on line: por un lado se
enfrentaron a un reto técnico para saber cómo utilizar la tecnología necesaria
y por otro a un reto adaptativo para mantener la atención y el compromiso o cuando es
un desafío técnico el tomar medicinas para reducir la presión arterial, y
adaptativo el hacer dieta, reducir el
estrés o procurar dormir bien para mantenernos sanos.
Por tanto, cuando ofrecemos,
pedimos o aceptamos ayuda tenemos primero que reconocer dos cosas:
a).- Diferentes tipos
de desafíos requieren distintos tipos de ayuda.
b).- El proceso de
ofrecer, pedir o aceptar ayuda es más adaptativo que técnico.
Ofrecer ayuda es
complejo por numerosas razones. Para empezar podemos confundir retos técnicos
con adaptativos y podemos estar ofreciendo la ayuda equivocada. Asimismo va a
requerir cambios en las creencias,
valores, actitudes y roles. Esta situación la hemos podido experimentar al
pasar del rol de compañero a jefe, en la que podemos querer ayudar a nuestro
antiguo compañero pero nos sabemos cómo enfocar esta ayuda porque nos sentimos incómodos
todavía en nuestro nuevo rol.
Resulta complicado
ofrecer ayuda a personas que no pueden o quieren reconocer que tienen un
problema. En esta situación uno de los factores que intervienen es el conocido como de “aversión a la solución”,
según Troy Campbell y Aaron Kay, investigadores
de la Universidad de Duke: consiste en que cuando nos mostramos
escépticos o resistentes ante una solución tendemos a negar que el problema
existe. Por ejemplo, el caso de alguien que se niega a ir al médico, aunque
presente una patología clara, porque no
quiere tomar la medicación indicada para su dolencia.
Pedir ayuda, también
nos suele resultar difícil, ya que suele suponernos un reto adaptativo más que
técnico. Para empezar, puede ser complicado identificar cuál es el problema
primario y nos puede pasar que pidamos ayuda basándonos en lo que pensamos
necesitamos y no en lo que realmente necesitamos.
Otro factor que
interviene es que puede requerir un cambio de patrón mental o las creencias,
perspectivas y actitudes que determinan la forma en la que pensamos sobre lo
que está ocurriendo y sobre lo que debemos hacer. Lo que pensamos y lo que
hacemos tienen un enorme impacto en nuestra disposición para pedir ayuda. Por
ejemplo si tenemos un patrón mental rígido nos va a costar más que si es de
crecimiento.
Carol Dweck popularizó
la idea de los patrones mentales contrastando las diferentes creencia sobre el
origen de nuestras habilidades:
a).- Si el patrón es rígido tendemos a creer que
nuestras fortalezas y habilidades son innatas y que nuestro talento nos llevará
al éxito sin esfuerzo incluido. Nos medimos por nuestros fracasos y creemos que
somos buenos o malos en algo, por lo que pensamos que pedir ayuda no sirve para
nada.
b).- Si el patrón es de
crecimiento creemos que nuestros talentos y habilidades pueden crecer con el
tiempo, experiencia y esfuerzo. Los retos son una oportunidad de crecimiento y
mostramos resiliencia y perseverancia ante los errores y contratiempos,
sintiéndonos motivados a trabajar más duro.
Las personas con
patrones rígidos piensan: puedo o no puedo hacerlo. Las que tienen un patrón de
crecimiento piensan: puedo hacerlo o puedo
no hacerlo todavía.
Si no creemos que
tenemos la capacidad, habilidad y pot4encial para desarrollarnos y mejorar, no
pediremos ayuda. Por el contrario si creemos que podemos abrazar los retos y
dilemas como oportunidades de aprendizaje tenderemos a pedir la ayuda que
pensemos necesitamos para apoyar nuestro crecimiento.
Ayudar requiere un
enfoque adaptativo, por lo que la personas que necesita ayuda puede necesitar
experimentar con nuevos patrones mentales, comportamientos, hábitos y enfoques
para poder resolver su problema.
Como humanos tenemos la
tendencia natural ante un problema de intentar solucionarlo, por lo que al ver
a una persona con un problema intentamos arreglarlo. Pero la forma en la que lo
hacemos puede tener un impacto negativo en la persona a la que queremos ayudar
aunque nuestras intenciones sean buenas. Si alguien en nuestro trabajo o en
nuestra vida se enfrenta a un reto, dilema o problema y procuramos arreglarlo
cuando eso no es lo que quieren o necesitan, es fácil que la respuesta sea que
la persona receptora de la ayuda se sienta resentida, frustrada, insegura,
sobrepasada o algo peor. Además la relación puede experimentar una erosión en la
confianza y con el tiempo no va a acudir a nosotros cuando necesiten ayuda.
Debemos ser cautos a la
hora de ofrecer ayuda y tener en cuenta que ayudar nos proporciona una serie de
recompensas, como:
a).- Realizar actos
bondadosos y dar a los demás produce una
recompensa neuroquímica similar a una dosis de morfina.
b).- La serotonina se
libera cuando nos sentimos importantes y poderosos, como cuando dominamos a los
demás. Ayudar a alguien puede hacer que nos sintamos importantes.
El aspecto más negativo
de estas recompensas neuroquímicas es que experimentamos emociones positivas
independientemente de si la otra persona vive la experiencia como si les
estuviésemos ayudando. Registramos que estamos ayudando y que somos importantes
y poderosos basándonos en nuestras intenciones y acciones y no en el impacto de
esas acciones.
En este sentido hay que
pensar, también que:
1.- Nuestros egos se
sienten recompensados cuando combinamos nuestras fortalezas para ayudar con lo
que las personas necesitan realmente: “Fíjate lo mucho que los demás necesitan
que les ayude a tomar decisiones difíciles” (aunque no sea verdad).
2).- Evitamos la fatiga
de decisión cuando no tenemos que decidir cómo podemos ayudar a alguien: “me llamaste,
por lo que asumo que necesitas algún consejo ¿verdad?”.
3.- Experimentamos
menos carga emocional y cognitiva cuando solo ayudamos de una o dos formas: “Estoy
contento de ofrecerte feedback directo , pero si buscas empatía es mejor que
recurras a Ana”, por ejemplo.
Si queremos recibir
feedback sobre nuestros enfoques de ayuda, para que ésta sea verdaderamente
útil, podemos hacer las siguientes preguntas:
a).- ¿Qué es lo que
hecho o dicho en el pasado que te ha ayudado más?
b).- ¿ Qué es lo que
hecho o dicho en el pasado que no te ha ayudado?
c).- ¿Cómo puedo
ayudarte mejor en el futuro?
La mayor parte de las
personas no quieren que los demás leas solucionen sus problemas o les digan
cómo hacerlo, porque al hacerlo podemos estar robándoles su autonomía e
independencia. Puede llegar a crear una dependencia que les coarta su crecimiento,
aprendizaje y desarrollo y una interdependencia por la que el que ofrece la
ayuda necesita ser necesitado por el otro.
La mayor parte de las
personas somos autosuficientes por lo que debemos solucionar nuestros problemas
aunque esto implique que podemos cometer errores. Pero, en ocasiones el arreglar
un problema o decir cómo hacerlo puede ser la forma adecuada de ayudar.,
especialmente si el reto es técnico.
Las autoras sugieren
una serie de situaciones que pueden
indicar qué es necesario intervenir. Entre ellas:
1.- La otra persona
carece de los conocimientos o habilidades específicas.
2.- La otra persona no
necesita aprender cómo hacer algo y/o puede no necesitar hacerlo nunca más.
3.- Una decisión se
tiene que tomar inmediatamente.
4,. La otra persona no
cuenta con los recursos necesarios para hacerlo por su cuenta ( tiempo, dinero,
energía, capacidad emocional o cognitiva, etc).
5.- La tarea es
urgente.
6.- La tarea tiene un
riesgo económico, reputacional o de otro tipo.
7.- Existe una crisis o
queremos prevenirla.
8.- Existe una forma
correcta y una forma incorrecta de hacer las cosas.
A la hora de ayudar a los demás seguramente
necesitaremos desaprender algunos hábitos. Por ejemplo una política de puertas
abiertas puede no ser adecuada. Cuando decimos: “Llámame si necesitas algo”, “Estoy
aquí para ti” o “Mi puerta está siempre abierta”, pensamos que estamos
mostrando nuestra disponibilidad hacia los demás , pero lo que ocurre es que
estamos dejando demasiado campo para la interpretación de lo que realmente
estamos ofreciendo, demasiadas opciones y decisiones para que la otra personas
tome.
En otras ocasiones
cuando preguntamos cómo podemos ayudar, aunque queremos dar a la otra persona
la oportunidad de decirnos cómo les podemos ayudar mejor, lo hacemos porque no
queremos paralizarlos con opciones, pero puede ser que no sepan qué necesitan o
que opciones pueden tener. Al ofrecer ayuda debemos ser específicos para que la
persona no tenga que perderse pensando en qué opciones están disponibles.
Si queremos ofrecer
ayuda de forma específica podemos hacerlo a través de las siguientes preguntas
y comentarios:
a).- ¿Crees que hacer
una lista con los pros y contras puede
serte de utilidad ahora?
b).- “Llámame si quieres
que: te traiga comida , recoja a tus
hijos, charlemos un rato, etc, y , por favor no te sientas obligado a llamarme”.
c).- “Si te sientes
deprimido o preocupado ven a verme o llámame, sin preocuparte por la hora.”
d).- ¿Cómo te sentirías
si te escucho ahora mismo? o ¿Necesitas alguna otra cosa?