La segunda fuente que Herminia Ibarra recomienda , en su libro “Act like a leader, think like a leader”, que estamos comentando, para poder progresar en nuestra carrera profesional y convertirnos en líderes, tras redefinir nuestro trabajo es:
II.- AMPLIAR NUESTRAS CONEXIONES
INTERNAS Y EXTERNAS.
Tener una buena red de conexiones ayuda
para mantenerse informado, para aprender nuevas cosas, para potenciar la
innovación, para contar con una tabla de resonancia en la que comentar nuestras
ideas, para poder hacer las cosas con la colaboración de los demás en caso
necesario, etc,…
Al asumir responsabilidades de liderazgo
nuestra red de conexiones es una herramienta que nos va a permitir identificar
nuevas oportunidades estratégicas y para atraer a los mejores profesionales; es
el canal a través del cual podemos vender nuestras iniciativas a las personas de las que vamos a necesitar
su cooperación y en el que nos vamos a
apoyar para vencer a los escépticos con nuestras propuestas. En resumen
es una fuente crucial de visibilidad sobre nuestro trabajo.
Ibarra entre los factores principales que
actúan como principales determinantes en la química que puede surgir en una
relación profesional destaca la similitud. A esta tendencia que nos lleva a
preferir interactuar con personas que guardan similitudes con nosotros le llama
“el principio narcisista de la
formación de relaciones”. Actúa de forma que nos sentimos atraídos
espontáneamente hacia personas que son parecidas a nosotros en aspectos que son
relevantes para nosotros, creando las condiciones que incrementan la
probabilidad de que la relación se desarrolle. Este principio es especialmente
intenso en condiciones de amenaza o ambigüedad cuando buscamos seguridad y
certeza. Los psicólogos expertos en la evolución explican este instinto
primitivo en términos de nuestra necesidad prehistórica de determinar
rápidamente si un extraño es un potencial amigo o enemigo, ya que en esa época
los errores podían implicar la no supervivencia.
Sin un terreno común es más difícil relacionarnos con los demás. En la
vida dentro de las organizaciones nos encontramos, también, divididos en
diversas tribus ( profesionales que comparten la misma experiencia técnica,
jerga profesional, normas, antecedentes académicos,…). Nos lleva más tiempo y
esfuerzo llegar a conocer a los miembros de las distintas tribus lo que
nos conduce al segundo principio de la formación de relaciones: “el principio de la pereza”. Después de
la similitud, según diversas investigaciones, el determinante más importante
para que se produzca química en una relación es el de la proximidad física. No
somos sólo narcisistas, sino que también somos perezosos. Llegamos a conocer y
nos llegan a gustar las personas a las que podemos acceder con el mínimo
esfuerzo. Si consideramos una organización que tiene varias sedes veremos que
pocas relaciones sobreviven a la distancia y que las personas se suelen juntar
con las que están en la misma planta, departamento o equipo.
No podemos mantenernos actualizados y al
corriente de las últimas tendencias ni mucho menos liderarlas si nuestra red de
conexiones es un producto de estos dos principios. Los líderes eficaces
utilizan sus redes de relaciones para descubrir nuevas ideas, conectar a
personas de distintos mundos y tener acceso a perspectivas radicalmente
diferentes. Cuentan con conocidos a los que pueden recurrir para que les ayuden
a afrontar complicados problemas o como apoyo para sus iniciativas. Estos
líderes son conscientes de que el tiempo que emplean en crear y mantener sus
conexiones es una inversión para su liderazgo posterior. Ninguna persona puede
conocer todas las respuestas o saber cuáles son las preguntas correctas que
hacer, por lo que es crucial que el líder pueda contar con personas que cubran
todas sus debilidades.
Actuar como un líder consiste, pues, no
sólo en lo que haces sino en las compañías que mantienes. El líder tiene que
cultivar unas relaciones diversas y dinámicas que le ayuden a liderar los
cambios y a progresar profesionalmente. Las redes de relaciones se pueden
utilizar como herramientas esenciales de liderazgo para:
a).- Detectar tendencias y oportunidades.
b).- Construir lazos con líderes de
opinión en distintas áreas.
c).- Trabajar de forma colaborativa
rompiendo fronteras para crear valor.
d).- Evitar el pensamiento grupal.
e).- Generar ideas novedosas.
f).- Obtener oportunidades de desarrollo
de la carrera profesional.
Un problema que se plantea es que con frecuencia
se identifica el hacer “networking” con un intento insincero de manipular a los
demás, una forma de obtener favores de desconocidos. Tiziana Casciaro,Francesca Gino y Maryam Kouchaki, en este sentido, decidieron investigar sobre el
desagrado que sienten las personas hacia un “networking” instrumental que se
define como el intento de establecer conexiones para avanzar en la carrera
profesional en oposición a un “networking” más personal que es más espontáneo,
dirigido a construir conexiones con una finalidad amistosa y colaborativa. En
dos de sus estudios sólo el pensar en hacer “networking” instrumental hacia que
los participantes se sintieran sucios. En una tercera investigación en una de las
firmas de abogados más grandes de Estados Unidos pudieron comprobar que cuanto
más poder tenían los profesionales, menos reparos tenían en utilizar un
“networking” instrumental, porque los abogados “senior” pensaban que ofrecían
valor. Los profesionales en un nivel más bajo dudaban más de su posible contribución.
Al ir avanzando en las responsabilidades
de liderazgo, algunas personas aceptan el incremento de su dependencia en los
demás y buscan transformarla en influencia mutua. Otros, por el contrario,
menosprecian este trabajo por considerarlo político y terminan minando su
habilidad para avanzar en sus metas. La única forma de concebir el “networking”
de una forma más noble y atractiva es hacerlo y experimentar por nosotros
mismos su valor no sólo para nosotros, sino para nuestros equipos y
organizaciones,
Una falta de experiencia a la hora de
establecer relaciones lleva a cuestionarse si es un empleo legítimo del tiempo,
especialmente cuando éstas no están directamente relacionadas con la tarea que
se está realizando.
Trampas como estas favorecen el que los
profesionales sean más vulnerables para caer en los síndromes narcisistas y
perezosos que estrechan nuestros pensamientos y
limitan su capacidad de liderar. Entre las creencias que actúan como
barreras tenemos:
1.- Considerar que hacer “networking” no
es un trabajo verdadero.
2.- Pensar que implica la utilización de
las personas y no se siente como auténtico y sincero.
3.- Sus frutos se ven a largo plazo y
existen necesidades más urgentes.
4.- Pensar que las relaciones tienen que
surgir de forma espontánea.
Ibarra identifica tres tipos de redes:
OPERACIONAL
|
PERSONAL
|
ESTRATÉGICA
|
|
PROPÓSITO
|
Gestionar el trabajo diario
Conseguir que las cosas se hagan con eficiencia
|
Crecer personal y profesionalmente
Disfrute y desarrollo a nivel personal
|
Liderar
Entender el contexto y ver el futuro
Generar ideas estratégicas y conseguir apoyos para ellas
|
LOCALIZACIÓN Y DURACIÓN EN EL TIEMPO
|
Predominantemente interna
Enfoque a corto plazo
|
Fundamentalmente externa
Enfoque a medio y corto plazo
|
Tanto interna como externa
Enfoque en el medio y largo plazo
|
RELACIONES CLAVE
|
No discrecional
Los contactos clave están condicionados por la tarea y por la estructura
de la organización
|
Discrecional
Los contactos claves vienen motivados por los intereses actuales y las prioridades
inmediatas de desarrollo profesional
|
La relevancia estratégica es importante
Los contactos claves están definidos por el sector y el entorno
organizacional: personas y grupos que ayuden para ser competitivos en el
futuro
|
La ventaja estratégica de la red de
relaciones y por tanto la extensión con la que nos ayuda en las funciones de
liderazgo depende de tres factores, fundamentalmente:
a).- Su amplitud. Contar con relaciones
estrechas con un diverso rango de contactos. No limitados por la cercanía.
b).- Conectividad. Tener la capacidad de conseguir establecer enlaces
entre personas y grupos que no conectarían
de otra forma.
c).- Dinamismo. Tener a nuestra
disposición un conjunto dinámico de relaciones que van evolucionando a nuestro
ritmo.
La autora sugiere que si queremos contar
con una red de contactos que mire al futuro debemos analizar nuestras
relaciones débiles, esto es las personas y los grupos que actualmente se
encuentran en la periferia de nuestra red, aquellos a los que no vemos con
frecuencia ni conocemos bien. La
importancia que tienen no es la calidad de la relación que mantenemos, de
momento con ellos, pero el hecho de que no proceden de nuestro mundo actual, de
esta forma podremos conocer a expertos externos y obtener distintas
perspectivas.
También, debemos analizar las debilidades
de nuestra red, si queremos avanzar hacia el futuro y ver si mostramos alguna
de ellas, entre las que destacan:
1.- Nuestros contactos son muy homogéneos.
Todos son como yo.
2.- Nuestra red de contactos habla del
pasado no del futuro.
3.- Mis contactos son internos. Se conocen
todos entre sí.
4.- Mis contactos no me ven haciendo cosas
distintas.
Pensar como un líder comienza
actuando sobre nuestra red de contactos.
Para ello debemos aumentar nuestra visibilidad en distintos foros, cultivar una
mente que busque la conectividad, buscar espíritus afines en distintos ámbitos
fundamentalmente. Ibarra, en este sentido recomienda
una serie de pasos para expandir nuestra red:
a).- Buscar y dedicar tiempo a una
start-up.
b).-
Asistir a encuentros y conferencias a los que no hemos ido con
anterioridad. Procurar conocer al menos a tres personas nuevas y mantener el
contacto.
c).- Comenzar un grupo en LinkedIn o en
Facebook. Ser la persona que los conecta. Crear nuestras propias comunidades de
interés.
d).- Pedir a un millenial de nuestra
organización que nos muestre cómo utiliza las redes sociales.
e).- Ser docente en algún curso y aprender
de los estudiantes.
f).- Publicar un blog y averiguar quién lo
sigue.
g).- Realizar actividades
extracurriculares.
h).- Organizar actividades y participar
activamente en otras, como conferenciante o ponente.
i).- Utilizar a nuestros contactos
actuales para conocer a nuevas personas.