En
el boletín de Farnam Street correspondiente al 12 de noviembre, se plantean las razones por las que existen personas que son capaces de salir
adelante a pesar de derrotas aplastantes mientras otras simplemente deciden darse
por vencidas y abandonarse. También se cuestiona por qué la adversidad hace que
algunas personas y equipos se vuelvan más fuertes, mientras hace que otros se
tornen inefectivos.
Estas
preguntas son las que George Everly Jr, Douglas Strouse y Dennis Mc Cormack
exploran en su libro “Stronger: Develop the resilience you need to succeed”. Según ellos existen cinco
factores que intervienen en la resiliencia personal:
1.- Optimismo
activo. El
optimismo es más que una creencia, supone una obligación de cambio, es la
inclinación a seguir hacia delante cuando otros están retrocediendo. Es evitar
ser víctima y creer que podemos ser
agentes de cambio.
El
optimismo engendra autoconfianza que se consolida si está matizado por una
dosis de realismo. Las personas optimistas son consideradas más atractivas que
las pesimistas.
2.- Acción decidida.
El optimismo no
es suficiente, debe ir acompañado de una acción firme para poder garantizar la
recuperación. Debemos aprender a dejar atrás la comodidad del status quo y
tomar decisiones difíciles. Recordando las palabras de Mark Twain que mantenía
que si todo lo que hacemos es sentarnos en la ruta correcta y esperar que algo
pase, lo hará. Seremos atropellados o al menos perderemos una oportunidad. Pero ser decidido no es
fácil, pero al serlo nos diferenciaremos de los demás, normalmente de forma
positiva, y seremos beneficiarios del efecto “halo”: una consideración positiva
mantenida a los ojos de los demás.
3.- Actitud moral. Utilizar el honor, la integridad,
la lealtad y el comportamiento ético para guiar nuestras decisiones en
situaciones complicadas facilita la toma de decisiones. Simplemente hay que
hacer lo que es correcto y justo. Todas nuestras acciones traen consecuencias.
Hay que considerar no sólo las que nos afecten a nosotros sino a los
demás.
4.- Tenacidad
infatigable y determinación una vez que la decisión está tomada. La persistencia puede ser
omnipotente. Hay que ser persistente pero saber cuándo hay que abandonar.
5.- Apoyo
interpersonal. ¿A
quién tenemos detrás de nosotros? Tenemos que recordar que las personas no
debemos ser islas. Grandes fortalezas se pueden derivar del apoyo de otros.
Debemos procurar rodearnos de personas compasivas. Saber cuando tenemos que
recurrir a los demás es un signo de sabiduría. Pero este apoyo hay que ganarlo
y para ello debemos estar dispuestos a dar sin esperar nada a cambio. Es la
mejor inversión externa que podemos hacer.
La
resiliencia tiene un fondo biológico y psicológico y para poder desarrollarla
tenemos que conocernos a nosotros mismos.
Sun
Tzu escribió: ”Aquel que conoce al enemigo y a sí mismo nunca en cien batallas
estará en riesgo”.
Los
autores mencionados analizan en su libro cómo se puede vencer la indecisión e
incrementar la responsabilidad personal y para ello plantean que hay que tener
en cuenta los siguientes problemas:
a).-
Miedo paralizante al fracaso. Como solución proponen recordar el siguiente
principio de Nietzsche: “Aquello que no me mata me hace más fuerte”. Shane Parrish
defiende que :”Sólo porque hayamos perdido el camino no significa que estemos
perdidos para siempre. Al final no son los fallos los que nos definen sino
nuestra forma de responder a ellos”.
b).-
Miedo al ridículo por ser diferente. No nos gusta que se rían de nosotros. La
solución estaría en considerar que esto es un problema de ignorancia, ya que la
mayor parte de las personas ridiculizan aquello que no entienden.
c).-
Procrastinación. Esperar demasiado para actuar, por el deseo de esperar hasta
que tengamos la certeza absoluta. La solución que sugieren los autores es que
debemos comprender que casi todas las oportunidades vienen acompañadas de unos
límites temporales. Si esperamos al momento de certeza absoluta, la ventana de
oportunidad se irá empequeñeciendo, hasta que desaparece. Mark Twain decía que:”Pocas
veces era capaz de ver una oportunidad hasta que ésta había dejado de serlo”.
Si
procrastinamos porque pensamos que una tarea es enorme podemos utilizar la
técnica del “queso suizo” que recomienda Alan Lakein, experto en gestión del
tiempo en su libro “How to get control of your time and your life”, que
consiste en que en lugar de evitar una tarea porque consideramos que es
inabordable podemos descomponerla en partes más manejables e ir trabajando en
cada una de ellas secuencialmente.
d).-
Exceso de información, espectro demasiado amplio o escasez de tiempo. En estos
casos no hay que olvidar la regla del 80/20: el 80% de nuestros problemas
proceden de un 20% de fuentes potenciales. Por tanto, en lugar de contemplar
los problemas como algo universal y paralizante debemos centrarnos en la
minoría de fuentes que pueden originar la mayoría de las complicaciones y
luego, si lo consideramos adecuado, emplear los recursos en este 20%.
Otra
alternativa consiste en practicar la ley
de la simplicidad o de la “Navaja de Occam”, que nos dice que cuando nos
enfrentamos a distintos cursos de acción o conclusiones que compiten entre
ello, hay que elegir el que presente el menor número de presunciones.
Como
conclusión en el libro se propone que las 7 características de las personas
altamente resilientes son:
1.-
Optimismo.
2.-
Acción firme
3.-
Honestidad.
4.-
Tenacidad.
5.-
Conexión interpersonal.
6.-
Autocontrol.
7.-
Pensamiento innovador, no dogmático y tranquilo.
Son planteamientos muy interesantes y que pareciera elementales pero nos cuesta aceptarlos y aplicarlos como acciones , vale la pena recordarlos de vez en cuando .
ResponderEliminarMe gustó bastante el artículo. está documentado y trasmite el mensaje. Las referencias a Twain no tienen precio. Gracias!
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