Marcia
Reynolds en “Coach the
person not the problem. A guide to
using reflective inquiry”, que estamos
comentando,
plantea que existen cinco prácticas esenciales si queremos centrarnos en la
persona y no en el problema, si queremos que las sesiones de coaching tengan un
carácter transformacional y no transaccional. Éstas son:
I.-
FOCO EN LA PERSONA Y NO EN EL PROBLEMA
Muchas metodologías de resolución
de problemas y algunos modelos de coaching se centran en encontrar una solución
para un problema. Las sesiones de coaching comienzan normalmente con los
coachees describiendo un dilema al que se enfrentan o nombrando un tema que desean
discutir. Es un buen modo de empezar pero una vez que se han compartido las historias
y definido lo que consideran que es el problema no es acertado seguir enfocando
allí la conversación y en su lugar debe hacerlo en la persona para que ésta vea
como puede abordar la situación de forma diferente.
Tanto los coaches como los
coachees se sienten generalmente más cómodos centrarse en los problemas
externos. El coach puede hacer preguntas para ayudar a que el coachee analice
sus percepciones de la situación, incluyendo los factores que dificultan su
resolución del dilema o pedir que se centre en sus fortalezas para que les
ayuden puedan encontrar una solución.
Este enfoque es útil pero no es
suficiente ya que permiten que el coach evite cuestionar las creencias y
patrones de pensamiento del coachee lo que mantiene la conversación a unos niveles
cómodos pero prolonga la autonegación, especialmente n los casos de egos
fuertes.
Los coachees con años de
experiencia en sus roles prefieren recurrir a lo que ya saben, protegiendo sus
ideas en lugar de abrirse a otras
nuevas. Las personas inteligentes saben que su fortaleza radica en lo acertado
de sus pensamientos y creen realmente que sus racionalizaciones son verdades,
protegiendo sus opiniones como si fuesen hechos sólidos y probados.
Para estar abierto al aprendizaje
el coachee debe experimentar un momento de incertidumbre. La duda hace que las
personas reflexionen sobre sus creencias
y motivaciones. No podemos evitar causar malestar con nuestras observaciones y
preguntas si queremos que las personas vean el mundo que les rodea de forma más
abierta. Cuando el coach logra que el coachee sea consciente de sus prejuicios
y bloqueos en lugar de centrarse en los problemas y opciones, éste
experimentará un cierto grado de incomodidad antes de que el descubrimiento de
una posible solución surja. La ansiedad o la vergüenza es con frecuencia el resultado
de la conciencia de que han estado evitando la verdad que tenían delante todo
el tiempo. Esta tensión implica que las sesiones de coaching están funcionando
ya que se han centrado en identificar las creencias que están detrás de
opiniones y acciones y en los valores en conflicto que están causando
disonancia y confusión.
Reynolds sugiere las siguientes
recomendaciones para pasar el foco del problema
a la persona:
1.-
Fijar las expectativas de las sesiones de coaching. Éstas deben ser
similares para las dos partes. El coach debe informar al coachee que no va a
ser su consejero, sino su compañero de reflexión para intentar sortear lo que
le está generando incertidumbre en relación con su manejo de una situación o
para decidir qué pasos seguir.
2.-
Mantener la confianza en las competencias del coachee. El coach debe
estar convencido del potencial del coachee para resolver el problema ya que su
labor consiste en ayudar a las personas a ver un camino hacia delante que por
sí mismos no podrían ver, recordando que a pesar del ansia de aconsejar tienen
que creer que sus coachees son creativos y tienen recursos para salir adelante.
Éstos cuando perciben que el coach cree en sus competencias y que el coach va a ayudarles a encontrar las mejores respuestas
se mostrarán más dispuestos a aceptar la incomodidad y vulnerabilidad de
admitir sus temores y prejuicios.
3.-
Elegir bien el momento para pasar de aclarar cuál es el problema a centrarnos
en la persona. Una
vez que el coach ha aclarado cuál puede ser el posible resultado deseado de la
sesión de coaching puede pasar a intentar descubrir qué opciones son posibles,
lo que han hecho hasta el momento y lo que han considerado hacer pero no han
hecho. Con frecuencia explorar lo que no han hecho puede revelar cuál es la
fuente de sus vacilaciones. Normalmente las personas necesitan ampliar sus
perspectivas limitantes de lo que es correcto e incorrecto y sobre aquello que
puede estar dirigiendo su comportamiento en función de lo que los demás esperan
de ellas o de sus juicios. Necesitan desvelar cómo el temor ante un posible fracaso o un distorsionado sentido
de obligación están limitando su perspectiva. Pueden necesitar, también, incrementar
su confianza para hacer lo que ya han decidido hacer y si están dispuestas a
explorar lo qué personalmente deben resolver el coach puede cambiar el foco del
problema a la persona y así ésta podrá darse cuenta de que sin distracciones
mentales puede saber qué es lo correcto y lo que debe hacer.
II.-
REPRODUCCIÓN ACTIVA
Rememorar las palabras y
expresiones del coachee y luego realizar preguntas que surjan de la curiosidad del
coach provoca auto - reflexión, ya que las afirmaciones y preguntas facilitan
un recuerdo no sólo de sus comportamientos sino de las creencias, miedos, desilusiones,
traiciones, conflictos de valores y deseos que incitan sus acciones. Dos
habilidades son importantes en esta etapa: sintetizar los puntos clave que ha
dicho el coachee y detectar sus cambios emocionales sin interpretar su
significado.
1.-
Sintetizar los puntos clave que ha dicho el coachee
Tiene un gran impacto ya que
cuando las personas escuchan sus propias palabras repetidas ven cómo sus ideas
y creencias están delante de ellas para su examen y pueden reflexionar sobre
ellas y analizar si hay puntos ciegos o ver si existen inexactitudes o
equivocaciones en una creencia. Para hacerlo correctamente hay que:
a).-
Recapitular. Una
de las frases favoritas de la autora es: “Así que me estás diciendo que ….”,
para luego volver a exponer la situación o el problema y los factores claves
que el coachee dice que le dificultan actuar. El coachee se mostrará de acuerdo
o corregirá la percepción del coach sin hacer ninguna pregunta.
Al recapitular debemos utilizar
las palabras que ha empleado el coachee incluyendo las emociones que utilizan
para poner de manifiesto sus deseos y enfados. No hay que analizar el
significado porque al hacerlo se pueden perder puntos clave.
Es muy útil para mantener el foco
en poner en orden las percepciones del coachee sobre la situación más allá de
la historia original y también descubrir lo que es más importante para él.
b).-
Parafrasear. Ayuda
al coachee a confirmar el significado de sus palabras y emociones. Volvemos a
exponer lo que hemos oído de forma ligeramente diferente para ayudar al coachee
a que explore y afloren sus creencias. Se puede considerar como una oferta que
es aceptada o no y en caso de no hacerlo el coachee normalmente ofrecerá una
aclaración alternativa. Una forma de hacerlo es utilizando una metáforapara
dibujar una imagen de lo que el coachee está diciendo en un contexto distinto,
conectado por el significado.
c).-
Encapsular.
En ocasiones se pueden capturar los elementos principales de una historia con
pocas palabras, utilizando una frase o hasta una sola palabra para nombrar la experiencia
del coachee. Ésta práctica se puede
realizar principalmente de las siguientes formas:
- Etiquetar. Implica poner un título a la historia que cuenta el coachee. Pueden ser algunas de las palabras utilizadas en el relato, como “Es el gran desconocido” o “Sin confianza” o emplear una metáfora breve como “parece que te estás ahogando” o “suena como si estuvieses empujando hacia arriba una roca grande por una colina”. Si el coachee está de acuerdo sin pedir ninguna explicación el coach puede continuar preguntando: ¿Qué piensas que esta imagen significa para lograr lo que dijiste que querías conseguir de esta sesión?
- Ir al fondo de lo expresado para aislar las necesidades que deben resolverse para conseguir el resultado deseado, así como para discernir las consecuencias más probables e improbables de asumir riesgos. Por ejemplo: “en el fondo quieres encontrar un nuevo trabajo pero existen tres factores que pueden hacer que hacerlo sea más complicado en este momento”. Desde esta perspectiva el coachee podrá examinar y detectar qué es lo que está evitando que actúe ahora. Al resumir de forma concisa los comentarios del coachee éste puede valorar la posibilidad de que la pérdida que teme se produzca y pensar en lo que pueden hacer si se confirman sus temores. El coach puede preguntar posteriormente: ¿Qué harías si no tuvieses que preocuparte por nada, si no existiesen inconvenientes? Esta pregunta sirve no solo para que aclaren lo que realmente quieren hacer sino, también, debilitar el impacto de sus temores.
- Establecer distinciones para formular mejor los deseos y las necesidades que se quieren resolver. Por ejemplo en el caso del caso de una persona que quiera aceptar un nuevo trabajo pero no quiera alterar las rutinas familiares el coach puede preguntar si: ¿están tus dos necesidades en conflicto o puedes conseguir solucionarlas? Al establecer distinciones el coachee puede ver dónde se encuentra atascado. Las distinciones sirven para aclarar lo que el coachee siente y piensa y cristaliza las necesidades que deben resolverse para poder seguir adelante.
2.-
Detectar los cambios emocionales sin interpretar su significado
Las personas no siempre dicen la
verdad, aunque esto no quiere decir que intencionadamente mientan o retengan
información. Con frecuencia no saben articular lo que están sintiendo y sus
causas. Pueden sentirse incómodas al compartir sus opiniones si no saben cómo
va a reaccionar el coach. Pero las emociones, vacilaciones o exageraciones
pueden revelar lo que el coachee debe resolver antes de que decidan qué hacer
después y el coach debe compartir lo observado con el coachee. Para ello Reynolds
propone las siguientes recomendaciones:
a).-Poner de manifiesto los
cambios percibidos en la postura, tono de voz, expresión facial y respiración
del coachee. El coach puede decir, por ejemplo: “He notado que….”, o “Me da la impresión que…..” o he “Escuchado
que…..”, ofreciendo estas reflexiones sin ninguna pretensión de que sean
correctas y posteriormente hacer una pausa para que el coachee procese la
información. Esperar su respuesta o preguntarle qué piensan que puede
significar esa señal emocional. Si no está seguro el coach puede ofrecer una
posible fuente de la emoción basándose en lo que el coachee le ha contado
previamente. Si identifican un origen distinto del propuesto por el coach lo
manifestarán lo que ofrecerá una idea de las emociones que no podían ver antes.
Si dudan Ron Carucci sugiere utilizar afirmaciones como por ejemplo: “Dime cómo
puedo interpretar tu silencio”, “Parece que lo que te he dicho te ha hecho
pensar en algo distinto y me gustaría que lo compartieses conmigo” No hay que
presionar si el coachee no está dispuesto a hablar sobre cómo se siente.
b).- Ser receptivo a las
experiencias del coachee independientemente de lo que digan y expresen. El
coachee debe sentir que no se le va a juzgar para poder expresarse libremente,
debe contar con un espacio seguro en el que puedan mostrarse tristes, enfadados
o dolidos sin intentar hacer que se sientan mejor.
Entender el origen de sus
emociones debilita su impacto en su pensamiento y están en mejor disposición
para reconocer lo que es posible o lo que deben hacer.
c).- Mostrar curiosidad sobre lo
que sentimos para evitar pasar de la empatía hacia la simpatía o el riesgo de
hacer nuestras sus emociones