Cass R. Sustein y Reid Hastie en su libro “Getting beyond groupthink to make groups smarter”, que estamos comentando, en su análisis de los errores en los que caen los grupos tras el fenómeno que llaman de las “cascadas” y que se producen cuando las personas influyen tanto sobre las demás que éstas últimas ignoran sus conocimientos individuales y se apoyan en los juicios establecidos públicamente por las primeras, destacan otros dos fallos:
1.-POLARIZACIÓN. Consiste en que los
miembros de un grupo de deliberación terminan adoptando una versión más extrema
de la posición a la que tendían antes de que ésta comenzase. Los estudios que
han estudiado los efectos de la deliberación en comportamientos de riesgo han
encontrado que las personas con la inclinación natural a asumir riesgos se
vuelven todavía más osados después de deliberar unos con otros, mientras que si
los miembros del grupo muestran una tendencia inicialmente hacia la cautela,
ésta se potenciará.
Este fenómeno se produce por tres razones principales:
b).- Las personas quieren ser consideradas de forma favorable por los otros
miembros del grupo. Una vez que escuchan las posturas de otros miembros tienden a ajustar sus posiciones al menos ligeramente para que se adapte a la
predominante en el grupo, especialmente si es la mantenida por el líder del
mismo.
c).- Es una razón más sutil y se fundamenta en las estrechas relaciones
entre tres factores: autoconfianza, extremismos y corroboración. Cuando a las
personas les falta confianza en sí mismas suelen adoptar una postura moderada
con respecto a sus ideas, ya que piensan que éstas pueden ser erróneas. Al ir
ganando confianza suelen ir extremando sus creencias, ya que el factor
moderador que existía previamente: su propia incertidumbre sobre si estaban en
la línea correcta, se ha eliminado. Con respecto a la polarización grupal el
punto central es que la conformidad con los demás tiende a incrementar su
confianza y a través de esa ruta su extremismo.
Es por esta razón, en parte, por lo que las personas que piensan de la
misma forma, una vez que han deliberado entre sí, reafirman sus ideas y se
vuelven más extremistas. En muchos
contextos las opiniones de las personas se tornan extremas simplemente
porque se han visto corroboradas y
porque aumenta su confianza al comprobar que otros comparten sus ideas. De esta
forma los grupos pueden cometer enormes equivocaciones y terminan sintiéndose
decepcionados y sorprendidos porque la dinámica que se había producido en el
grupo había conseguido aumentar su confianza en sus convicciones.
El fenómeno de la polarización se produce y se incrementa fundamentalmente
cuando las personas tienen el sentimiento de identidad compartida y pertenecen
a grupos o clubes muy cohesionados. No es sorprendente que las opiniones de los
miembros externos al grupo no se consideren o se piense que son irrelevantes o
incorrectas.
2.- “PERFILES OCULTOS”. El último error común en
el que incurren los grupos puede ser el más interesante de analizar. Supongamos
que los miembros de un grupo poseen gran cantidad de información, la adecuada
para que produzca el resultado correcto si esa información aflora y se agrega
de forma apropiada, pero es frecuente que surja el problema en los grupos de su desempeño inadecuado si
enfatizan la información compartida por el mayor número de sus componentes
despreciando la que ofrecen uno o pocos miembros. A este fenómeno se le conoce
como de “perfiles ocultos”. Éstos serían
a su vez un producto del “efecto conocimiento común”, por el cual la
información que presentan todos o la mayoría de los miembros tienen más
influencia en los juicios y decisiones del grupo que la que ofrecen sólo pocos
miembros. La explicación más sencilla de este efecto es que a nivel estadístico
el conocimiento común se va a comunicar con más probabilidad al grupo y como
resultado va a ser procesado, comprendido e interiorizado por los miembros
individuales. Otra razón que no podemos olvidar es el papel que juegan las
influencias sociales.
Garold Stasser y William Titus que han dirigido numerosos experimentos
sobre este tema concluyen que: “las decisiones en grupo y sus preferencias
reflejan las preferencias iniciales del grupo aunque si se hubiese compartido
información que ha quedado oculta se habrían producido cambios substanciales de
opinión que habrían ocasionado un resultado distinto.
Las discusiones dentro del grupo no van a producir que esta información
aflore, ya que , por el contrario su efecto más llamativo es que los miembros
se van a centrar en incrementar y reforzar la relativa a la idea más popular
dentro del grupo. La conclusión más preocupante de este fenómeno es que cuando
información clave no es compartida los grupos van a elegir, con más frecuencia,
una opción de calidad inferior después
de deliberar que la que hubiesen seleccionado
a nivel individual antes de que se produjese la deliberación en grupo.
Como es de esperar al incrementar el tamaño del grupo éste se centra más en
la información compartida. Por esta razón los grupos pueden ir mal aunque
parezca que son bastante numerosos y bien informados por esta razón, lo que
supone un problema real en relación con la sabiduría de las masas.
Investigaciones sobre este fenómeno ponen de manifiesto que otra de sus
causas radica en el hecho de que los miembros del grupo y especialmente los que
tienen un estatus más bajo dentro del mismo, se sienten nerviosos ante la
posibilidad de exponer información de la que carecen la mayor parte de los
miembros y se callan. Reaccionan de esta manera en parte por la dificultad que
sienten para establecer la credibilidad y relevancia de la información que
poseen y en parte porque piensan que se arriesgan a encontrarse con la
desaprobación del grupo si plantean una línea argumental que otros pueden
rechazar. La consecuencia, como venimos observando, es que muchos grupos no
obtienen toda la información que necesitan y cometen errores. Los miembros del
grupo suelen subestimar el desempeño y las opiniones de los que tienen menos
estatus y sobreestiman el desempeño de los
de más alto estatus a los que conceden un grado de deferencia que no se
justifica por la realidad.
Aquellos miembros que comentan la información compartida tienden a obtener
una agradable recompensa social: después de que un miembro del grupo menciona
la información compartida otros miembros del mismo terminan considerando que
éste es más competente y agradable. Parece ser que una característica del ser
humano es que respetemos y nos gusten más aquellas personas que nos cuentan
algo que ya sabemos. En las discusiones cara a cara o en intercambios escritos
las personas conceden mayores
puntuaciones (en términos de conocimiento, competencia y credibilidad) a sí
mismas y a las demás después de recibir información que ya conocen. Dentro de
los grupos aquellos que rechazan el aparente consenso arriesgan su propia
reputación y ponen en peligro su propia auto-imagen.
Los autores sugieren, para evitar este fenómeno, que si queremos plantear
algo diferente comencemos por decir algo a los demás que ya conozcan y pasemos
luego a comentar algo que no conozcan.
Si queremos reducir estos fallos que hemos comentado los líderes pueden
utilizar los siguientes enfoques:
1.- Adoptar una actitud abierta y proactiva hacia la indagación para
dedicar tiempo a preguntar qué información no ha sido expuesta y puede tener
importancia. Aunque el tiempo sea escaso realizar reuniones breves en las que
el líder pide que aflore la información son de mucha utilidad. También pueden
procurar que no apoyar una idea con
fuerza desde el principio para facilitar el que se presenten otras
informaciones.
2.- Primar el pensamiento crítico. En los Estados Unidos las organizaciones
que tienen más éxito se caracterizan por tener comités de dirección muy reñidos
ya que sus miembros consideran que disentir es una obligación.
Si un grupo fomenta el que se expongan todas las informaciones, aunque
éstas se opongan a las inclinaciones del mismo, el silencio autoimpuesto de
muchos de sus miembros se reduciría de forma significativa y las deliberaciones
se beneficiarán como resultado. La implantación de buenas normas sociales y una
buena cultura pueden contribuir, también, a reducir los efectos negativos de
las presiones sociales. El liderazgo juega un papel muy importante en el
establecimiento de normas que ayuden, por ejemplo la actitud abierta a las
opiniones desagradables puede ser mostrada por medio de recompensas.
3.- Recompensar los éxitos de los grupos. Las personas con frecuencia
guardan silencio porque sólo van a obtener beneficios marginales por sus
aportaciones, lo cual lleva a la pregunta de:¿Cuál sería el desempeño del grupo
si los individuos que lo componen fuesen recompensados no su respuesta fuese
correcta sino la de la mayoría del grupo lo fuese?
En esta situación la polarización, las cascadas y los “perfiles ocultos” se
reducirían ya que si las personas son recompensadas cuando su grupo tiene razón
estarán más dispuestas a revelar lo que saben, aunque no coincida con la
opinión “oficial”.
4.- Asignar roles. Si un grupo quiere obtener toda la información de
interés sobre un tema que poseen todos sus miembros éstos deben identificar y
saber, antes del inicio de las deliberaciones, que los distintos miembros
tienen diferentes y relevante información con la que van a contribuir en
función de sus conocimientos y experiencia. Por ejemplo uno de los miembros
puede tener experiencia médica, otro ser abogado, otro estadístico,…. De esta
forma se mitigan muchos de los errores al ser aceptadas y respetadas las opiniones de todos los miembros al ser
considerados expertos en sus ámbitos.
5.- Reconocer que las perspectivas y los roles de las distintas personas
importan y requieren un respeto y atención individualizada.
6.- Cambiar la perspectiva. Cuando un grupo parece que sigue un camino que
no le está conduciendo a ninguna parte es una idea excelente que se pregunte:
“¿Si incorporásemos un nuevo líder qué haría? Sirve para mirar las cosas desde
la distancia adoptando una perspectiva distinta.
7.- Designar “abogados del diablo”. Si los “perfiles ocultos” y el silencio
autoimpuesto son fuentes de los errores en los grupos una táctica que podemos
utilizar para reducirles consiste en pedir a algunos miembros del grupo que
actúen como “abogados del diablo” adoptando de forma deliberada una postura
contraria a la inclinación del grupo.
Algunos líderes que obtienen muy
buenos resultados defienden la importancia de escuchar a estos “abogados del
diablo” para obtener perspectivas distintas no a través de procesos formales
sino indicando su conformidad con posturas distintas y hasta incompatibles.
Por su naturaleza aquellos que desempeñan este papel evitan los efectos
negativos que la presión social produce cuando alguien rechaza la opinión
dominante en un grupo, ya que se les ha asignado ese rol específico.
El problema que han
puesto de manifiesto diversas investigaciones sobre su papel en grupos pequeños
es que su influencia sobre el desempeño de éstos puede no ser muy grande debido
a que sus miembros consideren que es artificial y un juego y que por tanto los
argumentos que plantean no se pueden tomar en serio. Al no disentir
espontáneamente e interpretar un rol que le han asignado el “abogado del
diablo” puede que no defienda las ideas que desafían al consenso con la
suficiente energía pues puede pensar que tiene poco que ganar al ir contra la
opinión dominante.
Si queremos que sea
eficaz el “abogado del diablo” tiene que estar convencido realmente de las
ideas que le toca defender. Considerando todas estas evidencias los autores
proponen a los grupos que estimulen las disensiones reales, por ejemplo
asignando roles a expertos que representan distintas perspectivas del
conocimiento, antes que designar a miembros que disientan de manera formal y artificial.
Otro método,
relacionado con la designación de “abogados del diablo” pero más eficaz, según
investigaciones recientes, consiste en la creación de un subgrupo al que se le
asigna la tarea de criticar o derrotar
los planes iniciales para ejecutar una tarea. Existen dos tipos que se basan
en:
a).- Adoptar el rol de
adversarios e intentar derrotar al grupo inicial en una misión.
b).- Construir una
argumentación sólida contra una propuesta o plan.
8.- Utilizar el método
Delphi. Es útil porque evita las influencias sociales al preguntar a los
miembros del grupo su opinión de forma anónima e independiente antes de
comenzar una deliberación con lo que las opiniones de todos están a disposición
del grupo.