Nigel Nicholson en el boletín de London Business School Review del pasado 10 de octubre analiza las costumbres y la cultura de las tribus nómadas de Mongolia Occidental y plantea una serie de lecciones que podemos aprender de ellas para el buen funcionamiento de las organizaciones.
Los nómadas se enfrentan a condiciones muy duras durante
los inviernos pero cada miembro de la tribu sabe que es su responsabilidad
trabajar duro para afrontar las penalidades. Son conocidos por la caza con águilas doradas domesticadas
pero su ocupación fundamental es ser pastores.
Las estaciones gobiernan su forma de vida y aunque el
invierno es muy duro consideran que es la época en la que se sienten más en casa,
ya que es cuando se sienten más integrados con los demás y miembros de una
comunidad al tener que estar, debido a las muy bajas temperaturas, encerrados
en sus yurtas. La época más dura creen que es la que corresponde a las
transiciones entre estaciones, especialmente de otoño a invierno y de éste a la
primavera pues es cuando tienen que migrar a las distintas zonas de pasto con
sus posesiones y animales soportando condiciones metereológicas adversas, que
pueden incluir violentas tormentas o inundaciones.
La forma de gobierno que mantiene a los nómadas unidos es
la de un liderazgo muy compartido entre hombres y mujeres. Todos saben lo que
hacen y lo que tienen que hacer sin que se les tenga que pedir que lo hagan.
Colaboran entre sí intensamente y suelen buscar momentos en los que expresar la
intimidad entre ellos. Los hombres jóvenes juegan a pelear entre sí y se apoyan
unos contra otros en la hierba cuando
están descansando. Abrazan, juegan y enseñan a sus niños. El patriarca del clan
es una figura digna, benigna y que no
suele interferir en las vidas de los demás. Todos trabajan duro.
Nicholson plantea una serie de reflexiones sobre el
paralelismo que se puede encontrar entre su forma de vida y la manera en la que
el mundo de las empresa organiza su trabajo:
1.- Los ciclos económicos recuerdan a las estaciones y sin
embargo no estamos dispuestos a responder como los nómadas: estar preparados
para soportar los tiempos duros sin que nos entre el pánico y sin quejarnos.
2.- Como en el caso de los nómadas nuestras principales
dificultades surgen en las épocas de transición: las organizaciones pueden
sufrir muchas “fracturas” cuando crecen rápidamente (primavera) o cuando se
enfrentan a un revés repentino (invierno). Hablamos constantemente de que vivimos
en tiempos de cambios constantes pero parece que estamos muy mal preparados
para afrontar hasta los cambios predecibles en las estaciones del clima
empresarial.
3.- Muchas de las métricas e incentivos que utilizamos
parece que están dirigidos a separarnos unos de otros con lo que perdemos el
sentido de los valores y del propósito comun y la oportunidad de disfrutar de
aquello que nos une en nuestra comunidad.
4.- El diseño de las organizaciones, la división del
trabajo y los modelos de liderazgo están, con frecuencia, basados en la
necesidad imperiosa de control. Los directivos pierden la confianza en sí
mismos como líderes porque se les pide que ejecuten la estrategia pero que no
contribuyan a ella. El resultado son fuerzas laborales que no se comprometen.
5.- Sentimos pavor ante la posibilidad del fracaso y
tratamos de protegernos a través del ejercicio de la autoridad y la
intolerancia ante los errores, así como utilizando sistemas de gestión del
desempeño que minan la confianza, la confianza y la iniciativa.
Sería absurdo creer que podemos regresar a entornos donde
los retos sean recurrentes y básicos ya que vivimos en un mundo VUCA ( volatil,
incierto, complejo y ambiguo), pero el estudio de distintas culturas nos sirve
para intentar reconciliar la naturaleza humana con los desafíos del entorno.
El autor sugiere que el mundo empresarial puede aprender
de los nómadas cómo han sido capaces de crear un sistema social potente que les
mantiene fuertes y unidos, así como mostrando una gran adaptabilidad ante las
situaciones duras y un espíritu de intensa cooperación. Para enfrentarnos a
nuestro mundo VUCA, por el contrario, hemos desarrollado una ilusión
multifacética de control que juega con todas nuestras ansiedades. Se basa en la
creencia de la supremacía de los procesos racionales en los que las emociones y
la imaginación son fuentes de distorsión. Estamos obsesionados con sentirnos
bien con nocotros mismos y en no perder el control, por lo que pueda que éste
pueda ser el momento para cuestionar nuestras creencias y explorar nuevas
formas de organizarnos teniendo en mente las virtudes y los valores esenciales.
Cuando los nómadas dibujan mapas estos muestran tres cualidades cardinales:
claridad, propósito y agilidad, tal vez podamos seamos capaces de redescubrir
un propósito común y compartido si removemos las barreras que dificultan que
confiemos en nosotros mismos y en los demás.
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