V.-
EN GRUPO LAS PERSONAS EXPERIMENTAN UNA REGRESIÓN
El espíritu de un grupo
es algo a lo que es difícil resistirse y muchas veces las personas modifican su
comportamiento tras pasar a pertenecer a alguno. Los grupos pueden convertirse
en equipos si todos sus miembros colaboran para alcanzar un objetivo común o en bandas donde las
personas pierden su perspectiva y
valores individuales y actúan como nunca habrían actuado por su cuenta.
La característica más evidente de un grupo es que puede anular a sus integrantes y con ello también a su
responsabilidad individual. Las personas pueden esconderse en grupos para
permitirse un mal comportamiento.
La regresión es un
mecanismo de defensa que nos permite regresar a un momento anterior de nuestra
vida y a un comportamiento más primitivo. Surge en respuesta a algún
sentimiento o situación que la persona quiere evitar conocer. Puede darse de
forma natural como parte de nuestro desarrollo cuando estamos creciendo.
En el mundo laboral las
organizaciones no son lugares muy seguros y esto provoca la regresión de sus profesionales.
Cuando alguien necesita la clase de seguridad que promete un grupo, ya sea por
motivos personales o porque una organización parece peligrosa, intentará
encajar y a veces puede que lo haga sacrificando sus opiniones y valores
personales. Experimentará una regresión al mimetizarse, perdiendo su voz
individual y adoptando a cambio la del grupo. En virtud de esta sumisión los
grupos son carne de cañón para que abusadores, narcisistas y tiranos campen a
sus anchas utilizando su carisma y su poder de persuasión para intimidar e
imponer la aceptación de sus puntos de vista. Nadie quiere ser el receptor de
su ataque y arriesgarse a ser expulsado del grupo. Por esta razón, también, los
demás miembros del grupo presionan para garantizar que éste siga unido y
compacto.
Cuando un grupo se hace
fuerte en una organización puede formar una banda y escinden las partes de sí
mismos que consideran inaceptables, las proyectan en otro grupo y terminan
creando una mentalidad de “nosotros contra ellos”. Por ejemplo la razón por la
que algunos inmigrantes recurren a la creación de una banda es aliviar el
estrés, la impotencia y el sufrimiento que les genera la sensación de exclusión
del resto de la sociedad. Sienten que se les ha estereotipado y como respuesta
ellos estereotipan a los demás. Las bandas pueden formarse por género, raza,
nacionalidad, edad o estatus socioeconómico, ya que cada grupo intenta
mantenerse alejado de la parte escindida incorporada por el otro grupo.
Las propias
organizaciones pueden convertirse en las peores bandas en las que toda la
subcultura que rige fuera de la cultura general experimenta una regresión,
superada por una arrogancia, ambición y orgullo desenfrenados, como ocurrió por
ejemplo con Enron que creyó que podía implantar sus propias reglas y
actuar por encima de la ley.
Si no se aprecia a los
profesionales de una organización por quienes realmente son y si el mensaje que
reciben es el de que deben conformarse, adaptarse, aprobar y apoyar a la
compañía a toda costa, toda la organización caerá en un estado de regresión.
El líder consciente
debe evitar la aparición de bandas creando equipos que colaboren entre sí de
forma respetuosa y productiva.
VI.-
TODO EL MUNDO TIENE IDEAS PRECONCEBIDAS DE LOS DEMÁS QUE EN SU MAYORÍA SON
INCONSCIENTES
Las personas pueden
tener pensamientos o sentimientos que no son ciertos, amables o justos. Ser
conscientes de nuestro nivel interno de prejuicios y de la manera que
estereotipamos y clasificamos a los demás y hacer consciente la raíz de las
actitudes nos ayudará a ser mejores líderes. Los prejuicios y la discriminación
que nacen del miedo y la ignorancia y se apoyan en la falta de amabilidad y la
irresponsabilidad pueden causar mucho dolor y sufrimiento. Es parte del trabajo
de todo líder responsable asumir cuando cae en ideas preconcebidas sobre los
demás y preguntarse qué hace cotidianamente que pueda ser una forma de tratar a
los demás no por lo que son, sino por su prejuicio sobre lo que son. Un
comentario espontáneo, un guiño o un tono puede decir mucho sobre quién es
aceptado, a quién se ve con condescendencia, a quién se tolera o quién nos
complace, siendo la raíz de esas conductas un prejuicio inconsciente que el
líder debe procurar a hacer consciente y neutralizarlo.
VII.-
LA DISCORDIA, LA IRA Y EL AUTORITARISMO SON FUERZAS EN CUYO DOMINIO DEBE
ESFORZARSE EL LÍDER O ELLAS LE DOMINARÁN
El conflicto y la
discordia en sí no son un problema ya que por ejemplo el conflicto intelectual
suele conducir a ideas creativas e inspirados descubrimientos y nos permite
avanzar, lo que sí termina generando un problema es nuestra reticencia a
abordar el conflicto de forma constructiva y respetuosa.
La ira (no la
agresividad) es una emoción cuyo propósito es avisarnos de que algo no va bien
en nuestro mundo. Puede servir incluso como señal de peligro o amenaza y puede
ser una forma racional de responder para protegernos a nosotros y a los demás.
Es natural sentir ira cuando nos enfrentamos al engaño, al abandono o a la
muerte. Además de ser una emoción es también una energía que necesita ser
reconocida y generar algún tipo de respuesta, aunque sea la pasividad. Es una
fuerza que no desaparece por si sola ya que tiene que transformarse en otra
cosa. Se presenta en un amplio abanico de niveles, desde una leve irritación
hasta la furia más desatada. Si la respuesta a la ira es la agresión puede
ocasionar daños irreparables.
En el entorno laboral
puede surgir por múltiples motivos: diferencias de personalidad, desacuerdos,
trastornos mentales, estrés circunstancias personales o percepción de que somos víctimas de alguna injusticia,
principalmente. En las organizaciones la ira que proviene de las altas esferas
es la de mayor impacto y puede generar una cultura de ira y miedo.
La autora recomienda
que ante la ira no actuemos con:
a).- Negación. No
reconocer que la estamos experimentando.
b).- Desplazamiento.
Muchas personas caen en el error de creer que descargar su ira es sano, por lo
que eligen objetivos más seguros e inocentes para arremeter contra ellos.
c).- Ataque indirecto.
No abordar directamente una situación y actuar de forma indirecta contra la
persona que sentimos nos ha dañado o defraudado.
d).- Autoinculpación.
e).- Autosabotaje,
aunque parezca la única solución cuando estamos enfadado con alguien que tiene
poder sobre nosotros.
Otras respuestas
frecuentes son la enfermedad y caer en estados de ansiedad.
Estas conductas
son intentos pasivos para evitar sentir ira y son solo una parte de
posibles respuestas ante la ira. En el extremo opuesto se encuentran los
comportamientos agresivos. El objetivo debe ser un término medio: la aserción
que es una expresión positiva de la ira. Es una forma de comunicación para
reconocer la ira y consiste en no sofocarla, pero tampoco descargarla, sino en
liberarse del deseo de agredir a la otra persona y de buscar soluciones. Los
pasos a seguir serían:
1.- Reconocer la ira.
2.- Preguntarnos qué es
lo que nos intenta decir sobre lo que va mal en nuestro mundo.
3.- Revisar nuestros
conflictos y pensar con sinceridad sobre lo que nos enfada. Analizar el
presente y ver qué podemos estar malinterpretando o exagerando y revisar el
pasado y valorar qué ira o conflictos no resueltos pueden estar interfiriendo.
4.- Concretar qué es lo
que nos está enfadando de la situación que estamos viviendo y en las personas
involucradas y su intervención intencionada o no.
5.- Pensar en el
problema y en sus posibles consecuencias y si es recomendable actuar de
inmediato o demorar la respuesta.
6.- Ser realista y
procurar no avivar nuestra ira con ideas de venganza.
7.- Si decidimos que la
confrontación es la vía de actuación adecuada pensar en las veces en las que en
el pasado hemos gestionado nuestra ira de manera más positiva y hemos logrado
el resultado deseado. Probablemente en esos casos nos sentíamos seguros de
nuestros puntos de vista, estábamos tranquilos y comunicamos bien nuestros
argumentos sin herir ni humillar a nadie. Debemos, posteriormente, analizar
cómo podemos conseguir actuar de esa misma manera, mejorando nuestras
probabilidades de lograr nuestros objetivos.
La ira y el poder
guardan una importante relación para los líderes. Si éstos se enfadan por algo
y no son conscientes de ese vínculo ira-poder su enfado puede convertirse
fácilmente en una forma de manipulación y control. El liderazgo conlleva la
responsabilidad de comprender y de ser conscientes de nuestro propio poder y de
cómo lo perciben los demás para ser capaces de emplearlos sabiamente, sin
propósitos inconscientes, sin ira y con compasión. Para ejercer un liderazgo
consciente es necesario que el líder reconozca su coeficiente de poder y de
ira, reconociendo que la gestión basada en el miedo y la humillación destruye
la capacidad de los profesionales de trabajar con entusiasmo y creatividad e
imposibilita que exista verdadera lealtad y compromiso.
VIII.-
EL CAMBIO ES UNA CONSTANTE EN CUALQUIER ENTORNO LABORAL
Ante el cambio nuestra
respuesta más natural es la del miedo y la reticencia, ya que representa lo
desconocido y extraño y conlleva la posibilidad de que salgamos perjudicados,
pero la realidad demuestra que también puede ser positivo.
Harry Levinson decía
que “Todo cambio supone una pérdida y toda pérdida debe tener un duelo”. Si no
nos permitimos o nos permiten lamentar lo ocurrido como corresponde se pone en
peligro el cambio. Si un líder se adelanta a los acontecimientos y pretende una
adhesión incondicional e inmediata al cambio surgirá la resistencia dentro de
la organización.
Es necesario que el
líder comience por comprender cuál es su percepción del cambio para poder
tratarlo adecuadamente de cara a sus profesionales y ser capaz de reconocer que
todo cambio viene acompañado de una pérdida y no minimizar lo que éstos puedan
sentir ante él y ante la forma en que puede llegar a afectar sus vidas,
concediendo el tiempo adecuado para el duelo. De esta forma conseguirá llevar a
cabo la transición al cambio.
El liderazgo a través
del cambio no significa tener que ser adivino, sino saber guiar a los
colaboradores, comunicándoles cuál es el plan y ayudándoles a mantener el
rumbo.
IX.-
UNA MALA HIGIENE MENTAL DESTRUYE LAS IDEAS, LA PRODUCTIVIDAD Y LA CREATIVIDAD
Vivir correctamente y
de forma consciente requiere un esfuerzo. No es algo que ocurra por sí solo de
modo natural, porque la vida está llena de dificultades y distracciones.
Tenemos que estar dispuestos a cuidar de nosotros mismos y a dejar un espacio
para los demás y para sus opiniones. Debemos aprender a respetarnos a nosotros
mismos y a aquellos que nos rodean en la vida personal y profesional y esto lo
conseguiremos aplicando una buena higiene mental.
El mantenimiento diario
implica el recordar diariamente, con sinceridad, quiénes somos y el pensar en cómo los distintos principios,
anteriormente mencionados intervienen en nuestra historia, no olvidando que:
1.- Tenemos una mente
inconsciente con sus propios objetivos y motivaciones que afectan nuestra capacidad
de ser racionales.
2.- Tenemos un talón de
Aquiles que el autoengaño tratará de impedir que descubramos.
3.- Todas las personas
no pueden ser como nosotros, por lo que no podemos pretender ser el estándar.
4.- Nuestra
organización y el papel que desempeñamos en ella puede hacer que resurjan
conflictos.
5.- Las personas
experimentamos una regresión estando en grupos.
6.- Todos tenemos
prejuicios y estereotipos sobre los demás.
7.- El conflicto, la
ira y el poder son importantes fuerzas influyentes en nuestra vida que podemos
utilizar de forma positiva o negativa.
8.- Los cambios
necesitan un periodo de duelo previo para poder convertirse en oportunidades.
9.- Todos los días
debemos empezar de cero y prepararnos.